Mostrando entradas con la etiqueta debate. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta debate. Mostrar todas las entradas

martes, 4 de marzo de 2008

"En sus tierras y sus gentes"

Bueno, ya saben como va esto. Que para algo hace una semana despertamos de 15 años de letargo en cuanto a debates televisivos. Unos dicen que ha ganado uno, otros dicen que ha ganado el otro, pero las encuestas -y el sentido común- vuelven a decir que ha ganado Zapatero. Hoy la gente repetirá las consignas precocinadas que ya tenían preparadas los preceptores de opinión incluso antes de que se celebrase el debate, por eso lo mejor, en estos casos y en cualquiera, es verlo por uno mismo y que los demás no opinen por tí. Y si no, leer la transcripción íntegra.

Olga Viza estuvo mucho mejor que su predecesor. Habló menos, y se agradece. También estuvieron mucho mejor, a nivel formal, los dos contrincantes. Ya no había miradas perdidas al reloj, hubo más menudeo y toma y daca, pero se volvió a incidir en muchos temas. Quien más volvió a los mismos temas fue Rajoy; no había apenas empezado el bloque económico y ya volvió a hablar de "huevos, leche y pan", como un líder sudaméricano. Para zanjar de una vez este tema, por si no quedo clara la influencia del precio del petróleo en todo nuestro sistema productivo (por no decir civilización), habrá que recordarle a Rajoy una palabra de moda en los noventa: convergencia. España converge con las economías más fuertes de Europa, y es normal que los precios aumenten. La convergencia también es eso. Aquí lo que se pretende es tener la renta per cápita de Francia y los precios de alimentos de Portugal, y eso no es posible salvo en la petromonarquías.

Yo creo que Rajoy, o el que le escribe los discursos desde Sudamérica, no sabe muy bien lo que hay en el país. ¿Cómo se puede decir "hay una mayoría de españoles que no lo están pasando bien"? Con mucha cara dura. Y dice "mayoría". Zapatero estuvo keynesiano: ante la ralentazación de la economía, inversión pública (adelanto del Plan de infraestructuras) para vigorizar la actividad; y muchas más propuestas. Después se enzarzaron en lo del Financial Times, con Rajoy evitando pronunciarse sobre la meada fuera de tiesto de Elorriaga y replicando con una columna particular de un periodista. Como si no supiese que la opinión de un diario la fija su editorial, que las opiniones son como los culos (todo el mundo tiene uno) y que, a los españoles formados, lo que diga el FT nos la suda, lo que importa es lo que ha dicho su asesor de campaña al FT, que es muy distinto. El populismo y la tergiversación habitual de Rajoy, en una vertiente sumamente viscosa.

ZP supo esquivarlo bastante bien, salvo en la inmigración, donde ambos se movieron en parámetros de "preocupación". El leonés estuvo muy bien, arrancando la complicidad de Rajoy, cuando cito su aficción al ciclismo y la regularización con ruedas de bicicletas: primero le arrancas una sonrisa, después un bastonazo difícil de evitar. Muy americano. Muy bueno. En política exterior y de seguridad se habló un poco más de lo que pasa al otro lado de los Pirineos, el Guadiana y el estrecho de Gibraltar, y eso es una gran noticia para todos los ciudadanos, pero el tema fue el terrorismo, para variar. Rajoy empezó a enloquecer cuando afirmó que ZP había apoyado la guerra de Irak, porque el tema del 11-M -como es normal- le saca de su libre albedrío y vuelve al argumentario-recetario clásico del PP de entonces. Repitió "mintió" y "engaño" siete veces seguida -compruébenlo en el enlace de arriba-, como cuando se decía "caca, pedo, culo, pis". Y claro, tanto ambiente caldeado, que Rajoy utilizó su arma de destrucción masiva: "No creía yo que usted fuera a utilizar a los muertos y a presumir de cuánta gente había muerto en una legislatura o en otra", que se enmarca en la misma familia mental que el famoso "usted ha traicionado a los muertos". Muy triste, pero es así. Rajoy se desmelenó, descalificando completamente al rival ("Porque usted miente siempre, usted no dice la verdad nunca, ése es el problema"). Y vino la pausa, afortunadamente.

