jueves, 26 de julio de 2012

Cosas que no se creen (IV)

Nuestros jóvenes están muy bien preparados


"Pues no. Los jóvenes españoles están, en general, muy bien titulados, pero los bien preparados son, en porcentaje, pocos más de los de siempre. La masificación universitaria y la falta de empleo han generado una insólita proliferación de posgraduados sin expectativas y una fatigosa abundancia de idiotas con máster. Faltan técnicos medios, falta espíritu emprendedor y faltan oportunidades"

Poco que objetar a este impecable comentario, con visos de convertirse en frase recurrente en lo que tiene de contraposición entre preparados/titulados. Si acaso, abundar más -dentro de un tratamiento superficial a un problema nuclear de la sociedad española- en lo expuesto.

En otros países a los que nos intentabamos parecer, un currículum profesional pone la titulación y, a continuación, las cosas que se saben hacer; en un currículum español, se pone las titulaciones, los títulos y los titulillos, como si la mera posesión de estos ya otorgase las capacidades. Es una diferencia significativa, que abunda en diferencias insalvables.

"Los bien preparados" son una minoría, y lo son en gran medida porque se han formado al margen del itinerario oficial impuesto por el plan de estudios o las tendencias sociales: un caso muy típico de un titulado universitario era dejar los idiomas para después de la licenciatura o el grado, que al parecer era muy difícil compatibilizar ambos. Así, además, se puede vivir del cuento del estudio un poco más, hasta donde aguanten las posibilidades económicas de la familia.

Y no les digo ya las habilidades informáticas, ausentes de cualquier plan de estudios, no vaya a ser que los docentes tuviesen que reciclarse y aprender nuevas cosas, con lo que habían luchado para obtener la plaza fija. Así quedaba la cosa: sin informática y sin idiomas, ¿qué tenían los nuevos universitarios, que salen a hornadas de decenas de miles cada año, para ofrecer en el mundo laboral?

Su título, que al parecer tenía asociado inmediatamente un puesto de trabajo. De ahí la titulitis privilegiada sobre las auténticas capacidades de cada uno: acumular y acumular títulos pensando que detrás del siguiente vendrá el ansiado puesto de trabajo, que tendrá que ser fijo, bien remunerado, con viajes y dietas, y conociendo gente interesante.

El mercado supo responder a esta demanda de títulos. No el mercado laboral, claro, sino el mercado académico, que existe y cómo: con la última reforma universitaria, las licenciaturas pasaron a ser grados (de cinco a cuatro años en la mayoría de los casos), más un máster estipulado con total libertad, que en teoría debería dar la "especialización".

Bueno, pues el catálogo de máster oficiales se ha disparado a una cifra en torno a ¡2.600!, donde pueden imaginar que, en aras de diferenciarse nominalmente -en contenidos no, porque en el 95% son una mera repetición de los contenidos del grado-, ha abundado la imaginación creativa. "Máster en desplazamiento forzado" o "Máster en Artes del Espectáculo Vivo" (¿el circo?) son algunos ejemplos, pero pueden encontrar infinidad de ellos.

Además, está el incontrovertible hecho de que al menos un 30% de los alumnos de enseñanza obligatoria abandonan la misma sin haber conseguido el título, y mira que es fácil porque se puede pasar curso hasta con tres asignaturas repetidas. Para solucionar estas cosas, a Zapatero no se le ocurrió mejor cosa que mejorar los índices españoles dando títulos a quien demostrase experiencia en el sector.

Porque el problema de la educación en España no afecta sólo a la producción de buenos profesionales, sino también a la de simplemente profesionales: será por eso que la emisora más escuchada (la SER) tiene siempre muchas cuñas ocupadas con propaganda de la academia CCC, que ofrece títulos para gente sin título, o profesiones.

Nuestros jóvenes no están muy bien preparados, y esto va a seguir así. Ahora que se va a suprimir la selectividad para volver a introducir la reválida (gobierna la derecha, ¿se acuerdan?) y que después cada universidad estipule sus pruebas de acceso (esto creará, por fin, universidades de primera y segunda categoría, incluso tercera), está bien recordar un dato para los más optimistas.

En la Selectividad, el 90% de los alumnos saca una nota en inglés inferior a la nota media de la prueba. Y eso que la prueba es bien facilita, porque jamás se ha implementado una prueba oral. Mejor no les hablo de las matemáticas.

