martes, 24 de julio de 2012

Cosas que no se creen (I)

Me gusta mucho Enric González como periodista. Escribe de fábula, tiene una cultura poliédrica que mezcla los gustos elitistas con los populares, maneja la ironía de manera muy poco española y todos los elogios que quieran. No me gusta nada que no se pronunciase sobre la muerte del futbolista Andrés Jarque en Coverciano (Italia), un centro de dopaje reconocido por un gran conocedor de Italia como es el periodista catalán, y que probablemente no lo hiciese por su condición de hincha del Espanyol, ese equipo señor. Esto lo digo porque siempre hay tendencia a idolatrar a la gente especialmente dotada -y Enric González lo es sin lugar a dudas-, cuando tiene las mismas flaquezas, hipocresías y debilidades que todos. No las oculta, pero algunas omisiones dicen mucho más que lo que pueda mostrar.

Ahora tiene una pequeña sección en una revista para gentlemans que no publica fotos de señoras desnudas, un gran acierto, además de querer cuidar los contenidos escritos. Con gran presencia en Internet y crecimiento exponencial, la última columna del gran periodista catalán está obteniendo un inusitado éxito en Internet a base de decir obviedades, pero decirlas muy bien: su especialidad.

Como uno tiende a la dispersión, me apoyaré en el pautado decálogo que establece Enric González para intentar insuflar un poco de vida a este pequeño rincón. Estaré de acuerdo muchas veces con lo que dice, y otras no tanto. Ahora que su pequeño manual de uso va a tener tanto éxito y será enarbolado como memorial de agravios por seguidores del 15-M, la CT (Cultura Española) o el simple castellano tendente a la depresión, nunca viene mal.

La transición del franquismo a la democracia fue un éxito

Jo, y eso que el artículo empieza con un "nos creíamos ricos y resulta que somos pobres", pero enlaza con esto. La crisis financiera y económica ha sacado a la luz una crisis institucional gravísima, con gran desafección del electorado respecto a sus representantes. Como todas las estructuras, todo va muy bien mientras fluye el dinero, y cuando se corta ese flujo salen a la luz ineficiencias bien conocidas, pero en las que nadie había reparado. Un ejemplo: los 17 Defensores del Pueblo, uno por cada Comunidad Autónoma.

González coge una gran idea-bandera de la actual crispación, la de que la Transición no fue tan modélica, idea ya desarrollado por Gregorio Morán hace bastantes años. Al parecer, nos conformamos con que no hubiese sangre -y la hubo, aunque menos de la esperada/deseada por algunos- y califica el 23-F de "asonada patética", cuando Milans del Bosch sacó los tanques a las calles de Valencia, entonces y ahora tercera ciudad del país. 

A partir de ahí empieza un batiburrillo de todo mezclado bajo la idea de que la Transición fue "algo superficial", tutelado por la CEE y la OTAN. Vamos, que no lo quiso el pueblo que iba empujando a la clase política a tomar las decisiones y medidas, entendiendo como pueblo al conjunto de la sociedad, desde el golpismo bunkerizado a la extrema izquierda. 

La CEE tuvo influencia en la Transición, claro. ¿Cómo no iba a tenerla en un país que ya había pedido la adhesión con Franco, y que fue rechazado porque estipula un serio compromiso con los valores democráticos? Si España quería entrar en el club, debía tomar una serie de medidas macroeconómicas difícilmente compatibles con esa economía paternalista del franquismo, con un sector público con gigantismo -baste recordar los astilleros- y escasamente competitivo.

Pero ojito al ataque a la CEE. Hasta esto se tambalea en tiempos de crisis. Da miedo pensar lo que hubiese sido de España sin la CEE y su eficiente tutela. En cuanto a la OTAN, González sabe perfectamente que es un instrumento al servicio de EE.UU, país que con el acuerdo de las bases de 1953 ya tenía todo lo que quería de España. Meter a España en la OTAN -por cierto, lo hizo Calvo-Sotelo en su año y medio en el poder- era meramente crematístico. Eso sí, nos tutelaba...¿de quien? ¿de una amenaza exterior? ¿de una improbabilisima deriva comunista? 

