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miércoles, 2 de marzo de 2022

Kesselschlacht en Ucrania

Códigos de identificación rusos

En contra de lo que la propaganda en esta parte del mundo está repitiendo, la estrategia militar rusa en Ucrania está siendo bastante exitosa. Hoy se cumple una semana del comienzo de la invasión y los atacantes controlan la totalidad de la costa del Mar de Azov, después de que Mariupol cayese esta noche tras un cerco de varios días. 

Al otro lado de Crimea la situación es más o menos semejante: Jerson está rodeada y los vehículos de avanzadilla se ven en la principal estación de tren, y la ciudad portuaria fluvial de Nikolayev -donde se construyeron gran parte de los barcos de guerra de la Unión Soviética- completamente tomada desde hace días. El destino del último gran puerto de Ucrania está cantado: Odessa quedará rodeada por tierra en unos días, cerrando por completo el acceso de Ucrania al mar.

Son días de no dejarse llevar, como siempre en las guerras, por la propaganda. Las redes están inundadas de imágenes de columnas de abastecimiento rusas destruidas, y supuestos expertos militares pontificando sobre la falta de preparación, deserciones y demás tonterías sin soporte real alguno, al menos para la magnitud de lo que afirman. La realidad es que el ejército ruso está logrando sus objetivos de manera bastante eficaz y rápida, usando el tiempo como arma. 

Quienes creían en una guerra relámpago -qué malas son las metáforas, y qué efectivas en la gente que no entra en el fondo del asunto- pues dirán que han acertado y los rusos han fracasado. Nada más lejos de la realidad. La estrategia está muy clara desde hace días: avance rápido sobre Kiev y Jartov sin entrar a tomarlas, mientras se asienta  un corredor continuo por tierra entre Rusia y Crimea. Sin prisa. Una vez caída Kiev, cerrar toda la parte oriental del país -con la ciudad más importante de la zona en el centro, Dnipro- en un gran embolsamiento. 

Esa es la palabra clave, con la que el ejército ruso se ha manejado históricamente, tras haberlo aprendido a marchar forzadas de la Alemania nazi: en un campo de operaciones tan grande y tan poblado dispersamente, y con un oponente tan débil y desorganizado -han llamado al combate a cualquier varón-, habiendo ganado la superioridad aérea, el Kesselschlacht es la medida más eficaz.

Más si, como se está viendo, el ejército ocupante usa la táctica de los alienígenas de V, el presentarse como amigos y hermanos. Hay vídeos de civiles parando columnas de blindados a la manera de Tiananmen y, en contra de lo que cabría esperar, no han recibido una ráfaga de balas ni se han quedado debajo de la rueda de oruga. Si así fuese, no duden que nos lo hubiesen mostrado, y cien veces. Rusia aspira a una posguerra manejable, y eso no es viable si en cada pueblo por el que pasan -al principio iban por carreteras principales, ahora ya hay imágenes de caminos secundarios e incluso algún campo a través- dejan un reguero de cadáveres. 

Ese es otro asunto. Las máquinas de propaganda de ambos bandos están funcionando a pleno rendimiento y confieso que he sido un poco ingenuo al pensar que la primera guerra con teléfonos móviles por doquier iba a dejar una gran muestra de vídeos; los hay, pero en mucha menor cuantía de la que cabría esperar, y todos cortados por el mismo sesgo, independientemente del bando. No hay muertos en combate. 

Esas mismas columnas de logística y a veces de blindados referidas antes se muestran con vídeos tomados desde un coche como de casualidad, como que acaba de suceder y lo estamos viendo en falso directo, cuando la realidad es que no hay ni un cadáver. Columnas de diez o quince unidades, completamente calcinadas, y ni un cadáver. A nadie le interesa mostrar las atrocidades de la guerra, y lo que le haya pasado a los soldados invasores que hayan sobrevivido al fuego y las llamas. Vamos, es que no se ha visto ni uno carbonizado. 

Y es mejor así. Es la guerra más caliente de la posguerra fría, y es también la guerra con el hiperacceso a redes sociales, donde la sociedad del sentimiento se expresa y se muestra más voluble a la siempre perversa acción de la propaganda. Abundan los ejemplos en la historia -por ejemplo, el hundimiento del Lusitania- donde una emoción colectiva a partir de un hecho puntual se troca, en pocas horas y gracias al fértil sustrato que trae una guerra, en decisiones no lógicas, y tomadas desde los sentimientos. 

A pesar de los incesantes titulares del New York Times y otros medios perfectamente alienados -y ¡ay! del que rompa la columna, bien prieta-, no hay masacres en Jartov ni en Kiev. No hay bombardeos de edificios de viviendas -aún no, veremos como se desarrolla la lucha urbana en esas grandes ciudades planificadas a lo soviético, con grandísimos espacios y distancias- ni un mercado de Sarajevo que vender a la opinión pública e, inmediatamente, a los que toman las decisiones. 

De momento. Ucrania, como era de esperar, está perdiendo la guerra y a gran velocidad. Es ahora cuando empiezan las presiones para establecer una zona de restricción aérea sobre Ucrania, por parte de insensatos belicistas perfectamente conscientes de que eso supone una acción de guerra. Usan, por supuesto, razones como "proteger a los refugiados", como si estuviesen siendo víctima de algún hostigamiento, pero la razón principal es que quieren cambiar el curso de la guerra. 

Ahí está por ejemplo la Unión Europea -noten como EE.UU, que prometió el oro y el moro a Ucrania, está completamente de perfil en este asunto-, prometiendo en boca de su representante gagá "suministrar aviones de combate" a Ucrania, como si fuese un videojuego. Lo dijo y se quedó tan ancho, y su mentira duró 24 horas. Como tantas otras de Josep Borrell, un hombre superado por los acontecimientos y por su edad, además de un evidente declive cognitivo. 

No puedes suministrar aviones de combate a un país salvo que sean de modelos que ya estén usando, porque si no tendrían que ir con sus pilotos y red de apoyo. En eso consistió la Legión Condor, que no hace falta explicar. Caído de su fantasía, a Borrel le informaron que solo hay unos sesenta aviones de combate soviéticos en países de la Unión Europea, los únicos que podrían usar pilotos ucranianos, y sus dueños se han negado a donarlos porque saben perfectamente que es una acción de guerra. Preguntado sobre cómo pretendía llevarlos al frente, un Borrel que institivamente hubiese dicho "volando", se contuvo y dijo "estamos en guerra y no voy a dar ayudas al enemigo"; traducido: no tengo ni puta idea de lo que digo, y ni siquiera de las consecuencias. 

