miércoles, 18 de noviembre de 2020

Atentado terrorista-religioso en Madrid

El cruceiro y el barrendero

Vivimos un tiempo maravilloso para las noticias descacharrantes. Hace pocos días apareció destrozado un horrible cruceiro plantado en medio del centro de Madrid, porque era un "regalo" del Centro Gallego a la ciudad. No faltó el tiempo para que los responsables políticos apuntasen a la vía ideológica -por su significación cristiana, no gallega- para ese derribo, porque en el fondo están ansiando tener a su Samuel Paty, a tener de nuevo a la ETA, a poder sacar su ideología.

La presidenta regional habló de "se empieza por atacar lugares de culto (...) y se sigue así", quizás refiriéndose a que algunos de sus rivales políticos se dedicaban a asaltar iglesias en sus años universitarios, cuando ella estaba en una asociación del Opus llamada Altavoz, y el presidente gallego -región que exporta desde hace 400 años ingentes cantidades de población a la capital- amenazó con enviar un nuevo regalo, quizás aún más feo que el derribado. 

La ocasión es propicia para hablar del espantoso lugar donde está emplazado ese horrible símbolo de una civilización obsesionada con la muerte -la propia tipología del cruceiro es profundamente mortuoria- y el feísmo, y es que la plaza Jacinto Benavente es, en sí misma, un horror donde el símbolo derribado era un elemento más. 

Y si estaba ahí es porque el Centro Gallego está al lado, en un edificio horrible construido cuando el Desarrollismo, y que no desentonaría nada en Navalmoral de la Mata o Monzón como el típico edificio con gestorías, seguros agrarios y anuncios de Vía Dígital descoloridos. Es tan horrible y, en si mismo, tan gallego, que durante muchos años su primera planta estuvo sin ventanas, en una imagen más propia de Ankara o de Chantada que de la capital de España. Para afear aún más el conjunto, tiene una escalera de incendios exterior, como si esto fuese EE.UU.

El magnicidio

Toda la plaza en sí misma es un despropósito, y un perfecto resumen de lo que es Madrid. Está situada a medio camino entre la Puerta del Sol y  la Plaza Mayor, en un punto elevado que hace de nodo de caminos: ahí acaban o empiezan la calle Atocha, la calle Cruz, la calle de la Bolsa o la calle Carretas. Podría ser un sitio bonito, y es profundamente horrible. Un asco sin solución, por mucho que haya mejorado perceptiblemente en los últimos años. 

Al menos ya no hay putas callejeras que, en el sentido del reloj, se situaban justo en la acera de enfrente del Centro Gallego, sabiendo que no hay mejor cliente que los parientes de Tojeiro. Hace poco peatonalizaron el estrecho tramo de calle que separaba ambas orillas, ya demasiado tarde para facilitar las relaciones. 

Siguiendo ese sentido y orientación norte, en la esquina superior derecha de la plaza hay una librería de la cadena cristiana San Pablo, donde siempre merece la pena una ojeada al generoso escaparate, con su universo paralelo e invendible. En la misma acera hay una franquicia de churros, y todo ese lateral está separado de la plaza por la horrible boca de un aparcamiento y la salida de un túnel subterráneo que cercena todo el conjunto urbanístico, si lo hubiera o hubiese en algún momento. Es una muralla infranqueable, y un auténtico disparate.

En la parte sur de la plaza está el Teatro Calderón, volcado desde hace tiempo a los musicales, y famoso en su momento porque un día se cayó toda su marquesina de golpe, matando en el acto a varias personas. Es un edificio bonito, de estilo beaux-arts, y que no desentonaría en París o Bruselas, pero que aquí aparece sin conexión alguna con su entorno, y también ayuda mucho que se llame Teatro Haagen-Dazs, o que continuamente esté cubierto con cartelones horripilantes de espectáculos para gente que cree que un musical es un acto cultural. 

La mítica primera planta del Centro Gallego

Y da igual, porque entre la plaza y este edificio con cúpula pasa la calle Atocha que, aunque dulcificada en sus carriles y con las medidas de restriccion del tráfico en el centro, sigue siendo un atolladero donde se juntan taxis y buses en un embudo, porque también es estación terminus para bastantes líneas de la empresa municipal de transportes, una instalación que se come el 20% de la superficie de la plaza. 

En la parte oeste, por fin, se encuentra un edificio unitario de la administración de Justicia, parte del Registro Civil, y donde durante mucho tiempo se han juntado a su puerta locos y desesperados con sus pancartas de que les han robado hijos, no les reconocen derechos, y cualquier otra cosa, en una escena digna de ciudad estadounidense. El panorama un día normal es de cagadas y meados, mientras una terraza abusiva invade progresivamente más espacio, porque encima ahora tiene la legislación de su parte con lo del Covid-19. 

