lunes, 29 de mayo de 2023

Órdago de Pedro Sánchez

Elige tu partido de izquierdas
No se votaban unas elecciones locales y regionales, se votaba una primera vuelta de las elecciones generales. Así ha sido siempre que el calendario electoral se ha dispuesto de esa manera (como en 1995-1996), y así ha sido en esta ocasión, con la elecciones aún más cerca que en aquel precedente, y con toda la campaña llena de temas nacionales (sic) como Bildu, votos por correo comprados en una de las plazas fuertes en África, la "libertad" o el "comunismo". 

El descalabro ha sido muy fuerte para todas los gobiernos de coalición que había a lo largo de las diferentes autonomías españolas. El primer análisis de la noche electoral lo hizo el falangista octogenario de Cantabria, un personaje nefasto en sí mismo, y provoca vergüenza a la inmensa mayoría de los castellanos con vistas al mar: algo sobre una marea -por la derecha-, que es inevitable, y que cuando estás en la playa te va a mojar. No busquen más elaboración, porque el personaje da para lo que da. 

Después vinieron los análisis de Lambán -que gobernaba el desierto aragonés en coalición con Podemos-, valencianos y demás: lo hemos hecho bien, pero es claro, desde el Gobierno central han hecho unas cositas que nos han perjudicado. Y no es mal análisis, incluso ocultando su negligente gestión, porque en cuatro años ha habido pocas transformaciones en esas regiones que veían, por primera vez, gobiernos de coalición y a los herederos del Partido Comunista en el poder. No es mal análisis por lo que les toca, pero es tremendamente injusto. 

Aquí -espacio aperiódico donde los haya- se escribió, con ocasión del advenimiento del gobierno PSOE-Podemos que, o se hacía bien, o se iba a iniciar un ciclo largo de gobierno de la derecha con la ultraderecha. Después vino el coronavirus, después la invasión rusa de parte de Ucrania, la guerra civil en el PP (con el líder del partido usando la palabra "testaferro" para los negocios del hermano de la rival en el partido) y, en medio, quedaron las políticas. 

Se ha legislado mucho, y en general bien: lo del salario mínimo -que iba a romper España y enviar a la quiebra a los hosteleros, los mineros de los autónomos-;  la Ley de Educación que impide financiar con fondos públicos a centros que segregan por sexo; la Ley de Vivienda; la refundida Ley de Memoria Histórica (que ahora impide ensalzar al dictador Franco); la reforma del voto exterior; la Ley de Universidades y muchos otros ejemplos. Muchos. Se ha hecho una labor legislativa intensa y extensa, considerando el tiempo en el poder y las dificultades de una coalición inédita en el actual régimen parlamentario. El problema es que se han permitido excesos legislativos que han calado, y mucho, en la opinión pública. 

Y sobre eso se ha votado en las elecciones locales y autonómicas, cómo no. La izquierda identitaria a la que ha evolucionado el comunismo tras abandonar el modelo alternativo al capitalismo ha monopolizado debates estúpidos y bizantinos para definir cosas que vienen dadas por la naturaleza y que, cuando no es así, afectan a una minoría de una minoría de una minoría: a menos del 0´1% de la población total, y siendo extremadamente generosos. A nadie le interesan esos asuntos, y no hay una demanda social, salvo que sea impulsada desde la política, para una de esas estúpidas leyes impulsadas desde el Ministerio de la concubina de Pablo Iglesias (y que está donde está por acostarse con quien se acuesta). 

Si eso ya era malo, peor ha sido otra estúpida Ley vendida como "un avance social" y que aportaba poco o nada. Estaba tan mal redactada, tan hecha con las tripas, que inmediatamente provocó la rebaja de condenas de violadores, e incluso la puesta en libertad de algunos. La derecha tenía razón en este asunto, y en algunos otros, y ha sabido capitalizar al máximo el asunto y sus terribles consecuencias, con mucho más perniciosas que sus posibles efectos positivos. Estaba tan mal hecha, que el PSOE y el PP votaron juntos en el Congreso para cambiarla, con la estupidez comunista de Podemos votando en contra por simple y estúpida cabezonería infantiloide. 

Sobre todo eso se votó ayer. Y la gente votó por el cambio, a pesar de que muchas políticas a nivel municipal -esas "ciudades del cambio" que han durado ocho años, y eso las más duraderas- se hayan hecho políticas que mejoran la calidad de vida a todos, hacen ciudades más vivibles y acaban con parte de las mamandurrías, pero sólo una parte. Eso, la gente normal, porque los ultras y los conservadores siempre iban a votar en contra de un Gobierno que pacta con lo que ellos consideran "terroristas", e incluso, a tenor de las declaraciones de los líderes regionales del PSOE en las regiones de siempre, también gente de su propio partido político. Eso es lo de menos, ya se sabía cuando se constituyó el Gobierno con los apoyos de los que, desde tiempos pretéritos, califican de "AntiEspaña". 

