viernes, 26 de junio de 2020

El método Bunbury (el método español)

 
Y nos bañamos en el mar la mar de bien
Mas allá hasta donde no alcanza la vista
Llegaban mis expectativas
El método Bunbury
es el nombre de un libro publicado por una editorial pequeña y por un autor desconocido, y que no voy a leer. Ha causado cierto revuelo bajo estos días porque afirma que Enrique Bunbury ha usado a lo largo de toda su trayectoria artística al menos 550 versos que ya habían sido publicados en otros sitios, y por otros autores. Autores que jamás cita, por supuesto.

La polémica es antigua. El mismo autor, a su vez poeta, ya había publicado en 2008 un artículo sobre el mismo tema en La Clave de Jose Luis Balbín, una revista efímera de esas que proliferaron por esos años, incapaces de darse cuenta de que Internet era para siempre. Revista pequeña equivale a polémica contenida en sus propios márgenes, aunque Bunbury emitió un comunicado donde se comparaba a gente como Dylan o Cohen, y decía que más o menos a ellos también se les habían caído estrofas de otra autoría en sus canciones.

Muy bien, ¿pero 550? ¿En 37 canciones diferentes?  No es casualidad. Es todo un método de trabajo, aunque el autor y los medios que van por ahí reproduciendo el asunto se cuidan muy mucho de usar la palabra en mente de todos. Miedo a llevarse mal con un artísta influyente, y miedo a levantar el avispero de un método de trabajo no exclusivo del narcicista, ahogante y patético artista aragonés.  Y se compara con Dylan o Cohen, y si le dejan con Horacio o con Boecio.

Me marcho y no pienso en la vuelta
Tampoco me apena lo que dejo atrás
Sólo sé que lo que me queda
En un solo bolsillo lo puedo llevar
Aquí se han producido una serie de circunstancias. El autor del libro, Fernando del Val, es a su vez poeta, y les aseguro que algunas de las personas con memoria más aguda que conozco son aficionados a la poesía, y poetas entre sus cuatro paredes. Como todos un poco, pero aquí azuzados por una afición que llega al amor y la locura.

Eso hace que se sepan de memoria cientos de versos, y los puedan recitar al albur. Además, en Fernando del Val se une la condición de ex-fan de Héroes del Silencio, la banda de rock que en los noventa consiguió merecida fama y está en un altar de la música patria -coleccionable para grandes masas en El País incluído- y donde Bunbury ejercía de cantante y letrista, que no compositor.

Ya ven, dos aficiones que se entrecruzan. Que al principio -allá por 1995- le pareció una coincidencia en plan "¡Oye, parece que a mi ídolo también le gusta Pedro Muchahambre, el poeta zamorano!", pero que después empezó a ver la pauta, se desengañó con el aragonés rufián, y al final se decidió a publicar el libro, todo, todo, todo de memoria.

Y me lo creo. Me creo la historia, me creo el método de trabajo -este sí, genuino- y me creo el desengaño con el personaje que es Bunbury, un payaso de sí mismo, ahostiable en el 100% de las ocasiones que aparece en público. El problema es que no hacía falta recurrir a esos mecanimos cerebrales -dicen los neurólogos que los poetas tienen una capacidad cerebral especial para conectar diferentes campos semánticos, y después está Luna Miguel- para demostrar esas cosas.

Me explico. Como saben perfectamente, desde hace unas décadas vivimos un proceso de digitalización y almacenamiento masivo de información, a escalas crecientes, y cuya complicada gestión para hacer accesible o utilizable se ha visto facilitada en gran medida por la introducción de la Inteligencia Artificial. Se forma así una triada magnífica para que, cosas que antes servían para hacer una Tesis Doctoral ("El uso del término maño asociado a terco en la prensa de la época", a base de peinarse hemerotecas enteras a base de microfilms) se puedan hacer con un simple clic.

Quiero que seas feliz
Aunque no sea conmigo
Solo hay que saber qué términos buscar o relacionar, claro, y ahí la intuición humana sigue siendo insustituible. Los programas de filtrado de conversaciones telefónicas -y autorizados legalmente en virtud de las normas antiterroristas que nunca fueron derogadas- se basan en eso: tenemos el big data (pongamos que cientos de millones de conversaciones telefónicas digitalizadas) y buscamos por "gas butano", "Alcanar" y "Mohamed" (o "rotuladores", "Ossa de Montiel" y "Telekom"), y ¡bingo!, siempre y cuando se sepa usar bien.

El problema en este caso es que es poesía, ya de por sí minoritaria, y poco susceptible a la digitalización, muchas veces publicadas por editoriales minúsculas en ediciones para amigos, pero tampoco se crean que Bunbury ha ido a buscar a ese seminal poeta de Talavera de la Reina que publicó en 1993 un opúsculo en "Cuadernos del Río Tajo": entre los poetas a los que ha sustraído su obra se encuentran Benedetti, Rulfo -poquísima obra publicada, poco mérito ahí- y Parra, y también un buen puñado de malditos, que es a la poesía como pertinaz es a sequía.