Pero ahí queda la frase, "estamos en guerra". Primero empezaron con sus medidas (iluminar con los colores de la bandera ucraniana edificios, expulsar a Rusia de Eurovisión) y después, azuzados por la opinión pública y el hazmerreir evidente, medidas que respaldan la declaración entrecomillada. "Estamos en guerra". En una cascasa de decisiones, muchos países se han apresurado a anunciar envios de armamento defensivo a Ucrania, y en cantidades francamente apreciables y con origen realmente sorprendente: miles (miles, 1000+) misiles antitanque unipersonales por parte de Finlandia y Suecia, países neutrales y no alineados en la OTAN y, el más notable, 200 MANPAND -leer esta vieja entrada sobre el tema- por parte de Holanda, en un claro guiño al avión derribado sobre Donestk en 2014, con casi 300 nacionales a bordo. 

España, que en un principio anunció chalecos antibalas y equipos NBQ -como si vas a una fiesta y llevas cava de Valencia-, ha corregido sobre la marcha, y anunciaba ayer envío de armamento de verdad, sin especificar cúal. Por supuesto, sin pasar por la Comisión del Congreso que tiene que vigilar la exportación de armamento. Nadie quiere quedarse atrás en el primer esfuerzo bélico de la Unión Europea, consistente en enviar equipos y material, porque tampoco hay coordinación para nada más. 

Es una escalada, sin embargo. Comparada con los que abogan por establecer una zona de exclusión aérea -ningún país de la Unión Europea podría- es un juego de niños, pero un paso significativo, así como que Alemania haya roto su tradicional contención presupuestaria en Defensa, anunciando un gasto extra de 100.000 millones de euros, después de tres décadas resistiendo las presiones de EE.UU al respecto. Lo ha hecho, para que quede constancia, con un gobierno rojiverde en el poder. Da miedo pensar en qué podrá gastar ese dinero uno de los ejércitos del mundo con equipamiento más moderno y actualizado. La perversa maquinaria de la lógica de la guerra, y leerán un poco más abajo esta frase de nuevo, ya se ha puesto a rodar.

Con este escenario, volermos a lo anteriormente planteado. Mucho ojo con una guerra así en una sociedad hiperconectada e hiperemocional a través de redes sociales y otros mecanismos mucho más perversos que los que tenía Hearst y el hundimiento del Maine, aunque beban de la misma fuente. Una intensificación de la lucha en Ucrania, una ruptura en la compuerta de la censura de ambos bandos para no mostrar muertos ni atrocidades, una bomba caída en una guardería, y esta sociedad en la que estamos inmersos se convertirá, en un plazo breve de tiempo, en un Kesselschacht de odio y venganza, y que explotará en una única dirección: la que nos llevan indicando los medios de propaganda desde hace una semana, la pura y simple guerra. 

Por último, Borrel respondió ayer a una pregunta evidente de un periodista (minuto 10´23"): ¿Temen que Rusia ataque esos envíos de armamento europeo? "Ya ha anunciado que tan pronto como entren en terreno ucraniano lo hará (silencio) Es la lógica de la guerra" ¿Eso sería un acto de guerra contra Europa? "Seamos serios. No podemos pretender que los rusos vean el envío de armas y [con sorna] cómo lo mandan los europeos lo vamos a dejar pasar", para después evitar afirmar que estamos en guerra con Rusia

¿Se dan cuenta de que ya estamos embolsados en la lógica perversa y circular de la guerra, y que puede estallar por cualquier parte? ¿O soy yo el único? Están ya todos los ingredientes. Vivimos en un Kesselschlacht y no somos muy conscientes de lo que eso supone.

***

De esto se ha hablado poquísimo, y permanece oculto para el historiador que dentro de unas décadas estudie el año 2022: el máximo responsable de los espías alemanes estaba en Ucrania la noche de la invasión, y tuvo que ser rescatado por un operativo especial tras haberse perdido la primera evacuación. Seguro que estaba de turismo, cuando EE.UU ya había anunciado lo que iba a pasar. 

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Interesante entrevista a un miembro de la farándula:

o nos retratan como una Galicia tercermundista o bien como la de la cocaína, me gustaría que se hiciera algo de la juventud gallega o de las empresas de I+D. Pero el público reclama esto porque la cocaína es muy cinematográfica y televisiva

Sí, yo soy pesimista por naturaleza, pero mis padres ya lo eran. Todo lo veo negro y eso que me va como dios

Me está dando la sensación de que soy subnormal en esta entrevista

No hay nada como asumirlo.

jueves, 24 de febrero de 2022

Tierras de sangre (e hidrocarburos)


Mientras Rusia ataca e invade parcialmente Ucrania, estaría bien recordar los acontecimientos más recientes que han llevado a esta situación, otra más en lo que Timothy Snyder calificó como "Tierras de Sangre". Especialmente como EE.UU ejecutó una de sus operaciones más exitosas en la supuesta revolución ucraniana de 2014, ya tratada parcialmente en este mismo espacio, y cómo ha seguido adelante en su plan para expandir la OTAN al Este. 

La Guerra Fría acabó con el colapso del Imperio Soviético, derrotado económicamente e ideológicamente, pero que salió indemne en lo militar: nunca en la historia de la Humanidad un derrotado acabó conservando todo su arsenal. Obsoleto y caduco en gran medida, pero arsenal con todo su poder destructivo, especialmente en lo que está en el vértice de la pirámide del poder militar. Desde entonces, la política de EE.UU respecto a Rusia ha sido la de seguir hostigando al antiguo enemigo, que ya no supone una amenaza directa ni una alternativa a nivel global, pero conserva sus misiles nucleares. Es una estrategia que no entiende de qué partido esté en la Casa Blanca, y que empezó prácticamente en 1990. 


Gorbachov, una figura odiada en Rusia -y con razón-, accedió a la unificación de Alemania y que el antiguo territorio de la Alemania del Este pasase a formar parte de la OTAN, con el compromiso de que la Alianza Atlántica no incorporase a países del Pacto de Varsovia. No pasaron ni diez años y la República Checa, Hungría y Polonia ya formaban parte de la alianza militar auspiciada por EE.UU. Después vino la denuncia de los tratados antimisiles por parte de George Bush II, y el establecimiento de un escudo antimisiles de nueva generación, mientras la OTAN seguía incorporando nuevos países. 

Así ha sido la historia de estos últimos 30 años, mientras el antiguo poder soviético intentaba conservar rescoldos de sus áreas de influencia a medida que veía que los países de su entorno caían como naipes: pasó en Georgia en 2008, había pasado en Trandniester y pasó en Siria, donde únicamente la intervención de Rusia evitó que en el estado de Oriente Próximo se implantase un califato islámico promovido y armado por EE.UU. Sin embargo, el inesperado golpe de Ucrania fue una sorpresa. 



