viernes, 25 de febrero de 2011

¿De dónde sale la potencia de fuego?

T-55 abandonado en Bengasi
Mientras el NYT se congratula porque ya hay periodistas sobre el terreno libio (¡albricias! ¡casi una semana después!), la realidad es que estos periodistas llegan a sitios que ya no tienen ningún interés informátivo, mientras la línea de frente se ha desplazado a otra parte.

Mientras el régimen de Gadafi parece que únicamente controla Trípoli, parte del golfo de Sirte y zonas aledañas, el aeropuerto internacional de la capital sigue abierto y los extranjeros residentes saliendo del país. No parece un escenario de desmoronamiento, aunque lo que está seguro es que, cuando caiga la capital, no habrá ningún periodista dentro. Es la tónica de este conflicto. Los aviones salen llenos, pero llegan vacíos.

De esta manera, nos tenemos que conformar con las imágenes de la más rancia propaganda, como la serie de fotos distribuidas por Associated Press desde Bengazi, segunda ciudad del país. Ahí ya no queda nada, y las ráfagas de metralleta al aire que dicen escuchar periodistas bien podrían ser vítores de celebración, a la manera tradicional en los países árabes. Entre tanta propaganda destaca una foto del desastrado paseo marítimo de la ciudad -construido por los italianos hace ochenta años, y se nota- donde se ve una pequeñisima concentración de personas (es una ciudad de medio millón de habitantes) y, en un edificio, la bandera de la Libia pre-Gadafi, seguramente guardada para la ocasión.

Al parecer, esto es una multitud en Bengasi
Suena como cuando tiraron abajo la estatua de Sadam Hussein en Bagdag, donde para dar un poco de decorado cogieron a unos cuantos paisanos para que ambientasen la desoladora escena. Y de tanques también sabe Bengasi: en la imagen se puede ver un vetustísimo T-55 abandonado y colonizado con pintadas y gestos de paz. El tanque no parece haber sufrido ningún ataque violento: ahí está en su sitio el foco soviético de la torreta, los inconfundibles depósitos sobre las cadenas y la impresión de que no ha sido reformado desde que se compró, allá por los setenta: ni unas placas de blindaje, ni nada.

Abandonado. Es muy plausible que una parte del ejército, ante la coyuntura de disparar al pueblo, renegase y abandonase las armas, pero también es posible que lo hayan hecho al encontrarse ante una potencia de fuego superior. Con ese blindaje del T-55, de hace cuatro décadas, poco se puede hacer contra un buen cohete antitanques, que es un arma individual y de fácil manejo. No se está viendo ninguna imagen de armamento destruido, que daría muchas pistas sobre el tipo de munición empleado. No se está viendo nada, y perdonan que insista en esto. Sólo se está viendo propaganda. Ahora que hay periodistas en Bengazi, seguimos sin ver ni una imagen del aeropuerto destruido en los enfrentamientos.

Y, sin embargo, los rebeldes siguen avanzando. No se sabe nada de ellos, ni quien los organiza, ni si han pedido ayuda internacional, ni con equipo cuentan. Y están arrinconando a las fuerzas de Gadafi que, por muchas desafecciones que haya sufrido, todavía conservará algún mando en tropa, ya que no lo tiene en plaza.

BMP de transporte de tropas capturado sin signos de combate
Parte de la construcción de las leyendas románticas de las revoluciones pasa por decir que los rebeldes, siempre opuestos a un tirano y ellos mismos buenos, consiguen la victoria de manera autónoma y guiados por sus altos ideales de libertad y justicia. Así pasó en la toma de Kabul por parte de los fieles del caudillo que resistía a los talibanes ("La Alianza del Norte", qué bonito) que, tras una década aguantando a duras penas, fue pasar el 11-S y tomar Kabul y derrocar a ese régimen medieval en unos semanas.