En política territorial el de Pontevedra se enrocó en la multa por no rotular en castellano, en vano. Es aquí donde el PP chirría más, y donde, como no cambie su postura, le será muy difícil volver a ganar unas elecciones. Si el PP, que cuenta con 5 escaños por Cataluña, aspiraba a recuperar los inalcanzables 11 de 2000, veremos en que se queda al final: desautorizando lo acordado por el Parlamento catalán, hablando del Carmel (obras de la Generalitat, no del Estado) e insultando a los votantes de ERC, a los que animalizó de la manera más absurda ("se han subido al monte"), el panorama pinta sombrío. Como no podía ser de otra manera. En Retos del futuro hablaron de educación y vivienda. El PP ganó en 2000 diciendo "tenemos la mejor generación de la historia de España", y ocho años después, cuando nadie ha cumplido su escolarización, la número tres por Madrid habla de "niños andaluces analfabetos". Rajoy lo mismo. ZP le contestó muy bien: "hemos partido de un retraso histórico", puesto que la mayor variable para el nivel de estudios alcanzados es el nivel educativo de los padres. Y ya saben cuanta gente iba a la universidad o siquiera el bachillerato en tiempos no muy lejanos. En infraestructuras Rajoy llamó a León "el pueblo de Zapatero" (y el se define como "un hombre de provincias", pero cuando quiere hablar de algo que no es su admirado Madrid se refiere a ello como "pueblo") y este le supo arrancar ese fantasma blanco que recorre la campaña del PP: que harán el trasvase, pero no preciso si del Ebro o de otra cosa. Supongo que trasvase de votos, porque la sangría que van a tener será de órdago.

En la conclusión ZP no estuvo tan brillante como la otra vez, repitiendo machaconamente "porque..." y su habitual discurso. Pero claro, si lo comparamos con Rajoy estuvo brillantísimo. Sinceramente, creo que este hombre está muy mal asesorado. Volvió con la niña (en la foto, ya mareada), terminando con un "esa niña" de canción de Jose Luis Perales; habló de Marx sin citarlo ("La economía es capital. La economía lo es todo", cuando yo pensaba que era un partido de ideas, de proyectos, y parece un partido comunista con planes quinquenales); fue quijotesco ("Lucharé contra los precios") y un detalle que ustedes, inteligentes lectores, no tienen que pasar por alto. Me extiendo un poco más en ello:

"Se necesita que todos los españoles estén unidos en sus tierras y en sus gentes. El estado de las autonomías es lo que yo defiendo, pero que funcione y bien, que sirva para favorecer al conjunto". Tras descalificar a ZP diciendo que no tiene "una idea de España", Rajoy recurre a una fórmula del siglo XIX para calificar nuestra diversidad y nuestro ordenamiento territorial: "tierras y gentes". Parecido al "coros y danzas" con el que se cerraba el NODO, y a veces también se abría. El PP nunca ha creído en el modelo autonómico (lo dice, pero después se corrige con un "pero que funcione y bien"). Resulta muy triste que el principal país de la oposición, y la única alternativa viable al actual Gobierno, tenga que referirse al conjunto de los ciudadanos como "tierras y gentes", como si esto fuese una finca. Con la Transición española se solucionaron dos de los tres grandes problemas políticos que arrastraba España en los dos últimos siglos: el modelo Monarquía o República y el llamado problema militar. No es poca cosa, y repasen sus conocimientos de Historia de España para ver todo lo andado. Quedó pendiente el problema de la articulación del Estado, al que se dió una solución imaginativa, innovadora y, a tenor de lo experimentado en estos 30 años, muy provechosa. Como decía Ortega, es un problema "que no se puede solucionar, y con el que hay que convivir de la mejor manera posible". La derecha que padecemos en este país nunca lo ha comprendido. Piensa que España es Madrid, cuya playa se llama Valencia, el norte "lo verde", Castilla el padre y el sur es analfabeto. "Tierras y gentes". Qué pobreza intelectual, que paso atrás, que desatino.

viernes, 29 de febrero de 2008

Por que no ha funcionado la niña de Rajoy

La metáfora de la niña de Rajoy no ha funcionado. En su propio partido, donde no abunda precisamente la autocrítica (la gestión del 11-M sigue siendo impecable), lo reconocen sin ningún tipo de reparo. Fue una payasada, más si se contrasta con el discurso durísimo ejercido por el político de 53 años. Se pone a mirar a la cámara, cambia la voz y se pone a desgranar un discurso que no encaja nada con la tradición política española.

