domingo, 29 de julio de 2012

Cosas que no se creen (V)

"Cualquiera que haya vivido en España y en otros países sabe que, en comparación con bastantes de nuestros vecinos, los españoles trabajan y trabajan razonablemente bien".

Así empieza Enric González su quinto aldabonazado, tirando de recursos -ha sido corresponsal de El País en muchas de las capitales de el mundo, adquiriendo un envidiable conocimiento de la realidad social de los países, todo lo contrario al corresponsal-bonsai que no sale de su piso- y apelando a un fantasmagórico lector.

Fantasmagórico porque no son tantos los españoles que hayan vivido fuera de España, y los que lo han hecho no leen Jotdown, porque son emigrantes o hijos de emigrantes económicos de los sesenta y setenta. Los otros, los que leen Jotdown, han vivido fuera de España (Erasmus), pero no creo que hayan trabajado. Si en España falta una cultura de trabajo, ni les digo cuando se sale fuera siendo español.

Sin embargo, para González es suficiente para apelar a nuestro conocimiento: no estamos tan mal en comparación con nuestros vecinos. Dado que España sólo limita con tres países de entidad (dejemos a Gibraltar y Andorra para otro día), es de suponer que se refiere a Francia y otros países europeos, y no a Portugal o Marruecos, donde se trabaja si se puede. Como aquí.

Si esa es la comparación, yo creo que en España se trabaja menos que en Europa. Y no me hace falta apelar a alguno de mis escasos lectores.

Trabajamos poco

Las estadísticas dicen que los 12+2 días libres que tienen los españoles son equiparables a los de otros países europeos; incluso dicen que trabajamos algunas horas más. Sin embargo, esos datos casan muy mal con nuestra bajísima tasa de productividad, que más bien parece indicar que, aunque pasamos el mismo tiempo en nuestro puesto de trabajo -incluso más, insisto- que nuestros colegas europeos, ese tiempo no se traduce en una actividad que genere riqueza para el conjunto de la sociedad.

Así lo indica esta información -con interesante tabla añexa- de 2010 y datos de 2007, justo antes del inicio de la Crisis. Desde entonces, las cosas han empeorado muchísimo más: ante la imposibilidad de incrementar la productividad, se ha optado por la otra vía posible en un escenario como el actual, que no es otra que ajustar salarios.

La tabla parece dar la razón a González, con eso de que trabajamos mucho, pero como casi siempre la pregunta no es ¿cuanto? sino ¿como?. Mucho y mal parece la respuesta, a tenor de los datos. Por supuesto, al periodista catalán se le ocurre la respuesta para este desatino muy español: es porque no tenemos buenos jefes. O sindicatos. O patronal.

Dado que los españoles trabajan "razonablemente bien", la respuesta al paripé de trabajar muchas horas pero no productivas es "Otra cosa es la organización del trabajo", pero sin concretar de quien es la responsabilidad: si de la legislación laboral franquista y sobreprotectora, o de los citados anteriormente. Alguien tiene la culpa, pero no el trabajador, que trabaja "razonablemente bien".

Eso es populismo o demagogia, o las dos cosas. Echar siempre balones fuera, un discurso que se viene repitiendo desde que comenzó la crisis: la culpa de nuestro males la tienen los "especuladores", los políticos ladrones o, como dice Enric González durante varios pasajes de su artículo, los "extranjeros", pero no en forma de marroquies o ecuatorianos, sino los pérfidos europeos, que trabajando menos y mejor, vienen aquí reclamando el dinero que nos han prestado mientras nosotros trabajabamos más y peor.

Yo no creo que en España se trabaje "razonablemente bien". Trabaja el que puede, pero no es participe de que en su empresa o trabajo vaya bien o mal, porque no hay ningún incentivo, algo a lo que se mete a continuación: "También es otra cosa lo poco que se incentiva el trabajo: a la sombra de un tentativo Estado del Bienestar se ha formado una espesa maleza disuasoria de subsidios e impuestos, y la llamada “cultura del pelotazo” (recuerden aquello que dijo Carlos Solchaga, ministro socialista, sobre lo fácil que era hacerse rico en España) ha hecho pensar que trabajar es de tontos."

Ahí ya estoy más de acuerdo: en España falta una cultura del trabajo y del esfuerzo, igual que falta una cultura en general -tema ya tratado con anterioridad-, pero eso es culpa de los trabajadores, los primeros que desincentivan al compañero, y no los jefes o poderes ocultos que Enric González no precisa, como por otra parte no hace nunca.