Como demostró Bob Woodward en un magnífico libro, esa toma de Kabul no hubiese sido posible sin el concurso del suministro de armas rusas efectuado por Putin a petición de EE.UU: les dio simplemente 40 carros de combate de desguace soviéticos y tomaron la capital. Eso, y técnicos especialistas, personal de fuerzas secretas y asesores tácticos. Ese material iba camuflado y parecían despojos dejados por los soviéticos durante su ocupación (1979-1988), para así dar la imagen rebelde. Se supo después, claro. Por un periodista.

EE.UU no podía poner un equivalente de ese material y esas tropas de improviso en medio de Asia, y recurrió a sus aliados, aunque fuesen coyunturales. En un hipotético paralelismo con la situación Libia, tampoco podría hacerlo, porque las décadas de propaganda antiimperialista inventada han hecho mella, no tanto entra la población civil que sabe cúal es la única esperanza tras cuarenta años de dictadura, sino entre las élites que gobiernan el resto de las cleptocracias árabes: cuando las barbas de tu vecino veas quemar...


Camión con mortero múltiple. Caja de madera.
 De ahí que las operaciones secretas, la ayuda militar bajo la manta y todo ese tipo de cosas siempre se tenga que hacer de manera muy sutil. Y mejor sin testigos. Es más: para la batalla final de Trípoli, y mira que han tenido oportunidad de llegar (o quedarse) no habrá ni un testigo de confianza que lo cuente.

A mí me parece muy bien que los rebeldes -en breve libertadores- avancen a tan buen ritmo -hoy está cayendo Misurata-, pero me gustaría saber con qué potencia de fuego cuentan. A tenor de las imágenes, se pueden permitir dejar atrás carros de combate en funcionamiento, ir con camiones de caja de madera y tirar para adelante.

Sin aviones operativos -un clásico en estas dos últimas décadas, gozar de la supremacía aérea- y con los periodistas afectos -todos- deglutiendo a grandes bocados la propaganda, sólo queda esperar las siguientes buenas nuevas que seguro vendrán. A lo mejor dentro de algunos años sabemos algo de lo realmente está pasando.
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En este interesante informe de la Fundación Alternativas, vinculada al PSOE y sin embargo con muy buenos análisis, se ofrece un dato que debería llevar a: 1) tirarse de los pelos 2) acabar con este sistema injusto de Universidad pública cuasi-gratuita como prolongación de la enseñanza media.

Cada año cuestan al contribuyente 2960 millones de euros todos aquellos estudiantes que asoman el hocico en una carrera, no les gusta y se cambian a otra. Si pagasen íntegramente la matrícula de lo que cuesta realmente esa formación no lo harían con esa facilidad. La semigratuidad produce monstruos.

jueves, 24 de febrero de 2011

No falla: siempre es la primera víctima

Un SA-2 de la edad de Santiago Carrillo
Jo, tanto twitter, tanto Internet, tantas redes sociales que impulsan las revueltas, tanto que si estamos todos conectados, que si no hay espacios de impunidad, la sociedad global y que ya nada puede ser secreto, y resulta que vuelve a haber otra guerra -y lo de Libia lo es- y volvemos a estar en las mismas.

En uno de los tópicos más manoseados que existen se afirma que la primera víctima de una guerra es la verdad. Seguramente el que ya ha perdido a un hijo o un ser querido en la revuelta libia opinará diferente, e incluso se pueden hacer matices a esta especie de refrán de Sancho Panza -como que en una guerra la primera victoria es de la propaganda, quizás el envés más apropiado-, pero no deja de ser una constatación incontrovertible una y otra vez que hay ocasión de aplicarlo.

Deténganse un momento y sean sinceros consigo mismos: ¿están bien informados sobre los acontecimientos de Libia? No mientan, que se pilla fácil. Verán, a pesar de ser un país que está a 200 kms. de las costas de Europa, durante los primeros y cruciales días de la revuelta no había ni un periodista digno de tal nombre en el terreno. No ya el impresentable panorama de la prensa española -El País facturaba crónicas desde Rabat, que ni siquiera tiene frontera con Libia, El Mundo ha enviado al lastimoso y escasamente sagaz Espinosa, a ver si lo secuestran por tercera o cuarta vez-, es que la internacional ha ido pareja.

