martes, 28 de agosto de 2012

Cosas que no se creen (VIII)

Muy atento al zeitgeist de su época, y también a lo que dice la prensa de derechas -y El País en su cúpula directiva-, no podía pasar por encima un tema recurrente en estos tiempos de crisis

La culpa es de las autonomías
"Hasta donde pudo entender el último que leyó la Constitución, las Comunidades Autónomas forman parte de la administración estatal" Pues sí, pero hace falta recordarlo. De hecho, fue el vilipendidado -en muchas ocasiones, de manera injusta- Zapatero el que hizo de esta verdad que aparece en la Constitución algo realmente efectivo.

Fue con ocasión de una cumbre hispano-lusa en el primer año de su mandato, donde invitó a los presidentes de las CC.AA limítrofes con el país vecino. Preguntado por la prensa de derechas -o sea, la inmensa totalidad- por qué esa deferencia, Zapatero no tuvo ningún problema en, desde su posición de Presidente del Gobierno de España, recordar que las CC.AA son también Estado, y así aparece en la Constitución. 

Sin embargo, Enric González es extremadamente posibilista al pretender que alguien ha leído la Constitución: la han leído, previo filtro de apuntes, los opositores, y porque es obligatorio; la han leído estudiantes de Derecho y Ciencias Políticas, previo filtro de apuntes y resumenes; la han leído profesores universitarios, pero probablemente no la han releído jamás; y, desde luego, no la han leído jamás bajo la óptica de que las CC.AA también son estructura del Estado, con lo que eso implica. 

No deja de ser paradójico que aquellos que siempre invocan la Constitución como un texto sagrado -incluso se llegan a definir en el ámbito vasco como "constitucionalistas"- sean capaces de realizar una lectura tan torticera del texto constitucional con tal de quitar relevancia a las CC.AA. Es lo que tiene la Carta Magna: criticada en su origen por ser demasiado de izquierdas, después resultó que era demasiado de derechas, a la espera del próximo movimiento pendular donde vuelvan a decir que es demasiado de izquierdas, para entrar a abordar su reforma, especialmente en lo de las CC.AA. Y quizás algo de libertades civiles, pero no nos salgamos del tema. 

Para el periodista González, que ya ven que evita la descalificación de las CC.AA porque no tiene recibo, la culpa la tienen en tanto y cuanto "han derrochado porque han montado sistemas clientelistas directamente emparentados con el antiguo caciquismo, pero sus problemas realmente serios corresponden a Seguridad Social, educación y otras competencias onerosas que fueron del Estado y se traspasaron a las autonomías"

Aquí habría mucho que matizar: han derrochado, pero en la misma medida que el Estado central o, si lo quieren, en la misma medida que permitía un nulo control sobre el crédito disponible -jamás vinculado a los recursos propios de cada territorio, porque siempre iba a salir el Estado central como garante final- y su retorno. Por ejemplo, puertos y aeropuertos, dos de las infraestructuras más onerosas, son competencias de "Madrid" -vamos a utilizar terminología de las CC.AA-, a las que después se suma la región con aportaciones mucho más modestas.

En cuanto al caquismo, desde luego no es algo uniforme en todas las CC.AA. Si lo es, y de una manera decimononica, en Galicia -particularmente Orense-, zonas de Castilla, Castellón y Canarias, pero el Estado de Autonomías y su componente democrático han logrado una renovación de las élites locales, algo de bastante entidad que González prefiere meter en el saco común de la descalificación, al vincular CC.AA con caciquismo, como si la gente votase todavía acompañada de la mirada de Gamazo.

En cuanto a las "competencias onerosas" trasmitidas desde el Estado central, abría que entrar en el tema del café para todos impuesto a y desde las autonomías, donde nadie quería ser menos que los referentes necesarios del País Vasco y Cataluña. Si ellos lo tienen, ¿por qué nosotros no? y así hemos llegado a ejemplos muy conocidos.

Una de las últimas competencias transferidas fue la de justicia, que muchas autonomías acogieron con los brazos abiertos -yo me lo guiso, y yo me lo como-, para después darse cuenta que produce mucho gasto y ningún beneficio en dinero contante y sonante, como pasa con el turno de oficio -boicoteado en las autonomías gobernadas por el PP- y demás servicios que daba el sistema judicial a título gratuito, y donde empiezan a caer las tasas o precios públicos, cuando no directamente los impuestos.