Está muy bien, en aras de aglutinar masas, eso de achacar todos los males a los demás, y dejando la figura del trabajador como "razonablemente bien" en la función que nos ocupa, la de trabajar, pero la realidad no es así. En España los puestos más intensivos de trabajo los han ocupado inmigrantes porque los españoles no los querían, a pesar de que algunos estaban fabulosamente retribuidos.

La cultura del pelotazo no es de Solchaga ("ministro socialista", ojo al recado populista que deja como si la cosa no fuese con el) ni de los ochenta, está radicada en el ser español, es la cultura de jugar a la lotería para dar con el pleno y tirarse la vida a la bartola, sin dar ni palo. Los rentistas (¿qué porcentaje del boom inmobiliario fue por gente que compraba varias casas a crédito para vivir del alquiler?), esa otra figura española tan productiva y galdosiana.

Pero ahí está la cantinela populista, la enésima de Enric González en su desahogo: es mentira que en España trabajemos poco. Yo creo que se trabaja poco y mal, y no es por culpa de agentes externos, es por culpa de los propios trabajadores.

Grado de acuerdo con el artículo: 20%


10 comentarios:

jefe dijo...

Me gustaría hacer un comentario sobre al anterior post, que no pude leer en su momento. Completamente de acuerdo contigo. Aún me considero joven (relativamente, no llego a la treintena) y veo a gente de de mi quinta universitaria con el título y los masters bajo el brazo y se me caen los palos del sombrajo, que diría mi abuela. Nada de chulería en mi comentario, no tengo trabajo (y por lo tanto algo estaré haciendo mal) y mucha de esa gente sí, cuando hablas con ellos y algunos no sabían ni escribir ni expresarse correctamente. Y estoy hablando de trabajos cualificados, muchos de ellos relativos a la comunicación.

Mi caso es paradigmático de eso que comentas. Tengo dos titulaciones universitarias, y como he comentado, no tengo trabajo, ni tengo perspectivas realistas de encontrarlo en mi campo de estudios. Casi me avergüenza comentar todo esto, porque cada vez que lo pienso me siento más estúpido. Empecé mi primera carrera movido por esa cultura de la titulitis (universitario=fenómeno; FP=tontito) y la ingeniudad de la adolescencia, que poco sabe de cómo funciona la vida real (y tampoco le interesa saberlo). Cuando acabé hice el segundo ciclo de otra, me fui de Erasmus (y lo aproveché en el único sentido académico que un Erasmus puede aprovecharlo (y más en Italia): el idioma. Conozco gente que volvió sin saber expresarse en italiano después de todo un curso, que tiene cojones) y cuando volví descubrí que aquellos siete años habían servido de más bien poco. Por ingenuidad y por cultura, no la mía o familiar, sino la latente. No me considero un caradura ni un vago y sin embargo aquí estoy con mis titulaciones guardadas en un cajón, inservibles, simplemente porque no era consciente de que toda esa marabunta de universitarios a la que pertenezco es imposible de colocarse en el mercado laboral. Debí darme cuenta de mi error antes, claro, pero es sintomático ese ambientillo generalizado en torno al mundo universitario por el cual te conviertes en el rey del mambo al sacarte el título. Y esa mezcla de cultura instaurada, ingenuidad y, en algunos casos, de cara muy dura es muy complicado de cambiar, y así nos seguirá yendo. Al menos, si alguna vez tengo hijos, sabré qué consejos darles al respecto y podré decir que mi error sirvió de algo.

jefe dijo...

Sobre este post de la cultura del trabajo me gustaría comentar un par de cosas sobre lo que dices. Es completamente cierto lo que apuntas en relación a la cantidad de horas que trabajamos y lo poco productivos que somos. ¿Quién no ha trabajado en una oficina en la que hay una competición por salir el último para que su jefe vea cuánto trabaja? Aunque luego no se haga ni el huevo y se pase media mañana colgando noticias en el Facebook y 45 minutos almorzando. Eso si, luego llegamos a las 9 a casa "supercansado de todo el día en la ofi" (y a ponerlo de estado en el Facebook, que todo el mundo lo sepa).

