sábado, 7 de marzo de 2015

Si eres un desastre con tu economía personal, no aspires a gestionar lo público

Les Astronautes, 1959
El post de hoy es en cierta medida la continuación de este otro. La medida propagandística de los partidos políticos e instituciones públicas de hacer accesibles los datos económicos de las personas que ocupan puestos de relevancia, aún siendo parcial y seguramente falseada (abundan los ejemplos), siempre ofrece material para sacar bastantes conclusiones.

El fenómeno surgió no hace mucho, y en un principio hubo muchas reticencias por parte de la clase política. Solo el conocimiento de la punta del iceberg que es la corrupción en este país, y el surgimiento del fenómeno Podemos, ha hecho que la tendencia se consolide. Está por ver que dure, o que se use para algo más que el cotilleo insano.

De momento, el partido político que ha hecho del brochazo grueso sobre la corrupción uno de sus caballos de batalla ha tardado bastante en sacar su propio portal de transparencia. No se se sabe si por Errejón (tema tratado anteriormente) o por Monedero (tema no tratado, y que es tan vergonzoso que su propio partido ha metido al Ideólogo Máximo en la nevera. Y espero que sea por una buena temporada), pero hace unos días Podemos, en un gesto magnánimo y de gran celeridad (¿era tan difícil hacerlo antes? ¿no podía estar desde el principio?) nos ha agraciado con su particular outing financiero.

A mí las cuentas del partido me interesan más bien poco: con el caso Monedero ha demostrado que la financiación inicial (o la acumulación primitiva del capital, en su lenguaje), esa que es tan difícil obtener para empezar a rodar, venía de Venezuela. Las dictaduras siempre tienen una suculenta partida para gastos de propaganda en el extranjero. ¡Que no va a tener Venezuela, si el segundo tipo con más dinero en las cuentas opacas del HSBC era la mano derecha de Chavez! ¡Patriotismo económico bolivariano! ¡Aló!

No se diferencia en eso nada del PSOE de Suresnes y los Flick y Flock que les pasó Willy Brandt, y del surgimiento de cualquier partido político de nuevo cuño o que venga del exilio. Fondos de la CIA, del KGB o del Liberty Fund eran moneda corriente no hace muchos años, y esto no es más que la nueva versión caribeña-petrodolarizada.

Uno de los efectos buscados con esta relativa transparencia es ver con qué patrimonio entra el cargo electo en la política, y con que patrimonio sale. En el caso de Podemos, y excepción hecha de los cinco europarlamentarios conseguidos -por cierto, un año después NINGUNO va a seguir en el cargo, lo cual demuestra su afecto al mandato representativo otorgado-, no hay ningún referente por su reciente origen, y por recelar de la nueva política.

Es ahí cuando cobra especial interés mirar el patrimonio de político. Miren el ejemplo de hoy, nada menos que la gallega Carolina Bescansa, número cuatro del partido y dicen que responsable de muchas cosas del funcionamiento interno del mismo, caracterizado por su verticalidad y por su esquema clásico o de casta, como prefieran.  De 44 años, lleva trabajando en la Complutense desde el año 1997, esto es: acabó la carrera y enlazó una beca FPI para no moverse nunca más.

Una beca FPI es asociada a proyecto y, por aquel entonces y por este ahora, entregada a dedo por el responsable del proyecto: hay que hacer el paripé de una oferta pública de la plaza, para que al final sea igualmente entregada a dedo al candidato ya previsto cuando se pide una plaza de becario en el proyecto. Las becas FPU, que solo se entregan a 900 personas cada año, son mucho más selectivas porque se entregan ad personaen y por criterios de excelencia académica. No las confundan nunca, por favor.

En el caso de Bescansa, y según se lee aquí, su auxiliador fue Julian Santamaría, un sociólogo muy próximo al PSOE, un fontanero de La Moncloa de la peor especie, y consejero aúlico de gran parte de la cúpula del Partido que hegemonizó y en gran parte configuró el actual modelo político español. Con sus virtudes y sus defectos. No en vano fue presidente del CIS, González lo nombró embajador en EEUU (¡toma plaza!) durante tres años (1987-1990) y es un experto en encuestas electorales.

