miércoles, 12 de marzo de 2008

El socialismo vasco pide paso

En la noche electoral, Llamazares habló de "tsunami bipartidista". El auténtico tsunami sucedió en el País Vasco, y no refiero a la combinación de temporal y marea alta que ha destrozado el frente marítimo de San Sebastián, Zarautz o el espigón de Bermeo. Fue una ola gigante que ha dejado al PNV en mínimos históricos, y también al resto de partidos con los que gobiernan.

El PNV ha perdido 118.000 votos, y en el conjunto nacional le supera incluso UPD. Esa cantidad de votos, y en un electorado como el vasco, es una sangría equivalente a que el PSOE o el PP perdiesen 2´5 millones de votos en el contexto nacional: ha pasado de contar con 420.000 a poco más de 300.000. Por su parte, EA, que es un partido surgido de una escisión del PNV en los años 80, ha pasado de contar con 80.000 votos a quedarse en 50.000, perdiendo su escaño. Después hablan de descalabro de IU y Esquerra, pero es que lo de EA es de traca. Y Ezker Batua ha perdido ¡la mitad de sus votos! ¡Han pasado de 102.000 a 50.000!. El electorado castiga al llamado tripartito vasco, y lo castiga durísimamente, sin paliativos.

No han sido los únicos. El PP vasco, que es un partido que vivió sus jornadas de gloria en la repugnante y nausebunda pinza con el PSE de Redondo Terreros en las autonómicas de 2001, vuelve a desangrarse. María San Gil, como si la cosa no fuese con ella, sigue sonriendo con su licenciatura en Filología Bíblica Trilingüe. Pierde 29.000 votos. Aralar, la alternativa nacionalista moderada sin representación, también pierde 9.000 votos. Y, significativamente, UPD solo obtiene el 0´94% de los votos, por debajo de la media nacional de 1´4%, porque por esos pagos saben perfectamente de la trayectoria de Rosa Díez, que ha pasado de increpadora a llorar cuando la increpan. Repasemos: los partidos nacionalistas, socios y PP han perdido 237.000 votos.

¿Y cuantos ha ganado el PSE? 86.000 votos. Una sencilla resta hará que algún analista se pregunte a dónde han ido a parar 141.000 votos (restados los 10.000 de UPD), pero lo que más le gusta a los analistas es hablar de "trasvase de votos al PSE". Y un cuerno. Son más los votos que se han quedado por el camino que los que han ido al partido que ha ganado a nivel estatal las elecciones. No caigan en esa trampa cuando se la planteen. La conclusión más evidente es que la mayoría del electorado vasco apoya la política seguida por el PSOE y el PSE en estos últimos cuatro años. Ya saben cual es, la misma por la querían enchironar a Patxi López solo por el simple hecho de sentarse en la misma mesa que representantes de ANV. La misma por la que le cruzaron un tiro a Isaías el de Mondragón hace menos de una semana, porque esas políticas de fuego tienen dos caras.

Al electorado no parece importarle. Han mantenido su apoyo al PSE, que tiene una trayectoria ascendente que dura ya bastantes años, y se lo han quitado, más masivamente que un trasvase de votos al enemigo, a los de los pactos locales con ANV, los del plan Ibarretxe y los de Dios y tradición, que tiene cojones la cosa. El PSE gana en Vizcaya, una de las cunas históricas del socialismo en España, conquistando Bilbao y toda su área urbana, menos Getxo (eso ya sería de traca y Gargantúa). En Álava saca el 40% de los votos, diez puntos más que en 2004. Y en Guipúzcua llega al 39%, subiendo trece puntos, que se dice pronto. Esto es un tsunami electoral, y lo demás meras aproximaciones.

El socialismo vasco sólo aportó una cara al ejecutivo 2004-2008. Fue Javier Rojo, presidente del Senado, alavés. Si, es la tercera representación del Estado por orden jerárquico, después del Rey y el Presidente del Gobierno, pero ya saben lo que cuenta el Senado (por cierto, el PNV pasa de siete senadores a tres, y ahí no dimite ni Dios). Demasiado poco. Este lunes Pedro Piqueras preguntó a ZP, en su primera entrevista tras la reeleción, si pensaba gratificar al PSE por su magnífico resultado. El presidente se quedó en silencio, sonriendo, y como preguntando con la mirada al periodista, en plan "que joputa, como me ha pillado", para después pasar a decir las típicas respuestas esquivas de político profesional, no de Pizarro.