El conjunto se completa con una horrible estatua realista -esa moda de los noventa y dosmil- de un barrendero en posición de barrer, y que está puesta justo enmedio del eje norte-sur de la plaza, de tal manera que si quieres atravesar rápidamente el lugar -como hace todo el mundo, porque nada invita a quedarse- está justo en medio, produciéndose habitualmente escenas de confusión entre los viandantes, azuzadas porque en Madrid nadie deja pasar a nadie, en una muestra de civismo compatible con lo de ciudad abierta y acogedora. 

Muchos elementos urbanos=muchos obstáculos

No hay plaza. Todo el conjunto es un horror sin paliativos, y solo la reciente peatonalización de varias calles que van a dar a ese sumidero ha aliviado un poco la angustia del lugar. Como ven, el cruceiro no podria estar en mejor sitio: es un elemento tan horrible, tan fuera de lugar, y tan vinculado a un sitio y una cultura ajenas, que solo ahí podría pasar desapercibido, y ni siquiera, porque también estaba situado justo donde más puede molestar a un viandante. 

Ha adquirido un protagonismo que no le pertenece porque hay ganas de politizar todo. Desde un primer momento los comerciantes del lugar dijeron que lo había derribado uno de los muchos vagabundos y sin techo que prosperan día tras día en Madrid, sin que ninguna administración ataje el problema. Incluso el propio ABC, con lo que le hubiese gustado un derribo ideológico-religioso, ha tenido que reconocer que el iconoclasta es un músico callejero, y no un mena al grito de allahu akbar. 

Feijoo ya ha prometido reponer ese símbolo inmarcesible, esperemos que esta vez con el doble de tamaño. Al fin y al cabo, en Madrid está el mayor cruceiro del mundo, esa Cruz del Valle de los Caídos, erigida -y no es casual- como decoración para la tumba de un gallego, pero que solo le ha servido para menos de 50 años. Sic transit.  Qué menos que estar a la altura de las circunstancias y regalar una con mejor pedra, esa palabra y material totémico para esa cultura.

Será otro apaño circunstancial. Como explicado, no es el símbolo regionalista-religioso en sí, es el conjunto donde se ubica. Y, al igual que en el Valle de los Caídos, algunas cosas solo se solucionan con dinamita y volviendo a erigir todo de nuevo, intentando no repetir los errores del pasado.

***

En su labor profesional, los militares ven vídeos pornos de pago y sacan parecidos con compañeras, a las que acosan y persiguen para expulsar de la carrera.  Todo tiene una lógica muy trazable.

***

Las mamandurrias de este país no tienen fin. Además, la Cruz Roja es especialista en estas lides. Se lleva una subvención por la cara por su ayuda en la "Operación Paso del Estrecho", que este año no se ha hecho, como recoge el preámbulo. Entonces, ¿cómo logra chupar del bote si no ha habido prestación alguna de servicio? "Por ayudar en otras tareas", como informar, distribuir mascarillas....en una de las razones incluso se usa el condicional....

341.400 euros, otra patita más de la lluvia de dinero público -que pagaremos con deuda y déficit- sin control alguno.

 

17 comentarios:

Elkloden dijo...

Siendo yo gallego (supongo que no soy una parte imparcial) los cruceiros no me parecen símbolos tan horribles, siempre que encajen en el entorno. Es cierto que los de cemento que plantan ahora son aberrantes, pero los viejos de piedra tienen su encanto. Hasta los navegantes portugueses dejaban su padrão al descubrir nuevas tierras, quizás el de Madrid también simbolice conquista ideológica XD.

Por otra parte, lo de los Centros Gallegos merece capítulo a parte. Hace unos años estuve en el de Barakaldo, poco más que una taberna con un gran comedor. La Xunta y el cluster de turno habían organizado una gran comilona previa a la feria de biotecnología Biospain con el pretexto de hacer networking. Llevaron a dos Conselleiros e incluso hicieron una queimada con cena pagada para ciento y pico personas. Al final los políticos se sacaron la foto, los empresarios comieron y bebieron bien y los del centro gallego cobraron una pasta (creo que hacer el conjuro de la queimada eran unos 50/60 €). Todo un éxito! Aunque nadie hizo ningún contacto allí.

Sergio dijo...

En su debido contexto, es un símbolo más. En medio de una plaza agreste, es una aberración. En muchos sitios del extranjero no hay Centro Español, sino Centro Gallego.

Dardo dijo...