La tesis de Bescansa, presentada en fecha tan extraña como 2005 (nueve años después de enrolarse en la Complutense) versa sobre Posiciones ideológicas en la Comunidad de Madrid. Estaría bien poder verla, porque seguro que está muy trabajada y hace honor al título: sólo hace falta ver el partido que han montado y que opera exactamente igual que una secta, con toda la cúpula proveniente de la Facultad de Políticas de la Complutense. Actualmente es profesora titular en esa Universidad.

Bescansa, en su declaración de bienes, declara que cobra 34260´14 euros brutos anuales de su trabajo, una cifra sencillamente increíble. Por lo baja, que es lo común y esta en línea con su escala, pero especialmente porque no refleja ninguno de los complementos retributivos que suelen acompañar la nómina de los profesores universitarios: ni un sexenio de investigación, ni los complementos que dan las comunidades autónomas. Bescansa, en su declaración de bienes, se limita a reflejar el bruto de su nómina.

Como en el caso anteriormente referido de Pedro Sánchez, da más pistas ver el resto de su patrimonio; al igual que el líder del PSOE, declara ingresos por alquiler de una vivienda de 8400 euros al año, esto es: 700 euros exactos al mes, cifra que corresponde a un piso de 2 habitaciones en una zona corriente de Madrid.

La casa la compró en septiembre de 2006 (¡hay que celebrar esa tesis y la plaza fija que venía asociada!) a la edad de 36 años y con un valor catastral de 49.000 euros. Declara tener en una cuenta corriente (no depósitos ni acciones) 455 euros a vista, sin vehículo propio y una participación valorada en 1000 euros en una sociedad limitada dedicada a encuestas.

El problema viene, por si no es bastante problema que no tenga ni un puto duro ahorrado (¡es que los bancos roban! ¡el interés es pecado!), con sus debes:  una hipoteca con el banco gallego (llamado Abanca, antiguo Caixa Galicia), que ahora es casualmente de capital venezolano (¡Aló!), de nada menos que 180.000 euros.

Evidentemente, fue suscrita en el momento de adquisición de la casa. Septiembre de 2006, en pleno pico de la burbuja, que continuaría subiendo hasta mitad del siguiente año. 180.000 euros de los que todavía debe ¡140.800 euros! a finales de 2013, que es la fecha de la última declaración de la renta usada como modelo para la declaración de transparencia.

Hagan cuentas. Esta mujer, supuesta crema de la intelectualidad española (FPI, profesora universitaria, joven por entonces) contrata una hipoteca de la que no sabemos ni la duración ni el tipo de interés por un bien que actualmente no ocupa y que, al ritmo de ese alquiler mensual (140.800 entre 700 entre 12) todavía tardará ¡17 años! en recuperar lo invertido, eso sin contar impuestos sobre la vivienda (pongan 700 euros más al año, y son 17), reparaciones, la comunidad que tradicionalmente en España paga también el propietario y....un negocio ruinoso.

Es de suponer que Bescansa ahora vivirá amontonada en otro sitio, porque no declara ningún otro bien. 450 euros en la cuenta, y una hipoteca de 140.000 euros. Equivale a 5 años de sus rentas de trabajo brutas, lo que no es una cifra escandalosa, pero no es algo envidiable. Acabará de pagar su vivienda -que no es suya, es del banco- con 58 años.

Se que la situación no es diferente de la tanta otra gente, y quizás ahí esté el guiño de Podemos en que ellos son el pueblo y no casta, pero a mí alguien que no sabe gestionar su propia vida o patrimonio no sirve para gestionar lo público, el patrimonio de todos. Seguramente entre sus cálculos está el empezar a cobrar pasta gansa ahora que en unos meses tendrá un cargo público de esos espléndidamente remunerados, lo cual tampoco da mucha seguridad de su capacidad de gestión del bien común. 450 euros de ahorro. Y pretende que nos lo creamos.

Peor aún es el caso del muñeco hinchado que ha puesto el PP como candidato en Andalucía. Con los raciales apellidos de Moreno Bonilla, y sus sempiternos polos y jerseys estilo Los Morancos (o estilo andaluz, qué narices), este simulacro dotado de vida lleva en política desde 1995, cuando en la marea autonómica del PP en aquel año entró como concejal en Málaga. No dispone de estudios superiores y si de varios títulos de Anís del Mono que expiden las Universidades privadas, creadas precisamente para eso. No tiene otra profesión que político, al fin y al cabo se afilió al PP con 19 tiernos años, allá por 1989.