Claro, cuando te buscas un asesor de campaña en un sitio tan exótico como México, te pasan estas cosas. Ahí funciona ese discurso de la niñita, de los padres "con casa y trabajo" (como si en España tuviesemos grandes bolsas de pobreza rodeando las grandes ciudades, y cuando digo pobreza entiendan pobreza, que no es precisamente no poder comprar la PSP) y eso de "con cabeza y corazón", como si el rival no tuviese corazón. Rajoy lo leyó a pies juntillas, como un opositor. No daba la impresión de que se lo estuviese creyendo. Cabe preguntarse cuanta gente de la que le rodea conocía el contenido. Y por qué nadie le advirtió de que algunos discursos no son extrapolables, por mucho que nos digan que los que están al otro lado del Atlántico son nuestros hermanos y esas cosas.

Existe el español peninsular y el español que hablan por allá. Es mucho más que el vocabulario, decir chela y está madre o ¿cúal es la onda, güei?. En España, a diferencia de las antiguas colonias o Italia, impera el realismo descarnado. Fíjense en la literatura: El Lazarillo, El Quijote, La Regenta o Tiempo de Silencio, por no hablar de Pérez Galdós. Los ejemplos son miles, también en el cine. Realismo puro y duro, descarnado. Es lo que gusta en España, también en el cine, donde los ejemplos de fantasía son una rara excepción. En las otras latitudes reseñadas más arriba, es justo lo contrario. Hagan su propio análisis.

Siempre están con sueños, metas que alcanzar, el futuro que será mejor y esas cositas que endulzan un vida. En este sentido, el brillante discurso final de ZP ("no puedo prometer que todos triunfen en su vida...") es mucho más creíble, porque nos habla de una realidad más nuestra, y de una tradición que es la española. Y que nadie se espante: se puede hablar de "tradición" y de "España" en la misma frase, porque al fin y al cabo es algo que nos viene heredado, que no hemos podido escoger. Por lo que a mí respecta, siempre preferiré un hidalgo enloquecido que arriba a una fonda con personajes de mala monta que una fábrica de hielo en Macondo, para que me entiendan.

Toda la narración de Rajoy y su famosa niña es de una pasmosidad increíble. De tradición impostada, como implantar la democracia en Afganistán. Y muy poco creíble. La niña ya sabrá "lenguas", porque en España hablan otra lengua 11 millones de habitantes: son bilingües, una palabra que le cuesta mucho conjugar a la derecha. Hablan castellano, no lo escriben muy bien porque cada vez se dedican menos horas a su estudio, pero también hablan otra lengua, que es igual de natal que la otra. Les cuesta mucho entenderlo. ¿Ustedes han visto alguna vez a Rajoy hablando en gallego, a pesar de ser de Pontevedra? Pues no.

"Tendrá un título reconocido internacionalmente". Burdo torpedo a las instituciones académicas españolas. Hay españoles en todas las organizaciones internacionales. Van con su título académico español, no con uno sacado en Internet en las Islas Caimán. Y mejor no hablar de lo de "casa y trabajo" o "orgullosa de pertenecer a esta vieja nación". A mí me dan miedo todos los que utilizan la palabra "orgullo". Más que nada porque lleva implícito que estás por encima de alguien. Por no hablar que suena mejor "joven nación" que "vieja nación", y hay bastantes partes de España que buscan forman una "joven nación".

En fin, la derecha que tenemos que padecer en España y que se articula contranatura en un único partido con ansias hegemónicas. Por cierto, ¿que tal le sentaría a Rajoy que esa niña saliese ácrata y antisistema? Bah, error 404, eso es imposible. La niña saldrá alta, fuerte y del PP. Que orejeras de burro y que poco entender de la compleja realidad de España, ni siquiera que es diferente de México. Ni mejor, ni peor: diferente.
***
¿Tan poco entretenimiento ofrece una ciudad grande como Talavera? ¿Tan poco de verdad? El polo rosa manchado de sangre. El bigotillo. La pulserita. El relojito con mucho metal y poco estilo. Las sonrisas. El posado de grupo, como si fuese una cacería. Y los gatos. Hace falta ser un desgraciado, y mira que se perfectamente que es la típica noticia-cebo para decir "es que son todos así". Si y no, porque entre 9,7 millones de votantes cabe de todo, pero qué desgraciado. Por encima de los colores. Del rosa y del azul.

