jueves, 6 de octubre de 2011

1953 again

Un día cualquiera en Rota
Era el año 1953 y España era un paria internacional, repudiado en la ONU, aislado en sí mismo, con una economía de subsistencia y con las cartillas de racionamiento muy frescas, casi lo único en el país. Ese año llegó el primo americano y la dictadura franquista encontró su lugar en el mundo, alargó su vida unos lustros e incluso llegó a prever su perpetuación a la muerte del dictador, todo gracias al abrigo de la protección americana.

Los EE.UU firmaron el acuerdo militar con España (magníficamente descrito por Ángel Viñas) por unas razones muy pragmáticas, que poco tenían que ver con el anticomunismo del régimen: estaba bien que fuese tan patente, pero tampoco era condición inexcusable. Aquí lo que contaba era la geografía pura y dura, como tantas veces en la historia militar, una que mueve el mundo en mayor medida que (por ejemplo) la lucha del proletariado o el precio del pan por sí solo.

Al final la rancia propaganda nacionalista española -bastante anterior a la del franquismo- tenía razón en una cosa: España tenía y tiene una posición privilegiada en el mundo, al menos mientras el eje de la tierra gire en torno a los EE.UU de América. Penúltimo país de Europa en la vía hacia el Nuevo Continente, gozne del Estrecho de Gibraltar, puente con África, retaguarda de Europa si la línea del frente estaba en Alemania.

Esos fueron los factores que llevaron a los yankis a instalar su fuerte contigente militar en España en 1953, con el beneplácito de un Franco que, cuando era guionista de cine (Raza, si no la han visto no pierdan la ocasión) no dudó en atacar a su amigo que, con el tiempo, se convertiría en el fiel apoyo del régimen. Alas aéreas en Zaragoza y Torrejón, facilidades en Morón, estación de seguimiento de submarinos en La Costa de la Muerte,  pero especialmente la gran base naval de Rota.

Ya tiene narices que Rota -un auténtico Guantánamo, o un Gibraltar-bis- lleve allí camino de los setenta años y jamás haya sido presentado como esos dos ejemplos que, azarosamente, tienen que venir a la mente de cualquiera. Por mucho que se presente como "base conjunta", la realidad es que EE.UU tiene un pedazo de su soberanía -con lo que eso conlleva- en suelo español. Y no es precisamente su Embajada.

Se trata de una base clave en el esquema global de la única superpotencia militar del mundo, donde hace y deshace a su antojo. En los últimos años ha ampliado el dique exterior, han renovado el "contrato" por otra centuria o milenio y, noticia de hoy mismo, han decidido que Rota sea una parte fundamental de su escudo antimisiles. España de acuerdo, aunque ponga el país como objetivo militar número uno en caso de que ese sistema antimisiles se llegue a usar en algún momento.

La noticia ha sido presentada propagandísticamente como una oportunidad de empleo, cuando es una noticia de ámbito militar -y no menor- y no laboral. Signo de los tiempos: Franco presentó el acuerdo de 1953 como un espaldarazo a su política de anticomunismo visceral, Zapatero como una pequeña alegría en um mar de parados. A la cita no ha faltado ni el fogoso secretario general de la OTAN ni el secretario de EE.UU para Defensa, todo ello en Bruselas: el canto de cisne internacional de Zapatero.

Wikileaks, esa referencia ineludible para todos estos asuntos, ya nos dijo que Zapatero había ofrecido a EE.UU la posibilidad de ampliar y mejorar sus instalaciones militares en España, todo con tal de ganarse el cariño perdido en Washington al no levantarse ante la bandera en el 12 de octubre de 2003 y, especialmente, por cumplir su promesa electoral con la retirada de tropas de Irak en 2004.

Aquel entonces la excusa oficial fue el peligrosísimo terrorismo del norte de África, ahora son los fantasmagóricos misiles de "Irán y Corea del Norte". Evidentemente, estos dos Estados no tienen ni tendrán jamás la capacidad militar para ni siquiera desarrollar un misil capaz de cruzar continentes, que es para lo que está diseñado el escudo antimisiles.