Así se planta el abono para la buena e intensa propaganda. Fíjense qué paradoja: a pesar de estar el país vetado para los medios de comunicación -y no sólo los periodistas, porque parece que nadie haya sacado más que fotos borrosas y dudosos vídeos-, la buena recua de occidentales presentes se vuelven a casa sin dar mayor testimonio que el trato de la embajada o cochambres del género. Como lo ven: la era del grabador-reproductor portátil y no tenemos ni una imagen, ni nada.

Eso sí, ya nos han informado (¿de dónde viene eso?) que Gadafi se ha traído mercenarios africanos que luchan por su causa porque el ejército le ha traicionado. Suena todo muy Mad Max. Primero, ¿cómo han llegado? Que yo sepa Libia no tiene aviones de transporte para traerse un ejército de mercenarios de la noche a la mañana. Quizás han llegado atravesando el Sáhara con camellos...en fin: todos los medios han reproducido esto, seguramente cautivados por la poderosa imagen del líder demente combatiendo a su pueblo no con parte de este pueblo, sino con extranjeros. Cambien lo de "mercenarios africanos" por Brigadas Internacionales, Rusia, el Corpo Truppe Voluntarie o la Legión Cóndor, y verán como la propaganda es inmortal y eterna en cualquier conflicto.

De entre toda esta montaña de basura se pueden ir rescatando cositas que dejan en muy mal lugar el periodismo y el análisis de la gente que trabaja en medios. En el caso español, donde el puesto de opinionista está ocupado en su gran mayoría por gente que con Franco ya tenía mayoría de edad y que ahora jalean las revueltas contra el dictador -igual que hicieron ellos cuando pudieron, salta a la vista-, hemos visto resurgir la figura del egiptólogo -inenarrable lo de Angels Barceló en Egipto deseando una revolución y, especialmente, estar presente cuando ocurriese: no lo consiguió por días- y ahora la del libianista, si es posible que exista algo así. Ahora les ha dado por hablar de tribus y de facciones, que queda muy bien para la realidad africana construida bajo el tópico del periodista poco capacitado.

En fin. Hay que aferrarse a lo poquito que se ha podido ir rescantando por ahí. Primero, los dos cazas F-1 huidos a Malta. Los pilotos dijeron que piden asilo porque les ordenaron atacar a las multitudes. Es un poco triste que Libia, que cuando hacía falta era presentado como un potencia militar (¿se acuerdan el carguero pirata norcoreano interceptado en el Indico allá por 2002, cargado de misiles para Libia, y que tuvo que continuar su travesía tras el acto de piratería marítima del buque militar español que lo interceptó?), tenga todavía en servicio este avión de combate francés -prácticamente el último que exportaron con éxito-, monoreactor y de escasa operatividad, como demuestra el hecho de que también esté presente en nuestras fuerzas aéreas. De las 72 unidades adquiridas creo que se han perdido un tercio por accidente.

Más tristeza da una imagen como la de arriba, con un paisano celebrando la toma de una base militar abandonada donde luce un SA-2 de los años sesenta, un auténtico superventas de la exportación militar soviética: aparatoso y poco efectivo, daba sin embargo la imagen de misilazo por su agresiva estética y por haber derribado al U-2 hallá por 1962. La imagen es de ayer, y hoy la publican una buena manada de medios, porque así de patética es la cobertura informativa. Un par de días antes Associated Press también distribuyó unas imágenes de la toma de una base militar que, por su imprecisión, bien podría haber sido en cualquier otro país árabe.