¡Y que decir de esa cosas llamada Ciudad de la Justicia! La hicieron en Cataluña, a la altura de Hospitalet, con un arquitecto de renombre. En Madrid no quisieron ser menos y se pusieron a hacer otra igual, donde el quinto pino, pero ahora se encuentra paralizada, los arquitectos de renombre sin cobrar -o abandonando la obra antes las inviables condiciones impuestas- y la presidenta regional, la lagarta Esperanza Aguirre, agitando el populismo que le es tan caro diciendo que hay que devolver las competencias de Justicia. Porque no tiene dinero, que si no ya hubiese organizado un sistema judicial paralelo, igual que organizó uno de espías.

Sí, en las autonomías se han cometido excesos imperdonables, tan de vergüenza que las propias sedes centrales de los partidos intentan apartarse de sus correligionarios radicados en los municipios y regiones de España, pero el sistema no es absoluto fallido, y más en un estado-nación realmente débil como es el español, con dos regiones que podrían ser perfectamente estados independientes y que solo a base de equilibrios y andar sobre el alambre se aguanta y se va tirando.

¿Qué el sistema funcionaba razonablemente bien porque estaba espléndidamente engrasado con dinero central y europeo, y que una vez desaparecido este puede saltar por los aires? Pues sí, pero es extremadamente ventajista aprovechar la coyuntura económica para poner en cuestión todo, cuando no todo es para borrar y hacer cuenta nueva. Y no creo que se logre, porque en estos 30 años de autonomías se ha hecho una labor de aculturización que ríase usted de Corea del Norte, hasta el punto que muchos ciudadanos se sienten antes partícipes de su región que de su país.

Digo esto porque Enric González lanza una andanada brutal como conclusión: "los gobiernos autonómicos, con la excepción parcial del vasco, no recaudan pero gastan: eso es idóneo para propiciar el descontrol. El sistema se montó mal y funciona mal. Igual que la Unión Europea". Como venía amagando en los anteriores puntos tratados, González acaba atacando a la Unión Europea, de la que dice que funciona mal (¡es increíble! Podrá ser mejorable, pero no funciona nada mal), que está montada mal, que no recauda pero gasta, y que propicia el descontrol.

Es increíble. Parece el discurso de un conservador español. Pero de los de Maeztu o Lucas Mallada, que de Europa sabían únicamente que se hablaba en otros idiomas, no de alguien tan cultivado, viajado y sabio como Enric González. Es un discurso nacionalista-centralista primario, con pocos paliativos. Y no, la culpa no es de la autonomías ni de la Unión Europea: las primeras son parte del problema, pero sólo reproducen a escala regional el esquema nacional; la segunda siempre será la solución y el referente en este país más cercano a África que al Rhin.

Grado de acuerdo con el artículo: 20%
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De la serie esto no es como Grecia, hoy llega un nuevo capítulo que todos sospechábamos. En el país helénico era bien conocida la afición por falsear las cuentas públicas, para hacerlas parecer menos malas de las que realmente eran. Decían que en España eso no era así. Bueno, pues tras el ejemplo de la Comunidad de Madrid, que pasó de lucir pecho por el déficit a, dos meses después e inoculada la propaganda, hacer aflorar 1.000 millones de euros de nada que se les habían olvidado ("por el gasto social" Goebbels estaría orgulloso), ahora llegan las cuentas del Estado central, eso que Rajoy llama "Reino de España".

Resulta que el anunciado crecimiento del PIB durante 2011 del 0´7% ha sido realmente del 0´4%, casi la mitad. Lo sabemos ahora, en el octavo mes de 2012. Esto no es como Grecia. No, no lo es: es peor, porque es mucho más grande.
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(Relacionado con la anterior) La banca española en su conjunto perdió 75.000 millones en depósitos en un único mes, el pasado julio. ¿A cúantos recortes equivale esto? Recuerden que el famoso rescate de Europa estaba cifrado en un máximo de 100.000 millones....
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El Corte Inglés es un Estado dentro de un Estado.

jueves, 23 de agosto de 2012

Cosas que no se creen (VII)

Enric González adopta la valiente postura de sacar el tema de la inmigración como problema, a la que dedica esta sucinta frase: "No fastidiemos. Esa idiotez se desmonta por sí misma".