La poesía siempre ha sido un oficio de pobres, salvo que seas un carota como Luis García Montero -el candidato del Partido Comunista a la alcaldía de Madrid en 2015, obtuvo cero escaños- o Benjamín Prado, que hoy he escuchado en la SER que estaba en el Carrefour de Alcobendas haciendo promoción de algo. Pobres y vapuleados, porque carecen de los conocimientos, o están viejos y fiambres, para demandar a Bunbury y al resto de plagiadores.

Dentro de poco, ni eso. La misma inteligencia artificial parece capaz de hacer todas las combinaciones posibles en los lenguajes conocidos de poesías, imágenes, metáforas y sinestesias, de la misma forma que un suelto publicado recientemente por aquí sobre todas las melodías posibles. Ahí será el paraíso de los amantes de lo ajeno antes de poder crear algo que poder tener como propio, una tradición que en España tiene grandes adeptos.

Estas son mis credenciales
No hay males que duren más que yo
Y prefiero bailar charlestón
No me conviene estar parado
Se conoce el caso de Pérez Reverte, doblemente condenado judicialmente por plagiar, y también el de de Camilo José Cela, que habiendo ganado ya el Nobel concurrió al Planeta -bueno, le encargaron presentar un manuscrito para poder ganar el premio- y el escriba al cargo no se le ocurrió mejor cosa que usar de plantilla el manuscrito de otra persona que había concurrido de buena fe al galardón. Hace falta ser muerto de hambre, pero ahí está Marina Castaño para aseverar la afirmación.

Menos conocido es el caso de Vázquez Montalbán, seguramente por ser de izquierdas, también condenado por plagio, y que sigue teniendo reediciones periódicas de toda su obra, porque sus fans llevan el concepto de acérrimo a otra frontera. ¡Y qué decir del culto y amanerado a lo Bunbury que es Luis Alberto de Cuenca, que ante el desafío de escribir un prólogo para un libro de piratas sableó un libro del género! ¡Eso sí que es meterse dentro del papel de pirata!.

Y estos son autores que publican en tapa gruesa y con sus nombres bien grandes. Si entramos en la piara del periodismo, el plagio es diaria. De temas y contenidos de otros medios extranjeros -total, nadie lee lo de fuera-, de modismos y giros del vecino de al lado, y todo así para siempre, porque sus jefes antes han hecho lo mismo.  Da absolutamente igual que Internet haya hecho más fácil seguir la traza de la autoría de los textos o los temas: jamás les va a pasar nada, salvo un ascenso.

Por tanto lo que ahora se conoce de Bunbury, un artista "total", tiene su marco propio, y no es precisamente el de Dylan o Cohen. Un idiota de su mismo pueblo lo intenta justificar con unos constructos verbales propios de Ribbentrop,  y el consabido "es un gran lector", como dando a entender que se le han traspapelado versos ajenos en sus canciones de opereta y vodevil, mezcla mala de Weill (poco) y Liberace (mucho). De Sabina dicen los mismo -al parecer, tiene una de las mejores colecciones de poesía de España, otra cosa es que los haya leído alguien capaz de escribir "en la sucursal/del Banco Hispanoamericano"-, y ya ven que compositor de ripios está hecho.

A raíz de que en 2008 Fernando del Val publicase el apropiamiento de los versos de Pedro Casariego por parte de Bunbury, el por entonces en boga Muchachada Nui dedicó al transformista aragonés uno de sus famosos Celebrities,   donde ponían en boca del ladrón de ideas y versos esta certera conclusión, que funciona como una entrada de un diccionario:


 Mucha gente dice que yo plagio. Coger cosas de otra gente y hacerlas pasar por tuyas sin citar las fuentes no es plagio. Plagio es cuando le pillas manía a la gente que no es de tu país

Y quizás así entiendan el origen del grueso de los poetas a los que roba Bunbury, que Fangoria viese lo que estaban haciendo los Pet Shop Boys con Liza Minelli y lo intentasen aplicar a Sara Montiel (ya en 1989, después relanzado en 2009), y lo de los periodistas todos los días. El método Bunbury es el método español.
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Ah, que el Plan Waansee tiene hasta vídeo y todo. Y que ese vídeo ya circulaba desde el día justo en que se grabó, pero los periodistas no lo han podido sacar hasta ahora porque estaban "comprobando su veracidad", esto es: ayudando a que el Plan Waansee se consumase. Vamos a ir dejando claras las responsabilidades de cada uno, ¿de acuerdo?
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Extremadura en verano y sin piscina....Auguro un incremento de los embarazos no deseados. Y otro tipo de prácticas propias del aburrimiento intrínseco de no poder salir a la calle entre las 12:00 y las 21:00.
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De manera nada sorprendente, se conoce que el neofranquista intoso, vulgar y agreste que es Santiago Abascal es de origen gallego, y no vasco como le gusta decir: "Abascal se amparó en que tenía el "salvoconducto de su abueliña" materna, María Jesús Álvarez, de 91 y natural de Canaval, municipio lucense de Sober, a la que va a utilizar para ganarse la simpatía de los gallegos". Explica tantas cosas...incluyendo lo de haber montado un bar.
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Ramón Luis Valcárcel, ese gran estadista arrumbado en el Parlamento Europeo, dice desconocer la claúsula que daba en mano 600 millones de euros a Florentino Pérez por la desaladora no-nata de Escombreras.  Si quiere puede hablar con la Ministra Ribera, que firmó la declaración de impacto ambiental de la Plataforma Castor, la misma por la que el Estado deberá pagar al mismo empresario 1300 millones de euros.
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¡Buscando la paguita bien rápido! ¡Qué maravilla de cadena trófica! ¡El orgullo de la tradición!
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Encuentran 145 kilos de cocaína flotando entre Ibiza y Formentera, en estas fechas tan señaladas. 
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Así titula Lo País, el diario independiente de la mañana.  Lamiendo el culo a las empresas desde hace 45 años. Tal y como escribe De Barrón -que hizo un libro sobre la crisis que produce vergüenza- parece que PWC está haciendo un favor al juez....