Más interés tiene este vídeo, en teoría proporcionado por un dentista libio desde Trípoli. Se identifican hasta tres helicópteros volando en línea, una formación muy poco habitual para este tipo de aparatos. Y encima no son helicópteros cualquiera: son Chinook, fácilmente reconocibles por su doble hélice. Aunque el ejército libio tiene este aparato en su arsenal, son ejemplares muy antiguos comprados en su día a EE.UU, que estuvieron sin volar muchos años por falta de repuestos -las cosas del embargo, siempre que no tengas un Oliver North y un Iran-Contra de tu parte-, y que en su día se intentaron remozar con piezas traídas desde Italia.

Conociendo el estado de las fuerzas armadas libias, es muy extraño ver volando a tres en formación. Es un helicóptero de transporte de tropas, y no faltará el que vea aquí la prueba ineludible de que es así como están llegando los mercenarios a Trípoli, pero también  pueden ser otra cosa. Aunque el vídeo, como suele pasar siempre en estos casos, es de bajísima calidad y apenas si se puede percibir nada, una cosa evidente es que viajan sin ningún tipo de identificación y, lo que es peor, con el color de las fuerzas especiales que no son libias, por decirlo de una manera educada y fina. Fíjense en que ni siquiera tienen el camuflaje del desierto, porque hace falta ser zopenco para dejar un helicóptero de gris o negro en un país que es amarillo.

Peor aún es la noticia de que el aeropuerto de Bengasi, la segunda mayor ciudad libia, "ha sido destruido en choques entre manifestantes y el Ejército libio".  ¿Cómo? ¿Van a luchar al aeropuerto? ¿quedaron adrede ahí, como los pandilleros en descampados? ¿Y este queda destruido? Vamos a ver, y dando por supuesto que el aeropuerto está destruido (¿va a ir alguien a corroborarlo? ¡el periodismo en tiempos de twitter, señores!), que es ya es mucho suponer, ¿quien lo ha hecho?

Verán, en las actuales doctrinas militares, la destrucción de los aeropuertos es una operación básica, primaria y vital. De hecho, se han inventado múltiples armas para lograr esto: las famosas bombas de racimo que tanto molestan a Carme Chacón se inventaron precisamente para esto; el Tornado, uno de los primeros aviones a reacción con capacidad de cazabombardero a baja altura y buenas prestaciones en cotas altas -no un culo pesado como el A-10 o el Su-25-, llegó a tener una versión específica para ataques a pista de aterrizaje; ¿Por qué? Destruye el aeropuerto y tendrás los aviones inutilizados. Destruye el aeropuerto y cortarás la vía de suministros rápidos e inmediatos.

¿Por que debería haber destruido la fuerza áerea libia un aeropuerto suyo? ¿Temían que los rebeldes -"los manifestantes", según El País- cogiesen alguno de los escasos aparatos para ir a atacar la mismísima Trípoli? Aquí hay dos opciones: el aeropuerto lo ha destruido alguien para evitar la llegada de esos fantasmagóricos mercenarios como refuerzo en una zona que se perdía (¡con que capacidad y precisión, señores!), o bien lo han destruido los propios libios fieles a Gadafi para evitar precisamente la llegada de fuerzas y suministros a los rebeldes. Por parte de quien ya es otra cuestión. Lo que está descartado es que se haya destruido por casualidad.

En África existen los ejércitos de mercenarios. Lo saben bien en Guinea Ecuatorial, donde gobierna a la manera de Gadafi ese amigo de José Bono llamado Teodoro Obiang. Hallá por 2003, en pleno delirio del aznarismo, se desarticuló un golpe de estado donde uno de los cabecillas del ejército mercenario que volaba desde Zimbabwe hasta Fernando Poo era uno de los hijos de la gran Dama de Hierro. Seguro que buscando por Internet recuerdan la historia.