La inmigración ha sido un problema

Su postura recuerda mucho a la que utilizó Mariano Rajoy es su extremadamente fallida campaña de 2008, la única de la historia de España donde se sacó -de refilón y con el temario bien acotado- este importante tema. Su asesor mexicano de campaña le aconsejó que cualquier interpelación sobre este tema debería ser zanjada así: "soy gallego".

Entiéndase por esa frase que, por su condición de oriundo de esta región ultraperiférica y esquiva con la modernidad, hasta el punto de seguir enviando a sus ciudadanos a la emigración -la segunda ciudad más poblada de gallegos tras Vigo es Buenos Aires-, ya lo decía todo.

Como si un hijo de la burguesía de provincias tuviese algo que ver esos gallegos analfabetos y con bocio que emigraban a los peores países de América y a centroeuropa, y que lo primero que hizo tras acabar la carrera de Derecho fue sacarse una oposición de Registrador de la Propiedad....vamos, justo lo contrario a lo que es la aventura y el drama de la emigración.

En fin, quédense con la cantinela evidente de que personajes tan diametralmente opuestos como Enric González y Mariano Rajoy zanjen el tema con una frase hecha, corta y que sirve para evitar el tema. Es la postura oficial, tanto, tanto, que los dos grandes partides políticos españoles decidieron que tampoco iba a ser tema de debate en la campaña electoral para el 20 de noviembre de 2011.

Precisamente porque una parte muy importante de la población -la que tiene más contacto vecinal con la inmigración- lo considera un problema, la inmigración no forma parte del debate público político o mediático de este país. Ahí está el ejemplo del imparable ascenso de un impresentable como Anglada -en 20 años, presidente de la Generalitat-, aupado a un importante poder municipal en Cataluña tras haber sabido aprovechar los resortes de un discurso antiimigración en una región compuesta por inmigrantes de otras regiones de España. No hay mayor tirano que el que ha sido esclavo.
 
Curiosamente -no tanto-, el PP local ha pescado votos en el mismo caladero que Anglada, pero en Badalona y con un personaje entre grotesco y simiesco, jamás desautorizado desde Madrid, porque todo lo que sea crecer en Cataluña esta bien, a costa de lo que sea.Y mejor no hablemos de la fuerte implantación municipal de un partido predarwinista como España 2000 en Valencia, esa región modelo de tantas cosas.

La inmigración no ha sido un problema: han venido a ocupar puestos de trabajo que los españoles no estaban dispuestos a ocupar, y de paso se han encontrado con una sociedad que daba sanidad, educación y seguridad personal a unos niveles que jamás soñaron con conocer, por no hablar de vacaciones pagadas, derecho a cobrar un sueldo sin trabajar y todo tipo de regalías que conocemos como "Estado de bienestar".

Se lo encontraron así, y no fue creado para ellos. Para cualquiera que piense que la emigración ha sido un problema, que tenga en cuenta que en España hay 2 millones de gitanos (no hay cifras exactas) que jamás han cotizado, expertos usuarios del estado de bienestar, y contra los que jamás se carga las tintas. No vinieron de ningún sitio, ya estaban aquí y se les puede reprochar los mismo que Anglada o el discurso más primario contra la inmigración dice habitualmente.

Yo nunca he visto trabajar a un gitano en los trabajos en los que sí veo mano de obra inmigrante: cuidando a personas necesitadas, en el tajo, tras la barra de un bar, en la sanidad pública, en los servicios de limpieza, en tiendas que abren con el sol y cierran cuando la luna está bien alta, en un taller mecánico y las tareas del campo.

Cataluña, la tierra de Enric González, que decide no entrar en el tema de la inmigración, también tiene muchos gitanos, al margen de la rumba. Evidentemente, comparto la postura del periodista de que la inmigración no ha sido un problema, pero estaría bien explicarlo y no quedarse en la respuesta automática que tanto abunda en este tema, porque cuando el poder político y mediático pacta no entrar en un tema, es que el tema existe y es problemático.