Patxi López tiene su misión en el País Vasco, la de ser el primer lehendakari no del PNV; Eduardo Madina, que llegará a Presidente del Gobierno, está demasiado tierno; en la foto ven a Ramón Jaúregui, que ha tenido mucha presencia en la campaña, y muy buena. La imagen con Soraya Saénz de Santamaría no está forzada: la política no es solo dientes y colmillos. Hay políticos que caen bien y no desatan odio. He aquí a un nuevo Ministro. Al tiempo.

martes, 11 de marzo de 2008

Bonobús a Pontevedra

2008 tampoco fue Año Mariano, como se pronosticaba para 2004. Plantear, siquiera en broma, que 2012 pueda ser un Año Mariano es algo próximo a la ciencia-ficción. A Rajoy, ese líder político, le queda muy poco tiempo en la política de primer nivel. El congreso, ese órgano que en otros partidos políticos decide y que en el PP aplaude lo que ya se ha decidido en un cuaderno azul o en Crawford (Texas), está previsto para verano, pero seguramente se adelantará. Algunos medios -más en la derecha que en el otro espectro, con El Mundo muy destacado en su labor de hacer astillas del árbol caído- ya apuntan la posibilidad de que Mariano anuncie su decisión hoy mismo.

Sería una bonita jugada. Sería la primera jugada autónoma de un líder que nunca lo ha sido. No tiene familia política. Tan triste es su situación que sólo se ha podido rodear de gente de tan pobre bagaje como Ana Pastor, la zamorana-gallega, o la recién llegada Sáenz de Santamaría, a la que la salva su juventud y la posibilidad -real y cierta- de convertirse en una nueva referencia de la derecha. ¿Y cómo se va a un congreso de partido sin tener familia y con varias derrotas electorales en sucesión? Pues como los corderos al matadero. Mejor ahorrar el trámite y agarrar el toro por los cuernos: me voy yo, por una vez decido sobre mí mismo. Ya se vió en Génova el otro domingo: la única familia que tenía era la de su llorosa esposa, porque ni los Acebes, ni los Pizarros -este dura en política lo que yo os diga- ni la mentada Soraya SdS estaban pensando en su líder.

Nadie más salió al balcón. Esperanza Aguirre, de chaqueta blanca con bordes negros, asistía al espectáculo (Rajoy no hilvanó ni una frase seguida, no llegó a decir que había felicitado a ZP, sólo que le había llamado) tras la cristalera, que la noche tiraba a fría y no hay que sacarse fotos con cadáveres políticos. Más cuando se cultivan los propios intereses, bien evidentes para cualquier observador exterior. Fue la viva imagen de lo que es, hoy por hoy, el PP. El único dirigente de peso que salió a respaldar a Mariano fue Acebes, a su vez un cadáver político que ninguno de los que están disputando la sucesión querrá a su lado. Ha vivido cuatro años por las especiales circunstancias con las que el PP vivió el resultado electoral de 2004, pero una vez que ha vuelto la luz se ha convertido en una montaña de polvo.

Así las cosas, Mariano Rajoy prepara su bonobús a Pontevedra. Tendrá tiempo de preguntar "¿Qué es eso?", como hizo en el debate de televisión. Miren hacia atrás y piensen en lo que ha aportado este hombre a la vida política española, tanto en su etapa de ministro como en su etapa de candidato o en su etapa de estar en la oposición. El calificado como "mejor orador de la democracia española" podrá volver a su casino de provincias ("soy un humilde señor de provincias", dijo en más de una ocasión en esta campaña) y fumarse un puro mientras hojea El Imparcial o El Debate y masculla "a ver que dicen esos señoritos de Madrid".

lunes, 10 de marzo de 2008

Victoria personal de Zapatero

El que esperase algún titular tipo "España es de izquierdas" o algo con el PSOE se equivoca. La victoria neta de ayer es mérito de Jose Luis Rodríguez Zapatero. El candidato ha sufrido en sus carnes las acusaciones, nada partidistas sino personalistas, de "traicionar a las víctimas" o "mentir siempre", por no hablar del "no tiene ni idea de economía". Resulta curioso que le hayan votado sólo 40.000 personas más que en 2004 y que haya podido traducir este pequeño avance en cinco representantes más. Resulta curioso y les explico el porqué.