La historia se desarticuló, pero sepan que -¡oh, casualidades!- el buque Patiño y la fragata Canarias de nuestra Armada tenía previsto estar de visita de cortesía en la ex-colonia por las fechas del golpe. De cortesía de la buena, porque había embarcado para la ocasión a 2.000 soldados, por si fuesen requeridos, queseyo, para estabilizar alguna situación peligrosa sobrevenida de improviso, eh, siempre de improviso. Por cierto, a estos soldados jamás se les dijo a dónde se dirigian. Como la chapuza cayó antes de arribar a destino, se volvieron y todo quedó, gracias al silencio complaciente de los medios, en agua de borrajas. Esta vez no hubo un Moratinos que fuese a 59 segundos a, un poco caliente, desvelar secretos de la diplomacia española en tiempos de Aznar. Tampoco parece que los medios que atesoran wikileaks nos quieran iluminar un poco sobre esto, aunque sí sobre el botox de Gadafi.

En fin, ahí les dejo esos datos. Yo, en una guerra, no me creo nada, y menos si no hay periodistas -ya ni siquiera los pido independientes, simplemente pido imágenes sobre el terreno- de por medio. A 200 kms. de Europa y como si estuviesen en Marte. Menudos tiempos que nos ha tocado vivir. Y hasta que dure esto de Internet relativamente libre, que ya se sabe que lleva a revueltas y cambios de poder: unos deseados, otros no tanto.
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De la especial habilidad del alcalde de Oviedo para la broma gruesa ya se dejó constancia hace mucho tiempo. En contra de cualquier sentido común, sigue erre que erre.
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Dos promociones enteras de la Universidad local. Dos.
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La España profunda. Lo que se infiere de la noticia es que la dejaron morir de hambre mientras vivían con ella, porque en este caso -al revés de otros similares- no la metieron en un gallinero. También había un chaval de 14 años y un bebé. Al parecer, nadie vio ni comentó nada, como es costumbre.
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Fernando Vallespín hizo una obra impresionante con treinta y muy pocos, probablemente sin rival en España. Consiguió su cátedra también muy joven. Desde entonces, muy poquita cosa. Últimamente lo están fogueando como intelectual orgánico asociado al PSOE: columna en El País, intervenciones tediosas, pelín pedantes y completamente intranscentes en Hora25. Se esperaba más de él, la verdad.

Lo que tiene nombre es esta columna en El País. Mira, si no tienes nada que poner, o no deseas tu "cargo", dilo, pero no te humilles de esta manera. Ni a tí ni a tus improbables lectores. O dedícate directamente a humorista, algo con lo que llevas tiempo flirteando.

miércoles, 23 de febrero de 2011

Mi amigo Gadafi

Alianza de civilizaciones
Parece que el mundo está redescubriendo en estos días a Gadafi. 41 años en el poder y ha tenido que emplearse a sangre y fuego contra sus levantiscos esclavos para que se digan ayes variados y entremezclados.

Todo comienza con wikileaks. Aunque la propaganda oficial insiste en vender la idea de que las actuales revueltas en los países del norte de África se iniciarion cuando un vendedor de fruta tunecino se inmoló en protesta por la brutalidad policial, lo cierto es que han sido las revelaciones de los cables diplomáticos estadounidenses lo que ha inflamado los ánimos.

Los cables, que nos llegan filtrados, masticaditos y con su carga explosiva mojada, vienen a decir que todos esos países ribereños del Mediterráneo son cleptocracias establecidas en torno al núcleo familiar del dictador a cargo. Así pasó con Ben-Alí, del que hace poco hemos visto imágenes de su falsa biblioteca para ocultar fajos-ladrillo de billetes a los que ni siquiera había quitado el folio de clasificación del banco central de Túnez. Con la posibilidad de que sea propaganda, no deja de ser muy verosímil.