Si a los grandes teóricos de la Guerra Fría, algunos de ellos todavía vivos y lúcidos, les hubiesen dicho en 1990 que Ucrania pasaría en 20 años a ser un país del área de influencia de EE.UU se hubiesen pellizcado para despertarse. Y, sin embargo, pasó: de una manera mucho más incruenta de lo que se podría esperar de una pieza tan valiosa, y dejando todo en un status quo basado en unas sanciones poco efectivas a Rusia, mientras se daba por hecha la pérdida de Crimea. No fue suficiente para EE.UU. 

Como ya advirtieron algunos en aquel 2014, era muy difícil que Ucrania se desligase completamente de Rusia, porque un país envuelve al otro o, si se quiere ver de otra manera, un país penetra en el otro. Son muchísimos años de historia común, hasta tal punto que es difícil defender que Ucrania existiese más que como noción geográfica hasta que los soviéticos revolucionarios la inventaron. Hace un siglo, más o menos. Y aquí llegamos a la gran cuestión, ¿qué ha llevado a Rusia a invadir parcialmente Ucrania, en una guerra de agresión a un estado soberano como nunca vista en Europa desde la II G.M?

El plan demente de EE.UU de incorporar Ucrania a la OTAN, esto es: de seguir el expansionismo iniciado en 1990 y nunca detenido. Aquí no se trata de países con una historia y una cultura diferenciada antes de 1945, es la segunda república más importante del antiguo estado soviético, que en 30 años de independencia -y ocho sin la tutela de Moscú- se ha desarrollado muchísimo menos de lo que cabría esperar en un territorio que, de partida, tenía mejores condiciones que otras zonas de influencia soviética. 



Uno de los mayores rubros para la economía ucraniana son los derechos de tránsito de los oleoductos y gasoductos que atraviesan el país, herencia del Imperio Soviético. En los últimos años Rusia, en conjunción con Alemania y otros clientes europeos, ha trazado nuevos tendidos pasando por el mar, para evitar el pagos de esos derechos, que llegan a ser una parte importante del precio final, y que de esta manera se convierten en ganancia neta para el país exportador (y pérdida neta para el de tránsito). Así ha sido con el NordStream I, y así iba a ser con el NordStream II, tendido bajo el Báltico y que llega directamente a Alemania sin pasar por ningún otro país. 

A pesar de lo que dice la propaganda y el tópico sobre Rusia y su hombre fuerte actual -una constante en la historia de Rusia, quizás la democracia no sea aplicable en un país con once husos horarios y dimensiones de continente-, la gestión del país ha sido bastante exitosa. Gran parte de las ganancias debido a la bonanza de las materias primas se han destinado a mejoras evidentes en el nivel de vida de la poblacion rusa, palpables en sus medios de transporte públicos, y otras medidas de fuerte impronta estatalista. Por supuesto, no han cesado los gastos suntuarios en forma de macroeventos deportivos y armamento, pero tampoco hace falta irse a Rusia para ver el mismo fenómeno. 

Ya en los años 80 el Departamento de Estado de EE.UU amenazó gravemente a Alemania en contra del tendido del gasoducto de Urengoy. Los indicios del colapso soviético eran evidentes, pero nadie podría precisar cúando: los analistas yankis dijeron que el flujo de dinero para la URSS por ese gasoducto daría nueva vida al régimen, porque ya lo habían visto con el primer gasoducto ruso-europeo de 1973. Ahora Rusia y Alemania estaban a punto de inagurar el NordStream II, y de ahí la urgencia de EE.UU en meter en el mismo pack del problema ucraniano el asunto de la energía. 


Cartel de propaganda soviética contra el intento yanki de boicot al Urengoy



Hace 40 años la presión les salió medio bien, y todavía padecemos las consecuencias. La RFA se negó a que el gasoducto pasase por la RDA, y hubo que hacer un rodeo tendiendo el tubo por Ucrania y República Checa, evitando Polonia y Bielorrusia, la vía más corta y lógica. El Nord Stream II está diseñado para exportar 110.000 millones de metros cúbicos de gas al año, y se ideó cuando el gas costaba 300 dólares/1000 m3. Hagan sus cuentas, pero tampoco las den por definitivas: ahora mismo el gas está a 800 dólares/1000 m3, y algún destacado actor de todo esto apunta a los 2000 dólares/1000 m3

Todo, todo, dinero que iba a parar al Tesoro ruso, sin derechos de tránsito (en torno a los 220 dólares/10000 metros cúbicos) y con consumo asegurado desde el motor industrial de Europa, y su país más poblado. EE.UU lleva presionando desde hace años en contra de la puesta en servicio de esta infraestructura, lo que ha molestado mucho en Alemania, incluso más que la constatación de que los espiaban por vía de los daneses. A día de hoy, es seguro que el Nord Stream II nunca entre en funcionamiento, enviando a la basura los 10.000 millones de euros que ha costado, financiados en un 90% por Alemania.  

Entonces, ¿hacia donde nos encaminamos? A corto plazo, a una invasión y control del territorio ucraniano más próximo y afín a Rusia, un territorio indefendible por Ucrania y por ningún otro país, y la instauración de un Gobierno títere en Kiev. A medio plazo, a un escenario donde la comunidad internacional asumirá la nueva situación -igual que asumió lo de Crimea- y donde proseguirán las relaciones económicas y de todo tipo. Con suerte, declarando Ucrania un territorio no militarizable, al igual que Austria o Finlandia. A largo plazo, y en un contexto de calentamiento global -que no cambio climático- que beneficia enormemente a Rusia con la apertura de vastísimas áreas del territorio a la agricultura y la explotación de todo tipo, a una nueva Guerra Fría mucho más parecida a la existente hasta 1989 que la vivida en estos últimos 30 años, donde la inferioridad rusa era muy evidente. 

Con todo, el problema de las guerras es que se sabe cuando empiezan, pero no cuando acaban y las derivaciones que puedan tener. EE.UU viene de la espantosa imagen de la desbandada en Afganistán después de 20 años en un pozo sin fondo, y no es totalmente descartable que el octogenario gagá al mando intente una política militar más directa, después de años de revoluciones de colores (la naranja, la violeta, la blanca) en el espacio ex-soviético, con un coste próximo a cero. Y no tengan miedo de apagones o inviernos sin calefacción, porque los gasoductos existentes seguirán funcionando a pleno rendimiento, engrasando nuestro bienestar y las arcas rusas. EE.UU no dará el paso de imponer un veto a las importaciones de petróleo y gas ruso, básicamente porque son insustituibles a  medio plazo: simplemente va a impedir que vayan a más.

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Una noticia digna del franquismo, ese régimen del que el actual es heredero en todas las cosas de uniformidad y uniformados. 

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De esa clase de noticias que nos regala habitualmente Extremadura, tierra especialmente fecunda para estas cosas.  

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Menuda declaración de impacto ambiental más exhaustiva. Vale que es de un AVE y siempre son más especificas, pero asusta -para bien- el grado de detalle. 