Grado de acuerdo con el artículo: 100%
***
Leyendo esta espeluznante noticia, no me cabe ninguna duda que los políticos son unos ladrones y los principales causantes, junto a los banqueros, de la actual situación.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Para mí la universidad es una gran mentira. Voy a hablar de las ingenierías, que es de lo que sé, no conozco otras carreras.

Realmente creo que sí estás formado. Creo que una persona -la mayoría- que no haya estudiado una ingeniería le costará de primeras entender la diferencia de la presión y la fuerza, el consumo de potencia de un motor, la diferencia entre tensión y corriente de una instalación eléctrica, la resistencia a la tracción de un material o incluso cambios de unidades de medida. Sin embargo, la ingeniería de verdad la aprendes trabajando. A mí me sirven en mi trabajo 3 ó 4 asignaturas de la carrera.

Es una vergüenza que en los programas de estudios de ingeniería haya lenguajes de programación obsoletos o aprendizajes de técnicas que son puramente de investigación, que usarán 1 de cada 500 alumnos en su vida laboral. Y jamás se usará una integral doble en ninguna oficina técnica. En la vida real -no ideal- se suprimen un montón de estimaciones teóricas que son absolutamente inútiles.

Por otro lado, veo a muchos ingenieros por ahí con una falta de "cultura de ciencias" acojonante. Hay muchas cosas que se aprenden en primaria y secundaria que te pueden sacar de problemas en cierto momento, suelen ser cosas de geometría, trigonometría básica, estadística, etc. Ahí la gente falla bastante.

Nos metemos mucho con la ultraespecialización de USA, donde llega a existir ingeniería en la fabricación de tornillería pero aquí en seguida saltamos con "no, es que yo soy de caminos; no, es que eso en teleco no se ve" ante problemas de "cultura de ciencias" básica.

La falta de idiomas es el gran problema de este país. Ni Zapatero ni Rajoy hablan inglés, eso lo dice todo. Nos venden historias con el alemán, ahora el chino. Todo idioma ayuda y enriquece pero lo que hay que hacer es hablar bien inglés y ya está, suficiente. Es el idioma de los negocios y lo será por mucho tiempo, es un idioma sencillo y ya lo hablan en el Sudeste Asiático, la que creo será el área de influencia en el futuro (es idioma oficial en India, Singapur, Malaysia, Hong Kong). Dicen que hemos mejorado un montón pero vuelvo en avión desde Frankfurt, Amsterdam o Dusseldorf a Madrid y aún mucha gente no entiende la broma del piloto...

El problema de la informática. Creo que en la universidad debería enseñarse mucho más Power Point y especialmente Excel, es algo realmente útil en cualquier tipo de empresa. Y también Microsoft Project o cualquier otro programa de gestión de proyectos, independientemente del tipo de carrera. Ahí estamos realmente atrasados respecto a otros países desarrollados. En USA el nivel de informatización de las empresas es brutal, independientemente del tamaño y del tipo de la compañía.

No sé, el tema de la educación es grave en nuestro país. Yo no sé cómo solucionarlo, a veces pienso que debería superespecializarse, "yendo al grano", y otra que debe mantenerse la "cultura general", que ya está bastante baja.

Por otro lado, el problema empieza desde abajo. La carrera de Magisterio es escandalosamente fácil y la oposición no tan difícil como cuentan -conozco esto de cerca- y, como ocurre en todas las oposiciones, de carácter poco práctico, lo cual ayuda poco a conseguir una docencia eficiente y práctica.

Se habla del polémico examen de conocimientos de sexto de primaria de la Comunidad de Madrid, estoy convencido de que no lo aprobarían la mayoría de maestros de ésta y otras Comunidades.


Del carácter endogámico de las universidades ya ni hablo...

Saludos, Germán.

Anónimo dijo...

Por cierto, ojo a la portada de The Economist de mañana, juego de palabras usado en tu encuesta de Eurovegas (juego de palabras previsible por otra parte, como el de Hispanic is panic, por ejemplo).

¿Tienes en mente un post sobre Siria? Es como un deja-vu con lo de Libia, más suave porque no hay interés energético pero los pasos se repiten...qué pena.

Saludos, Germán.

Anónimo dijo...