Hace años la gente emigraba y las comunicaciones eran más difíciles así como el nivel económico de las personas lo que hacía que pasara mucho tiempo en volver a su tierra. Las casas de España en el extrajero, centros regionales... servían de punto de reunión para aqueñas personas.

Actualmente los gallegos, asturianos... que andan, por ejemplo en Madrid, tienen más posibilidades de viajar y ni visitan ni necesitan un centro así.

Hace tiempo que la existencia de ciertos centros regionales perdió su sentido (¿Casa de León en Gijón?). Habría que ver cuánto dinero se va ahí en subvenciones.

Anónimo dijo...

Excelente descripción del horror que es la Plaza de Jacinto Benavente.
Una precisión: la marquesina que se cayó y mató a varias personas, ¿¿no fue la del Cine Bilbao, en calle Fuencarral?? Hoy sede de una tienda de Sfera.

Javier C dijo...

Tengo que confesar que después de 35 años viviendo de manera intermitente en Madrid ciudad y pasar miles de veces por la plaza, no me había fijado nunca en el cruceiro.
Brillante descripción de una plaza adefesio. y sí, el edificio donde está el Centro Gallego es simplemente horrible, a tono con las putas de la calle de la Cruz.

Anónimo dijo...

El cruceiro ese era horrible y daba bastante "mal rollo"

Y relativo a los centros gallegos, los de Burgos y Donosti, de gallego poco

AlexBP



Sergio dijo...

Gracias por vuestros comentarios.

Dardo: las casas regionales servían para contraer matrimonio con gente de tu mismo puebloo o cercanías. Es la cruda realidad.

Anónimo: la del Calderón se cayó en 1999, la del Bilbao creo que fue mucho antes, y mató a mucha más gente.

Javier C: jopé, pues es imposible no verlo. Incluso le pusieron una verja de metal basto para protegerlo....era y es sencillamente horrible, e imposible de obviar.



Javier C dijo...

Ja, ja, ja...no estoy tan ciego para no verlo literalmente pero estaba ahí como un fondo en el que no me fijaba desde hace décadas. Me imagino que cuando tenía 20 años sí lo vería con detalle. A lo que me refiero es a la inanidad de tantos objetos urbanos, a esa acumulación de objetos sin sentido y sin relación unos con otros. Son "cosas" en el sentido más despectivo del término.
El post es brillante porque identifica uno de tantos agujeros negros de Madrid. Es increíble hasta qué punto existen en la capital de las Españas lugares de aluvión que se han construido por acumulación de cosas sin relación y sin sentido. A 200 metros de la Puerta del sol y 300 metros de la Plaza Mayor tienes una plaza absurda llena de obstáculos. Lo del parking delante de la churrería y las marquesinas de autobús es una barrera que crea un caos en la movilidad. La calle Atocha sigue siendo un atasco continuo.
Cuando cruzo desde Atocha por Benavente y Carretas hasta Montera y la Gran Vía y veo a todos esos turistas disfrutando en las terrazas entre putas y sin techo (y policias), me pregunto cómo nos verán de exóticos y atrasados y recuerdo que Madrid está más cerca de Marruecos que de Paris.
Ahora, el detalle que siempre me ha encantado es el monumento a la integración en la CE delante del Palacio de Santa Cruz. Esa placa llena de meados de perros e indigentes (al menos ya no están los cubanos) es la mejor imagen del entusiasmo europeista español.

Sergio dijo...

Es un horror de sitio. Si quieres cruzar desde el Teatro Calderón a la plaza, el paso de peatones te deja justo enfrente de la boca del parking y del túnel. En el otro paso de peatones, te deja justo en la playa de asfalto para la parada de autobuses.

El monumento que dices es así...incluso en la fuente que hay lado, una de las pocas de ese tamaño contenido que hay en todo el centro, he visto a indigentes lavando la ropa...el chino cutre de la esquina, con la luces semiapagadas acaba de configurar la auténtica realidad madrileñita.

Javier C dijo...

¿Qué opinas de cómo acabará la ¿remodelación/reconstrucción? de la Plaza de España?

Sciascia dijo...

Yo voy a romper una lanza por la belleza de los cruceiros... bretones. Los calvarios, que allí están situados en los recintos parroquiales, junto a la iglesia y el cementerio, forman con ellos conjuntos preciosos. En el centro de Nantes o Lorient no hay ninguno instalado en medio de una plaza, obviamente.
En general, Bretaña, que me parece una de las regiones más bellas de Francia, es, en lo urbanístico y en la organización del territorio, todo aquello que Galicia -quizá, que a lo peor tampoco- fue algún día (será por el granito y los pueblos marineros...) y la especulación y los vicios del terruño arrasaron. Ahora, seguro que los bretones tendrán lo suyo, y algún buen conocedor de Francia de este foro pondrá todo esto que acabo de decir en contexto.
Saludos y gracias a Sergio por este blog, y a los foreros por sus comentarios, con los que aprendo un montón de cosas.

