domingo, 23 de enero de 2011

Gases fiscales

Gases letales y estadounidenses
Entre el marasmo general por los wikicotilleos, el pacto de pensiones, nuestras cajas controladas políticamente y una revuelta supuestamente popular en un país bastante estable y que ahora dicen que será democrático -sería el primer país islámico en serlo: lo tendrán que ver mis ojos-, hoy domingo conocemos una noticia realmente importante, al menos bajo mi modesto punto de vista.

Estamos hablando de la multinacional estadounidense Praxair, de 20.000 millones de euros de valor bursátil, 28.000 empleados y operador estratégico en un mercado muy limitado como es el de los gases de explotación industrial: allí donde haya una empresa siderúrgica no estará lejos el siniestro monolito blanco de los depósitos verticales y estrechos de la empresa. En España tiene 38 centros, pero ¿hay tantas siderurgias en el país?

Qué va, también controlan mayoritariamente el mercado de los gases de soldadura, tan importantes en los forjados, astilleros, fabricación de automóviles y en la construcción, y por eso su amplia red comercial. La multinacional desembarcó en España en 1953, precisamente el año de los acuerdos bilaterales entre España y EE.UU que rompieron el aislamiento del franquismo y que, en contrapartida, trajeron las bases militares estadounidenses a nuestro país y también a sus empresas a un mercado virtualmente vírgen.

A esta empresa, que ya de por sí sola tiene un mercado inmenso, no le bastaba con su posición hegemónica. Según ha publicado El País, el viernes la Audiencia Nacional resolvió una acusación por fraude fiscal contra la compañía, sin llegar a juicio. La multinacional ha aceptado pagar la exorbitante cifra de 264 millones de euros por un fraude fiscal continuado cuantificado en 146 millones de euros y 13 delitos económicos. La diferencia entre una cifra y otra se debe a  que hay que añadir a lo defraudado 29,5 millones por intereses, un millón en costas y 88 millones en multas

Las únicas dos personas condenadas, dos mandos intermedios llamados Juan Estruch Onrubia y Luis García Cortázar -jefe del departamento fiscal-  se libran de 4 años y 10 meses de cárcel para cada uno porque pagarán la multa de 62.640 euros impuesta, una migaja. Parece, a tenor del pacto, que se han querido evitar males mayores, aunque tanto usted como yo sabemos que si en lugar de haber sido dos trabajadores de cuello blanco hubiesen sido de esos que roban cobre, hubiesen acabado en el trullo. Ya saben: la justicia es igual para todos, pero para algunos es más igual que para otros.

Como el artículo de El País, donde está la firma del extraordinario Jose Yoldi, explica muy bien como se tejió el entramado para defraudar al fisco, les remito a él para los detalles. Quédense con algunos detalles: defraudaban el impuesto de sociedades por partida doble y encima se embolsaron créditos fiscales por valor de 34 millones de euros. Eso es saber aprovecharse de los mecanismos del Estado, que obliga a tributar y por el mismo camino te da subvenciones y ayudas, pero a condición de que ellos metan el dinero en la lavadora. El estado redistribuidor. E incautador.

Gran parte del fraude viene por intentar aprovecharse ilícitamente de las ventajas fiscales. Para eso implicaron hasta a seis filiales diferentes del grupo, incluyendo la matriz estadounidense. Los jueces de la Audiencia son conscientes de que eso no lo pudieron hacer por sí sólos ni por su propia iniciativa Estruch Onrubia y García Cortázar, sino que tuvieron que contar decisivamente con la cúpula de la empresa, ¿cómo si no se puede entender que la filial española compre una empresa suiza de 639 millones de euros?

A tal fin, se enviaron comisiones rogatorias a EE.UU para que declarasen los dos directores del grupo durante el período del fraude (2001-2007): Alan Westendorf, retirado, y Randy Kramer, actual vicepresidente de ventas del grupo, y contra James Sawyer, vicepresidente ejecutivo y director financiero de Praxair, considerado el número tres del grupo a nivel mundial, además de que los máximos responsables en España (el director general de Praxair España, Miguel Martínez Astola, o el director financiero, José Francisco Caballero) también llegaron a estar imputados.

Fue tocar a la cúpula americana y llegar el pacto para que no hubiese juicio. La misma cúpula que, viendo las extraordinarias condiciones ventajosas que hay en España a nivel del impuesto de sociedades cuando se trata de una multinacional que incurre en pérdidas -porque esta es la base del asunto- dijeron "p´lante". La sentencia huele a estrambótica, y más cuando sabemos por Wikileaks hasta que punto se toma en serio el Departamento de Estado de EE.UU la defensa de los intereses de sus empresas.

Sólo así se entiende que, además del vergonzoso acuerdo donde han acabado penando dos mini-mierdas a nivel corporativo por lo que a todas luces es un procedimiento agravado de fraude a la Hacienda pública, simplemente se haya condenado a Praxair a quedar excluída de los procesos de contratación públicos durante ¡cuatro meses!. Vale que sería difícil encontrar un sustituto en el mercado por su posición hegemónica, pero me parece que la sentencia se ha quedado corta. En fin, es la misma Audiencia Nacional donde, como se publicó gracias a Wikileaks, hay jueces al servicio de la Embajada de EE.UU. ¡Un saludo a la familia de Jose Couso!