sábado, 20 de junio de 2020

Diario de la falsa normalidad (y XV): 98 días de estado de alarma

Mañana se acaba la última prórroga del estado de alarma, totalizando 98 días en el que derechos básicos han estado suspendidos en aras de la sanidad pública y colectiva. Supondrá de facto el fin de la epidemia de Covid-19 tal y como la conocemos, al acabar el último escollo para la vida normal: el libre tránsito entre comunidades autónomas, y el pistoletazo de salida hacia la playa de mucha gente. Empieza el verano.

Este tipo de efemérides, que hace solo un mes serían celebradas con pompa y fanfarría, ya pasan prácticamente desapercibidas. En cuanto se estuvo en la Fase I en la mayor parte de España, la sensación generalizada -y potenciada por los medios de propaganda- es que lo peor ya había pasado ("la luz al final del túnel") y que se podía hacer básicamente lo mismo que se hacía hasta principios de marzo, y con pocas excepciones.

Entonces, ¿qué pasa con los muertos? Pues eso: que están muertos y han seguido muriéndose, pero al no informar de ellos -incluso menos que los muy laxos sistemas empleados durante la fase de expansión de la infección- se ha contribuido decivamente al impulso que ha tenido el living la vida loca de estas últimas semanas.

Ha sido todo tan evidente, y con un fin tan claro -abrir el mercado al turismo interno, y después al nacional- que el Ministerio de Sanidad no ha tenido óbice alguno en mantener congelada la cifra de muertos en 27.136 durante semanas, esas mismas semanas donde se han prodigado titulares falsos como "el primer día con ningún muerto en España", cuando realmente han seguido muriendo personas por Covid-19 todos los días, pero no se contabilizaban hasta días después.

Ayer, ya metidos en el plano inclinado que lleva a la gran fiesta de mañana, se comunicó que realmente la cifra de muertos diagnosticados con Covid-19 es de 28.135, esto es: casi 1200 muertos más durante estas semanas de la cifra oficial congelada, titulares grandilocuentes sobre lo bien que "lo estamos consiguiendo" e imagenes de terracitas y gente patinando.

Objetivo conseguido, puesto que ya nadie piensa en los muertos. Nadie puede interrumpir la fiesta, salvo esos molestos rebrotes, que sin duda se están produciendo porque la gente no sigue las recomendaciones de nuestras autoridades sanitarias, las mismas que desaconsejaban el uso de mascarillas porque sencillamente no había para todos. ¿Cómo desconfiar de alguien así, capaz incluso de ocultar durante semanas 1200 muertos que se han ido produciendo diariamente, para así poder contribuir a la Nueva Normalidad?

Bien arriba, como nos corresponde
Según la propaganda, actualmente uno corre más riesgo de contagiarse por alguien que venga de fuera -noten como están cubriendo los brotes en Alemania- que en España, que sigue siendo y será así para siempre uno de los países del mundo más afectados en función de su población: uno de cada 2000 españoles ha muerto por la enfermedad, uno de cada 1000 españoles si tenemos en cuenta la desviación respecto a la mortalidad típica en el mismo periodo del año 2019 . Y si no, ahí están las estadísticas internacionales, las mismas que no se fían de los datos aportados por España, por razones evidentes.

La realidad es que el virus conserva intacta su capacidad infecciosa, la misma que sorprendía a los expertos -los de verdad, no los que se estaban riendo como Antoni Trilla- allá por febrero, cuando se empezó a ver la trazabilidad del caso alemán que sigue constando como el inicio de la epidemia europea, por muchos estudios que vaya a haber ahora sobre si el virus ya estaba circulando en diciembre: algo que se contagia así no permanece "oculto" o camuflado con la gripe común, porque hubiese disparado los ingresos hospitalarios y la mortalidad ya en diciembre.

Sucedió en Stockdorf, un pueblo de Starnberg, la coqueta zona al sur de Munich donde empiezan los lagos alpinos. Una mujer china había acudido a un curso de formación que la multinacional Webasto -industria auxiliar del automóvil- y contagió a cinco trabajadores durante el curso, en una sala cerrada y con escasa ventilación, porque era enero y en Baviera hace frío. Esas cinco personas contagiaron a su vez a otras tres, entre ellos el turista alemán que fue el primer confinado en España, concretamente en La Gomera.