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Otro buen artículo sobre gentrificación y urbanismo típicamente madrileño.

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(Relacionado con lo anterior) Galicia es preciosa y lo seguirá siendo

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No se puede ser más #MafiAsturias: todos pagaremos la indemnización a un Policía agredido en servicio por un insolvente. Además de su sueldo público, claro. 

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Un placer leer a Vaclav Smil, auténtico sabio. Una pena que la entrevistadora sea la incapaz de Zabalescoa, especializada en arquitectura y diseño, y que confunde en la entrevista el PIB con la renta per cápita, y que es capaz de hacer esta memez de pregunta:

Usted llegó a Canadá desde Checoslovaquia hace 50 años. ¿Por qué?

¿Quién quiere vivir en una jaula comunista?

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Terrible artículo sobre la incipiente sordera que padecen algunos músicos de estilos melódicos agresivos. Como en España todo es pandereta, quieren que se tipifique su dolencia como "enfermedad laboral", esto es: paguita al canto. En el artículo se citan ejemplos de buenas prácticas de países más desarrollados, basados esencialmente en la prevención temprana del problema con tapones y moderación en el volumen. En ningún momento del artículo se indica si en esos países se da paguita, por razones evidentes. 

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Policías españoles detenidos por delitos muy graves -si no, no estarían en la cárcel- escriben una carta en apoyo de su compañero de trullo Hugo "El Pollo" Carvajal. Con amigos así, ¿quien quiere enemigos? Fíjense si no en este detalle de la misiva:

“Hugo, aunque este escrito brote de la parte más baja de la sociedad, de los presos, te damos nuestra fuerza y apoyo para mantener la esperanza en la Justicia de nuestro país”

 Hombre, la parte más baja de la sociedad no son los presos, pero sí lo son, con total seguridad, los uniformados presos: aquellos que teniendo el monopolio de la violencia legal, y muchas prebendas asociadas a su uniforme, están en la cárcel por su ambición y codicia. 

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Interesantísima entrevista a Alejandro Zaera-Polo, el arquitecto que no construye en España porque se negó a pasar por el aro de la corrupción madrileña tras haber construido el Instituto de Medicina Legal (el donut) de la malograda Ciudad de la Justicia, ahora reconvertido en morgue. 

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Escaso artículo sobre cómo la industria del azúcar ocultó durante años los efectos nocivos sobre la salud vascular y dental de su producto. 

 

 

martes, 24 de julio de 2012

Cosas que no se creen (I)

Me gusta mucho Enric González como periodista. Escribe de fábula, tiene una cultura poliédrica que mezcla los gustos elitistas con los populares, maneja la ironía de manera muy poco española y todos los elogios que quieran. No me gusta nada que no se pronunciase sobre la muerte del futbolista Andrés Jarque en Coverciano (Italia), un centro de dopaje reconocido por un gran conocedor de Italia como es el periodista catalán, y que probablemente no lo hiciese por su condición de hincha del Espanyol, ese equipo señor. Esto lo digo porque siempre hay tendencia a idolatrar a la gente especialmente dotada -y Enric González lo es sin lugar a dudas-, cuando tiene las mismas flaquezas, hipocresías y debilidades que todos. No las oculta, pero algunas omisiones dicen mucho más que lo que pueda mostrar.

Ahora tiene una pequeña sección en una revista para gentlemans que no publica fotos de señoras desnudas, un gran acierto, además de querer cuidar los contenidos escritos. Con gran presencia en Internet y crecimiento exponencial, la última columna del gran periodista catalán está obteniendo un inusitado éxito en Internet a base de decir obviedades, pero decirlas muy bien: su especialidad.

Como uno tiende a la dispersión, me apoyaré en el pautado decálogo que establece Enric González para intentar insuflar un poco de vida a este pequeño rincón. Estaré de acuerdo muchas veces con lo que dice, y otras no tanto. Ahora que su pequeño manual de uso va a tener tanto éxito y será enarbolado como memorial de agravios por seguidores del 15-M, la CT (Cultura Española) o el simple castellano tendente a la depresión, nunca viene mal.

La transición del franquismo a la democracia fue un éxito

Jo, y eso que el artículo empieza con un "nos creíamos ricos y resulta que somos pobres", pero enlaza con esto. La crisis financiera y económica ha sacado a la luz una crisis institucional gravísima, con gran desafección del electorado respecto a sus representantes. Como todas las estructuras, todo va muy bien mientras fluye el dinero, y cuando se corta ese flujo salen a la luz ineficiencias bien conocidas, pero en las que nadie había reparado. Un ejemplo: los 17 Defensores del Pueblo, uno por cada Comunidad Autónoma.

González coge una gran idea-bandera de la actual crispación, la de que la Transición no fue tan modélica, idea ya desarrollado por Gregorio Morán hace bastantes años. Al parecer, nos conformamos con que no hubiese sangre -y la hubo, aunque menos de la esperada/deseada por algunos- y califica el 23-F de "asonada patética", cuando Milans del Bosch sacó los tanques a las calles de Valencia, entonces y ahora tercera ciudad del país. 

A partir de ahí empieza un batiburrillo de todo mezclado bajo la idea de que la Transición fue "algo superficial", tutelado por la CEE y la OTAN. Vamos, que no lo quiso el pueblo que iba empujando a la clase política a tomar las decisiones y medidas, entendiendo como pueblo al conjunto de la sociedad, desde el golpismo bunkerizado a la extrema izquierda. 

La CEE tuvo influencia en la Transición, claro. ¿Cómo no iba a tenerla en un país que ya había pedido la adhesión con Franco, y que fue rechazado porque estipula un serio compromiso con los valores democráticos? Si España quería entrar en el club, debía tomar una serie de medidas macroeconómicas difícilmente compatibles con esa economía paternalista del franquismo, con un sector público con gigantismo -baste recordar los astilleros- y escasamente competitivo.

Pero ojito al ataque a la CEE. Hasta esto se tambalea en tiempos de crisis. Da miedo pensar lo que hubiese sido de España sin la CEE y su eficiente tutela. En cuanto a la OTAN, González sabe perfectamente que es un instrumento al servicio de EE.UU, país que con el acuerdo de las bases de 1953 ya tenía todo lo que quería de España. Meter a España en la OTAN -por cierto, lo hizo Calvo-Sotelo en su año y medio en el poder- era meramente crematístico. Eso sí, nos tutelaba...¿de quien? ¿de una amenaza exterior? ¿de una improbabilisima deriva comunista? 

También dirigían "los poderes fácticos", los financieros y "en menor medida" los religiosos. Vamos, aquí hay que presentar que el pueblo fue pastoreado, que no tomó decisiones por sí mismo, y que prácticamente en el referéndum para la Reforma Política -el del harakiri de las Cortes Franquistas- esos poderes en las sombras metieron la papeleta en el sobre de los españoles. Como ya les dije antes, este tipo de obviedades son muy del gusto de la actual marabunta o zombie-walk que impera por la ciberesfera, aunque mucho menos en las calles o en las urnas.