Conviene volver a 2004. El PP pasa de la mayoría absoluta a la oposición absoluta, sin solución de continuidad. Ni siquiera una mísera legislatura en minoría, no: a la leonera. Como no lo esperaban, se han dedicado cuatro años a zarandear el Estado y sus instituciones más básicas (Polícia que pone cadáveres congelados en escenas del crimen, Constitucional bloqueado, jaleando a Madrid es su obstrucción de las leyes del Estado, desde la del tabaco hasta la de dependencia), porque el poder les pertenecía, a pesar de lo que habían dicho las urnas. Pues bien, cuatro años después las urnas han ratificado lo de 2004, y con los mismos protagonistas. En teoría obtrusa del PP, habrá que asumir que una mayoría de españoles prefieren un presidente mentiroso, amigo de terroristas y que se come niños crudos a un "pobre señor de provincias, que solo quiere lo mejor para España". España se equivoca, pues.

El PP gana 400.000 votos respecto a 2004, y ya Rajoy podrá decir con fundamento lo de "represento a 10 millones de españoles" (sobre un total de 45 millones, un 23%). Cinco diputados más, esperando los votos en el extranjero que pueden dar alguno más. Avanza, y lo hace bastante, teniendo en cuenta las circunstancias de su política, el fracaso de Pizarro y el descalabro en Cataluña y, sobre todo, en el País Vasco, circunstancias muy notables a las que retornaré a lo largo de la semana. Pero pierde, por mucho avance que logre, porque su enmienda política era a la totalidad de la legislatura 2004-2008, y sólo le valía ganar. Ni lo ha logrado por méritos propios (el PP ganó en 1996 con 156 diputados, tres más que los obtenidos ayer), ni ha menoscabo un ápice de la autoridad ciudadana que investió a Zapatero, que se queda a seis diputados, fácilmente recolectables, para aprobar leyes y presupuestos, la única acción gubernamental para la que necesita mayoría absoluta.

El PSOE gobernará en solitario. Ustedes, lectores inteligentes, descarten las hipótesis lúbricas que ayer barajaba la derecha ultra que hay en este país. No necesita el apoyo de CiU, que si bien se ha mantenido en Cataluña, ha asistido a una victoria a-rro-lla-do-ra del PSC, algo que pinta muy mal para sus aspiraciones hegemónicas en la comunidad autónoma. Los presupuestos se sacarán adelante igual que hizo Felipe con Pujol entre 1993 y 1996, sin mayores problemas hasta que el dirigente catalán bloqueó los de 1996. Y descarten otra hipótesis lúbrica, de auténtico analfabeto electoral, según la cual el PSOE ha crecido (ya les digo y recalco que sólo ha crecido 40.000 votos) a costa de "la izquierda radical y separatista". Quien ha crecido así es el PP, porque obtiene dos escaños que no tenía en Cataluña expensa de ERC, que no ha sabido mantener su electorado antisistema, perroflauta y costra, por lo que sus escaños han sido pasto de otras formaciones. Se confunde voto con representación. Lo hacen adrede, me temo. No hagan ustedes igual.

Ha ganado Zapatero. En la campaña se pedía el voto a Zapatero, y no al PSOE. Y ha ganado al PP, no a Mariano Rajoy. Sí, en la campaña pedían también el voto para el gallego de barba blanca, pero el elector sabe perfectamente que no votaba a Rajoy, votaba al partido donde brillaban Acebes (ayer sin corbata en el balcón, como si estuviese de despedida de soltero), Zaplana y la larga sombra de Aznar, además de la futura Kristallnacht encabezada por Aguirre y, se dice, se dice, Camps. Zapatero podrá gustar más o menos (40.000 votantes más, insisto, ya ven lo que gusta), pero ya ha confirmado que seguirán como vicepresidentes De la Vega y Solbes, garantía de buen gobierno y solvencia. Queda mucho por analizar, pero de aquí al 2012 España seguirá teniendo una dirección sólida y segura. La que han elegido los ciudadanos, soberanos todopoderosos que nunca, nunca se equivocan.
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En los próximos días habrá análisis más particulares de los resultados

miércoles, 5 de marzo de 2008

Ante el abismo

He aquí un votante del partido que aglutina contranatura todas las familias de la derecha, mirando al 10-M. Circula abiertamente la certeza de la derrota electoral, y el mismo presidente de la CEOE se citaba con Solbes a partir de esa fecha, para hablar de concertación social y de colaboración. Repito: el presidente de la patronal.