También dirigían "los poderes fácticos", los financieros y "en menor medida" los religiosos. Vamos, aquí hay que presentar que el pueblo fue pastoreado, que no tomó decisiones por sí mismo, y que prácticamente en el referéndum para la Reforma Política -el del harakiri de las Cortes Franquistas- esos poderes en las sombras metieron la papeleta en el sobre de los españoles. Como ya les dije antes, este tipo de obviedades son muy del gusto de la actual marabunta o zombie-walk que impera por la ciberesfera, aunque mucho menos en las calles o en las urnas.

Todo se basó en un "pacto de desmemoria". ¿Qué pacto? Esto es un viejo caballo de batalla, muy bien combatido por Santos Juliá. El que quiso recordar, lo hizo, y el que no -que fue la mayoría- no. Se excavaron fosas, se publicaron libros y se habló en el Parlamento con la Ley de Amnistía, todo eso durante la transición. A lo mejor González insinua que fluoraron el agua, a la manera de Dr. Strangelove...

Al parecer, el régimen resultante de todo este tinglado orquestado en las sombras, se basaba en esa desmemoria inducida no se sabe cómo, y también en la "preservación de las estructuras de capital franquistas" (claro, hubiese sido mejor hacer expropiaciones, convertirlo todo en sociedades públicas bajo la tutela del INI), como si la propiedad privada se hubiese puesto en cuestión en algún momento de la Transición. Lamentable.

Además, para completar el panorama, hay "una serie de apaños lamentables", como el "café para todos" autonómico, que es como una cosa muy de moda. No hace mucho otro bardo catalán como Enric Juliana, mucho menos dotado que González, ha dedicado un libro oportunista sobre la crisis (Modesta España) donde la idea central en esta. El libro es lamentable, envejecerá fatal y está pésimamente estructurado (una metáfora con el Caballero del Verde Gabán quijotesco, un capítulo entero a la religión: escribe en La Vanguardia), pero es muy indicativo del debate.

Las CC.AA han sido un intento muy eficaz para solucionar un problema con el que, como decía Ortega, sólo se puede convivir, nunca solucionar, como es el de regiones de España donde hay un marcado sentimiento nacional ajeno al centralista-castellano. Ha sido un intento, porque iban bien mientras había dinero. Eso se ha acabado y de ahí viene el intento del partido centralista y que se arroga de los más rancios valores de la españolidad de acabar con ellas, aprovechando la crisis. 

Esa será una de las salidas-consecuencia de esta crisis sistémica, la crisis de nuestra vida, cuyos horizontes finales, y como en el tiempo de la Transición, hitos de paso, todavía desconocemos por completo. De cómo se afronte, y en qué grado de arrogancia, dependerán muchas otras cosas. El "café para todos" fue un exceso, como todo, pero no era algo perverso en su concepción inicial. En cuanto a los fueros vascos, poco que comentar: por eso es una región modélica. Que pregunte en Cataluña que tal sienta destinar el 10% de tu PIB a financiar cortijos en Extremadura, mineros silicosos en León y estudiantes universitarios de 35 años en Madrid. 

Como coda, al parecer "se sacrificó la justicia en el altar del orden y, encima, se glorificó el resultado". ¿Qué otra justicia hubiese sido posible? ¿Una Transición incontrolada, con tribunales públicos, quemas de centros de poder y asambleas populares? ¿Eso hubiese sido más "justicia"? No tengo que poner "lo siento": prefiero el orden, aún cuando viniese de un régimen tan cavernario como el franquismo, a los monstruos que salen de las situaciones incontroladas. 

En cuanto a "glorificar el resultado", creo sinceramente que una de las cosas que explican esta grave crisis de confianza en las instituciones es no haber consolidado un régimen de ensalzar el proceso de la Transición. Al principio se centró todo en el Rey, después cada CC.AA  hizo lo suyo y se dejó de lado el pueblo, creando una serie de hitos o pasajes al margen de los más evidentes (la Constitución, el 23-F). Así va la cultura democrática: un juntaletras (muy dotado, pero no es más que eso) pare este decálogo enrabietado y muy poco reflexionado, y millones de adeptos lo van a adoptar como la verdad revelada. 