Todo se basó en un "pacto de desmemoria". ¿Qué pacto? Esto es un viejo caballo de batalla, muy bien combatido por Santos Juliá. El que quiso recordar, lo hizo, y el que no -que fue la mayoría- no. Se excavaron fosas, se publicaron libros y se habló en el Parlamento con la Ley de Amnistía, todo eso durante la transición. A lo mejor González insinua que fluoraron el agua, a la manera de Dr. Strangelove...

Al parecer, el régimen resultante de todo este tinglado orquestado en las sombras, se basaba en esa desmemoria inducida no se sabe cómo, y también en la "preservación de las estructuras de capital franquistas" (claro, hubiese sido mejor hacer expropiaciones, convertirlo todo en sociedades públicas bajo la tutela del INI), como si la propiedad privada se hubiese puesto en cuestión en algún momento de la Transición. Lamentable.

Además, para completar el panorama, hay "una serie de apaños lamentables", como el "café para todos" autonómico, que es como una cosa muy de moda. No hace mucho otro bardo catalán como Enric Juliana, mucho menos dotado que González, ha dedicado un libro oportunista sobre la crisis (Modesta España) donde la idea central en esta. El libro es lamentable, envejecerá fatal y está pésimamente estructurado (una metáfora con el Caballero del Verde Gabán quijotesco, un capítulo entero a la religión: escribe en La Vanguardia), pero es muy indicativo del debate.

Las CC.AA han sido un intento muy eficaz para solucionar un problema con el que, como decía Ortega, sólo se puede convivir, nunca solucionar, como es el de regiones de España donde hay un marcado sentimiento nacional ajeno al centralista-castellano. Ha sido un intento, porque iban bien mientras había dinero. Eso se ha acabado y de ahí viene el intento del partido centralista y que se arroga de los más rancios valores de la españolidad de acabar con ellas, aprovechando la crisis. 

Esa será una de las salidas-consecuencia de esta crisis sistémica, la crisis de nuestra vida, cuyos horizontes finales, y como en el tiempo de la Transición, hitos de paso, todavía desconocemos por completo. De cómo se afronte, y en qué grado de arrogancia, dependerán muchas otras cosas. El "café para todos" fue un exceso, como todo, pero no era algo perverso en su concepción inicial. En cuanto a los fueros vascos, poco que comentar: por eso es una región modélica. Que pregunte en Cataluña que tal sienta destinar el 10% de tu PIB a financiar cortijos en Extremadura, mineros silicosos en León y estudiantes universitarios de 35 años en Madrid. 

Como coda, al parecer "se sacrificó la justicia en el altar del orden y, encima, se glorificó el resultado". ¿Qué otra justicia hubiese sido posible? ¿Una Transición incontrolada, con tribunales públicos, quemas de centros de poder y asambleas populares? ¿Eso hubiese sido más "justicia"? No tengo que poner "lo siento": prefiero el orden, aún cuando viniese de un régimen tan cavernario como el franquismo, a los monstruos que salen de las situaciones incontroladas. 

En cuanto a "glorificar el resultado", creo sinceramente que una de las cosas que explican esta grave crisis de confianza en las instituciones es no haber consolidado un régimen de ensalzar el proceso de la Transición. Al principio se centró todo en el Rey, después cada CC.AA  hizo lo suyo y se dejó de lado el pueblo, creando una serie de hitos o pasajes al margen de los más evidentes (la Constitución, el 23-F). Así va la cultura democrática: un juntaletras (muy dotado, pero no es más que eso) pare este decálogo enrabietado y muy poco reflexionado, y millones de adeptos lo van a adoptar como la verdad revelada. 

Es corto, es sencillo, da explicaciones fáciles y pone todo patas arriba. Si todo fue tan maquiavélico, tan tutelado y, por lo visto, tan fallido, ¿cómo han sido posibles estos 30 años de prosperidad, abruptamente amputados por una crisis que transciende nuestras fronteras? No será todo por el flujo de dinero. Sin embargo, González adopta el ideario de los resentidos: es más, les da lustre, prestigio y alcance. Yo creo que la Transición del franquismo a la democracia fue un éxito, y los argumentos de los que piensan lo contrario no me convencen. Grado de acuerdo con el artículo: 20%
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El País tiene a sueldo a la bloguera y disidente cubana Yoani Sánchez, igual que otros medios tienen al insufrible Raúl Rivero por los mismos méritos. Los dos son deleznables si no fuese por la historia a la que se enfrentan. Sin embargo, es un ejercicio de hipocresía mayúscula encargar como hace El País a su bloguera un reportaje sobre los nuevos restaurantes en La Habana. Los habrá probado todos. En un país como Cuba, con serios problemas para garantizar el aporte calórico diario a su población. De eso no hablarán, no.

jueves, 6 de octubre de 2011

1953 again

Un día cualquiera en Rota
Era el año 1953 y España era un paria internacional, repudiado en la ONU, aislado en sí mismo, con una economía de subsistencia y con las cartillas de racionamiento muy frescas, casi lo único en el país. Ese año llegó el primo americano y la dictadura franquista encontró su lugar en el mundo, alargó su vida unos lustros e incluso llegó a prever su perpetuación a la muerte del dictador, todo gracias al abrigo de la protección americana.

Los EE.UU firmaron el acuerdo militar con España (magníficamente descrito por Ángel Viñas) por unas razones muy pragmáticas, que poco tenían que ver con el anticomunismo del régimen: estaba bien que fuese tan patente, pero tampoco era condición inexcusable. Aquí lo que contaba era la geografía pura y dura, como tantas veces en la historia militar, una que mueve el mundo en mayor medida que (por ejemplo) la lucha del proletariado o el precio del pan por sí solo.

Al final la rancia propaganda nacionalista española -bastante anterior a la del franquismo- tenía razón en una cosa: España tenía y tiene una posición privilegiada en el mundo, al menos mientras el eje de la tierra gire en torno a los EE.UU de América. Penúltimo país de Europa en la vía hacia el Nuevo Continente, gozne del Estrecho de Gibraltar, puente con África, retaguarda de Europa si la línea del frente estaba en Alemania.

Esos fueron los factores que llevaron a los yankis a instalar su fuerte contigente militar en España en 1953, con el beneplácito de un Franco que, cuando era guionista de cine (Raza, si no la han visto no pierdan la ocasión) no dudó en atacar a su amigo que, con el tiempo, se convertiría en el fiel apoyo del régimen. Alas aéreas en Zaragoza y Torrejón, facilidades en Morón, estación de seguimiento de submarinos en La Costa de la Muerte,  pero especialmente la gran base naval de Rota.