Después le tocó a Hosni Mubarak, dictador de Egipto desde hace treinta años y con muy buenas relaciones con Occidente. Se habla de fortunas de 10.000 millones de dólares que, y ya que está de moda haber hecho desaparecer la hectárea (ahora se dice directamente "x campos de fútbol"), se la convierto en aplicaciones prácticas: una nueva terminal T-4 de Barajas. En manos de una persona cuyo mayor mérito era haber sido el segundo de Sadat cuando fue asesinado en 1981 por los acuerdos de Camp David, otro de esos grandes logros de la presidencia del denostado Jimmy Carter.

Ah, y también haber reprimido el islamismo en los noventa. De hecho, un comentario muy habitual del que ha ido a disfrutar de los encantos turísticos de Egipto es destacar la presencia de controles militares fuertemente armados en todas las esquinas. También podían haber servido para otra cosa, pero dadas las características de Egipto -ahí no hace falta twitter para comunicarse-, donde el 98% de la población vive hacinada en la estrecha franja del Nilo, casi se puede considerar una revolución incruenta por lo que hubiese podido pasar. A ver en qué deriva, eso sí.

A la espera de lo que pueda pasar en Marruecos -fue una de las primeras cleptocracias señaladas en wikileaks, gracias a que El País fue uno de los diarios agraciados en el sorteo de los cables y por su vecindad con el diario independiente de la mañana-, país del que siempre nos han dicho que era una bendición que tuviese la monarquía alauita y no fuese una república árabe, a pesar de haber sido nuestra bestia negra durante más de setenta años, donde están Ceuta y Melilla y los de la Marcha Verde. Por aquí no parece importarle a nadie.

Una cumbre muy reciente del G-8
Sea como fuere, o lo que tenga que pasar, actualmente todo está centrado en Libia. Es lo que pasa con las revueltas-dominó. Parece que primero uno, después otro y ahora este, a ver cúal viene después. Eso sí, no todos juntos que entonces a lo mejor si que tenemos un problema de verdad. El país más rico de África por renta per cápita, que podría ser una especie de Kuwait del Mare Nostrum, es una sórdida dictadura de un loco peligroso, como ha demostrado en múltiples ocasiones.

En los años setenta la URSS le facilitó aviones que daba muy escasamente: MIG-25, un interceptor diseñado contra aviones-espía y que todavía tiene varios récords de aviación -también lo tiene Argelia-, y Tupolev-22, un bombardero estratégico. Como lo oyen. Pagaba el petróleo, ese ingrediente básico para que países del Tercer Mundo tengan bisutería militar de ese brillo y fulgor. ¿Por qué? En teoría porque Libia es un país muy extenso -y en verdad lo es, pero sólo tiene interés la franja costera- y en realidad porque los juguetitos se envíaban en versiones-beta sin todas las características. Eso sí, fardaban mogollón.

Como Gadafi es un loco y siempre lo ha sido, utilizó los Tupolev (¿para que tienes un bombardero estratégico si no lo utilizas?) para atacar la capital de Chad, probablemente el único objetivo susceptible de ser alcanzado por bombas en este otro inmenso y desértico país. Las razones se han perdido -probablemente porque pasaban del panislamismo de Gadafi en los setenta y principios de los ochenta, en vez de rendir pleitesía-, en uno de los sucesos más gañanes de la Guerra Fría: países del Tercer Mundo guerreando con armas que no le eran propias por motivos aún más futiles. No se les olvide que Cuba envió tropas regulares a Angola y el cuerno de África por esos años.

Con el cambio a los ochenta Gadafi vio una nueva luz: el terrorismo internacional. Un repaso a las pelis de Hollywood de los ochenta y verán que aparece en muchas de ellas. También Jomeini, aunque no Sadam Hussein. Por entonces era de los buenos, como los talibanes afganos, aunque fuese exactamente el mismo que vimos ejecutado en 2006 en un cutre vídeo casero entre jaleos de la plebe. Gadafi no: era malo malísimo y hacía todo lo posible por ganarse su reputación.