En lógica consecuencia, el Presidente del Gobierno ha disuelto las Cortes y ha convocado elecciones. Se quedan colgando leyes en tramitación como la de la Familia (más permisos, más cocrianza, más ideología: como si el hombre hubiese parido) e inauguraciones retrasadas para la fecha prevista de los comicios, allá por noviembre o diciembre de 2023: la del AVE a Asturias, por ejemplo, pero muchas más. La jugada, que ha pillado con el pie cambiado a todos, se podía intuir cuando Pedro Sánchez no compareció ayer, y esta mañana convocaba una rueda de prensa desde La Moncloa -sede del Gobierno- y no desde Ferraz -sede del Partido-. En el PSOE, al menos, mantienen la distinción entre ambos ámbitos, cosa que no ha pasado cuando el Partido Podrido ha estado en el poder (solo 14 de los 44 años de elecciones libres en España).

Habrá elecciones generales el 23 de julio. Solo hay 10 días para que los partidos que se presenten en coalición tengan listas sus candidaturas, lo que obliga a que la gallegada que ha hecho la gallega Yolanda Díaz tome forma, o no, después de un año gallegueando por ahí, sin concretar nada, solo dando abrazos y haciéndose fotos. Es una labor titánica en alguien así, y dirigiéndose al electorado que se dirige, pero parece que lo lograran, incorporando así a los 600.000 votos que en 2019 fueron a Más País, y que solo se tradujeron en dos escaños: el de Errejón, y el del otro del que nadie se acuerda. 

La duda está en que hará Podemos, lo que queda del partido que revolucionó la política española de los pies a la cabeza -y no es exagerado, antes ni existía la declaración de bienes de los cargos públicos- en las europeas de 2014, y que está por ver si llega a las elecciones de mismo signo en junio de 2024, ya convocadas. Es lo que ha durado un partido personalista, maniqueo y en gran parte espúreo, que se ha hundido por la razones que todos sabemos, y donde la persecución del aparato estatal heredero del franquismo no es una razón tan principal como vende el Líder Fundador, y cabeza visible del entramado. 

En principio, parece que acudirán en conjunción con la gallega de Trabajo y el resto de grupúsculos de izquierdas, incluyendo los verdes de Más País, y en este sentido el estrecho margen de diez días ayuda a que no se metan en imbecilidades propias de su ideología y de meter a sus cuadros en posiciones elegibles. Al final, tanto Podemos, tanto fin del bipartidismo, y lo que se va a presentar es un engendro que bien podría llamarse Izquierda Unida. Por la Ley Electoral, cuantos más, mejor, y menos votos disperso o no representado en provincias dominadas por el bipardismo, el problema es que mucho de su electorado se quedará en casa ante la disyuntiva de votar a la misma lista donde está su enemigo acérrimo, aún siendo de la misma religión. 

Metáfora política actual a partir de una foto antinuclear

Es parte de la estrategia del PSOE para sobrevivir. Superado el riesgo real de que fuese superado como el partido más representativo de la izquierda -y se quedaron muy cerca en las elecciones de 2015-, el partido más implantado en toda España depende para perpetuarse en el poder de que los situados a su izquierda no se desplomen, dado que en una generales pueden sacar, como mucho, en torno a 120 diputados. 

Eso, unido a unos 40 que puedan sacar las izquierdas unidas, más el apoyo de partidos locales, le daría para continuar un Gobierno que se va a elecciones anticipadas con unos excelentes datos económicos -nunca había habido tanta gente empleada en España, por ejemplo, y ese el gran tema económico en el país, porque la inflación no ha hecho que las terrazas se vacíen-. Al parecer, ese es el cálculo que han hecho desde Ferraz: extrapolando los resultados de las municipales y autonómicas a unas generales, al Partido Podrido le daría para 160 diputados, y solo podría pactar con Vox para la investidura porque ningún otro partido de la cámara quiere pactar con unos herederos directos de Franco y el autoritarismo español de Balmes y más allá. 

Ojo, que después se gobierna con 160 diputados perfectamente. Y con 144, como hizo Zapatero. El problema es la investidura. Al PP, con su política de tierra quemada, nadie lo quiere como socio, y más cuando se intuye que los líderes reales son la facción madrileña, encarnando un centralismo caduco y sumamente pernicioso para un partido que aspira a gobernar sobre todos los españoles, incluso en las zonas donde es la cuarta o quinta fuerza municipal y autonómica, como en Cataluña o País Vasco. El PP necesita a Vox, y el idiota narco de Feijoo ya ha dicho hoy que en la misma noche electoral ya tuvo contactos para sacar adelante gobiernos autonómicos

Les da absolutamente igual que sea un partido ultra. Que en Europa esa ideología esté marginada entre sus propios primos de la derecha, que han establecido un cordón sanitario para no contaminarse con sus problemas de la inmigración, la raza, el género, la religión y lo auténtico. "Defiende lo nuestro". Ya han pactado con ellos para conseguir Gobiernos autonómicos, e incluso gobiernan en coalición en Castilla-León, ¿cómo no van a hacerlo a nivel nacional? 