Ya tiene narices que Rota -un auténtico Guantánamo, o un Gibraltar-bis- lleve allí camino de los setenta años y jamás haya sido presentado como esos dos ejemplos que, azarosamente, tienen que venir a la mente de cualquiera. Por mucho que se presente como "base conjunta", la realidad es que EE.UU tiene un pedazo de su soberanía -con lo que eso conlleva- en suelo español. Y no es precisamente su Embajada.

Se trata de una base clave en el esquema global de la única superpotencia militar del mundo, donde hace y deshace a su antojo. En los últimos años ha ampliado el dique exterior, han renovado el "contrato" por otra centuria o milenio y, noticia de hoy mismo, han decidido que Rota sea una parte fundamental de su escudo antimisiles. España de acuerdo, aunque ponga el país como objetivo militar número uno en caso de que ese sistema antimisiles se llegue a usar en algún momento.

La noticia ha sido presentada propagandísticamente como una oportunidad de empleo, cuando es una noticia de ámbito militar -y no menor- y no laboral. Signo de los tiempos: Franco presentó el acuerdo de 1953 como un espaldarazo a su política de anticomunismo visceral, Zapatero como una pequeña alegría en um mar de parados. A la cita no ha faltado ni el fogoso secretario general de la OTAN ni el secretario de EE.UU para Defensa, todo ello en Bruselas: el canto de cisne internacional de Zapatero.

Wikileaks, esa referencia ineludible para todos estos asuntos, ya nos dijo que Zapatero había ofrecido a EE.UU la posibilidad de ampliar y mejorar sus instalaciones militares en España, todo con tal de ganarse el cariño perdido en Washington al no levantarse ante la bandera en el 12 de octubre de 2003 y, especialmente, por cumplir su promesa electoral con la retirada de tropas de Irak en 2004.

Aquel entonces la excusa oficial fue el peligrosísimo terrorismo del norte de África, ahora son los fantasmagóricos misiles de "Irán y Corea del Norte". Evidentemente, estos dos Estados no tienen ni tendrán jamás la capacidad militar para ni siquiera desarrollar un misil capaz de cruzar continentes, que es para lo que está diseñado el escudo antimisiles.

El escudo antimisiles, desde el inicio de su concepción en plena administración Bush II -con la violación del tratado ABM- está diseñado para intentar conjurar la amenaza de los misiles intercontinentales rusos, como si la Guerra Fría siguiese su curso. En términos militares de estrategia balística es así: el desmoronamiento del Imperio Soviético arrojó una situación inédita en la historia, la de un archienemigo derrotado hasta la implosión interna, pero que sin embargo conservó íntegramente todo su arsenal estratégico.

Sin meterse mucho en el tema, basta indicar que cuando un misil está en el aire es muy difícil de interceptar, por lo que la mayor parte de las medidas contra este tipo de arma son básicamente de detección y después rezar. Un único dato: en la Guerra de Irak de 1991 los publicitados Patriot (misil interceptor antimisil) sólo lograron un ridículo porcentaje de éxito del 50% ante los Scud irakis lanzados contra Israel, y eso que era un misil con tecnología de los años 50.

A falta de las medidas interceptoras adecuadas (¿misil estrotesférico lanzado desde caza al máximo de altura? ¿nueva Guerra de las Galaxias?: no parece que los S-3 a desplegar en Polonia tengan mejor efectividad), EE. UU está tejiendo una malla global de detección contra los antiguos misiles soviéticos, basada fundamentalmente en el AEGIS.

Este es un equipo de combate que permite seguir cientos de objetivos al mismo tiempo a la unidad de combate naval que la tenga instalada, y en eso se basa el contingente americano anunciado ayer en Bruselas. Rota pasará a ser la base permanente de cuatro destructores de la clase Arleigh Burke, que operarán por el el Atlántico Norte y la costa africana hasta el Golfo de Guinea. La base de Rota no es para el Mediterráneo, para eso ya tienen las bases de Italia.

Estos radares móviles se ubicarán en España por la posición geoestratégica de nuestro país, pero al mismo tiempo lo convertirán en un objetivo claro si algún día la finalidad por la que están ideados y desplegados se materializa más allá de los juegos de guerra. Con la excepción de las Azores -donde, por su aislamiento, nunca podrá haber un grupo de combate efectivo, aunque están llenas de radares fijos-, la base de Rota es la última de EE.UU antes de su territorio soberano, y ahora un objetivo estratégico neto.

Basta ver la reacción de Rusia (que nunca ha dejado de ser una autocracía, y donde Putin va camino de quedarse tres décadas en el poder) para entender las implaciones de este asunto, que van más allá de los 1.100 puestos de trabajo que nos ha vendido el Gobierno. En secreto, de sorpresa, acaban de volver a meter a España en el juego de la Gran Guerra. Y, como en 1953, tenemos que ir dando las gracias por convertirnos en objetivo estratégico.
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Como en tantas otras ocasiones, aunque no tan gráficas como en esta, el texto acompaña a la brutal fotografía.  Abandono y despropósito. Seguro que en su momento se pidió -con fondos públicos, claro- como una instalación vital y de uso asegurado.

sábado, 19 de marzo de 2011

Ganas de guerra, vía aérea libre

Visera y gafas de sol: bajen los focos, por favor
Ayer Gadafi, en un claro ejemplo de perfidia moruna, dijo que detenía las operaciones ofensivas para intentar aplacar las poco ocultas ganas de bombas y sangre de esa entelequia que es "la comunidad internacional". Evidentemente, nadie le creyó, porque es inútil creer a una persona con el historial del libio. Como en tantos otros ámbitos, lo que se pretende con estas medidas de "alto el fuego" cuando se está llevando la iniciativa, es simplemente ganar tiempo.

Al menos hoy uno se despierta con noticias de que se ha bombardeado Bengazi, y ya dicen que ha sido Gadafi. Difícil comprobarlo en la guerra de propaganda, porque Gadafi dice que no ha sido él. No es una persona muy de fiar, y menos en su estado mental, pero lo que parece claro es que una vez desplegadas las fuerzas -ayer la base de Morón de la Frontera era un hervidero de aviones- es muy difícil que se replieguen sin ejecutar su misión.

Hasta nuestro presidente del Gobierno ha anulado su agenda oficial y permanece en Madrid atento a la crisis. Ya ha ofrecido seis F-18 (¿los mismos que bombardearon Belgrado, para que puedan seguir poniendo bombitas de éxito en sus flancos?), y el martes pedirá autorización al Congreso, una medida que fue de las primeras en implantar en su primer mandato, y que me parece muy acertada y democrática. Total, ya están todos convencidos de la necesidad de la intervención, y así la medida democrática se convierte en una claque unánime.