miércoles, 27 de febrero de 2008

De resaca

Ya en directo dos horas antes del debate, la verborrea de parado de Campo Vidal y los debates posteriores que se alargaron hasta las 02:00 tienen un efecto directo: resaca. Ayer el país se levantó abotargado y repitiendo consignas escuchadas en sus medios de referencia. Significativo era como hasta personas inteligentes y formadas repetían una mentira difundida por el PP y sus medios orbitantes. Les explico:

Ante el hecho incotrovertible de que todos los medios, incluso los más ultras, daban por vencedor a ZP, los aparatos de propaganda se aprestaron a decir que claro, los votantes de otras formaciones, siempre antiPP -¡cómo les gusta eso y que mal analizado estaba el pacto de Tinell!-, daban como vencedor a Zapatero porque lo prefieren a Rajoy. Es el pensamiento viscoso y sectario de esta derecha: o estas con nosotros, o estas con el otro. Insisto: es viscoso y sectario, y muy ejemplificativo de su visión del mundo. Cielo Infierno. Bien Mal. Arriba Abajo. Izquierda Derecha. Gobierno Oposición (la nuestra, los demás no cuentan). Afortunadamente, la vida no es así. Entre la opción "ZP" o "Rajoy" y la pregunta "¿Quien ha ganado?" siempre cabe el NS/NC o el ninguno de los dos. Pero no, esas cabezas pensantes (Cabanillas, Elorriaga) estaban prestos y raudos para decir que la gente de ERC, PNV, IU, el Partido Humanista y la Agrupación de Amas de Casa de Yecla habían dicho "ZP". Qué triste, qué patético y qué real. O estás con nosotros o estas con "ellos", los otros. Nunca lo han entendido y nunca lo entenderán. Pensamiento binario, lo llaman.

Les pongo un ejemplo. La encuesta de Telemadrid. Dio vencedor a Zapatero por un punto de diferencia. La encuesta solo se realizó en la Comunidad de Madrid. No hay votantes de ERC, PNV o CiU, o no son significativos. Sólo de IU, pero ya sería casualidad que en una Comunidad Autónoma donde el PP saca porcentajes de voto altísimos llamasen a gente de IU de manera aleatoria, y que todos dijesen "ZP" en vez de "ninguno de los dos". Pero bueno, ya les digo, ayer se escuchó mucho por ahí. Era como el antídoto ante el crudo trago de aceite de ricino: mucho gritar, mucho decir que "España está a la cola de Europa", mucho decir "agredir", pero la gente es bastante madura. Y cuando digo gente quiero decir el pueblo, que es soberano y ha acordado ceder parte de su soberanía a los políticos.

Hoy, con todos mucho más sosegados, la impresión generalizada es que ZP ganó el debate. Lo que queda del debate, se podría decir. El poso. La imagen persistente en la retina. La de un presidente candidato que jugó al papel de víctima y el de un contricante zafio y paleto, que se sentía muy cómodo en el traje de Punisher y creyó que había ganado porque la espantosa ceremonia de triunfo que le ofrecieron en Génova, 13 estaba prevista de antemano. Como algunos titulares de periódicos. El ABC, convertido en La Razón 2.0 (el hijo se come al padre, el mito de Saturno revisitado) hubiese titulado que Rajoy ganó a Zapatero aunque no se hubiese presentado al debate. "Brillante movimiento táctico de Rajoy ante la falta de parcialidad del moderador", o algo parecido. Les voy a poner un ejemplo.