El virus sigue siendo el mismo, aunque su R0 haya bajado gracias a medidas de profilaxis básica como lavarse las manos, mantener la distancia y todo eso que nos dice la propaganda constantemente. El riesgo de rebrote masivo parece descartado porque la lección ha calado profundamente en la sociedad, pero habrá focos y núcleos de contagio mientras no haya vacuna -hoy por hoy demasiado lejos- o tratamiento efectivo, una opción que puede ser más viable.

Ahora, con el veranito y los habitantes del principal foco de España huyendo de la joyita -en Torrejón la tasa de prevalencia ha subido al 26%, y nadie va a pasar el verano en ese conjunto de bloques de pisos- reinará la calma porque así nos lo indican las autoridades y el relajamiento general de la época, y saldrán los expertos de palo diciendo que es "un virus estacional y en otoño habrá segunda ola, seguro".

Bueno, pues ni es estacional, ni la segunda ola está asegurada. Simplemente va a estar ahí, para siempre, por lo que este verano y la Nueva Normalidad van a ser claves para saber lo que nos espera el próximo curso. 98 días de estado de Alarma, y el anunciado acopio de suministros para evitar otro colapso del país como el vivido hace un par de meses, no van a servir de nada si a la vuelta de las vacaciones todos se han creído en demasía las campaña de propaganda y de los grandes y buenos que somos como país. Simplemente somos el país que más depende del turismo, y en otoño las preocupaciones van a ser otras, sin que haya desaparecido el origen de todas.

Bienvenidos a la Nueva Normalidad, a partir de mañana y sin fecha de fin.
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Fantástico. Otra noticia de "ni un día sin". El relato estremece al saber lo de ese grupo de ligoteo, y la profesión de los denunciados.  Y todo se ha sabido por un tremendo cúmulo de casualidades.
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Una central térmica que jamás se tuvo que construir. Formó parte del plan de emergencia que hizo el segundo gobierno Suárez tras la crisis el petróleo que hubo con el triunfo de los ayatollahs en Irán. Noten la fecha de inauguración, 1982.  Ha durado 36 años en estado operativo, y dos más como ruina industrial en una región abundante en esos vestigios.
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Cuando vas de gallito y no eres más que un gilipollas. Volverá a Bruselas como eurodiputado del Partido Podrido.
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En #MafiAsturias, cómo no, el sector turístico pide participar en las ayudas públicas a la ¡investigación!. Estos son los monstruos y subproductos que produce la cultura de la subvención, de la pagüina y del "ayudas para todo (y todos)".  En breve se verán los resultados, tipo "el escanciador automático logra un ahorro de 0´3 gramos de Co2 por culín", y cosas así.
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(Relacionado con lo anterior) 15 kilos de caballo incautados. 300.000 dosis. Los ceros están bien puestos.  Es una cantidad brutal cuando nos dicen que ya no hay yonkis de esos típicos del paisaje de una región de decadencia industrial, moral y vital. Fíjense si no en esta otra noticia de pocos días después: "como consecuencia de la declaración del estado de alarma en todo el territorio nacional, las detenciones de los presuntos autores del delito de blanqueo de capitales, no se pudieron llevar a cabo hasta el mes de mayo" [cuando ya habían podido esconder el grueso del capital]
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En el diario de ultraderecha El Confidencial una redactora se inventa de cabo a rabo un artículo, lleno de mentiras para adecuarse al relato principal, en sí mismo una mentira.  Si Leith no tiene "grandes monumentos o catedrales memorables" es porque la desindustrialización arrasó en gran parte la zona, como por ejemplo la magnífica estación de tren que tenía. Aún así, conserva más de una docena de edificios catalogados A en la lista de patrimonio británico, además del que cita. Recurre a un especialista para hablar de Le Corbusier porque sí, pero en ningún momento dice que el edificio en cuestión recibió el apodo popular de Banana Flats por su forma ondulante. ¿Para qué, si se nota que ha hecho el artículo de oídas y con el coño? ¿Para qué, si su medio es una puta mierda para influyentes?
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(Relacionado con lo anterior) Exclusiva, ponen. Hace al menos diez días que lo entrevistaron en La Ventana de Cadena SER, y donde este pobre pelele  ya dejó el acto fallido freudiano de decir que dedicaba su plaza a su padre "que lo intentó, y no pudo. La he sacado por los dos". Aquí repite básicamente lo mismo. Españita. 
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Muchas gracias a todos los que han participado en la iniciativa del anterior post. Gracias de veras. 

sábado, 13 de junio de 2020

Diario de la falsa normalidad (XV): el gran negocio de Torrejón

¡Así lo haré! ¡Gracias!
Ya que gran parte de la clase política y los ciudadanos han entrado en la fase de analizar qué se podía haber cambiado en la gestión de la epidemia Covid-19 (y lo hacen con intereses evidentes), viene a cuento recordar Torrejón, uno de los escasísimos focos identificados por las autoridades en aquellos tiempos en los que la mascarilla no era necesaria -el virus sigue siendo el mismo-, no se prohibían las reuniones, y teníamos la "mejor sanidad pública del mundo".