Es de suponer que la maquinaría bélica de EE.UU, mucho mejor engrasada que la española y con un presidente con poderes ejecutivos de guerra, no va a esperar hasta el martes. Entre hoy y mañana empezarán a atacar objetivos en Libia, siempre sin víctimas colaterales y con eficacia quirúrjica: ya nos informarán de ello, esperemos que con el mismo tino y acierto con el que han ofrecido esas imágenes de barrios arrasados, edificios ametrallados y las "masacres".

Ante este nuevo escenario hay varias cosas interesantes a tener en cuenta. Al parecer, según el Tratado de Buena Amistad firmado entre Italia y Libia en 2009, no se puede atacar al país africano desde bases instaladas en el país europeo. Habrá que estar atentos a ver desde donde van a operar los aviones "aliados" que gentilmente se han ofrecido para bombardear: los americanos pueden operar desde el portaaviones de la VI Flota. En el bombardeo de Belgrado la gran mayoría de los aviones de la OTAN salían desde Aviano, el macrocomplejo aéreo -almacenan hasta armas nucleares tácticas, una hipocresía en un país denuclearizatto como Italia- situado en Vicenza.

También puede ser que Italia, haciendo gala de una tradición irredenta, haga del tratado papel mojado y cambien al son de la voz que va ganando. Lo llevan en sus genes y en su historia. En la I G.M tenían que haber entrado en guerra, en virtud de los pactos y alianzas previos, con las potencias centrales. Para cuando lo hicieron, en 1915, lo hicieron con el otro bando. En la II G.M más de lo mismo: tras ir de la mano con Alemania, en 1943 y tras el desembarco aliado en Sicilia, el Gran Consejo Fascista destituye a Mussolini y se pasa a los aliados de la noche a la mañana, ¡intentado pasar en la posguerra como potencia vencedora y no derrotada!

Mig-23 derribado esta noche en Bengazi. Nótese la altura.
La argucia, genuinamente italiana -si cuela, cuela, y si no, nos quedamos como estábamos- no pasó, pero al menos evitaron un juicio equivalente a los Nuremberg o Tokio, y gran parte de los jerarcas del fascismo se reciclaron en la vida civil, una especie de Transición a la española avant la lettre: reconciliación, paz, consenso y mucha, mucha mierda por tragar, la equivalente a ver a los responsables que llevaron al país al desastre disfrutando de un espléndido retiro en el mismo país, intocados, intocables e invulnerables.

Ya verán como nadie se hará responsable del Tratado de Buena Amistad firmado con Trípoli. Ni Berlusconi -ya tiene abogados especializados en todo tipo de casos, incluyendo corrupción de menores-, ni Frattini, ni La Russa, ni Maroni, ni ninguno de esos impresentables que iban de francachela con su amigo el libio, que en los pocos años en los que ha durado el tratado lo celebraba como un cumpleaños personal, especialmente para pedir más regalos.

Esto decían en fecha como el 24 de febrero, pero con los aviones ya armados y dispuestos a bombardear, ya pueden apelar al mandato del Consejo de Seguridad de las NN.UU o al Santo Espíritu, que todo valdrá como vale cualquier acuerdo con este peculiar país. Fíjense que ayer mismo, 18 de marzo, el discurso ya se había modulado para adecuarse con los nuevos tiempos, e Italia ya estaba dispuesta a ceder sus bases -imprescindibles para evitar rodeos-, ejerciendo una vez esa capacidad para el doble juego que les ha permitido cambiar de bando en las dos guerras mundiales.

Otro aspecto a tener muy en cuenta cuando empiece la operación de tiro al blanco es ver cómo se utiliza el espacio aéreo de los países confinantes con Libia. Tras saber que había agentes británicos sobre el terreno desde al menos cinco meses antes, y que un holandés estaba perdido en Sirte y no había ido a Trípoli como el resto de sus nacionales a coger una avión de vuelta a su próspero y riquísimo país -por eso hubo que enviar en secreto un destructor y un helicóptero con tres marines a rescatar a él y a su misterioso acompañante, del que no han facilitado la nacionalidad, manda huevos-, espero que a nadie le parezca casualidad la graciosa sucesión de acontecimientos que han llevado al cambio primero en Túnez y después en Egipto.

No es probable que ambos países hubiesen dejado su espacio aéreo para un bombardeo sobre Libia. Aparte del precedente de 1986, donde ningún país dejó pasar a los F-111 que partieron desde Inglaterra, hay uno mucho más reciente, rara vez recordado, y que afecta a todo el mundo musulmán, si es posible aplicar esa categoría a países tan heterogéneos. Y es un precedente muy querido en esos países porque habla de un país con el que comparte religión que se enfrentó a EE.UU de una manera gravísima, venció y apenas ha sufrido las consecuencias.

En 2003, cuando la agresión a Irak que se había ganado por méritos propios Sadam Hussein y para lo que se inventaron lo de las armas de destrucción masiva (perdiendo toda legitimidad), la maquinaria de guerra de EE.UU había desplegado nada menos que al Séptimo de Caballería (sí, existe) en Turquía. Lo habían hecho incluso antes de esperar a la resolución de la ONU que finalmente nunca se produjo, dando buena muestra de sus aviesas intenciones sobre el derecho internacional, el unilateralismo y la forma de explotar a un aliado fiel como Turquía.

A pocas horas de comenzar la invasión del 20 de marzo, el primer ministro turco Erdogam negó el permiso para que se realizase ningún ataque sobre Irak con tropas acantonadas en su territorio. Atención: un líder de un país subordinado a EE.UU le niega ese permiso en las horas previas, con todo ya preparado. Hace falta tener lo que hay que tener para hacer eso, bastante más significativo que no levantarse ante el paso de la bandera de las barras y las estrellas, o que ir al rancho de Texas a fumar puros y practicar inglés de Quintanilla de Onésimo.

Aunque al asunto no se le dio ninguna relevancia, si que la tuvo. La más inmediata, que el ejército de EE.UU no pudo hacer la operación de pinza sobre Bagdad y que, en vez de tomar la capital en cinco-seis días, tardó doce. Las tropas del VII de Caballería tuvieron que volver a ser embarcadas y llevadas a Arabia Saudí. Los turcos, también, tuvieron mano libre para capturar a varios cientos de kurdos muy activos del norte de Irak. Sin embargo, más allá de los efectos prácticos, la lección fue muy comentada en el mundo árabe: unos que desafían a EE.UU y se salen con la suya. Demasiado importante como para dejarlo correr. Se pudo hacer y se podría volver a hacer.