La Razón es un periódico de bajísima calidad. No es su orientación ideológica, muy respetable y que es normal que encuentre un cauce, es por su falta de nivel redaccional, sus fotos deformantes, sus columnas de opinión como obituarios. Ayer ponía un titular que debería espantar a propios y extraños. "Rajoy ganó en terrorismo". Tal cual. Como si fuese un partido de fútbol. ¿Cómo puede ganar alguien en terrorismo? ¿De qué manera, con qué argumentos? Esa es la auténtica realidad de la derecha cavernícola que padecemos en España. Antes les salvaba que no era racista, un detalle muy importante. Tras esta campaña ya no. No cabe ninguna esperanza de que España pueda acometer un programa liberal. En terrorismo no gana nadie, nunca. Perdemos todos. "Rajoy ganó en terrorismo", ahí queda eso.

A su recibimiento triunfal en Génova, 13, Rajoy tenía al lado a Espe, que no se despegaba de él. Daría un potosí imaginario por poder saber que era lo que le decía. Lo estaba viviendo, como reproduciendo escenas del debate. "Jo Mariano, que bien estuviste ahí". ¿Fue con lo de "usted ha agredido a las víctimas"? ¿Se pude "ganar en terrorismo"? ¿O quizás fue con las dos referencias a la Comunidad de Madrid? Rajoy dijo que la CAM da 700 millones al año para dependencia, y que la Ley de Dependencia ha dado 200 en 2007 para todo España. Una vez más, la derecha montaraz y silvestre, porque no son liberales ni de centro, se aprovecha del analfabetismo español en temas económicos o de la AGE. Las transferencias de Sanidad están transferidas, la ayuda del Gobierno es complementaria. Pero claro, ahí quedó el dato, torticero y sesgado.

Ayer Rajoy se entrevistó con Gloria Lomana, una periodista de la que estoy convencido que tiene algún problema grave de aprendizaje. Se mostró dispuesto al acuerdo, de centro, dialogante y abierto. Estaba de resaca. El doble rostro (mucho rostro, mucho, y no solo por doble) de Rajoy. Un día con el palo dando, el otro como el abuelito de la niña que nace como "heraldo". Y es porque, no me cansaré de repetirlo, Rajoy se presenta a dos elecciones: las de su partido, vendido al ala más ultra (y en el debate las ganó) y las legislativas de todos los españoles. Esas están más difíciles, porque la gente se da cuenta del doble juego. Por su parte, ZP fue a La Sexta, en una entrevista sin chicha ni limoná donde volvió a estar muy tranquilo. La imagen que ha quedado en la retina de la mayoría de los ciudadanos.

Cuando uno despertaba a la madurez, se imagina a los autodenominados liberales viviendo en un piso-despacho en La Castellana, rodeados de libros, recibiendo visitas de amigos extranjeros y hablando con ellos en varias lenguas sobre los problemas del país, de la excesiva presencia de la Conferencia Episcopal hasta la creación de un sistema de universidades públicas de élite. Pues no. Los autodenominados liberales en España viven en un chalet donde no se rodean con nadie, el jardín se lo cuida un emigrante sin formación, entre los libros está la Biblia y varias enciclopedias con letras doradas con "Historia de los 3.000 años de España, de Sagunto a Perejil". Aznar dijo que era amigo de Blair porque este vino en 1997 a veranear en Doñaña: ¿cómo puedes ser amigo de alguien si no hablais una misma lengua? Es un síntoma: saben lo que hay que tener para que te llamen "liberal": un think tank (FAES), presumir de amigos y relaciones ("yo con Sarkozy, usted con Castro y Chavez") y mucho liberalizar la economía, pero a la hora de la verdad es derecha castellana pura y dura. Paleta, montaraz y mentirosa. Rentista y poco emprendedora. Primero me saco la oposición, después me meto a la política. "Yo soy de centro, oiga".

martes, 26 de febrero de 2008

Atacó y perdió

La foto es del inicio del debate. Los candidatos se dan la mano, ante la atenta mirada de un moderador al que se le notó mucho que no trabajaba: parecía que se quería vender en una larguísima introducción. Fue un espejismo. El debate, como se anunció ayer aquí, fue tenso, bronco y sacó las miserias de un país al que el bipartidismo ha dado mayor estabilidad, pero no mayor representitividad.

Sumados los votos de PP y PSOE dan 19´3 millones de ciudadanos, lo que no es ni la mitad de los 45 millones de habitantes que tiene España. Es algo que jamás deberían olvidar los dos grandes partidos mayoritarios, ni tampoco los periodistas que hoy empiezan sus crónicas hablando de la división muy próxima al de las dos Españas, tan caro a los guerracivilistas. Hay una gran masa de ciudadanos que nos espantamos ante el espectáculo ofrecido ayer, que solo abunda en el descrédito de la política. No hubo estrechamiento de manos al acabar el debate. Al menos los ciudadanos normales nos fuimos a lavar las manos al acabar.

