Mostrando entradas con la etiqueta Alsa. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Alsa. Mostrar todas las entradas

lunes, 10 de febrero de 2014

Mongolia es un país, no un periódico

Siempre buscando el secuestro por parte de la autoridad
Me han pasado un libro con la recomendación "te gustará" y ahí me he visto leyendo un panfletillo que, en contra del tópico de "barato", no lo es en absoluto: hace falta tener cara para pedir 17€ por Papel mojado. La crisis de la prensa y el fracaso de los periódicos en España, publicado por Debate a partir de retales sacados de Mongolia, una revista que se explica por su nombre.

Si he leído el libro, además de por la recomendación sincera, es porque pertenece al subgénero "periodistas despedidos de El País que rumian rencor por doquier", todo un fenómeno de nuestra democracia y que dura ya varias décadas, con figuras ilustres como Martín Prieto hasta el último afectado, el tal Pere Rusiñol que firma la introducción y gran parte de las columnas que se publican en Mongolia bajo el epígrafe "Reality News".

En teoría, esa es la parte seria de una publicación que se caracteriza por el mal gusto, los fotomontajes, un humor austral (por argentino), un precio en kiosko de 3€ (e impreso en papel de periodico) y por ser un testimonio tangible de la decadencia del periodismo y de nuestra sociedad. Nos intentan vender El Papus, pero sin un mínimo de gracia. Dicen que tienen 40.000 ejemplares de tirada. Conozco alguna biblioteca pública que se ha suscrito.

Esa parte seria tiene auténtica obsesión por el esquema informativo español, porque está escrito por expulsados de la torre de marfil que ha sido siempre Prisa. Es una sección que combina escrutinio del registro mercantil con cotilleos, difamaciones, códigos-clave, mala baba, historias viejas, mala baba, delirios de vanguardia del proletariado y mala baba.

El libro está estructurado en función a un complejo sistema: de las escasas 120 páginas, 34 son para El País, 26 a Público, 13 a La Vanguardia y 8 para El Mundo. Como lo ven: el periódico más nauseabundo de Europa, y sólo obtiene la parte final y la de menor cuantía en un libro que lleva por título (y portada como de informa policial) toda una declaración de intenciones. Y tanto: parece que estén buscando trabajo en el antiguo reino de Pedro J. del que, empero, han sido incapaces de vaticinar su caída. La de Cebrián la anuncian del orden de 50 veces.

Odio y rencor es lo que define a este carísimo panfleto. No hay ni siquiera una labor de edición que evite que el lector tenga que leer sucesivas veces que Cebrián cobra 12 millones de euros: el dato vuelve una y otra vez como una gota malaya. El libro es la mera regurgitación de bilis de unos despedidos (con bastante razón, a tenor de lo demostrado), tan falsos que sólo pueden firmar el libro como Reality News/Mongolia.

La sección dedicada a Prisa se puede resumir en esto: eramos muy buenos, pero Cebrián nos ha hundido y puestos en manos del pérfido capital, llegando a apuntar un capítulo a La Caixa y el Opus. En El País incluso han cometido la tropelía de publicar fotos de Isidre Fainé, a la sazón mandamás de la empresa de la Infanta Cristina, como si el lector de El País no estuviese acostumbrado, con la anterior hégira, a ver fotos de Polanco y de la gallega de la Barreiros, al menos mientras estaba amancebada con el empresario editor.

Es un libro rídiculo. El interés de la lectura va en función a las salvajadas que se dicen. En la página 41, por ejemplo, se lee: "Música para los oidos del subdirector de Opinión, ex maoísta reconvertido en neocon con ingredientes de cristiano renacido". No ponen el nombre, pero el lector interesado -no yo, desde luego- puede identificar fácilmente a la persona definida a brochazos. Y con odio moruno, aunque el nombre Pere sea tan catalán.

Hay múltiples ejemplos: en un artículo titulado 36 notas sobre la crisis de El País, y que no son más que 36 chascarrillos escritos como desahogo, sin orden ni presentación alguna, el número 13 es una vulgar exhibición de apodos que habrá hecho las delicias a los iniciados, y el número 27 dice que, entre los despedidos por el ERE de El País, están "el que más sabe de energía, el gran corresponsal de guerra, el mejor escritor, el mejor polemista, el que mejor conoce la UE, el gran experto en ETA" y el gagá de Jose Yoldi. Acabáramos. Falta un Premio Nobel.