Vamos, alguien fuera de Cataluña habrá leído esta noticia. El fichaje estrella del PP para la campaña, del que ya avisé sobre su catalofobia, sigue dando juego. Va a Girona a un encuentro con empresarios -el PP no puede llenar ni un mísero pabellón deportivo en Cataluña, siempre tiene que ir a un hall de hotel- y no se le ocurre mejor cosa que llamar "sablistas" a los catalanes. Fíjense en la foto de la noticia, con esa cara de Don Cicuta que reparte Pizarro. El PP es una fuerza extraparlamentaria en esa provincia y en Lleida. Probablemente lo siga siendo en la próxima legislatura. Y se presentan como el partido nacional. Hace unos días otra conocida de este blog, Ana Mato, dijo en la radio que "los niños andaluces son analfabetos", incidiendo en uno de los tópicos más dolorosos de España. Y Elorriaga, responsable de la campaña, afirmaba alegremente que su partido aspira a sembrar la duda y la abstención en los graneros tradicionales del PSOE, en vez de intentar ganar votos. Un partido político que busca la abstención es como una empresa editorial que fomenta el analfabetismo.

Por otra parte, conocemos que la petición de voto por correo se ha incrementado un treintaypico por ciento respecto a 2004. Vamos camino de una participación histórica, cosa con la que se regodea mucho simpatizante del PSOE, que se aferra a que en España existe una mayoría sociológica de izquierdas. Advenedizos. Eso puede cambiar: hace 30 años había una mayoría de derechas, el franquismo sociológico, y después cambió. Eso puede pasar de una legislatura para otra, y veremos si estos mismos dirigentes del PSOE animan por entonces tanto a la participación. No lo harán, claro. Así, los que siempre hemos pedido el voto por encima de cualquier otra consideración, pasamos durante esta campaña como proPSOE, cuando sólo se está pidiendo lo más lógico.

Existen muchas razones para ir a votar. Nosotros somos los soberanos, pero solo podemos articular nuestra opinión, de manera efectiva, cada cuatro años. Está la independencia del representante, muy útil para su labor ejecutiva, pero siempre debe saber que, periódicamente, se somete al refrendo del pueblo. Y el que lo olvida, el que piensa que siempre va a gobernar, acaba perdiendo. Como el que piensa que cuando lo desalojaron del poder fue porque "el pueblo estaba equivocado" (Pilar del Castillo, catedrática de Ciencia Política y ahora eurodiputada del PP) y que toda la travesía del desierto posterior ha sido un lapso. La gente vota sabiendo lo que vota, y es algo que la clase política debería interiorizar.

Votar es un privilegio del que disfruta una pequeñísima parte de la humanidad. No se crean esas tonterías de "la India, la mayor democracia del mundo", porque por ahí impera -por mucha abolición formal que se haga- el sistema de castas; fíjense lo que ha pasado en Rusia hace cuatro días, y sin embargo es un avance respecto a la historia de ese país. O lo que pasa en todos los países al otro lado del Estrecho de Gibraltar, nuestros vecinos. Quedarse en casa, practicar la abstención, es la negación absoluta del ciudadano, que puede canalizar su descontento con el voto nulo -escribir en la papeleta un ¡que os den!, perfectamente legítimo- o el voto en blanco, cada vez más creciente. Pero la abstención, en un país que ha vivido una historia política como la de España, es como fumarse un billete de banco, tirar comida a la basura delante de un necesitado o escupir de cara al viento.

A mí no me gusta el voto contra. Mucha gente no vota a, vota contra. Las pasadas elecciones fueron el epítome de ese tipo de voto. Pero también dan un buen motivo para combatir la abstención. Cada uno de los ciudadanos tiene que votar a la opción que más le convenza. ¿Saben por qué? Porque si no el partido político de turno se apropiará de esa abstención para sus propios intereses. Si todos los ciudadanos votasen no podrían hacer esas sumas fantasiosas que tanto le gustan. Les voy a poner un ejemplo, sin ningún tipo de intencionalidad por las siglas a utilizar. El partido que gobierna Madrid saca pecho de sus resultados, y lo pone como ejemplo de gestión, aunque una de sus infraestructuras estrellas se vaya a acabar de pagar en 2037, cuando no se sabe muy bien donde estaremos. El PP sacó en 2003, en las municipales de la capital, 874.264 votos, que se convirtieron en 30 concejales. En 2007, ese mismo partido, con ese mismo alcalde, habló de "victoria histórica" y bla-bla-blá...¿y saben cuantos votos sacaron? 877.544, que se tradujeron en 34 concejales. Ganaron únicamente 3.280 votos, pero cuatro concejales.