Además de volar dos aviones por los aires -incluyendo el famoso de Lockerbie en 1988, una cosa que no se olvida en Escocia y donde duele sobremanera que el condenado fuese repatriado a Libia hace tres años por un cáncer de próstata mortal y esté todavía danzando por ahí- y, atención que todavía no se ha recordado por aquí, estar detrás del atentado de Torrejón que mató a casi 20 personas en las cercanías de la base militar americana (todavía hoy el tercer mayor atentado por número de víctimas en España, tras el 11-M y el de Hipercor), Gadafi sobrevivió.

Hubo sanciones internacionales a la manera clásica, y alguna acción más directa. El gran Ronald Reagan -nada de ironía aquí- envió una misión de castigo contra este loco peligroso en 1986. Aviones F-111 (los de la geometría variable que ha acabado como término de uso político) despegaron de Inglaterra y, tras rodear la Península Ibérica -Felipe González se negó a que sobrevolasen nuestro territorio, en una decisión acertada- bombardearon uno de los palacios presidenciales. Gadafi se salvó de milagro.

Otra Alianza de Civilizaciones
No fue la única escaramuza. Dos F-14 de la VI Flota derribaron a sendos Mig-23 sobre el golfo de Sirte que les habían ido a tocar las narices, Gadafi lanzo un par de Scuds sobre la italiana isla de Lampedusa...en fin, los ochenta. Si ya era malo para EE.UU estar combatiendo al Imperio del Mal en todos los frentes -y con éxito por colapso-, imaginénse lo que es lidiar con este loco de atar.

Tras la caída del sistema soviético, Libia se quedó muy desamparada. Ahí Gadafi empezó a modular su discurso y, merced a tener un país aún virginal en cuanto a exploraciones petrolíferas, empezaron a llegar los acuerdos y las palmadas en la espalda. La última vez que una petrolera seria había hollado el subsuelo libio era en los años setenta. Y las amistades sobrevenidas viniero de todos, todos. Al antiguo terrorista internacional.  Italia, antigua potencia colonial, llegó a dejarle el espléndido parque de Dora-Pamphilj en Roma para que instalase su circo durante una visita oficial, donde le permitieron hacer de todo.

Con decirles que nada más bajar del avión iba adornado con una foto y su correspondiente marco en la pechera...en la foto en cuestión aparecían los líderes nacionalistas libios represaliados por Mussolini. Berlusconi, que es bastante ignorante en Historia, no le dio ninguna importancia hasta que le dijeron de que se trataba. Como es un hombre de negocios, sacó las cuentas y le compensaba más los suculentos acuerdos petroleros y de inmigración que hacer un desaire. Gadafi le llegó a arrancar el compromiso de la construcción de una autopista que conectase toda la costa libia (2.500 kms.) con la frontera egipcia, al coste de 3.000 millones de euros.

Italia, que no tiene dinero ni para pagar sus propias carreteras, firmó. Todo de cara a la galería, por supuesto, como sabe cualquiera que haya hecho negocios con este simpático país que es el que está ofreciendo mejores análisis sobre la actual situación Libia. En todo caso, no deja de ser paradójico que un país donde sólo viven cuatro millones y medio de libios, más otros dos millones y medio de esclavos extranjeros, tenga que andar mendigando por ahí infraestructuras apelando a "compensar la carga del colonialismo".

¿Dónde han ido a parar las increíbles rentas del petróleo? Libia no es un gran productor mundial, por mucho que les vayan a contar por ahí: únicamente produce 1´6 millones de barriles al día. Es el decimotercer productor. Sin embargo, dada su cercanía a Europa y su poca población (lo que también permite que exporte la mayor parte de esa producción, hasta un 90%), esas rentas les hubiesen servido para hacer de su país algo bastante por encima del dudoso epíteto de país más rico de África. Esta claro que ese dinero se desangró en armas -como ahora está comprobando la población-, en financiar el terrorismo y en las excentricidades de Gadafi y de sus hijos (¿alguien se acuerda que el más macarra de los hijos, el del vídeo del baño de sangre, llegó a fichar por un equipo de primera división italiano, mientras la petrolera estatal Tamoil patrocinaba a la Juventus y cogía el 10% del capital? Acabó dando positivo en un antidoping), pero otra parte muy importante se ha ido en una de las mayores locuras jamás emprendidas en el mundo.