Una resentida histórica como Maruja Torres, en la presentación en BCN
Este es el nivel. De Público dicen que iba muy bien, que tal y que cual, pero que no lo quisieron rescatar, que Roures tiene un yate, que tal y que cual; de La Vanguardia, remontándose a la noche de los tiempos, cotilleos de redactores que se casan con la hija del jefe; de El Mundo, que Casimiro García-Titadyn presionó a unos testigos protegidos del 11-M para que alterasen su testimonio, cosa ya sabida porque aparecio en esos medios tan vilipendiados por, oh paradoja, un estercolero que se llama Mongolia.

Ok, muy bien. Yo me pongo el primero en la cola para criticar los espantosos periódicos que tenemos en España, pero también se muy bien cual es el peor de todos. También se muy bien que una revista grotesca como Mongolia no es la más adecuada para esta misión de agitprop. Lo que queda claro con este libro-panfleto es que la crisis de los medios es en gran parte responsabilidad de los propios periodistas, que solo hablan cuando los expulsan del paraíso con espada flamigerante: ahí está el perenne recuerdo de los propagandistas de Canal Nou denunciando manipulación, pero cuando estaban despedidos. Es más: tuvieron que cerrar el medio para que cantasen.

Basta ya de acusar a los jefazos, porque gran parte de la cadena de la mierda informativa la han hecho estos periodistas, tan indeseables entonces como ahora. Este libro (porque tiene lomo e ISBN) es sólo un ejemplo más.
***
Es hasta normal en el país y la ciudad que perdió una escultura de Richard Serra valorada en millones de euros y con un peso de toneladas. 
***
El comunismo era esto. Y retratos gigantes por las calles.
***
Como previsto, el Calatravo de Oviedo ha pasado a manos municipales. Uno de los Ayuntamientos más endeudados de España, lejos de estar contrariado con la jugarreta empresarial que le han hecho los de la familia de El Monopolio (de transporte de pasajeros en carretera), están encantados y dicen que van a hacer del edificio propio de una petromonarquía pérsica "un motor económico" para toda la región
***
Otro famoso "motor económico" era el famoso Niemeyer y su "Isla de la Innovación" asociada. Fíjense en esta noticia, donde al final y de sopetón nos dicen que la mujer del primer responsable de la pirámide (ya se que no tiene esa forma, pero me entienden) blanca de Avilés aparece en los títulos de crédito de la pelicula que Woody Allen rodó (parcialmente, y porque le dieron dinero público y troskista de Roures) en Asturias. Seguro que aparece "desinteresadamente".
***
Se pusieron con el Plan E. Están tan pegadas unas a otras que parecen un montaje escultórico con fines artísticos. 
***
Y, por terminar con algo más de #MafiAsturias, lean esta noticia. Una parcela en la mejor zona de la ciudad. No se sabe el propietario, sí a lo que se dedicaba. Pero no ponen nada más. Unos días antes salía esta otra noticia: empresarios venezolanos tienen 42 millones de euros "a plazo fijo" en un pueblo costero cuyo PIB anual es una quinta parte de esa fabulosa cifra. ¿Narcotráfico? Sí mi amol

lunes, 21 de octubre de 2013

Impuestos sobre comida basura

Están los paises innovadores en sus políticas, y están los países subdesarrollados que van siempre por detrás, buscando sólo la galería fotográfica, el impacto mediático y el populismo barato. Sin duda, México está entre esos últimos, especialmente desde que anunciase hace pocos días su intención de sumarse a las Fat Tax.

El impuesto mexicano pretende aplicar un 5% adicional de impuestos en alimentos que contengan más de 275 calorías por cada 100 g Al parecer, el 70% de los mexicanos tiene sobrepeso, y el Gobierno no ha tenido mejor idea que poner ese impuesto, una auténtica política recaudatoria puesto que los consumidores difícilmente irán a por alimentos alternativos en función del precio; de hecho, muchas de las comidas hipercalóricas son difícilmente sustituibles, y responden al antojo.

Además, no parece que el ejecutivo del televisivo Peña Nieto haya tenido en cuenta el fracaso de las políticas de Fat Tax en países mucho más desarrollados que el suyo propio, donde no deja de encarnar al típico blanquito de la oligarquía local que gobierna sobre 110 millones de ciudadanos que en su inmensa mayoría son de otro color de piel.

Dinamarca, uno de los países más avanzados del mundo y donde la obesidad no es el flagelo de salud pública que supone en México y en EE.UU, dio marcha atrás en su política al comprobar que nada menos que el 48% de sus ciudadanos hacían las compras fuera del país -bien desde Copenhague a Suecia a través del puente de Oresund, bien con la frontera con Alemania hacia los bien nutridos Aldi y Lidl- para evitar el impuesto, que en algunos casos había incrementado el precio de quesos y carne de cerdo en un 25%. Y Dinamarca es un productor mundial de estos productos.