Leo dijo...

Joder, lo de Galicia es tremendo. Cuesta recordar algo bueno que haya salido de ahí en los últimos cien años, excepción hecha de Arsenio Iglesias. Y porque (se dice que) es una buena persona.

Últimamente quedo para pasear por ahí con una amiga fotógrafa que ha vivido en Londres y nuestro veredicto respecto a Madrid es unánime: se trata de la gran capital más fea de toda la Europa Occidental. En serio, sacar buenas fotos (en el sentido de "bonitas") del paisaje urbano madrileñita se antoja difícil. Hacerlo en base a su feismo, su pobreza y sus ínfulas dignas del poblachón sobrevenido que es, resulta en cambio mucho más fácil. Y la plaza de marras que protagoniza el post es un claro ejemplo.

Iba a comentar algo sobre el suelto de la Cruz Roja, pero "pa qué". Total, si por lo visto acaban de renovar el contrato que les unía a la Sanidad Madrileña en términos propios de lo que es (una empresa privada que como tal busca obtener beneficios, además con métodos bastante turbios). Cuando tratas de explicarle esto al madrileño medio (esto es "de pueblo") se cree que le estás tomando el pelo, aunque le restriegues las evidencias por la cara.

De Biden "el Dentudo" poco que decir también, excepción hecha de ese refrán que dice que "mal vendrá que bueno te hará". En RR SS me he hartado de leer a peinagatos decir que Trump era malo porque "es misógino y machista". Pues a este, de entrada, parece que le gustan otras cosas... y no hay que olvidar su pasado con Obama, ese presidente cuyo único mérito era el de ser negro y que obtuvo un Novel preventivo de la Paz... antes de provocar más guerras que Bush. Se dice pronto, eh.

Un saludo a todos.

Motumbo dijo...

Leo, en el caso de Galicia yo diría que a lo largo de los cien últimos años han salido unas cuantas cosas buenas de aquí, porque con la cantidad de emigrantes que hemos "exportado" alguno bueno tenía que haber. El problema, como sucede con este tipo de regiones "emisoras" de población, es que el que ha tenido un par de dedos de frente no ha vuelto.

De los que volvieron, baste señalar que el estereotipo por excelencia es el que sabiamente invirtió los dineros ganados en el extranjero en construirse algún horterísima "Exin castillos" en su aldea de origen; tales aberraciones arquitectónicas salpican ahora el paisaje rural galaico, tanto en la costa como en el interior.

O en preferentes.

En mi caso, estuve de visita en Madrid hace aproximadamente un año. Pasé por la plaza de marras. Apenas reparé en el cruceiro, pues el edificio del Centro Gallego me causó mucha más impresión... por su impresionante fealdad.

Anónimo dijo...

Sergio, por curiosidad, ¿qué opinión tenías del ilustre gallego Pepe Rubianes?

Sergio dijo...

Lo mismo que de Moncho Borrajo, su paisano.

Dolores dijo...

El amigo Leo de mas arriba debe de ser la reencarnación de Phileas Fogg, decir que Galicia no ha dado nada bueno los últimos 100 años, y que Madrid es la capital mas fea de Europa Occidental son afirmaciones que quedan muy bien para quedar de ser superior con tus citas del Tinder pero que te definen como un tonto integral.

Dicho esto y mira que me jode porque Madrid es mi pueblo donde he nacido y me he criado hay que reconocer su paulatino deterioro a todos los niveles y siendo una ciudad con potencial se ha dejado a merced de la especulación y el turismo fomentado por la mafia corrupta que lleva gobernando esta ciudad/región desde hace ya 25 años siempre apoyados por los madrileños en las urnas todo hay que decirlo.

Respecto a la plaza de Jacinto Benavente sin duda estaría en el top de plazas madrileñas infames, yo a esta añadiría la de Santo Domingo,con el aparcamiento que había daba miedo entrar, la Plaza de la Luna, mejor con la remodelación porque antes parecía sacada de Blade Runner y la plaza del Reina Sofia, desconozco el nombre pero siempre me ha parecido un lugar lúgubre.

Sergio dijo...

Y Vázquez de Mella, y Fernández Ladreda, y Ruiz Jiménez, y la peor de todas: Cristo Rey. El catálogo de plazas horripilantes de Madrid no tiene fin.