Grado de acuerdo con el artículo: 100%
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La pensión media de jubilación (contributiva) alcanzó los 948,81 euros/mes en agosto. La pensión media de todo el sistema fue de 831,54 euros. Vamos, que puedes haber cotizado toda tu vida y sólo cobrarás de media unos 100 euros más que viudos, inválidos, huérfanos y no contributivos, los otros pensionistas. Este sistema no se tiene en sí. No es ya su esquema piramidal, es que es tremendamente injusto.
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Según un informe de la Comisión Europea, la deuda pública española superará el 100% del PIB para el año 2020. Y eso en el más conservador de los escenarios, en los más probables se pondrá en un 110%. Estaría bien dedicar una serie de artículos a lo que significa eso: bibliotecas sin libros de novedad, infraestructuras decrépitas, imposibilidad de acometer inversión alguna. Simplemente ir pagando la deuda, que se pidió para mantener programas o inversiones improductivas por sí mismas. Es lo que tiene pagar la deuda al 7% o al 8%.
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Interesantísimo artículo sobre la burbuja de aeropuertos en China.Está todo centralmente planificado desde el XII Plan Quinquenal (y no es broma). Aquí otras imagenes curiosas sobre el demencial urbanismo de ese país. 
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Historia parcial e interesada sobre el Centro Niemeyer de Avilés. Empieza mal (califica de década el periodo comprendido entre 1991 y 1997, cuando se gestó y se inauguró el Guggenheim), está escrito con el ojo del culo y quiere ser un tirón de orejas, cuando en realidad es simplemente una caca de vaca. Asturiana, por supuesto.Titular "purgar sus excesos" en una región que ha construido un puerto soviético sin uso, que quiere un AVE sólo de pasajeros, que tiene un Calatrava inútil y horrible -perdón por la redundancia- y en la que todo es "grandonismo" (exceso) es una ironía de muy mal gusto.

jueves, 2 de agosto de 2012

Cosas que no se creen (VI)

Hemos vivido por encima de nuestras posibilidades


Al parecer, esta frase se está poniendo de moda, incluso para Enric González, que la desautoriza al meterla dentro de sus Cosas que no se creen. Ni el mismo se cree que no se la crea, considerando lo viajado e instruido que está.

Y si, fíjénse como aborda el problema: a partir de la deuda privada familiar. Debe considerar que el Estado -fuertemente endeudado- no ha proveído servicios durante este tiempo "vivido", o que las empresas privadas -aún más fuertemente endeudado- tampoco ha proveído servicio alguno a los ciudadanos durante este tiempo.

"Las familias españolas deben unos 80.000 millones de euros y la suma se reduce cada mes. Si dividimos los 80.000 millones por diez millones de familias, o por cinco millones, sale un endeudamiento medio muy discreto" Pobre hombre, o pobres sus lectores incautos: como lo supongo enterado de la hipoteca media de 150.000 euros, no se que endeudamiento privado le sale muy discreto. O medio.

Consciente de la debilidad de su argumento -ha sacado las hipotecas de ese endeudamiento privado, lo ha computado en los bancos- saca a colación el tema: "El gran problema son las hipotecas, pero no han sido los ciudadanos los que han creado la burbuja inmobiliaria ni los precios astronómicos de los pisos". ¡Toma ya! Es la famosa teoría que achaca toda la culpa a la banca y a los políticos: al parecer, los ciudadanos fueron encañoñados en las oficinas bancarias y obligados a firmar hipotecas a 30 años por un bien que no valía lo que costaba.

Yo creo que los ciudadanos crearon la burbuja inmobiliaria, porque eran la demanda. Si quieren otro día hablamos de la oferta, pero repito que está nunca encañoñó a nadie a firmar. Fue la demanda: de casa en propiedad, de segunda residencia, de no ser menos que el vecino, que con 23 años ya tenía casa, aunque le quedasen 30 para pagarla con su sueldo mileurista. Fue el ciudadano, y mientras no se comprenda esto poco va a cambiar.

Para el periodista González, el ciudadano no creo la burbuja "ni los precios astronómicos de los pisos". ¿Ah no? ¿Entonces quien fue? ¿Alguien que no era ciudadano? ¿Los mercados quizás? ¿Quien fija el precio de los bienes en una economía de libre mercado? La oferta y la demanda, ¿verdad? Si los precios de los pisos fueron creciendo exponencialmente era porque había compradores, y esos eran en gran medida ciudadanos ávidos de ver su inversión revalorizarse artificialmente, porque no adquirían la vivienda por necesidad.

Cualquiera lo puede comprobar: en España no hay chabolas en los alrededores de las grandes ciudades. No existía una demanda de vivienda asentada sobre causas objetivas de carestía de la misma. Lo que había era una demanda desproporcionada, como corresponde a una inversión especulativa en la que el ciudadano era el primer postor e interesado.