Es corto, es sencillo, da explicaciones fáciles y pone todo patas arriba. Si todo fue tan maquiavélico, tan tutelado y, por lo visto, tan fallido, ¿cómo han sido posibles estos 30 años de prosperidad, abruptamente amputados por una crisis que transciende nuestras fronteras? No será todo por el flujo de dinero. Sin embargo, González adopta el ideario de los resentidos: es más, les da lustre, prestigio y alcance. Yo creo que la Transición del franquismo a la democracia fue un éxito, y los argumentos de los que piensan lo contrario no me convencen. Grado de acuerdo con el artículo: 20%
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El País tiene a sueldo a la bloguera y disidente cubana Yoani Sánchez, igual que otros medios tienen al insufrible Raúl Rivero por los mismos méritos. Los dos son deleznables si no fuese por la historia a la que se enfrentan. Sin embargo, es un ejercicio de hipocresía mayúscula encargar como hace El País a su bloguera un reportaje sobre los nuevos restaurantes en La Habana. Los habrá probado todos. En un país como Cuba, con serios problemas para garantizar el aporte calórico diario a su población. De eso no hablarán, no.

6 comentarios:

jefe dijo...

Te diría que estoy de acuerdo contigo casi plenamente, A mí Enric González me parece un periodista más que respetable, y el artículo en general está bien, pero ese tipo de soflamas que apenas tienen nivel desarrollo (entiendo que el espacio pueda ser limitado) y que se presentan como verdad revelada son perfectas para los "librepensadores" políticos de moda: twitteros y facebookeros supermegacomprometidos y renegados con "este sistema de mierda" que por el día enlazan artículos desde de su precioso Mac y por la noche van de campamento a Sol.

Lo que más me ha chirriado ha sido esto de la Transición. Resulta que es de los pocos procesos históricos que han resultado efectivos en la convulsa y violenta historia de España y tampoco se puede presumir, aunque sea un poco, de ello. Escribes muy bien lo que pienso al respecto, ya me dirán cómo querían salir de un régimen dictatorial a uno democrático. Supongo que con "Juicios de Nuremberg" (te juro que tengo amigos que dicen que la diferencia entre Alemania y nosotros es que "ellos" -ni siquiera saben que fueron los aliados- hicieron justicia. Tan bien les salió su "proceso" que hasta el 89 no cayó el Muro) o alguna chaladura que perfectamente comentas en el artículo.

Sobre el sistema de CCAA quizá el principal problema sea el modo en que se formó y no el hecho de formarlo así. Diecisiete me parecen una barbaridad para un país como España en el que no hay más de cuatro o cinco regiones históricas. Reducirlas podría hacer más eficiente y menos despilfarrador su funcionamiento aunque habría que ver cómo casar a algunas de esas comunidades sin que surgieran problemas del tipo "yo no soy catalán", "yo no soy castellano" o "yo no soy vasco". Desde luego es un sistema administrativo que hay que reformar (no parchear) porque mucho de aquello que funcionó se ha quedado (o se está quedando) obsoleto. Luego le llamamos Estado Autonómico, Estado Federal o como se prefiera (Estado Asimétrico, que diría el ínclito Maragall), que de ese tipo de cosas ya tendrán tiempo los partidos, tan atentos a banalidades del estilo.

Del régimen fiscal vasco hablo sin conocimiento de causa porque no lo conozco pero, como ciudadano medio, si el País Vasco funciona a nivel fiscal (como así parece), ¿no sería mejor extrapolarlo al resto de comunidades -al menos a las que se pudiera- en lugar de instaurar allí otro que no funciona en otras comunidades? Por pura lógica, vamos.

Qué decir, enhorabuena por el artículo y deseando leer más.

Joey Ramone dijo...

A mi Jot Down me ha parecido, en un rápido vistazo, poco más que una página de venta de productos culturales, con unos contenidos que ni fu ni fa, en ese tono entre irónico inteligente y frívolo que tanto triunfa en la red, y que busca atraer a un público joven y enterado. Se nota que detrás hay muchas horas de estudio de mercado.

Comparto tu opinión de que el artículo de Enric González es básicamente una recopilación de obviedades que, irresponsablemente, echa leña al fuego del resquemor y el resentimiento. No hay más que echar un vistazo a twitter, donde a estas horas el texto es ya la verdad revelada.

jefe dijo...