Como digo, ese asuntillo de calentar la silla es muy común pero habría que tener en cuenta también el tipo de trabajo y de empresa en la que se está. Muchas veces el puesto de trabajo es precario para el nivel de estudios que se tiene (muy relacionado esto con el anterior post), con contrato temporal de pocos meses y sin perspectivas reales porque la empresa, pudiendo contratar a becarios durante toda la vida (y encima recibir subvenciones por ello) siempre va a preferir a un nuevo becario que al antiguo indefinido. La vergonzosa legislación laboral vigente, como bien dices, y el sistema educativo superior tienen mucha culpa de esto y redunda en la poca productividad. ¿Cómo tener a un trabajador motivado en un empleo escasamente interesante desde el punto de vista laboral y en unas condiciones laborales poco estables y/o indecentes? Al final una cosa retroalimenta a la otra y se forma un círculo vicioso del que no se puede salir en 5, 10 ó 20 años, y menos sin cambiar de manera estructural (y no parcheando) el sistema educativo (en su conjunto) y la legislación laboral.

Niandra dijo...

Jefe,

Aunque entiendo tu apreciación, no creo que pequemos tanto de "titulitis". Parece que es un concepto que se ha hecho muy popular entre la sociedad, pero que no tiene mucho fundamento.

A bote, los titulados son los que menor tasa de paro tienen y los que consiguen trabajos más estables. Un enlace:

http://www.fedeablogs.net/economia/?p=18179

Por lo tanto, no parece mala idea hacerse con un título para poder ser competitivo en el mercado laboral español donde, en el momento que te hacen "indefinido", tienes muchas posibilidades de perpetuarte en el puesto (EREs mediante). Es la famosa dualidad de nuestro mercado laboral, donde los ajustes se hacen sobre los trabajadores temporales, independientemente de la productividad de los "fijos".

Otro apunte, nuestro porcentaje de titulados es grande. Si no recuerdo mal, un poco superior a la media de la OCDE, incluyendo Alemania o Francia, pero por debajo de los países nórdicos, UK o USA.

Donde somos los reyes indiscutibles es en eso que la OCDE llama "education mismatch". Es decir, aquellos titulados universitarios que hacen trabajos por debajo de su nivel. En numerosas ofertas de trabajo lo ves: perfiles de FP II o FP III en los que piden titulados de grado medio o incluso superior.

El anteproyecto de ley para la reforma de la calidad educativa no tiene demasiada mala pinta, aunque parece que el mayor interés es reducir lo mal que queda España en las estadísticas y sobre todo, mejorar los resultados del Informe PISA:

http://www.educacion.gob.es/horizontales/dms/ministerio/horizontales/ministerio/campanas/lomce/propuestas-para-el-anteproyecto-de-ley-11-07-2012/propuestas-para-el-anteproyecto-de-ley.pdf

Lo de aumentar a tres años el bachillerato, ¿será un truco para que el número de alumnos que no abandone la ESO sea mayor?

Los datos que he comentado arriba, se pueden contrastar aquí:

http://www.oecd.org/education/highereducationandadultlearning/48631582.pdf

Sergio dijo...

Gracias por vuestros comentarios. Jefe: lamento que mi post haya llevado a esa reflexión, pero creo que en cualquier circunstancia es mejor tener una titulación universitaria que no tenerla. Probablemente el tener el título no te haga acceder a un empleo, pero te hará mejor ciudadano, porque la misión de la universidad no se reduce a una sola tarea. Basta ver lo bien que expresas tus ideas.

Niandra: muy de acuerdo. Lo que comentas del mercado laboral se resume así: o estás dentro o estás fuera. Si estás dentro, accedes a todo tipo de ventajas, la más conocida el derecho a una prestación social en caso de salir fuera; si estás fuera, tienes escasas posiblidades de entrar y no tienes acceso a nada.

En el fondo y en la forma, el mercado laboral español es dual. Y desquiciante.

La sobrecualificación para los empleos es un problema estructural español, que produce licenciados para una estructura productiva que no los necesita.

Sergio dijo...

Gracias por vuestros comentarios. Jefe: lamento que mi post haya llevado a esa reflexión, pero creo que en cualquier circunstancia es mejor tener una titulación universitaria que no tenerla. Probablemente el tener el título no te haga acceder a un empleo, pero te hará mejor ciudadano, porque la misión de la universidad no se reduce a una sola tarea. Basta ver lo bien que expresas tus ideas.

Niandra: muy de acuerdo. Lo que comentas del mercado laboral se resume así: o estás dentro o estás fuera. Si estás dentro, accedes a todo tipo de ventajas, la más conocida el derecho a una prestación social en caso de salir fuera; si estás fuera, tienes escasas posiblidades de entrar y no tienes acceso a nada.

En el fondo y en la forma, el mercado laboral español es dual. Y desquiciante.

La sobrecualificación para los empleos es un problema estructural español, que produce licenciados para una estructura productiva que no los necesita.

jefe dijo...