¡Qué tiempos, y fue hace solo tres meses! Noten que por entonces el virus circulaba a sus anchas, con gran despreocupación de la población española (¡han cancelado el MWC por paranoia!) y, muy importante, con mucha mayor incidencia que ahora, esto es: era más fácil caer contagiado que ahora mismo, aún cuando las medidas aplicadas vienen a ser las mismas, las que se conocen desde la Edad Media.

Si es un virus que se contagia socialmente, hay que restringir la vida social. Tan sencillo como eso, aunque todavía cueste entenderlo a mucha gente. Mientras en España se aplicó el confinamiento total -la parte más agresiva de esa restrinción social- a Haro e Igualada, en Madrid jamás se aplicó el confinamiento a ninguna parte concreta, y eso que fuimos algunos los que pensamos que desplegaban al Ejército para hacer efectiva esa medida, y no para limpiar con agua oxigenada residencias y cabinas telefónicas.

Mientras se pierde el tiempo en batallas inútiles, pero muy efectivas mediáticamente, se pasa de puntillas por la pésima gestión del foco de Madrid, que acabó siendo regional cuando se sabía perfectamente lo que pasaba en Torrejón de Ardoz: aquí se dice que tuvieron su primer paciente en la UCI ya el 15 de febrero.

Mendigando dinero a los ciudadanos, y regalándoselo a las empresas
No se supo entonces. Era la época de las coletillas de "con patologías previas" y "la edad media es de 81´5 años". Lo único que se supo antes del cierre completo del país es que en Torrejón había contagio comunitario incontrolado, supuestamente vinculado a una congregación religiosa "evangelista", algo que adquiere especial relevancia ahora que se sabe que Fernando Simón -objeto de un fenómeno fan propio de tarados- está vinculado al Opus Dei.

Después vinieron meses de silencio. Torrejón y Valdemoro no existían, e incluso había muchos que negaban tercamente que Madrid era el foco de infección para el resto de la España que lo circunda. Pero había indicios para suponer que las autoridades, una vez más, sabían mucho más de lo que decían.

De ahí que, cuando empezó a haber existencias de mascarillas, pero todavía no las suficientes para que su uso fuese obligatorio, en Torrejón se hiciese una campaña sin parangón en todo el país: el reparto de mascarillas buzón a buzón entre toda la población de la ciudad-dormitorio, nada menos que 140.000 habitantes.

¿Por qué en Torrejón y no en cualquier otro municipio? Pues porque sabían perfectamente que la tasa de incidencia de Covid-19 en ese municipio era mucho mayor que en otros equivalentes, o que en ningún otro de todo el país. Todo eso se ha ido confirmando con el tiempo, así como la sensación de que, por muchas manifestaciones del 8-M que haya habido (y aquí se señalaron igualmente), grandes errores de la gestión fueron no haber cerrado los focos conocidos a cal y canto, por muy fea que hubiese sido la medida.

De hecho, en Torrejón el 5 de marzo -una semana antes del confinamiento nacional- estaban infectados en el Ayuntamiento, no precisamente una Iglesia evangelista. No se tomó ninguna medida preventiva ni especial, precisamente lo que más abunda desde entonces en este anónimo y feo suburbio madrileño. Preventiva por el reparto masivo y gratuito de mascarillas cuando todavía no estaban recomendadas, y especial por lo que viene a continuación.

Quizás hayan oído que en Torrejón se ha hecho un test masivo de Covid-19 a toda la población. Mientras todavía escasea para muchos colectivos -como el de las cajeras de supermercados, por ejemplo-, en la ciudad madrileña se ha hecho para todos, exactamente igual que las mascarillas. Para todos, sin distinción. Seguro que es una casualidad, y no tiene nada que ver con que haya habido focos concretos que no se atajaron en su momento.

En unos años lo rebautizarán, como el aeropuerto de Barajas
El test masivo tiene su propia historia. Al hacerlo, provocó la envidia de los municipios colindantes -principalmente Alcalá de Henares-, donde sus habitantes pedían a las autoridades el mismo trato. Afortunadamente, en la ciudad complutense se han negado al espectáculo mediático y han dicho que esos recursos estarán mejor empleados en otras cosas, porque el dinero no sobra.

En las colindantes, y también en otras más alejadas, por eso del principio de igualdad y que todos los madrileños bla-bla-bla, como saben los que han muerto arrumbados en una residencia. Ante esa polémica, las autoridades regionales tuvieron que dar cobertura legal a la medida adoptada en Torrejón, teniendo que publicar un BOE regional extraordinario el 27 de mayo con los requisitos,  y el estudio fue autorizado en 24 horas por la sustituta de Yolanda Fuentes, mucho menos escrupulosa que su antecesora. Y mucho más obediente.

Había presión. De manera nada casual, el Hospital de Torrejón es un hospital público de gestión privada: lo gestiona una empresa llamada Ribera Salud, con fuerte implantación en la zona de Alicante, allí donde el PP empezó hace treinta años a privatizar la salud con el llamado "modelo Alzira". Para realizar el estudio de seroprevalencia, la empresa había desplazado a gran parte de su plantilla desde Elche hasta Madrid, y estaban "retenidos" en la capital a la espera de que se autorizase la prueba masiva. Eso es presión.

