
Olga Viza estuvo mucho mejor que su predecesor. Habló menos, y se agradece. También estuvieron mucho mejor, a nivel formal, los dos contrincantes. Ya no había miradas perdidas al reloj, hubo más menudeo y toma y daca, pero se volvió a incidir en muchos temas. Quien más volvió a los mismos temas fue Rajoy; no había apenas empezado el bloque económico y ya volvió a hablar de "huevos, leche y pan", como un líder sudaméricano. Para zanjar de una vez este tema, por si no quedo clara la influencia del precio del petróleo en todo nuestro sistema productivo (por no decir civilización), habrá que recordarle a Rajoy una palabra de moda en los noventa: convergencia. España converge con las economías más fuertes de Europa, y es normal que los precios aumenten. La convergencia también es eso. Aquí lo que se pretende es tener la renta per cápita de Francia y los precios de alimentos de Portugal, y eso no es posible salvo en la petromonarquías.
Yo creo que Rajoy, o el que le escribe los discursos desde Sudamérica, no sabe muy bien lo que hay en el país. ¿Cómo se puede decir "hay una mayoría de españoles que no lo están pasando bien"? Con mucha cara dura. Y dice "mayoría". Zapatero estuvo keynesiano: ante la ralentazación de la economía, inversión pública (adelanto del Plan de infraestructuras) para vigorizar la actividad; y muchas más propuestas. Después se enzarzaron en lo del Financial Times, con Rajoy evitando pronunciarse sobre la meada fuera de tiesto de Elorriaga y replicando con una columna particular de un periodista. Como si no supiese que la opinión de un diario la fija su editorial, que las opiniones son como los culos (todo el mundo tiene uno) y que, a los españoles formados, lo que diga el FT nos la suda, lo que importa es lo que ha dicho su asesor de campaña al FT, que es muy distinto. El populismo y la tergiversación habitual de Rajoy, en una vertiente sumamente viscosa.
ZP supo esquivarlo bastante bien, salvo en la inmigración, donde ambos se movieron en parámetros de "preocupación". El leonés estuvo muy bien, arrancando la complicidad de Rajoy, cuando cito su aficción al ciclismo y la regularización con ruedas de bicicletas: primero le arrancas una sonrisa, después un bastonazo difícil de evitar. Muy americano. Muy bueno. En política exterior y de seguridad se habló un poco más de lo que pasa al otro lado de los Pirineos, el Guadiana y el estrecho de Gibraltar, y eso es una gran noticia para todos los ciudadanos, pero el tema fue el terrorismo, para variar. Rajoy empezó a enloquecer cuando afirmó que ZP había apoyado la guerra de Irak, porque el tema del 11-M -como es normal- le saca de su libre albedrío y vuelve al argumentario-recetario clásico del PP de entonces. Repitió "mintió" y "engaño" siete veces seguida -compruébenlo en el enlace de arriba-, como cuando se decía "caca, pedo, culo, pis". Y claro, tanto ambiente caldeado, que Rajoy utilizó su arma de destrucción masiva: "No creía yo que usted fuera a utilizar a los muertos y a presumir de cuánta gente había muerto en una legislatura o en otra", que se enmarca en la misma familia mental que el famoso "usted ha traicionado a los muertos". Muy triste, pero es así. Rajoy se desmelenó, descalificando completamente al rival ("Porque usted miente siempre, usted no dice la verdad nunca, ése es el problema"). Y vino la pausa, afortunadamente.
En política territorial el de Pontevedra se enrocó en la multa por no rotular en castellano, en vano. Es aquí donde el PP chirría más, y donde, como no cambie su postura, le será muy difícil volver a ganar unas elecciones. Si el PP, que cuenta con 5 escaños por Cataluña, aspiraba a recuperar los inalcanzables 11 de 2000, veremos en que se queda al final: desautorizando lo acordado por el Parlamento catalán, hablando del Carmel (obras de la Generalitat, no del Estado) e insultando a los votantes de ERC, a los que animalizó de la manera más absurda ("se han subido al monte"), el panorama pinta sombrío. Como no podía ser de otra manera. En Retos del futuro hablaron de educación y vivienda. El PP ganó en 2000 diciendo "tenemos la mejor generación de la historia de España", y ocho años después, cuando nadie ha cumplido su escolarización, la número tres por Madrid habla de "niños andaluces analfabetos". Rajoy lo mismo. ZP le contestó muy bien: "hemos partido de un retraso histórico", puesto que la mayor variable para el nivel de estudios alcanzados es el nivel educativo de los padres. Y ya saben cuanta gente iba a la universidad o siquiera el bachillerato en tiempos no muy lejanos. En infraestructuras Rajoy llamó a León "el pueblo de Zapatero" (y el se define como "un hombre de provincias", pero cuando quiere hablar de algo que no es su admirado Madrid se refiere a ello como "pueblo") y este le supo arrancar ese fantasma blanco que recorre la campaña del PP: que harán el trasvase, pero no preciso si del Ebro o de otra cosa. Supongo que trasvase de votos, porque la sangría que van a tener será de órdago.
En la conclusión ZP no estuvo tan brillante como la otra vez, repitiendo machaconamente "porque..." y su habitual discurso. Pero claro, si lo comparamos con Rajoy estuvo brillantísimo. Sinceramente, creo que este hombre está muy mal asesorado. Volvió con la niña (en la foto, ya mareada), terminando con un "esa niña" de canción de Jose Luis Perales; habló de Marx sin citarlo ("La economía es capital. La economía lo es todo", cuando yo pensaba que era un partido de ideas, de proyectos, y parece un partido comunista con planes quinquenales); fue quijotesco ("Lucharé contra los precios") y un detalle que ustedes, inteligentes lectores, no tienen que pasar por alto. Me extiendo un poco más en ello:
"Se necesita que todos los españoles estén unidos en sus tierras y en sus gentes. El estado de las autonomías es lo que yo defiendo, pero que funcione y bien, que sirva para favorecer al conjunto". Tras descalificar a ZP diciendo que no tiene "una idea de España", Rajoy recurre a una fórmula del siglo XIX para calificar nuestra diversidad y nuestro ordenamiento territorial: "tierras y gentes". Parecido al "coros y danzas" con el que se cerraba el NODO, y a veces también se abría. El PP nunca ha creído en el modelo autonómico (lo dice, pero después se corrige con un "pero que funcione y bien"). Resulta muy triste que el principal país de la oposición, y la única alternativa viable al actual Gobierno, tenga que referirse al conjunto de los ciudadanos como "tierras y gentes", como si esto fuese una finca. Con la Transición española se solucionaron dos de los tres grandes problemas políticos que arrastraba España en los dos últimos siglos: el modelo Monarquía o República y el llamado problema militar. No es poca cosa, y repasen sus conocimientos de Historia de España para ver todo lo andado. Quedó pendiente el problema de la articulación del Estado, al que se dió una solución imaginativa, innovadora y, a tenor de lo experimentado en estos 30 años, muy provechosa. Como decía Ortega, es un problema "que no se puede solucionar, y con el que hay que convivir de la mejor manera posible". La derecha que padecemos en este país nunca lo ha comprendido. Piensa que España es Madrid, cuya playa se llama Valencia, el norte "lo verde", Castilla el padre y el sur es analfabeto. "Tierras y gentes". Qué pobreza intelectual, que paso atrás, que desatino.