El escudo antimisiles, desde el inicio de su concepción en plena administración Bush II -con la violación del tratado ABM- está diseñado para intentar conjurar la amenaza de los misiles intercontinentales rusos, como si la Guerra Fría siguiese su curso. En términos militares de estrategia balística es así: el desmoronamiento del Imperio Soviético arrojó una situación inédita en la historia, la de un archienemigo derrotado hasta la implosión interna, pero que sin embargo conservó íntegramente todo su arsenal estratégico.

Sin meterse mucho en el tema, basta indicar que cuando un misil está en el aire es muy difícil de interceptar, por lo que la mayor parte de las medidas contra este tipo de arma son básicamente de detección y después rezar. Un único dato: en la Guerra de Irak de 1991 los publicitados Patriot (misil interceptor antimisil) sólo lograron un ridículo porcentaje de éxito del 50% ante los Scud irakis lanzados contra Israel, y eso que era un misil con tecnología de los años 50.

A falta de las medidas interceptoras adecuadas (¿misil estrotesférico lanzado desde caza al máximo de altura? ¿nueva Guerra de las Galaxias?: no parece que los S-3 a desplegar en Polonia tengan mejor efectividad), EE. UU está tejiendo una malla global de detección contra los antiguos misiles soviéticos, basada fundamentalmente en el AEGIS.

Este es un equipo de combate que permite seguir cientos de objetivos al mismo tiempo a la unidad de combate naval que la tenga instalada, y en eso se basa el contingente americano anunciado ayer en Bruselas. Rota pasará a ser la base permanente de cuatro destructores de la clase Arleigh Burke, que operarán por el el Atlántico Norte y la costa africana hasta el Golfo de Guinea. La base de Rota no es para el Mediterráneo, para eso ya tienen las bases de Italia.

Estos radares móviles se ubicarán en España por la posición geoestratégica de nuestro país, pero al mismo tiempo lo convertirán en un objetivo claro si algún día la finalidad por la que están ideados y desplegados se materializa más allá de los juegos de guerra. Con la excepción de las Azores -donde, por su aislamiento, nunca podrá haber un grupo de combate efectivo, aunque están llenas de radares fijos-, la base de Rota es la última de EE.UU antes de su territorio soberano, y ahora un objetivo estratégico neto.

Basta ver la reacción de Rusia (que nunca ha dejado de ser una autocracía, y donde Putin va camino de quedarse tres décadas en el poder) para entender las implaciones de este asunto, que van más allá de los 1.100 puestos de trabajo que nos ha vendido el Gobierno. En secreto, de sorpresa, acaban de volver a meter a España en el juego de la Gran Guerra. Y, como en 1953, tenemos que ir dando las gracias por convertirnos en objetivo estratégico.
***
Como en tantas otras ocasiones, aunque no tan gráficas como en esta, el texto acompaña a la brutal fotografía.  Abandono y despropósito. Seguro que en su momento se pidió -con fondos públicos, claro- como una instalación vital y de uso asegurado.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Politica Keynesiana amaricana? Hasta cuando van a poder aguantar? Lo que deben estar apretando los lobyes de la guerra...
(me pernmito recomendar la miniserie de 6 capitulos "Generation Kill")

jefe dijo...

Soberbio artículo, pero como se ha muerto Steve Jobs (o quizá debería decir Ghandi habida cuenta de la desmesurada repercusión mediática y social) aquí no pasa nada.

Pepi dijo...

Como te oiga Kim Jong...

Anónimo dijo...

miedo me dan los planes del PP para salir de la crisis, de guatemala a guatepeor http://www.elconfidencial.com/espana/2011/10/08/parque-paramount-de-alhama-la-ultima-apuesta-faraonica-de-valcarcel-85551/

Anónimo dijo...

Que nos iban a hacer pagar el desplante a la bandera yankee por parte de este maleducado funcional que tenemos por presidente estaba claro. Pero que sentido tiene venderse de esta manera a pocos meses de dejar el gobierno? Mantenerse en la cohorte de discípulos del profeta Obama? Asegurarse un retiro como conferenciante USA como Ansar?