Hablaré desde mi experiencia personal, porque no estoy muy de acuerdo con algunas cosas del post.
Para mí los problemas no vienen de la universidad, sino antes y después.
Que vienen antes lo ha explicado muy bien el primer comentario. Muchos ingenieros no saben resolver un sistema de ecuaciones o un problema geométrico básico. Esos mismos sí han aprendido a utilizar con gran destreza programas de cálculo o topografía, así que no veo tan importante la informática como apunta Sergio.
Las carencias en idiomas no creo que se deban achacar especialmente a la Universidad porque éstos se aprenden mejor a edades más tempranas y porque no deben dejar de estudiarse, si no se practican se olvidan.
En mi opinión, no es que haya muchos titulados o que éstos no estén bien formados sino que mucha gente se había pensado que por ser licenciado o ingeniero superior te iban a pagar 2.000 € y tu trabajo iba a ser reconocidísimo y específico a más no poder. Recuerdo hace que unos años que llegó a mi empresa un recien titulado. Teníamos que entregar unos proyectos ese mismo día y allí estábamos todos doblando planos y encuadernando con tornillitos. Pues el tipo éste va y dice: "Yo no he estudiado seis años para poner tornillos". Nos quedamos todos mirando con cara de incredulidad. El chaval no duró mucho.
En España te daban un título y luego encontrabas un trabajo de 1.200-1.300 € en el que echabas 9 -10 horas al día y en el que no te formaban nada. Pero lo malo no eran los 1.200 €, eso era simple ley de oferta y demanda, a más titulados menos sueldo. Lo que yo he encontrado injustificable es la incompetencia de los cargos intermedios, los jefes. En este tiempo he trabajado en cuatro empresas y sólo en una había comunicación y organización y se cumplían los horarios. Era una empresa pública y fue mi primera empresa. Su mayor defecto era su estúpida política de no hacer fijo a nadie, era más rentable para ellos mandarte al paro a temporadas por una ley que había según la cuál si trabajabas tres años seguidos en un sitio te tenían que hacer fijo. Así que gracias a esa ley creada por El Estado para incentivar el trabajo fijo, miles de personas pasaban de cobrar de El Estado por trabajar para él a cobrar de El Estado por no hacer nada, y casi los mismo euros.
Eso sí me pareció tirar dinero y no la Universidad.
Después he tenido que soportar en cada entrevista de trabajo miradas de recelo y comentarios del tipo es que en la empresa pública no se trabaja como en la privada. Pues no, entre otras cosas porque ese mismo tipo que me hacía la entrevista resultaba ser un incompetente que no dedicaba un minuto a la formación de sus trabajadores, prefería tener a la gente 10 horas al día a mala leche, encargaba los trabajos a última hora de la tarde o a la hora de comer, sólo por joder, ocultaba información a sus propios compañeros, no programaba ninguna reunión, se dedicaba a buscar culpables en lugar de soluciones y pasaba del tono indulgente al recriminatorio para que todo el mundo le hiciera la pelota a la vez que le temía.
En la Universidad había algunos profesores acomodados, otros jetas que se aprovechaban del trabajo de los alumnos y otros muchos que nos incentivaban. Allí te daban una base para poder desenvolverte en la vida y hacías trabajos en grupo o individualmente con herramientas informáticas y los defendías en público. Sin ir a la Universidad no hubiera tenido esa oportunidad. Para hacer esos trabajos te obligaban a leer libros y artículos en otros idiomas. Recuerdo que algunos profesores nos repetían que no nos iban a contratar por el título sino por los conocimientos. Tengo claro que si hoy no puedo aspirar a un gran trabajo no es por culpa de los cuatro profesores vagos y sinvegüenzas que tuve en la Universidad sino por todos estos jefecillos incometentes, con complejo de inferioridad y malas artes.

Anónimo dijo...

Hola, yo estoy casi tan de acuerdo con tu post como con los comentarios de los dos anónimos.
La universidad te da la lujosa posibilidad de formarte, desde luego como una gran estructura se mueve lentamente hacia adelante. Pero si sales fuera tampoco lo tienes tan difícil, los conocimientos aportados te permiten estar al nivel de los trabajos ofertados. Así que es una formación aceptable aunque las universidaes en España solo están para que rellenes el expediente y cobren su sueldo los profesores(siempre ha habido alguno que si que era excepcional y recordarás siempre) y no se proponen ser realmente mejores, ser verdaderos pozos dinámicos de saber y hacer.
También destaco los aires de grandeza de los licenciados que se creen que lo que han aprendido los capacita para no usar sus manos nunca más y vivir de su cerebrito... La universidad es manifiestamente mejorable pero los estudiantes también lo son, años y años para sacar asignaturas sin dar golpe, sangrando a sus padres o incluso engañándolos, copiar es totalmente normal,...

Saludos,Ana