Y quizás convenga empezar por el final. Todas, absolutamente todas las encuestas (hasta las de Telemadrid y la COPE) dan como vencedor a Zapatero. Venció el talante de un presidente que jamás entró al trapo de la demagogia barata, de pueblerino de Pontevedra, de un candidato de paja que tenía dar alimento al sector ultra de su electorado, porque Rajoy tiene que ganar las elecciones con los ciudadanos y las elecciones dentro de su partido. El recibimiento que le esperaba en Génova, para dar la imagen de líder victorioso, casi parecía un desagravio. Allí estaban todos, incluyendo a un Acebes al que tienen oculto y en segundo plano durante la campaña electoral, porque cada aparición pública del abulense son votos que gana el PSOE. Y lo mismo con Zaplana, otro que está tras el telón. A ellos, y a lo que representan, se dirigió el discurso de Rajoy.

Empezó muy duro, sin concesiones. Marcó el tempo del debate, y ZP no pudo o no quiso escapar. Catastrofismo. "A la cola de Europa" y "ningún gobierno ha sembrado en democracia tanta tensión y cizaña". El candidato del PSOE se intentó ceñir al guión de presentar sus muchos y abundantes logros, que Rajoy menudeaba diciendo una frase que le entronca con el populismo sudaméricano de más alta raigambre: "ni me hable de cifras macroeconómicas mi me dé datos que nadie entiende. Aquí pregúntele a los españoles por los precios, pregúntele a los españoles que están perdiendo en este momento su puesto de trabajo, y pregunte a la gente que va a pedir un crédito y no lo recibe". Es normal. También habló de "huevos, pollo y leche", pero nunca de que el petróleo, la base de nuestra civilización, está a precios históricamente altos. Y el enésimo ataque al sistema crediticio español, que se base sobre todo en la confianza. Zapatero tampoco supo decir a Rajoy una frase-eslogan para callar la sarta de mentiras con datos absolutos y no en porcentaje, que es como hay que medirlos.

La derecha que encarna Rajoy siempre se ha aprovechado del analfabetismo funcional de la gente en materia económica. Ayer fue un buen ejemplo. La izquierda ha roto esta legislatura el bulo montado por el PP en los años 90 de que eran malos gestores económicos. Y aún así vuelven con ese toro. Qué triste todo, y qué triste escuchar que la gente repite esas chabacanerías.

El siguiente bloque fue la política social. Rajoy se fue de cabeza al discurso de la inmigración. No para integrarlos, no; no para que vivan una vida digna, no; para decir que colapsaban los servicios públicos. Más populismo. Más basura. Fue un momento para esconderse debajo del sofá. Era lepenismo puro y duro, un simple análisis lexicométrico lo corroboraría. Rajoy se inquietó porque ZP no le entraba al toro, y empezó a hablar del agujero en la Seguridad Social de 1996 (como Pizarro), de lo bien que está la Comunidad de Madrid (como Pizarro: la derecha siempre ha pensado que España es Madrid) y calló con la regularización por bono-buses ("¿que es eso?" preguntó porque nunca ha visto uno, de tan de Pontevedra que es). Pasaron al tercer bloque, Política exterior y de seguridad. Meramente nominativo, porque aquí Rajoy sacó el tema en el que se encuentra más cómodo: el terrorismo. Los argumentos ya los conocen. Sólo al final hablaron de política exterior, con el del PP proclamando "soy gallego" para ganar el voto argentino, que le han soplado que en las elecciones italianas los emigrantes fueron decisivos. Que patético.