Este desplazamiento masivo de trabajadores provocó quejas en la Comunidad Valenciana -y un expediente que acabará donde Ximo Puig tiene el escroto-, que creían que sus hospitales público-privados iban a quedar desantendidos, y también una curiosa figura jurídica que haría las delicias de los abogados laboralistas, la CEOE y los esclavistas en general.

Según Ribera Salud, esos trabajadores desplazados desde Elche hasta Madrid lo hacían "voluntariamente" y en "sus días libres". Por favor, lean la noticia, porque es para no creersela. Al final todo se convirtió en una romería: los 140.000 habitantes desfilando en un macroaparcamiento para hacerse el test, gran cobertura mediática ("es por la salud") y una gran fiesta final modelo IFEMA, para vergüenza de todos.

¿Y quien paga todo esto? ¿Ribera Salud? Noooo, la administración. La misma que ha autorizado a una empresa privada a hacer un macrotest de 140.000 personas -más los invitados, porque también lo han hecho a población flotante y la que pasaba por ahí- que era desaconsejado por el Ministerio de Sanidad, principalmente por el efecto imitación que podría causar (Illa: "No podemos ir por libre. Solo si vamos coordinados seremos eficaces y hacer carreras para ver quién ha hecho más test no nos llevará a nada").

Todo esconde un fabuloso negocio, verán. Como siempre en Madrid y su sanidad, la que destina 500.000 euros a aparthoteles medicalizados para infectados, y que después usa la clase política porque le da la real gana. Como punta del iceberg. Resulta que Ribera Salud no solo tiene adjudicado el hospital de Torrejón en Madrid, sino que también ¡oh casualidad! el Laboratorio Clínico Central, una instalación situada en el Infanta Sofía de San Sebastián de los Reyes -quizás les suene porque es un hospital público privatizado que tuvo una planta entera de UCI cerrada durante la epidemia porque sus accionistas temían que se devaluase su bien- que centraliza los análisis clínicos de varias regiones sanitarias y seis hospitales públicos de gestión privada de Madrid.

Un negocio anual de 736 millones de euros, (setecientos-treinta-y-seis millones), y la palabra negocio es la más adecuada. Ribera Salud gestiona el Laboratorio Clínico Central -del que no depende el Hospital de Torrejón, pero donde se han analizado las muestras del macroestudio- a través de BR Salud, una sociedad conjunta con Unilabs. ¿Entienden ahora la urgencia de hacer 140.000 pruebas de Covid-19? ¿Especialmente en un año donde los análisis van a caer por el parón sanitario general? Porque había un interés evidente, así como un conflicto de intereses que nadie investigará.

Mientras en Madrid el cacareado estudio de seroprevalencia nacional ("el mejor del mundo", según el CSIC) arrojaba una tasa de un 11% de infectados, en Torrejón el estudio realizado por Ribera Salud de manera altruista (¡hasta se han traído trabajadores voluntarios!) sube la tasa al 20%, lo que cierra el círculo y confirma que en la anónima, fea y castigada ciudad-dormitorio ("la Marbella madrileña") hubo un foco de infección que nadie atajó, y probablemente fuese así por los mismos intereses de sanidad privada que han llevado a hacer un estudio masivo que, actualmente, no sirve para nada, salvo para engordar los bolsillos de los de siempre.
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 Hombre, además de una comunicación oficial ("borrador", según el firmante), también cuatro correos electrónicos de la Operación Waansee para que los ancianos no molestasen en los hospitales. Cuatro, por si alguien no se había enterado con el comunicado oficial, el primer correo, el segundo correo y el tercer correo. Que también prohibieron ir a las ambulancias a las residencias de ancianos.  Que hicieron lo mismo con los pacientes domiciliarios.  Lo que viene siendo un plan y una estrategia, vamos.

¿Se explica ahora también porque la Fiscalía miraba para otro lado cuando ya había residencias con más de veinte muertos? Y después acabaron siendo noventa en algunos recintos. Porque no vaya a ser que también hubiese comunicados y e-mails para la judicatura, eh, qué mal pensado es uno....
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Publicar un libro de mierda trae a cuenta si uno de los destinatarios es gallego. Primero lo "secuestran" y aumenta su popularidad, y después viene una indemnización. Negocio redondo y riesgo editorial cero, como es lógico en una editorial especializada en el deporte más burdo y el ego periodista.
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La campaña de Vocento para no perder el importante canal de venta que son los bares alcanza nuevas cotas, con un último párrafo digno de Mortadelo y Filemón: ojalá acaben repartiendo baterías cocina. Para salir al balcón a estrenarlas.
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Más o menos creo que podré escribir una media de entre uno y dos post los fines de semana de la Nueva Normalidad, que para este espacio será algo excepcional. Por la regularidad, y por el compromiso. Si quieren contribuir a esta periodicidad pueden hacerlo a través del mejor medio y más fácil que he encontrado, basta con poner en destinatario el e-mail ciclismosergio@hotmail.com, rellenar el campo abierto con la sugerencia que quieran, e incluso poner la fecha de entrega.Otra opción es esta, muy similar. 

viernes, 5 de junio de 2020

Diario de la falsa normalidad (XIV): #Españahavuelto


Un sitio cualquiera en Salamanca
¿Disfrutando de las terracitas? ¿Leyendo medio ultras para elaborar informes de corta pega que incluso así mejoran los de la Guardia Civil? ¿Haciendo cuentas de cúanto se diferenciará tu sueldo del Ingreso Mínimo Vital o Paguita, trabajando 40 horas mientras otros van a trabajar cero horas? En definitiva: ¿qué tal con la falsa normalidad?.