Al igual que en la Ley Seca -o siempre que se ha puesto una barrera al libre mercado que supone ese ejercicio de libertad que es hacer la compra-, los ciudadanos/consumidores buscaban la manera de evitar el fisco recaudador, escondido una vez más bajo el mantra de la salud y el bienestar común, como el impuesto revolucionario que aquí se cobra bajo la fórmula de tasar aún más el precio del combustible con la excusa de financiar la sanidad pública a través del "céntimo sanitario", céntimo que en Castilla-León sube a cinco céntimos, sin adoptar el plural.

Coincidente con el fracaso danés, también se intentó aplicar medidas similares en Reino Unido -llamado pasty tax-, un país donde el dulce es más barato que el agua y omnipresente en todos los rincones, y también en Nueva York, donde se ha llegado a intentar aplicar en  bebidas carbonatadas e hiperazucaradas, y conocida como Soda Ban. En el caso de la ciudad americana, el multimillonario alcalde Bloomberg se cebó en los formatos de capacidades superiores a medio litro, pero la justicia -que en EE.UU siempre defiende la libre elección y la libertad de mercado- tumbó los planes del oligarca. Porque también hay oligarcas que no son rusos. 

Era el año 2012 y fue la edad de oro de las Fat Tax. Evidentemente, el fracaso danés echó atrás a todos los posibles abogados en pro de la salud individual y colectiva, siempre dispuestos a hacer de salvapatrias y arterias a la menor de las ocasiones, pero ya habían conseguido embaucar a responsables en Francia e Italia, e incluso en España empezó la campaña de propaganda.

De hecho, hubiese estado bien como continuidad a la ocurrencia que en 2007 tuvo la inestable y desquiciada gallega Elena Salgado, por entonces Ministra de Sanidad de Zapatero. La autora de la expresión "brotes verdes", la de la "batalla de la sanidad"  anunciada en El País Semanal, fue una pionera y denunció que una hamburguesa determinada de Burguer King contenía casi 1000 calorías y "superaba las recomendaciones internacionales de grasa saturada".

Dada las características de Ministerio de Sanidad, creó una alerta alimentaria y una mala imagen para la compañía en lo que parecía otra de las batallas zapaterianas contra molinos de viento, mientras al mismo tiempo se daban visados de obra para 800.000 viviendas al año: por eso había tiempo para perderlo en esas estupideces, o con la estúpida de bote de la Salgado, la misma que se candidó a la presidencia de la OMS sin ser médico.

Evidentemente, se han hecho grandes avances en la salud pública con medidas centrales: una de ellas ha sido reducir la cantidad de sal en la barra de pan, aunque en algunos sitios siguen vendiendo auténticas piedras de sal moldeadas con forma de barra de pan. Es una medida efectiva, con beneficios directos -pan se come cada día, hamburguesas no- y, especialmente, sin impuestos añadidos.

A nadie escapa que intentar desincentivar el consumo de unos alimentos que en muchos casos presentan rasgos de adicción -esa gente que bebe Coca-cola como sustituto del agua- con impuestos no es más que una medida recaudatoria, y que la salud es secundario. A ver como acaba el asunto en México, pero conociendo el país y el chacalismo de su clase dirigente, peor que el problema que intentan solucionar.

Aquí en España, donde la Marca España presume de ser el primer país productor de aceite de oliva del mundo (800 calorías por cada 100 ml, uno de los alimentos más hipercalóricos existentes, por mucho que se venda casi como una medicina), ya estamos preocupados porque en Reino Unido etiquetan los productos elaborados con la sangre de Jaén como lo que realmente son, aunque jamás los vendan con esa imagen. Al contrario. Aquí no ponemos ni el etiquetado adecuado, no vaya a ser que alguien algún día se den cuenta. Y cuando se ponga, a lo mejor también viene con un impuesto, porque en el sur de España la obesidad empieza a adquirir proporciones norteamericanas.
***
La capital de la Comunitat Valenciana hace tiempo que está en Palermo.
***
Cinco años del calado del túnel de Pajares, cinco años, y todavía sin abrir. Y una vez que se abra, el panorama en la simpática provincia asturiana es desolador: desde 2005 se han perdido 3 millones de viajeros de tren a favor de El Monopolio, nombre con el que no opera la famosa compañía de transporte de viajeros por carretera con origen en Asturias.
***
De la serie Pasear chapa, llega una línea de media distancia con una tasa de cobertura con venta de billete de un espectacular 12´3% del coste del servicio. Fíjense cómo en la noticia se cita explícitamente a El Monopolio, camino de serlo aún más.
***
Vivir de los manifestantes.