Queremosssssssssss Democracia Realllllllll Yaaaaaaaa |
Ahí siguen. Diez días despues de las elecciones y ahí siguen. En teoría estaban "reflexionando" e invitaban a un "voto responsable". Como no consiguieron lo que se proponían -ahí está la reflexión que sale de contar los votos, bastante más objetiva que una minoría en unas plazas-, siguen insistiendo en que pensemos como ellos, en que veamos la realidad distorsionada y apocalíptica que les gusta presentar.
Afortunadamente, el tumultuario movimiento de los últimos días se ha ido desinflando merced al propio aire que lo insuflaba, viciado de origen y tóxico de salida. Si bien en los primeros días se podía decir que había una extracción variada de componentes e "indignados", no había duda de cómo iba a acabar: un homogeneo grupo de comunistas -aunque ya no se llaman así-, saltimbanquis y practicantes de la indigencia profesional, como el malabarismo cuando el semáforo está en rojo, la artesanía o la flauta escolar y el bote de zinc tintineando con céntimos. Homogeneo, insisto.
La bueno de todo esto y las "asambleas" es que una buena generación de jóvenes ya se ha quedado inoculada con el buen hacer de estos grupúsculos de un dígito porcentual, su estilo y sus turnos de palabra. Alguno quedará prendado, claro, pero bueno, todavía no hay vacuna contra eso. La gran mayoría ya han visto sus modos de hacer. En todo caso, está bien aprovechar la visibilidad pública de este gente que anida en rincones oscuros para presentarlos mejor. Les pongo varios ejemplos, sin duda alguna de mi invención:
Ejemplo 1: Uno de los viejos tics comunistas se ha presentado en la cepa infecciosa de la Puerta del Sol. La paranoia. La célula Queda la palabra elaboró un comunicado -se supone que consensuado- donde afirmaba que el CNI se había infiltrado en las autodenominadas asambleas con "personas muy bien entrenadas y pagadas por los servicios de inteligencia e incluso por los partidos mayoritarios".
Como no puede faltar en ninguno de estos brotes de paranoia comunista, se trata de "personas de cualquier edad o sexo e incluso nacionalidad y de cualquier aspecto físico que se hacen pasar por indignados, que realizan fotografías, vídeos y envían información sobre los que están más implicados como los líderes naturales". Por supuesto, se anima a "descubrir, denunciar y expulsar" a "estos traidores del Pueblo", aunque no apunta qué técnicas hay que usar. El CNI, por su parte, en un comunicado bastante irónico, afrimó que "no realiza actividades de inteligencia" en la zona. Añado yo que por falta de lo segundo.
Miren si no otras partes del delirante comunicado: los supuestos espías son "muy sociables pero siempre tratan de imponer su punto de vista intentando convencer de asuntos que de primera no suenan nada claros ni congruentes". ¿Se dan cuenta? Todos podemos ser espías. "A veces ocupan mucho tiempo en su turno de palabra en las asambleas poniéndole "pegas" continuas a asuntos de base muy importantes". ¿Se dan cuenta? El que discrepa con la consigna del Politburó es un sospechoso de ser espía.
A continuación, vendrá otro clásico del comunismo paranoide: las purgas. Estamos rodeados de espías. Se camuflan como nosotros. No confíes. No hables. Todos son sospechosos.
Ejemplo nº 2: el chamanismo. En este fabuloso vídeo pueden ver como un grupo de gente que seguramente ha cobrado más subvenciones en su corta vida que un jubilado de 90 años baila alegremente -y durante mucho tiempo: lo que les sobra- para "bendecir el maíz". Tal cual. Y pongo chamanismo cuando podría poner perfectamente superstición, acientifismo o chaladura. Por cierto, ¿qué diferencia hay entre esa gente y los creacionistas?
Ejemplo nº 3: la propaganda. Hay miles de ejemplos, pero pondré simplemente uno. El primero es un vídeo donde se pretende dar testimonio de empresarios de la Puerta del Sol que no se quejan del suk que les han plantado ante sus comercios, con la subsecuente pérdida de ingresos. Bueno: no son empresarios, son "comerciantes". Como ya todo es franquicia, no es lo mismo preguntar a un empleado que alguien que pone su dinero en el negocio, pero aún así sólo logran cuatro testimonios (y un peluquero, pero no hay ninguna peluquería en la Puerta del Sol) y, atención atención, el de ¡un mariachi!, que supongo que habrán considerado muy representativo de los empresarios de Sol. Por supuesto, todos los comentarios son muy esperables en cuanto a pluralidad.
No pongo más, pero estaría bien un monográfico de los carteles y pintadas embellecedoras que han ido dejando por doquier, todas manifestaciones democráticas donde la libertad de expresión impera sobre la propiedad privada, el orden y el decoro. Todas tienen un denominador común: son demenciales. No tienen ningún sentido, salvo la gracia fácil, el odio al rico y, bueno, toda esa retahíla esperable en el pensamiento único.
Mientras tanto, el Ministro de Interior que tenía que purgar esta lacra, ha hecho sus cálculos políticos y, por el momento, no le interesa desalojar las plazas. Él ya ha obtenido lo que quería -y decía que no perseguía, y alguno hubo que le creyó- y ahora, a temporizar. Como soy incapaz de poner en orden lo que me provoca esta actitud de chalaneo con esta gente, me hago eco de esta maravillosa carta al director que hoy publica El País, donde pone lo que pienso de manera más educada:
"Lo siento mucho por los que quieren creer que vivimos en Libia. La única democracia real y efectiva es la que conforma la aplastante mayoría de ciudadanos que el 22-M se acercó a las urnas para otorgar su confianza a cualquiera de las opciones políticas que se presentaban, algunas de ellas tan discutibles desde un punto de vista democrático como la de los filototalitarios del Norte. Esta democracia, con todos sus problemas y deficiencias, es perfectamente homologable a cualquier otra democracia real de nuestro entorno, salvo por una cosa: porque en su corto recorrido no ha sabido trasladarle a ciertos sectores de la juventud el valor inviolable de los cauces democráticos para cambiar las cosas.
En tal sentido, esa minoría que ocupa las calles, asumiendo una representación que nadie les ha otorgado, haría bien en constituirse en asociación, plataforma, partido o cualquier otra fórmula que estimen conveniente y concurrir a unas elecciones, para que los ciudadanos de esta democracia real que disfrutamos, y que tanta sangre, sudor y lágrimas ha costado, puedan decidir libremente el grado de representación real que les otorgan. Manuel Ruiz Zamora Castilleja de la Cuesta, Sevilla"
***
Una Universidad radicada en una región con la pirámide de población más desasosegante del mundo -y no es una exageración- se va a adecuando a la realidad.