El PSOE va a hacer la campaña de las generales en un clima sumamente positivo para su estrategia de presentar a Vox como El Mal: por cada noticia de pacto, el partido socialista podrá decir que van a poner de consejero o concejal a tal o cual impresentable con denuncias por maltrato, estafa, cohecho o narcotráfico, porque gran parte de sus cuadros proceden de ese tipo de gente; eso sin llegar a entrar a lo que hayan dicho sobre la mujer, las personas de otra religión, raza o ideología, que ahí no se libra nadie, y no se libra simplemente por militar en ese partido. 

El problema es que el electorado ya se ha encontrado en esa disyuntiva, y ha votado de una manera bastante más inteligente de lo que los spindoctors y politólogos atribuyen a la masa. Pasó en Madrid, en las elecciones adelantadas de 2021. Se contó aquí. El idiota de Pablo Iglesias centró toda la campaña en el pacto inevitable entre el PP y Vox, y también en un soterrado "o yo, o el fascismo". ¿Y qué pasó? Que el ascenso de Vox se detuvo, la burbuja de Ciudadanos pinchó, y mucha gente que oscila su voto entre el PP y el PSOE -un 10% del electorado, y es el que decanta las elecciones desde 1977- votó masivamente al PP, porque la gente sabe sumar y hacer sus cábalas: para que el PP no tenga que pactar con Vox, voy a votar al PP. 

No, no te voy a ayudar, Tucán indecente

Así pasó, y así se ha concretado en las elecciones de ayer en la misma zona. Después de no haber podido sacar el presupuesto -en la vida legislativa, la votación más importante de cada año- en tres de los cuatro años de legislatura por culpa de la oposición de Vox, la gente ha votado masivamente al PP. Mayoría absoluta en la Comunidad, y también el Ayuntamiento. Mayoría absoluta, y dada a un partido que cuando ha gobernado así, y da igual en que zona de España, se ha comportado con métodos, técnicas y prácticas de auténtica banda mafiosa, mucho más allá de un hermano medio tonto que factura 300.000 euros en mascarillas. 

Normalmente, cuando te ves obligado a prorrogar el presupuesto en tantas ocasiones, pierdes las elecciones. Simplemente, no has podido aplicar tu programa de Gobierno por falta de dinero, porque no se ha podido destinar a esos fines previstos. Así ha vivido Madrid esta legislatura, y aún así han sacado mayoría absoluta. Esto se explica porque en Madrid hay tal cantidad de dinero, y se gasta de manera tan estúpida, que nadie nota su falta o no, por mucho que lloriqueen por una Sanidad que sigue siendo altamente efectiva para los medios de los que dispone. O la Educación. Y se explica también por qué el Partido Podrido, en Madrid, puede presentar como candidato a un estropajo, que lo votarán igual. A Cifuentes o Ayuso me remito, porque son las herederas del modelo ideado con Esperanza Aguirre. 

El órdago de Sánchez, un político que venció a su propio partido con el caso de Gusana Díaz, es antológico. Le puede salir bien o mal, pero seguramente le va a salir mucho mejor que haber retrasado las elecciones a final de año ("hará cualquier cosa por mantenerse en el poder", decían los ultras), cabalgando la ola relativamente favorable de los sorprendentes datos macro y microeconómicos, la próxima presidencia de la Unión Europea -a ver cómo la compatibiliza con la campaña- y el miedo a Vox, que va a funcionar muchísimo en regiones de España donde el PSOE siempre ha tenido un caladero importante de votos, como Cataluña. 

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Si me dispensan, otro día escribo más en detalle del candidato a la Presidencia del Partido Podrido, un señor de 61 años con escasos estudios y amigo de un narco cuando era la edad de estudiar. 

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Feijoo llega a Cádiz y dice que tiene la "pupila dilatada", todo un guiño a los compañeros de profesión de su amigo Marcial Dorado. Es tan gallego que intenta tener un habla culta, pero solo demuestra su ignorancia. 

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Fantástica historia sobre el desconocido origen del Monopoly, el popular juego de mesa. 

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Protegido con la categoría de "monumento" -y se quedan cortos- la obra maestra de Fisac. Es una decisión importante, porque el edificio está en una zona muy jugosa y revalorizada, y ya se sabe la avidez de los escuelas privadas y centros de negocios por encontrar ubicaciones "emblemáticas" y "centrales". 

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Van a poner un Burger King en los bajos del edificio del casino de Santander. Siempre aspiraron a ser una ciudad de alta burguesía, pero la realidad es terca.

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¿La Comisión Europea no iba a prohibir estas animaladas? Toulouse y Barcelona, separadas por 250 km. de buena autopista, tendrán tres vuelos a la semana, cortesía de Vueling. Es un desatino y una aberración, se mire como se mire. Mientras tanto, en el país vecino sacan una ley para prohibir los vuelos internos de menos de no se cuantas horas, pero las excepciones son tantas que solo se aplicará a vuelos estúpidos. 

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Derribar una presa que no ha cumplido ni cuarenta años....un pueblo (el más feo de España por encima de lo 10.000 habitantes) donde no se puede beber el agua del grifo. Qué desastre todo. 

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Cada vez menos libros en las bibliotecas escolares, y cada vez menos bibliotecas escolares, a pesar de ser obligatorias por Ley. 

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Bonito artículo, muy blanco, sobre el creciente tráfico de cruceros en Burdeos