Desde ese 1995, hace 20 años, no se ha bajado de la poltrona. Ha sido Secretario de Estado, presidente de NN.GG, diputado de paracaidas por ¡Cantabria!, Senador, y ha percibido rentas por parte del PP en función de su impagable trabajo, rentas que han llegado a 49.000 euros al año, para complementar su escaso salario publico. Su última declaración de bienes se puede ver aquí.

104.000 euros de sueldo, palma 2650 euros por inversiones mal realizadas (en el año 2013 y todavía pensando que los fondos de inversion se iban a recuperar) y dos viviendas, una pagada y con garaje en Malaga,  y otra en Madrid sin garaje comprada en mayo de 2005 al 50% y para la que le concedieron ¡un crédito de 338.000 euros! ¡Y a su mujer otro igual! ¡Una vivienda de 676.000 euros!

Moreno Bonilla ha empleado sus ingresos a pagar esa deuda, y de manera tan religiosa que ya en 2013 sólo le quedaban 29.000 euros por devolver. No esta nada mal, ¿eh? En ocho años y medio devolver 307.000 euros, sin contar intereses sobre el principal, que es lo primero que se paga en una  hipoteca. Supone devolver al banco (307000 entre 102 meses) 3000 euros al mes, esto es: más de la mitad de sus ingresos netos mensuales. Los declarados, claro.

Tanto se ha tenido que ajustar Moreno Bonilla que, según se lee en su declaración de bienes, el pobre se ha visto obligado a suscribir, con la misma entidad bancaria, un préstamo personal de 49.000 euros, a fecha de noviembre de 2012. Necesitaria liquidez, porque en la cuenta bancaria declara 12000 euros. Su mujer es Gerente en el Distrito de Barajas, cargo al que habrá llegado por su valía y no porque el señorito fue a Madrid a seguir con su carrera política y había que buscar un apaño a la consorte. 

En fin, es otro ejemplo más de la poca fiabilidad que pueden dar en la gestión del patrimonio público quien es incapaz de gestionar el suyo propio y privado. Pedir un "prestamo personal", que suelen tener un TAE del 8% o superior, cuando eres Secretario de Estado y te pimplas más de 100.000 euros al año es demencial. Eso sí, al final de su escapada tendrá pagado su chaletito, pagado a un precio superior al de su valor actual y futuro en el  mercado. "Yo pagué mi casa durante la crisis", dicen. Se les oye.

Todo su dinero, todo su patrimonio, invertido en ladrillo. Esta es la clase política española, miren hacia el espectro ideológico que miren.
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Uno de los personajes más lamentables de la historia reciente de España se permite decir, ante su tipo de audiencia, "nos hemos comido el futuro". Mario Conde, que se comió 600.000 millones de pesetas de 1994 en Banesto, abonados después con dinero público. Atentos a la foto, otra más de la galería de chaladuras de este chamán gallego.
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Algunas iniciativas quedan muy bien en el papel y son muy buenrollistas, pero la realidad es muy terca.
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Un descubrimiento realmente sorprendente, parece sacado del guión de un cómic Marvel o DC.
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Fascinante descubrimiento de los planes y alternativas que hubo en 1970, cuando se creo Amtrack.
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Ojo con esta noticia: más de la mitad de los adultos americanos han cambiado de creencia religiosa al menos una vez en su vida
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Asturias, paraíso natural
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Ya que me voy del convento, me cago dentro.
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La tradicional forma de aceptar la libre competencia en nuestro país.
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Esto explica parte del sobrecoste brutal de la obra pública en nuestro país.
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"Nada más lejos de la realidad", afirma campante el diario de derechas ABC, y lo que se lee entre líneas es que se ha hecho un timo de la estampita. La forma de hacer negocios en Madrid de toda la vida: eso sí, no dice en ningún momento cuando dinero va a sacar la concesionaria por la explotación de la publicidad, dinero que perderá ese Ayuntamiento tan inteligente.
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¿Cataluña quiere un Tribunal Superior de Justicia para tratar estos temas? Lo dudo mucho.
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Un personaje digno de Berlanga.
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Fenomenal artículo sobre Guastavino