Seguro que bien. Todo va bien y encauzado. Baste ver el sainete de tracto continuo con las cifras de muertos, ya señalado por aquí cuando había que hacerlo, y con un titular que jamás perderá su vigencia: "un país que no sabe ni contar sus muertos". Ahí seguimos, mientras la desviación en estos dos meses en la cifra de decesos apunta a 48.000 muertos atribuibles al Covid-19, lo que debidamente contextualizado significa que uno de cada 1000 españoles han muerto por la enfermedad.

Pero no es ese el tema que será protagonista, sino la imagen de España a nivel internacional. Si hubiese banda sonora a estos post, la de hoy sería un bucle continuo de la inútil españolista González Laya gritando #Españahavuelto, la soflama de indigencia mental con el que juró su cargo a principios de este año. 

¿Vuelto de dónde? ¿De qué? ¿Para qué? Y eso que fue lanzado cuando ni se olían lo que se venía encima, porque no sirve de nada tener un Ministerio de Asuntos Exteriores con Embajada en China que no reporte la gravedad de la situación, pero seguramente sí lo haga de los libros prestados por la sede del Cervantes en Pekín. Efectivamente, #Españahavuelto, pero a protagonizar ominosos titulares en la prensa extranjera.

Justificados, por otra parte. Por ser uno de los países más afectados por la pandemia, por el caos madrileño, y por la pésima gestión que se ve en el baile de cifras, y todo lo demás. Es muy probable que no les haya llegado que durante bastantes semanas un mínimo de 160 países -y hay doscientos y poco- cerraron sus fronteras totalmente a ciudadanos procedentes de nuestro país.

El recuento dejó de hacerse allá por mediados de marzo, cuando eran 137 los países. Después la web del Ministerio de AA.EE fue actualizando la información, para después hacerla desaparecer porque era un canteo, además de reflejar perfectamente cómo nos ven fuera, de manera mucho más realista que como lo podría hacer el país que se pavoneaba (y esto era de manera bipartisana, tanto derechas como izquierdas) de tener "la mejor sanidad pública del mundo".

Resulta procedente señalar todo esto porque ayer muchos repararon en la situación internacional de España a raíz de la enésima metedura de pata de la inútil Ministra de Industria Reyes Maroto, la misma de la que apenas se han tenido noticias durante la crisis, porque era más importante sacar al astronauta que a la persona responsable del aparato productivo real del país.

En una rueda de prensa dijo que "España abrirá sus fronteras con Portugal y Francia el 22 de junio", cuando la información anterior era que sería ya en julio. Lo dijo así, como una dádiva de esas ya aplicadas para pasar el aforo de las terrazas en Fase I del 30% al 50%, con toda la arbitrariedad y la falta de reflexión que han protagonizado algunas de las decisiones más sonadas de la gestión de la desescalada.

Homenaje a Bleda y Rosa, y su serie Campos de Batalla
El problema es que aquí no se trata de horarios de niños -inolvidable esa tarde de foxtrot adelante y atrás con la decisión- o conceptos cubiertos por el escudo social, sino de una decisión que también afecta a otros países donde tienen la inmensa fortuna de no ser gobernados por esta recua política. Tu podrás abrir una frontera si te da la gana, pero si no lo hace la otra parte sigue siendo una frontera.

Al poco tiempo la noticia llegó a Portugal, donde el Ministro Augusto Santos Silva se enfadó bastante -en términos portugueses, entiéndame- por lo unilateral e inesperado. Es un detalle importante, porque como ya se indicó aquí en su momento, Portugal cerró las fronteras con España a principios de marzo, y es una de las razones de su éxito como país en la gestión de esta crisis. También habrá ayudado tener un científico de verdad en el Consejo de Ministros, y no una mierda de astronauta que se cree científico.

¿Y por qué escupe Reyes Maroto su invento justo ayer? ¿En qué mundo vive? En el de las presiones. Recuerden que, entre las noticias estrella de este periodo, está el cierre ya anunciado desde hace años de las factorias de Nissan y Alcoa en Barcelona y Lugo, respectivamente. Imaginen las presiones que recibirá la Ministra que incluso ha habido gente que pide nacionalizar esas plantas, como así se fuese a crear la demanda...

Increíble gráfica gallegoide donde España permite la entrada a españoles
Están esas presiones, y están las otras, más importantes, del sector turístico. Italia lo hizo muy bien y levantó las fronteras a principios de junio y sin avisar a nadie, para así apuntarse el tanto de la reactivación del turismo exterior: queda por ver si la gente tiene ganas de ir a un país donde sigue habiendo contagio comunitario incontrolado y con 80 muertos al día. De momento, Austria sigue  sin fiarse de Italia, no en vano es otro de los países que mejor lo han hecho.