El política institucional, cuarto bloque, salió todo lo de los estatutos, y quedó bien claro que la derecha española jamás ha asumido el modelo autonómico consagrado en la Constitución de 1978: que las CC.AA, con sus estatutos de autonomía, son también Estado. Es imposible que lo entiendan jamás, es un 404 error operativo, ¡pero que bien viene para el argumento de se rompe España! ¡Si hasta citó cuatro veces a Juanjo y su consulta del próximo 25 de octubre! Como en el anterior bloque no hablaron de Kosovo, pues así nos fue. O nos irá. Vayamos al final, propuestas de futuro. Rajoy no dijo ni una. Su alegato final, con raigambre de Kennedy ("Quiero que esta noche se vayan a dormir con la tranquilidad") se centró en una imaginaria niña. Fue de una zafiedad propia de todo el debate: los sentimientos sobre la razón. "El plan está preparado y las herramientas a punto", "quiero que sea un heraldo de la libertad" y "quiero que sienta un hondo orgullo por ser española".

Zapatero estuvo, permitánme decirlo, brillantísimo en su conclusión. Fue lo mejor del debate. Al estilo discursivo de Adolfo Suárez, reconoció errrores (¡Rajoy ni uno!) y dejó una frase, de las mejores escuchadas en 30 años de vida política en libertad "No puedo prometer que todas las personas tengan éxito en su vida, pero sí me comprometo a trabajar para que todos tengan las mismas oportunidades. Y para que quienes no lo alcancen tengan siempre el amparo de nuestro país". Es el programa socialdemócrata condensado. Es el programa de una legislatura en la que se han hecho tantísimas cosas por colectivos de toda índole, mal que le pese a la oposición, que apenas se ha referido a ellos. ¿Apenas? Ni se ha referido a ellos. Como tampoco lo ha hecho a la Ley de Seguridad Vial, por ponerles un simple ejemplo de que desde el poder político, cuando hay iniciativa y ambición, se pueden lograr muchísimas cosas sin dejar a nadie atrás.
***
El hombre que perdió las elecciones de su país en 1990, tras desplegar unas dosis de populismo que le alejaban de su aura de intelectual, por no hablar de su aura de humanidad, vira hacia nuevas posiciones. O quizás no tanto: se va con los intelectuales que gritan, vociferan e increpan desde las columnas de El País, desde los tumultos en el Ayuntamiento de Hernani en 2003 o los que van con Susana Griso a un programa de las mañana de Antena 3, tu televisión amiga. ¿Esperpento? Se queda corto, habría que acotar un nuevo término.
***
ZP fue el botarate que ganó el desafío planteado por el bufón de La Sexta.

lunes, 25 de febrero de 2008

¿Quien lo hará?

Hoy se disputa el esperado debate electoral entre los dos únicos candidatos con posibilidad de convertirse en presidente del Gobierno. Han pasado 15 años desde la última ocasión que el pueblo, soberano que consiente en que dos ciudadanos con sus mismos atributos y poderes le represente, tuvo la ocasión de poder ver un cara a cara. Las razones ya han sido explicadas: el PP consideró que perdió las elecciones de 1993 por el segundo debate, donde -esta vez sí- hubo una auténtica apisonadora socialista. Y no querían volver a pasar por la experiencia.

Las cosas han cambiado. Yo, a nivel personal, tengo miedo con el debate de hoy. No porque esté a favor o en contra de uno u otro, en absoluto, sino porque el candidato de la oposición, el que se quiere hacer con el poder, acude a la cita con todas las encuestas en contra. Y tratará de ganar en un día lo que ha ido perdiendo en cuatro años de legislatura en la oposición tirados a la basura, porque no hay que olvidar que tres de esos años han sido cebados con el monotema del 11-M, de tan triste recuerdo para cualquiera que sepa leer y escribir. Rajoy irá al ataque, para recuperar el ánimo de un partido que vió como el jueves su fichaje estrella caía estrellado, apisonado, ante unos de esos raros casos de españoles (Moneo, Indurain, Manuel Marín, por citar tres ámbitos diversos) que, teniendo todo para presumir, optan por la modestia, la calma y el buen hacer.