Claro, todo está en los porcentajes, que dependen básicamente del número de gente que acude a votar.

Estoy seguro de que existen ejemplos similares con el PSOE, pero quizás el de Madrid, por lo que se está conviertiendo de bastión y emblema para el partido de la oposición, sea el más significativo. Cualquier voto cuenta, y si tu no vas a las urnas a que tu voto sea contado, los partidos lo contarán por tí y se lo atribuirán. El domingo, a votar, para que no cuenten por tí. Que no cuenten cuentos. Porque al final, ante la urna, todos estamos ante el abismo de que harán con nuestro voto.


martes, 4 de marzo de 2008

"En sus tierras y sus gentes"

Bueno, ya saben como va esto. Que para algo hace una semana despertamos de 15 años de letargo en cuanto a debates televisivos. Unos dicen que ha ganado uno, otros dicen que ha ganado el otro, pero las encuestas -y el sentido común- vuelven a decir que ha ganado Zapatero. Hoy la gente repetirá las consignas precocinadas que ya tenían preparadas los preceptores de opinión incluso antes de que se celebrase el debate, por eso lo mejor, en estos casos y en cualquiera, es verlo por uno mismo y que los demás no opinen por tí. Y si no, leer la transcripción íntegra.

Olga Viza estuvo mucho mejor que su predecesor. Habló menos, y se agradece. También estuvieron mucho mejor, a nivel formal, los dos contrincantes. Ya no había miradas perdidas al reloj, hubo más menudeo y toma y daca, pero se volvió a incidir en muchos temas. Quien más volvió a los mismos temas fue Rajoy; no había apenas empezado el bloque económico y ya volvió a hablar de "huevos, leche y pan", como un líder sudaméricano. Para zanjar de una vez este tema, por si no quedo clara la influencia del precio del petróleo en todo nuestro sistema productivo (por no decir civilización), habrá que recordarle a Rajoy una palabra de moda en los noventa: convergencia. España converge con las economías más fuertes de Europa, y es normal que los precios aumenten. La convergencia también es eso. Aquí lo que se pretende es tener la renta per cápita de Francia y los precios de alimentos de Portugal, y eso no es posible salvo en la petromonarquías.

Yo creo que Rajoy, o el que le escribe los discursos desde Sudamérica, no sabe muy bien lo que hay en el país. ¿Cómo se puede decir "hay una mayoría de españoles que no lo están pasando bien"? Con mucha cara dura. Y dice "mayoría". Zapatero estuvo keynesiano: ante la ralentazación de la economía, inversión pública (adelanto del Plan de infraestructuras) para vigorizar la actividad; y muchas más propuestas. Después se enzarzaron en lo del Financial Times, con Rajoy evitando pronunciarse sobre la meada fuera de tiesto de Elorriaga y replicando con una columna particular de un periodista. Como si no supiese que la opinión de un diario la fija su editorial, que las opiniones son como los culos (todo el mundo tiene uno) y que, a los españoles formados, lo que diga el FT nos la suda, lo que importa es lo que ha dicho su asesor de campaña al FT, que es muy distinto. El populismo y la tergiversación habitual de Rajoy, en una vertiente sumamente viscosa.

ZP supo esquivarlo bastante bien, salvo en la inmigración, donde ambos se movieron en parámetros de "preocupación". El leonés estuvo muy bien, arrancando la complicidad de Rajoy, cuando cito su aficción al ciclismo y la regularización con ruedas de bicicletas: primero le arrancas una sonrisa, después un bastonazo difícil de evitar. Muy americano. Muy bueno. En política exterior y de seguridad se habló un poco más de lo que pasa al otro lado de los Pirineos, el Guadiana y el estrecho de Gibraltar, y eso es una gran noticia para todos los ciudadanos, pero el tema fue el terrorismo, para variar. Rajoy empezó a enloquecer cuando afirmó que ZP había apoyado la guerra de Irak, porque el tema del 11-M -como es normal- le saca de su libre albedrío y vuelve al argumentario-recetario clásico del PP de entonces. Repitió "mintió" y "engaño" siete veces seguida -compruébenlo en el enlace de arriba-, como cuando se decía "caca, pedo, culo, pis". Y claro, tanto ambiente caldeado, que Rajoy utilizó su arma de destrucción masiva: "No creía yo que usted fuera a utilizar a los muertos y a presumir de cuánta gente había muerto en una legislatura o en otra", que se enmarca en la misma familia mental que el famoso "usted ha traicionado a los muertos". Muy triste, pero es así. Rajoy se desmelenó, descalificando completamente al rival ("Porque usted miente siempre, usted no dice la verdad nunca, ése es el problema"). Y vino la pausa, afortunadamente.