¿No tendrás una sobrinita como Mubarak?
El proyecto, porque no está acabado y probablemente se quede así,  se llama Gran Río  Hecho por el Hombre (Gadafi, se supone), consistente en irrigar partes desérticas del país con agua extraída de acuíferos subterráneos hallados en mitad del Sáhara cuando se estaba buscando petróleo. Como casi todas las bizarrías de este tipo, aparece en el Guinnes como "el mayor proyecto irrigador del mundo", igual que con Franco teníamos la mayor piscina al aire libre del mundo.

De momento se han gastado 25.000 millones de dólares en esta locura, que seguramente serán muchos más. Hagan de nuevo la conversión de campos de fútbol, por favor. Para nada. Hubiese salido mejor desalar agua del Mediterráneo y, en todo caso, ¿de que sirve irrigar campos si después no exportas la producción? Porque gastar 25.000 millones de dólares para que los siete millones de residentes en Libia puedan comer frejoles y lechugas Made in Libia con orgullo patrio no tiene sentido.

Sin embargo, sí tiene sentido en las dictaduras omnímodas como prestigio social. El color de Gadafi es el verde, como en casi todas las zonas desérticas. Verde que te quiero verde. Regar el desierto, aspiración bíblica, del Plan Badajoz y también del Plan Hidrológico Nacional. La pena es que ni siquiera funciona, como suele pasar en estos casos: como el agua hay que traerla desde muy lejos, con un gasto energético descomunal, después se tiene que almacenar en ¡enormes piscinas al aire libre!, donde la tremenda evaporación del desierto hace que se pierda hasta en un 60%. Para más colmo, el acuífero desde donde se saca no se renueva, y sólo durará 100 años, aunque apuesto a que serán bastantes menos.

Bien, pues con este tipejo han intimado los líderes mundiales. Ahora que está masacrando a su propio y levantisco pueblo, tampoco se oye ninguna voz de condena abierta, ni siquiera se pide una intervención directa como cuando la operación de propaganda de Kosovo y el bombardeo de Belgrado. Algo tendrá Gadafi que seduce a todos. De momento, sigue en el poder, por lo que no hay que enemistarse mucho. O será el efecto del  botox, lo primero de lo que informó El País con sus wikileaks. Qué pena de mundo, la verdad.
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En Italia tienen una expresión clásica para este tipo de cosas: palazzi nel deserto.
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Relacionado con lo anterior, ha durado 112 días. Me parecen muchos en un aeropuerto que tiene ¿tres? operaciones al día.
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Jocs Florals. Si hasta se han enfadado por no poder tener su caja nacionalega...maravilloso eso de que no tienen "problema de definición".
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Junio de 2003. El análisis ha envejecido muy, muy bien. El autor llegó al poder como consejero aúlico de Zapatero en muchos de los temas que trata, que no abordó desde su posición: dejaron que el caballo siguiera desenfrenado.
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Dios mío, líbrame de mis amigos.
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Cuando eres de Cantabria y profundamente estúpido dices estas cosas. Cuando has dirigido una película que hacía run-run desde hacía años -una burbuja fílmica- y después fue una caca de vaca (en castizo: una puta mierda), pero das imagen de moderno, pelo a lo Lynch, eres estrambótico y, de nuevo, profundamente estúpido y sin nada que ofrecer, pues dices lo de que El Holocausto fue un montaje y te quedas tan ancho. Aquí lo único que hay de montaje es tu propia figura, porque no eres nadie y nunca lo has sido, comeboñigas.

Por cierto, con esta tontería de nada se cierran las puertas de Hollywood para siempre, aunque jamás las tuvieses abiertas.