Se me olvidaba el tema de la UE. Es absolutamente descacharrante. Vamos, dentro de poco la entrada del euro será la peor decisión política de la historia nacional y con la peseta seríamos el top europeo (de hecho, cuando se entró ya se lanzó aquella campaña famosa sobre cuánto habían subido los precios con el euro). No quiero ni pensar qué sería de ciertos sectores económicos (por ejemplo, la pesca) sin las directivas europeas, asumiendo que ya de por sí tenemos una economía escasamente productiva.

Sergio dijo...

Gracias por vuestros comentarios. Jefe: de acuerdo contigo. El problema del País Vasco es que es una región productiva y rica; si Extremadura recaudase impuestos sobre lo que produce, no daría ni para yesca. Y así, en gran parte de las autonomías españolas. Por eso esos "mecanismos de solidaridad" que en el fondo perpetuan las diferencias, porque acostumbran a recibir el dinero como caído del cielo y sin detrás del aumento de nivel haya un aumento del nivel de riqueza de la zona.

Como todo esto va a saltar por los aires -mira ayer: Cataluña, la región más rica de España con casi un 20% de su PIB, pidiendo rescate- porque es un sindios, vendrán marejadas muy fuertes.

En cuanto a la UE, sin la eficaz gestión que hace, España sería un país africano. Baste pensar en su exigente legislación ambiental.

Joey: bueno, al menos la revista es algo diferente.

Fulano dijo...

jefe, yo le recomendaría a tus amigos la película Vencedores o vencidos (traducción franquista de "Judgment at Nuremberg"), donde se ven muchos de los puntos de vista de entonces. Y se ve quiénes son los que juzgan y cómo hay presiones externas para aplicar la "justicia" a conveniencia, causadas por la situación de Berlín frente al comunismo. Y también lo poco que estuvieron en la cárcel los que fueron condenados.

En cuanto al tema que toca, que es España, yo veo necesaria la solidaridad entre regiones, y lógicamente el que más tiene aporta más y el que menos tiene recibe más. El problema aquí está en cómo se gasta el dinero el que lo recibe, que es lo que habría que controlar mejor...

Anónimo dijo...

En mi opinión el articulo pretende contar demasiadas cosas argumentando muy por encima, es decir le falta musculo para sostener lo que expone.

La Transición es un proceso del que debemos estar orgullosos, por haber sido capaces de haber superado una dictadura y un golpe de estado, (con un señor entrando a punta de pistola en el Congreso de los Diputados) y construir una democracia "moderna". No obstante sigue habiendo que hacer cosas que quedaron pendientes, por mencionar solo las que salen en estos comentarios:
- Hay que decir que la posguerra fue criminal, que estuvo mal y que las personas que fueron ejecutadas en la guerra y la posguerra, lo fueron injustamente, y que aquel que lo desee pueda buscar los restos de sus familiares.
- Es imprescindible modernizar la justicia y dotarla de mayor independencia respecto al poder ejecutivo y legislativo. Un juez no puede haber sido diputado, ministro o estar afiliado a un partido.
- Se hace necesario definir el modelo de estado que deseamos para el futuro, y sobretodo unas Administraciones nacionales, regionales y locales que podamos pagar, con un escenario en recesión, porque volverá a ocurrir en el futuro. Recordemos que un estado federal es caro, porque genera muchas duplicidades, que han de estar justificadas. Me temo que si echamos un vistazo al mundo solo son estado federales los paises ricos o los muy extensos.
- Hay tres cosas que en mi opinión no se pueden transferir nunca: Educación, Sanidad y Seguridad Cuidadana. Los motivos se me hacen evidentes.

Lo dicho la crisis es institucional y de valores, pienso que nadie se fia de nosotros por eso, porque ni nosotros mismos sabemos donde vamos, ni lo que queremos ser, ni hacer, no digamos ya aportar al mundo.

Respecto a la solidaridad entre regiones, es lógico como corresponde al principio de reparto de riqueza, pero jamás subsidiar la miseria de por vida. Ni administraciones ineficientes, hace falta mas responsabilidad en esto.

Enhorabuena por el analisis y por ir desmontando cosas que se dan por asumidas.

Edu