En política territorial el de Pontevedra se enrocó en la multa por no rotular en castellano, en vano. Es aquí donde el PP chirría más, y donde, como no cambie su postura, le será muy difícil volver a ganar unas elecciones. Si el PP, que cuenta con 5 escaños por Cataluña, aspiraba a recuperar los inalcanzables 11 de 2000, veremos en que se queda al final: desautorizando lo acordado por el Parlamento catalán, hablando del Carmel (obras de la Generalitat, no del Estado) e insultando a los votantes de ERC, a los que animalizó de la manera más absurda ("se han subido al monte"), el panorama pinta sombrío. Como no podía ser de otra manera. En Retos del futuro hablaron de educación y vivienda. El PP ganó en 2000 diciendo "tenemos la mejor generación de la historia de España", y ocho años después, cuando nadie ha cumplido su escolarización, la número tres por Madrid habla de "niños andaluces analfabetos". Rajoy lo mismo. ZP le contestó muy bien: "hemos partido de un retraso histórico", puesto que la mayor variable para el nivel de estudios alcanzados es el nivel educativo de los padres. Y ya saben cuanta gente iba a la universidad o siquiera el bachillerato en tiempos no muy lejanos. En infraestructuras Rajoy llamó a León "el pueblo de Zapatero" (y el se define como "un hombre de provincias", pero cuando quiere hablar de algo que no es su admirado Madrid se refiere a ello como "pueblo") y este le supo arrancar ese fantasma blanco que recorre la campaña del PP: que harán el trasvase, pero no preciso si del Ebro o de otra cosa. Supongo que trasvase de votos, porque la sangría que van a tener será de órdago.

En la conclusión ZP no estuvo tan brillante como la otra vez, repitiendo machaconamente "porque..." y su habitual discurso. Pero claro, si lo comparamos con Rajoy estuvo brillantísimo. Sinceramente, creo que este hombre está muy mal asesorado. Volvió con la niña (en la foto, ya mareada), terminando con un "esa niña" de canción de Jose Luis Perales; habló de Marx sin citarlo ("La economía es capital. La economía lo es todo", cuando yo pensaba que era un partido de ideas, de proyectos, y parece un partido comunista con planes quinquenales); fue quijotesco ("Lucharé contra los precios") y un detalle que ustedes, inteligentes lectores, no tienen que pasar por alto. Me extiendo un poco más en ello:

"Se necesita que todos los españoles estén unidos en sus tierras y en sus gentes. El estado de las autonomías es lo que yo defiendo, pero que funcione y bien, que sirva para favorecer al conjunto". Tras descalificar a ZP diciendo que no tiene "una idea de España", Rajoy recurre a una fórmula del siglo XIX para calificar nuestra diversidad y nuestro ordenamiento territorial: "tierras y gentes". Parecido al "coros y danzas" con el que se cerraba el NODO, y a veces también se abría. El PP nunca ha creído en el modelo autonómico (lo dice, pero después se corrige con un "pero que funcione y bien"). Resulta muy triste que el principal país de la oposición, y la única alternativa viable al actual Gobierno, tenga que referirse al conjunto de los ciudadanos como "tierras y gentes", como si esto fuese una finca. Con la Transición española se solucionaron dos de los tres grandes problemas políticos que arrastraba España en los dos últimos siglos: el modelo Monarquía o República y el llamado problema militar. No es poca cosa, y repasen sus conocimientos de Historia de España para ver todo lo andado. Quedó pendiente el problema de la articulación del Estado, al que se dió una solución imaginativa, innovadora y, a tenor de lo experimentado en estos 30 años, muy provechosa. Como decía Ortega, es un problema "que no se puede solucionar, y con el que hay que convivir de la mejor manera posible". La derecha que padecemos en este país nunca lo ha comprendido. Piensa que España es Madrid, cuya playa se llama Valencia, el norte "lo verde", Castilla el padre y el sur es analfabeto. "Tierras y gentes". Qué pobreza intelectual, que paso atrás, que desatino.