Un yo tenía de manual |
Hace pocos días se repartieron las estrellas Michelín del año, con el resultado de que un restaurante cántabro pasó de tener dos a tres, entrando así en el Valhalla gastronómico y del postureo. El propietario, entrevistado poco después del reconocimiento y envuelto en la retahíla de palabras hueras de su profesión ("queremos que el cliente perciba los aromas y el saber hacer de la elaboración de un buen pan. Nuestros platos siempre recuerdan a algo. Un jugo que se toma de un trago recuerda al cocido") no escabullía una pregunta malintencionada del periodista:
Bueno, pues 48 horas después de decir esto, resulta que el navarro cantabronizado Jesús Sánchez ha subido el precio de sus menús degustación un 20%. Será que ya ha "aumentado la experiencia" en ese breve periodo de tiempo. O que ha "reforzado el equipo". O que simplemente vende humo, y sabe perfectamente que en el ámbito en el que se mueve puede subir perfectamente un 20% su producto, porque los clientes pagarán encantados esa experiencia única de comer algo distinguido y diferente a lo que puedan comer los demás.Hay cocineros que cuando reciben una estrella Michelin, automáticamente suben los precios de los menús. ¿Se lo ha planteado ya?No nos hemos planteado esa posibilidad. Solo subiremos el precio si obedece a algún cambio y está justificado. Ahora, con la nueva estrella, reforzaremos el equipo, porque tendremos más reservas y tendremos que gestionarlo de otra manera. Si se sube no es por la oportunidad sino porque se aumente la experiencia
La recordada campaña de Arola con Lidl |
Es perfectamente compatible tener un restaurante de menús a 89, 120 y 157 euros (perdón, ahora a 109, 137 y 167 euros tras ser debidamente actualizados acorde a las estrellas Michelín) con tener otro de menús de día a 13 euros, porque así la gente no se va a dar cuenta de la auténtica cortina de humo que esta absurda burbuja del gusto y la distinción a través de la comida, especiamente representada por el vino y toda la tontería que le rodea.
Sin embargo, la gente puede ir a El Cenador de Aunós -una casona cántabra con entrada de carruajes, seguro que hay alguna familia por ahí diciendo yo (la) tenía...- perfectamente consciente de lo que va a pagar y recibir, y en eso también consiste el libre mercado. Yo ya paso de calificar al que quiera ir a dilapidar su dinero a un sitio que sube los precios un 20% de la noche a la mañana sin cambiar en NADA la carta, simplemente inflado por una estrella. Si alguien quiere ser estafado conscientemente, que así sea. Es el país de Afinsa y de las mayorías absolutas del PP. No deja de ser consecuente.
País Vasco, ven y cuéntalo. Si puedes. |
No era tan difícil de saber viendo la ridícula extensión de la Denominación de Origen protegida de ese vino -incluso en estándares de tamaño geográfico vasco-, que desde entonces ha sido convenientemente ampliada, y así seguirá siendo hasta que vaya desde Hondarribia hasta Mutriku. Por lo menos. Del timo de que el 20% del txakolí servido en bares sea -perdón: fuese- vil garrafón y nadie se de cuenta no se ha vuelto a saber nada, será que ya no hace falta hacer estudios oficiales sobre el fenómeno.
Sí que se ha sabido, pero no precisamente por un estudio oficial, la otra pata de la mesa que cojea de todo este asunto, y que explica muy bien los fenómenos descritos. Hace poco más de un mes tuvo cierta repercusión nacional un artículo publicado por el donostiarra Diario Vasco en el que una pareja de oriundos y una de foráneos salía de bares, y a unos les cobraban el precio de amigo-local, y a otros el impuesto revolucionario de la maravillosa experiencia de comer pintxos -raciones de pobres- en San Sebastián, en ese marco incomparable.
Merece la pena leer el reportaje. Porque es muy sencillo, y porque incide directamente en algo bien sabido por todos, y aceptado con ese silencio tan típico de la zona. Seguro que a la redactora le habrán llovido amenazas de esas tan locales como las babarrunas y el olentzero, y por parte de los dueños -o los más aún peligrosos parroquianos- de los locales señalados con nombre, dirección y ticket, algo realmente inusual en el cerrado y sobaquero ambiente vasco, subsección hostelería.
Todo expuesto con precios, un clásico donostiarra |
"En más de una ocasión habían sido testigos de cierta discriminación en el precio si el que pedía la ronda era extranjero en lugar de autóctono". El artículo está escrito asín-asín, como con miedo ("la suma de esos pocos céntimos 'extra' puede llegar a suponer una cuantía importante", cuando realmente se está hablando de varios euros de diferencia, incluso en consumiciones mínimas), aunque las conclusiones son claras: en cinco de los siete establecimientos analizados, la pareja foránea pagaba más por consumir exactamente lo mismo que la pareja autóctona.
Los bares y los precios con impuesto revolucionario se explican concienzudamente, como ya indicado, pero el testimonio más demoledor no se identifica, porque ahí son todos primos y se conocen: simplemente dicen de él que lleva diez años trabajando en la hostelería, y que hay "cuatro formas de cobro en función de si eres local, local premium, extranjero o extranjero con pinta de tener dinero", además de utilizar con tino del que carece la redactora la palabra más adecuada: "timo".
No conviene abundar mucho más en el asunto. Al revés de la casa de comidas con tres estrellas Michelín -donde la gente acude conscientemente a pagar un sobreprecio-, aquí es directamente estafada. Las autoridades no harán nada, ni siquiera investigar los arqueos de caja en esos establecimientos no muy diferentes de la cueva de Ali-Babá y los 40 apellidos vascos. La diferencia es que en este caso nadie quiere ser estafado, aunque algo de culpa tendrán al visitar el norte español, ahí donde no existe el ticket, donde se cobra un precio más bajo al local, y donde todo son excelencias culinarias para productos que muchas veces provienen directamente de la lata. Después vendrán los lloros: porque hay un hilo conductor entre las estrellas Michelín y pagar 50 céntimos más por un zurito de hobbit, y es la gallina de los huevos de oro a punto de reventar.
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Como era esperable en el famoso caso del narcosubmarino incautado en Galicia, el destino final era Asturias. Bastante lógico teniendo en cuenta que hay noticias recientes como esta, y más antiguas como esta otra. Auténtica #MafiAsturias, donde hasta los jubilados hacen de mulas naúticas para el narcotráfico.
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Buen repaso, sucinto y escéptico, al mito de Covadonga.
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Más o menos el resumen de por qué el libro electrónico ha resultado un fracaso.
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Extraordinaria galería de los disturbios okupas en eldistrito berlinés de Friedrichshain el 14 de noviembre de 1990, un año después de la caída del Muro.
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Extremadura es muy bonita, y los extremeños más aún.
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¡Valencia! ¡Valencia! ¡Valencia y sus infraestructuras! ¡Los del déficit de financiación!
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Solo el 5% de los trabajadores retrasa su edad de jubilación más allá de la edad del retiro. Esto es: rechaza a mejorar su pensión en cuantías del 2% o el 4%, porque lo que quiere la inmensa mayoría de la gente (el 95%, nada menos) es jubilarse. El artículo está lleno de otros datos muy interesantes.