Aquí ya saben cómo va el percal, con dos regiones como Baleares y Canarias que viven del monocultivo del turismo exterior, y donde incluso la primera habló de crear un "corredor turístico" para alemanes que los propios alemanes rechazaron. Por eso la prisa de la Ministra Maroto en hacer ese anuncio, que ha sido respondido por Portugal y Francia con una negativa muy contundente, especialmente por el desplante español.

Por eso es importante recordar que un día antes, solo un día antes, Portugal había dicho que la frontera iba a seguir cerrada. A Maroto nadie le debió decir nada o, lo que es peor, se lo dijeron y le dio igual, porque España trata con una superoridad insultante al país vecino, y si no recuerden la justificación de la Fanática Ecologista Dolores Ribera sobre por qué el Covid-19 había impactado menos allí.

En Portugal ya saben el dicho sobre el bon vento que viene de Castilla , y han ido ampliando sucesivamente el cierre de fronteras, como esta noticia de abril donde se extendía el plazo hasta el 17 de mayo. Y veremos lo que pasa llegado el 1 de julio, porque la directriz europea es que abran fronteras entre países con zonas epidemiológicas similares, cosa que ahora mismo solo se da entre Huelva y el Algarve, no precisamente la frontera hispano-lusa más transitada.

En cuanto a Francia, hay como en España un llamamiento generalizado a pasar las vacaciones 2020 en el país, y la apertura de fronteras servirá únicamente para la conocida como Operación Paso del Estrecho (Marruecos sigue con la frontera cerrada) y los que tengan alguna residencia al sur de los Pirineos. No va a haber una avalancha masiva de turistas, y más con la imagen internacional justamente se ha labrado España.

Entonces, ¿para qué tanta prisa? Porque ya están los medios de comunicación de la patronal advirtiendo de que "nos vamos a quedar a la cola en la reactivación del turismo", cuando el problema no está en la oferta -España es un país que gusta- sino en la demanda, que se antoja muy difícil de recuperar salvo aplicando las mismas artes de siempre: en un país donde la hostelería paga un vergonzante 10% de IVA para atraer precisamente turismo barato, prepárense para las mayores aberraciones posibles para recuperar parte de esos 80 millones de visitantes extranjeros al año.

El #Españahavuelto se va a materializar en precios de derribo, y sueldos a la par. Ah no, que ahora hay un salario mínimo regulado, y obligatoriedad de fichar. Ya verán que poco van a durar esas conquistas sociales y cómo van a entender perfectamente lo de Nueva Normalidad.
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Seis personas, seis, para el estudio de mierda donde España intenta justificar que el clima y la contaminación han hecho que el Covid-19 haya afectado más al país (Madrid, en concreto). Es todo de una indecencia indescriptible. Con los resultados, descritos de antemano, dirán que somos "referente mundial", como con el estudio serólogico.
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¿Cúal es el principal problema de dar algo gratis y por la cara? Que no se valora. Que se deprecia de origen. Aquí una buena muestra de esa máxima. Que el problema no es Telepizza ni Rodilla, sino el sistema montado en torno a la industria del hambre.
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Pero ¿alguien duda todavía que no hubo un plan Wannsee respecto a los enfermos con Covid-19 en residencias y hogares? La evidencia es abrumadora. Tanto, tanto, que todas las medidas de intervención, medicalización y control de esos centros no han servido para nada, y han seguido muriendo ahí sin recibir atención médica hospitalaria. Pero seguro que por otras patologías. Vamos, no hay más que pruebas al respecto.
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Un libro escrito en nueve días. Seguro que está muy bien. Qué buena es la industria editorial. Proximamente en sus aeropuertos. Vacíos, y con razón.
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El peaje en la sombra escondía -sin mucho esfuerzo- un jugoso negocio para las constructoras y concesionarias.  Por eso fue tan impulsado por el Partido Podrido en sus ocho años de milagro económico. Ya se pagará. Aquí un magnífico ejemplo de los antecedentes de las radiales.
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Punta Langosteira tiene un origen claro, y no es la lluvia de millones a raíz del Prestige. Fue el alcalde Vázquez del PSOE el que, viajando y copiando por ahí, vio que las ciudades que habían sacado el puerto de su casco urbano lucían más bonitas y limpias, y pensó que un milagro de tal calibre podía hacerse en La Coruña. ¿No lo había conseguido también con el tranvía que no lleva a ninguna parte?

La idea, en principio buena, era enormemente difícil por la complicada orografía costera gallega, y ya el puerto de La Coruña ofrece bastante dificultades en su maniobra de aproximación. El mar abierto, y lo rudo de esas aguas del fin del mundo. ¿Solución? Construir un nuevo puerto con ese dique de abrigo soviético y en mitad del mar. A lo gallego. A lo bruto. A lo animal. Lejos de la ciudad y las industrias, sin conexión alguna. El resultado está a la vista de todos, especialmente Google Maps.

Eso sí, los primeros en pedir rescates a Europa y que paguen los holandeses.  
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Paper de 2004 a cargo de ese genio que es Vaclav Smil sobre Guerra y energía.
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Un par de músicos y programadores crean un algoritmo que ha generado todos las melodías posibles. Las han registrado, y después las han puesto en dominio público.
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¡Viva el Régimen del 78!