Bueno, tampoco he dicho que estudiar sea una pérdida de tiempo. Más bien quería decir que en el sistema educativo superior no está acorde con la realidad laboral: demasiados titulados superiores para las plazas que el mercado ofrece (de ahí el mismatch que comentas), especialmente en las titulaciones que tienen que ver con el derecho, las empresariales y las de comunicación. Optimizar eso, valorar una formación técnica como alternativa laboral real (con gran inmersión en el mercado, por cierto) y desmitificar la ecuación universitario=culto sería un gran paso adelante. Digo esto porque en este país, muy dado a la fanfarronería, parece que tener un título universitario te convierte automáticamente en una persona culta, cuando hay un enorme número de botarates paseando por los campus españoles.

Anónimo dijo...

Eso de que el español trabaja poco tampoco lo veo tan cierto. En el denostado sector de la construcción se ha ganado -y perdido- muchísimo dinero, pero trabajar también se ha trabajado lo suyo. La mayor parte de la mano de obra era nacional.
Lo de los países de nuestro entorno es la típica muletilla que a fuerza de repetirla la gente se termina creyendo.
Para comprobar lo que dice jefe sobre la incultura de los titulados en comunicación no hay más que comprar un periódico o encender la tele.

Anónimo dijo...

Jefe, que no estés trabajando no quiere decir que no valgas o que valgas menos que los que sí estén.

Estar o no trabajando, o trabajando en un nivel "por debajo de la cualificación" creo que depende bastante de los tiempos que corren, del ciclo económico en el que estemos inmersos.

Por eso, a mí me da pena la gente que está acabando ahora sus estudios o que está cerca de acabar. Lo van a tener realmente crudo. Y los que estamos trabajando ahora no valemos más que ellos, simplemente tenemos suerte los que llevamos unos 5 años en el mercado laboral.

Por los mismos motivos en mi empresa y en la mayoría hay una gran brecha salarial entre los que fueron contratados en el período 2000-2005 y los que hemos sido dados de alta a partir de 2007-2008. Áquellos no trabajan más ni mejor ni tienen responsabilidades, simplemente estuvieron en la época de vacas flacas.


Sergio, me ha gustado ese concepto de la dualidad laboral. Otro asunto, que también se ha comentado por aquí, que entra en esa dualidad es el de los despidos. El que más lleva tiene más probabilidades de quedarse , independientemente de su valía o rendimiento. Se despedirá a los de salario más bajos, que suelen ser los recién llegados.

Como suelo decir, en los ejemplos cercanos lo vemos: en mi empresa se echó a 7 personas. El gerente simplemente necesitaría recortar una bolsa salarial de cierta cantidad. Y haciendo sus cuentas y cábalas escogió a 7. La mayoría de ellos eran los de sueldos menores o con menos antigüedad. Se dieron situaciones grotescas como tener que subcontratar actividades de algunos de los despedidos, subcontratas continuas que no son rentables a la larga.

La reforma laboral tiene muy mala prensa pero a la larga creo que acabará con estas situaciones de injusticia en las que sólo prima la antigüedad. No se dice pero creo que de todas estas situaciones de las que hablamos viene el 50% de paro juvenil y los salarios precarios.

Nos metemos mucho con los funcionarios pero esta dualidad e idiosincrasia del mercado laboral español hace que muchos se conviertan a partir de los 40 en funcionarios en empresa privada con 60000 euros de sueldo, bonus, coche y teléfono de empresa y, como digo yo, su "jardincito" bien montado en la compañía. A ver quién echa a esos...

Saludos, Germán.

jefe dijo...

Germán, cierto. Hombre, releyendo mi primer comentario igual paraece demasiado catastrofista lo que dije pero nada más lejos, lo expliqué más adelante. Como bien se ha dicho, el mercado laboral es dual y lo más complicado es entrar en él, al menos entrar en la especialidad de cada uno o en un puesto que no sea "para ir tirando".

Recuerdo que un lector colgó una vez este post del blog Nada es gratis (de economistas de FEDEA, ese think tank tildado de monstruo neoliberal por los quincemeros) sobre la posibilidad del contrato único para mitigar esa dualidad del mercado laboral que comentamos. Me parece una propuesta más que interesante y que ayudaría a mejorar eso que comentas de las indemnizaciones, aunque debería venir acompañada de otras reformas del mercado laboral.

jefe dijo...

Perdín, no colgué el enlace.

http://www.fedeablogs.net/economia/?p=5368