Les pongo un ejemplo. Últimamente hay una competición mundial a ver quien consigue el sueño alquimista de hacer carbón limpio (que en su combustión no emita CO2), de la misma forma que en la II G.M las potencias del Eje intentaron sacar petróleo del carbón, a un coste altísimo por cada litro producido. Es lo que suele pasar con estos sueños de piedra filosofal, eso sí: no saben lo que enganchan en las deprimidas cuencas mineras. España no es ajena a esa fiebre y en Ponferrada (León) se está haciendo una inversión brutal con este fin: 100 millones de euros tirados a la basura.

La caldera instalada a tal fin -lean la nota de prensa, auténtica propaganda como cuando el petróleo bituminoso de Franco en Puertollano- funciona así: en vez de quemar el carbón con aire, como se ha hecho siempre, se quemará con ¡oxígeno!. ¿Y quien se dedica al oxígeno? Praxair. De momento ya se han hecho con una adjudicación de 650.000 euros, y los que vendrán, porque ya saben que cuando se quema el dinero público nunca hay límite. Con decirles que en ya lejano 2008, cuando se empezó a materializar esta locura, ya se hablaba de invertir "190 millones de euros hasta el año 2020, creándose 100 puestos de trabajo directos de alta cualificación". ¿No les parece una proporción exagerada? Ah, que estamos en la era de la ImásDemásDe...

Bueno, ya ven para lo que sirve la Ley de Contratos en el Sector Público...se pone una inhabilitación de cuatro meses y a seguir tirando, a ver si la próxima vez les sale mejor.
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Atención: estas declaraciones se realizan antes de la inauguración del edificio. Si se fijan en la cara de bobo y las manos de parroquiano que tiene el interfecto lo entenderán todo. La autocomplacencia asturiana de toda la vida.
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Esto lo hacen porque la enseñanza universitaria es prácticamente gratuita, por mucho que formen algaradas cada vez que se sube mínimamente las tasas. Si tuviesen que pagar de su bolsillo el auténtico coste de la educación superior, ya verían como se matriculaba menos gente -en el fondo, por una mera continuación de la educación media- y cómo asistían a clase. También mejoraría la cifra de éxito académico.
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Un bilbaíno
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Es una inversión muy grande para un conectar una población de apenas tres millones de personas, muchas de las cuales no están ni siquiera mínimamente interesadas en el AVE: por apatía, por falta de ingresos o porque ya tienen su Citroen que les lleva hasta la puerta de su casa. No se si a Pepiño le saldrán sus propuestas de arquitectura financiera: el capital privado no es tan tonto como el público, pero sería una muestra muy desasosegante ver ese dinero metido en una línea difícilmente viable y con una concesión de 25 años, un periodo inamortizable. De momento, lo único probable es que puede haber AVE entre Coruña-Santiago-Orense, pero la conexión a la meseta y por la meseta es otro cantar. Y como ese AVE se quede incomunicado, ya verán quien lo utiliza.
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Uno empieza leyendo una entrevista de economía a un tipo que da unas respuestas extravagantes, contradictorias y de auténtico futurológo -bueno, esto todos los economistas- y se acaba encontrando esta reflexión: "En Internet hay chats o foros... Eso no aporta información. La información requiere pensar. Y periodistas cualificados, pero cada vez hay menos porque en Internet casi todo es gratis. No creo en el periodismo ciudadano. Los bloggers a veces descubren cosas, y eso está bien, pero no creo que sean reporteros porque para serlo se requiere especialización, cualificación y una institución detrás para tener editores. Una sola persona no puede hacer todo eso. Necesitamos profesionales". Muy bien, el ejemplo eres tu mismo, hablando de feudalismo, conspiración, que "el euro creó esta crisis" (¿si? ¿también en EE.UU?) y que "los Estados han estado trabajando para (las grandes corporaciones) en vez de servir a los ciudadanos".

Eso sí, totalmente de acuerdo en que "la información requiere pensar". También responder a una entrevista, y no soltar las primeras jaimitadas que se te ocurran.
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Fantástico artículo en The Economistpor qué hacer una Tesis Doctoral es en la mayoría de los casos una pérdida de tiempo, aunque sea muy gratificante en otros aspectos.
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No aguanto a este tío. Y mira que es inteligente y seductor. Fíjense en algunas de las declaraciones de este entrevista: "No habrá regeneración económica verdadera sin esta regeneración moral" (parece sacada de un foro de Internet), " La piratería desaparecerá. Ineluctablemente. En cuanto a la industria editorial sería conveniente que combatiera por un igual a los piratas y a los elegíacos" (yo creo que ya lo hace, y por eso te van a pagar: para que utilices tu atinado verbo y y tu privilegiada pluma) o que reinventa el origen del Quijote de Avellaneda (con el que comparte tantas cosas, incluso la falsa autoría). Impera el tono mesiánico y de auténtico ido. Ya se fue hace años, en una derrota que era muy fácil atisbar.