Como esto tampoco escapa a Enric González, y como la culpa no puede recaer nunca en el ciudadano, dice "tampoco son culpables los ciudadanos de que el mercado de vivienda en alquiler sea raquítico", pero no dice quien: seguramente los políticos. Son esos mismos ciudadanos que hacen una presión social agobiante si no tienes vivienda en propiedad, y los mismos que invierten los ahorros de una vida en cuatro paredes de ladrillo que después no ponen en alquiler porque piensan que es un bien que siempre se aprecia: una movilización de recursos fenomenal hacia un bien dificilmente convertible en dinero, y menos si lo tienes cerrado.

Sin embargo, la culpa es de la administración, que no ha regulado el mercado de alquiler. Disculpen, ¿pero que hay que regular? Un particular pone en alquiler un bien que es suyo, y el que considera que es justo su precio, lo alquila. Si existe una regulación anquilosada y cuyas culpas recaen en el Estado es la que protege al particular sobre el propietario, y que hace que muchas veces tenga más derechos el arrendatario que el arrendador. Nada de regulación sería lo adecuado, pero ya ha salido muchas veces a lo largo de esta serie lo del proteccionismo franquista que sobrevive en nuestra legislación.

González prosigue con populismo barato, atacando a las empresas: "Las empresas españolas deben aproximadamente el doble que las familias, y el grueso de esa deuda corresponde a los grupos de mayor tamaño: Telefónica, superconstructoras, etcétera". No son constructoras normales, son "super": deben a los bancos, a los que a su vez debe el ciudadano, salvo por el millón de casas sin vender. El resto se vendieron, y muy bien. Es deuda privada familiar, por mucho que se empeñe.

Sin embargo, ahí está la refutación de la gran verdad que es Hemos vivido por encima de nuestras posibilidades: yo creo que cuando una casa de los años 50 en un barrio obrero de gran ciudad ha podido venderse a 220.000 euros, es que hemos vivido por encima de sus posibilidades. Felicidades al que vendió en su momento, pero toda esta riqueza artificial no se basaba sobre un aumento de la productividad o riqueza de un país, sino sobre una auténtica burbuja de la que todos eran conscientes, especialmente viendo los salarios.

El que se ha quedado atrapado estará pagando durante gran parte de su vida un bien depreciable y depreciado, pero en el que al menos puede vivir, al menos mientras las constantes subidas del IBI, las utilities -vía IVA o vía adecuación al coste del servicio, también subvencionado- o la degeneración de su barrio le deje. Estará viviendo en sus auténticas posibilidades, mientras echa la culpa a los políticos, en ese discurso populista donde es más pecamiso tener a disposición un coche oficial que un crédito de 150.000 euros para un bien que no vale ni la mitad de eso.

Termina así: "Los trabajadores hemos vivido según se podía vivir por las rentas y el crédito disponibles". ¡Jo!  Según las rentas propias y las insufladas por el Estado a través de una educación y sanidad gratuitas, porque la renta transferida de origen público es de órdago, incluyendo la deducción por compra de vivienda -de la que Enric González no dice nada, y que fomentó el boom especulativo de vivienda- que no era más que una subvención encubierta al promotor, que trasladaba su importe al precio final de la vivienda.

"Y el crédito disponibles" Crédito que, lamento repetir, era endosado a los ciudadanos pistola en mano en las oficinas bancarias. Se han dado casos de trabajadores de banco que han salido a la calle a amenazar a los viandantes con que entrasen en la oficina a suscribir un crédito -hipotecario o de consumo privado, esos del TAE al 14%-, tal era la disponibilidad del mismo. Lo daban sin ton ni son, pero alguien iba a pedirlo. Falta eso en el análisis de Enric González, y falta en sus diez puntos. Aquí la culpa es siempre de los demás, nunca del ciudadano, que al parecer ha vivido dentro de sus posiblidades.

Grado de acuerdo con el artículo: 0%. Aquí todo Dios ha vivido por encima de sus posibilidades.
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Está claro que el mejor remedio contra la enfermedad es el copago. Apenas ha pasado un mes desde la introducción del mal llamado copago de la sanidad, y resulta que cae un 20% la receta de medicamentos. Imagino que el pensionista que pasaba por la consulta a ver que le daban y a charlar un rato ya no lo hace. Ahora estaría bien que en vez de cobrar un ridículo 10% del precio de las medicinas a los jubilados, se ponga al 50%, y ya verán como súbitamente sanan muchos más.