Pues bien, en vista de la refriega libia, es simplemente casualidad tener expedito el espacio aéreo de Túnez y Egipto, que desde luego no estaba asegurado hace mes y medio en caso de una situación similar. Menos mal que las revueltas han sido "espontáneas", por "twitter", por un vendedor de fruta que se quemó y que han sido en Túnez y Egipto y, queseyo, no en Mauritania, Siria y Omán. Mejor juntitas y agrupadas, como en el dominó.
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"TEPCO ha anunciado que aumentará a 150 milisievert el límite de radiación al que pueden exponerse los empleados de sus centrales debido a la necesidad de atajar la situación en Fukushima. Hasta ahora este límite estaba fijado en 100 en cada turno de trabajo"

Y cuando pase otra como esta, las autoridades ya irán alzando los límites máximos para decirnos que estamos todavía dentro de lo normal. ¿Que no? ¿Y que hacen actualmente con las mediciones de contaminación en las grandes ciudades? Lo dicho: en las democracias lo hacen más fino
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España profunda y milenaria. Atención al cuidado urbanismo de las edificaciones. El complejo, obvio es decirlo, no se derribará.

viernes, 18 de marzo de 2011

There will be blood (Oil!)

Hermanando blogs
Hoy les traigo el título original de una película americana de 2007, que me han dicho que es bastante buena. A mí me interesa el título, incluso el de la novela en la que se basó primigeniamente (entre paréntesis). Si no les gusta, a lo mejor les parecen más apropiadas las versiones en castellano peninsular (Pozos de ambición) o argentino y méxicano (Petróleo sangriento)

No hay mejor título para la película que se acerca a su fase de desarrollo o nudo -pasada ya la presentación- y cuyo rodaje está basado en Libia. Ayer el Consejo de Seguridad de las NN.UU autorizó, en una medida con poquísimos precedentes por su urgencia y celeridad, el uso de la fuerza para actuar sobre la actual situación en el país mediterráneo. Se trata de la resolución 1970 de este organismo que sigue sin hacer cumplir las más famosas resoluciones sobre los territorios ocupados en Palestina.

Ya tiene entrada en la wikipedia y se pueden ahorrar leer la tremenda hipocresía diplomática de la resolución en bruto, nunca mejor dicho. No dejen de reparar en el hecho de que ha sido impulsada por el representante libio ante la ONU, uno de los primeros en desafeccionarse del régimen de Gadafi, debió ser como en el tercer o cuarto día de las protestas, cuando lo de las "masacres".

No habrá zona de exclusión aérea, simplemente se autoriza un uso extensivo de "la fuerza", el embargo de armas (para eso ya están recientemente aseguradas con un cambio de régimen las fronteras de Túnez y Libia, además de infestado de barcos el golfo de Sirte y las costas de Trípoli y Bengazi), congelación de bienes y cuentas en el extranjero vinculadas a los jerarcas del régimen y bueno, la obligación de los estados miembros de prestar ayuda humanitaria, la coartada necesaria. Lo tienen in extenso aquí.

Probablemente se preguntarán porque el famoso Consejo de Seguridad (cinco miembros permanentes con derecho a veto, 10 rotatorios) no demuestra igual celo en Birmania -esa provincia china-, Corea del Norte -ese experimento del estalinismo y el ultranacionalismo-, Israel -ejem-, Georgia o Zimbabwe, por ponerles algunos ejemplos. Las razones hay que buscarlas en el subsuelo de cada país, pero como es una explicación evidente, maniquea, manoseada y realmente burda, dejémosla para otro día.

A Libia se va con todo. La zona de exclusión aérea no sirve para gran cosa y por eso se autoriza genéricamente "la fuerza", que engloba lo primero. Y todo tampoco significa gran cosa para la potencia militar de Occidente, que siempre recupera para la ocasión la palabra de la II Guerra Mundial "aliados". Como va a ser un ejercicio de tiro al blanco, algunos países muy pintorescos han sido los primeros en apuntarse a la refriega.

No me refiero a Francia,que ya ha dicho que los primeros bombardeos tienen que ser en "horas" -antes de que la familia Gadafi saque los papeles de la financiación electoral de 2007, a ser posible-, o Reino Unido -como expliqué en otra ocasión, siempre voluntarios en cualquier sarao militar-, me refiero a Dinamarca (¿?), que ya había anunciado días antes que tenía cuatro F-16 dispuesto a ir a bombardear, o Canadá, dispuesta a enviar seis F-18 con el mismo fin.

No todos los días se presenta la oportunidad de hacer un ejercicio con fuego real enemigo, aunque sepan perfectamente que es inofensivo. Previamente, y como establece el uso de la doctrina militar de EE.UU, caerán los misiles de crucero sobre los búnkeres del régimen, a ver si por casualidad lo descabezan. Si alguno se desvía a la embajada china, pues habrá sido un error del GPS.

Por su parte, Gadafi ayer lanzó un nuevo llamamiento en su línea de locura. Como es tabú hablar de las enfermedades mentales, y de los líderes políticos más, hace tiempo que en las democracias convivimos con políticos en ejercicio con Alzheimer, paranoia u otro tipo de dolencias psiquicas graves. En las dictaduras se da por hecho que están chiflados. El Gadafi actual no es muy diferente del que bombardea el Chad en los ochenta, financiaba ataques terroristas o minaba el Mar Rojo, pero ahora es todavía más malo.

Fíjense que ayer tuvo la osadía de compara su marcha sobre Bengazi con la de Franco sobre Madrid en 1939. Daría para un buen post la admiración que Franco ejerce sobre los dictadores -no en vano ganó una guerra civil de tres años y se mantuvo en el poder casi cuatro décadas sin ninguna revuelta en un país relativamente desarrollado y europeo- de ayer, hoy y siempre, por los méritos antes reseñados.

El problema es que el ejemplo no es muy bueno. Franco intentó marchar sobre Madrid en 1936 y dio media vuelta. En 1939, gracias al golpe de Casado, entró sin pegar un sólo tiro, como hizo en Barcelona. España es así. El baño de sangre vino después, y durante bastantes años. Supongo que Gadafi desconoce todo eso: lo raro sería que lo supiese.

En fin, al margen de esto, también ha anunciado que en el momento en que se vean atacados -más incluso que deteniendo soldados uniformados de potencias extranjeras en su propio territorio, como hace semanas- atacarán a los buques estacionados frente a sus costas. Pues muy bien. No creo que lleguen a lanzar ni un misil que no sea un Scud.

Lo que es seguro es que habrá sangre. Lo ha autorizado la ONU. Y después, petróleo, porque ya verán que los pozos van a salir intactos.
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En este pintoresco gráfico de El País, destinado a jugadores de Risk, no sobresale la habitual tontería de considerar las fuerzas de Libia bajo listín de revista de armas (como el que utiliza una foto de cuando tenía 23 años y tiene 50 años), perfectamente inmaculadas e indemnes, sino también eso de "zonas prohibidas para la aviación de Sadam". Me he estado riendo un buen rato.
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Un análisis bastante racional, si es que cabe cuando se dicen años, y a continuación se añade (o siglos) entre paréntesis. Porque no es lo mismo uno que ciento.