No es el caso de Rajoy, claro. En los ocho años del aznarato, el pontevedrés estuvo en cuatro ministerios diferentes una media de 1´5 años, con una gestión que se podría calificar de muy gallega: ni para arriba ni para abajo, como estaban. Educación, Interior y dedazo de Aznar tras su "brillante gestión de la crisis del Prestige". Después ha sido un espantajo, como corresponde a un político al que le entregan una mayoría absoluta y pasa a la oposición. Quizás no sea responsable directo de los motivos, pero desde luego no los ha atajado, al contrario: los ha alentado, dado cancha y para la historia quedará su alusión, el mismo día de la sentencia del 11-M, sobre los "autores intelectuales", una figura jurídica inexistente salvo en la gente que se ha educado con libros de doctrina política donde las conspiraciones judeo-masónicas (o la versión de izquierdas: el club Bildeberg) ocupaban un lugar prefente en la historia de la humanidad, al lado de la Revolución Francesa o la II Guerra Mundial.

¿Por qué Rajoy no puede abandonar su pasado? Porque no sabe a quien contentar. Es el problema de concentrar en una sola sigla política todo un espectro idelógico que, en todos nuestros países del entorno, se encuentra disgregado, como es de natural lógica. Y encima va a tener que ir al ataque. A mí, como ciudadano de a pie, me preocupa el descrédito a la política que hoy se barrunta. La ponzoña que va a salir a la luz. Porque Rajoy no lucha por conquistar nuevo electorado, sino por asentar el suyo. Y les tendrá que dar carnaza. Saldrán a la palestra Josu Ternera, el 11-M y los Gal, si me apuran, porque lo de la crisis económica (¡al 3´8%!) pasó a mejor vida hasta dos días antes de las elecciones, cuando salgan los datos de paro.

Ayer uno de esos payasos que trabajan en la Sexta (El follonero, les juro que era la primera vez que lo veía) arrancó de ZP y Rajoy el compromiso de que daría su voto al primero que dijese el nombre de Javier Bardem durante el debate. El gallego dijo que sería él quien ganase ese voto ridículo, de auténtico bufón (¿por qué la Sexta fomenta tanto la antipolítica?), dado que abre el debate. ¿Será el quien lo haga? ¿O será Zapatero, siempre atento a las minorías, incluídas las de Payasos sin Fronteras? Quizás no sea esa la pregunta. Quizás la pregunta sea quien de estos dos botarates saca partidísticamente el tema del terrorismo. Que no está descontando que sea Rajoy, ojo.
***
Este hombre está tan mal asesorado que es capaz de tener abierta esta página y no indignarse, siquiera por mínima decencia.

viernes, 22 de febrero de 2008

Una televisión de perdedores

¡Que cutre es Antena 3! Como defendía una maravilloso fanzine de hace unos (Le Bon Vivant, en su número 4), la denominada cadena amiga es una televisión de perdedores, de loosers. No es el tema de este post, pero sirve para ubicar el conjunto. Antena 3 emite caspa catódica, es su seña de identidad. Los informativos siempre están hablando del tiempo en EE.UU, de enfermedades y remedios milagrosos y, en general, la audiencia target de la cadena es "la familia y los mayores".

Es la tv que emite los Simpsons hasta gastarlos, la misma de Farmacia de Guardia, la que ficha las estrellas de la competencia de Tele5 (Mª Teresa Campos, los viejos de Escenas de Matrimonio, hasta el italiano director general), la del partido del lunes es, en definitiva, la misma que, para contrarrestar el efecto GH 1, en el año 2000, se sacó de la manga El Bus, probablemente el programa más cochambroso de la historia de la televisión. Cutre y de perdedores.

Así no debe extrañar el debate de ayer, presentado con gran alharaca. Matías Prats, el de ING Direct, empezó trabado. No sabía hablar. Al final agradeció lo poco que había intervenido a los dos políticos, y los espectadores también. Fue patético. Eso incluye la presentación de la gran cita. Los colores netamente del PP en el escenario (azul pepero), los planos de escucha a Solbes intentanto pillarlo en un renuncio -no fue posible- y, lo mejor de todo, que fue un TOSTÓN. Como toda la programación de la cadena. Daba ganas de poner la versión subtitulada para sordos, a ver si había algo de emoción.

Vale, el tema no era muy allá. La economía. Solbes nunca habría podido ganarse la vida de animador de fiestas, ya se sabía. Pizarro estuvo inusualmente comedido, por lo general. La pregunta es ¿por qué Antena 3 retransmitió el debate? ¿por qué lo vendía como un éxito? Porque la historia de una televisión no se cambia de la noche a la mañana. Son esclavas de su historia. Y de su audiencia. El debate en sí fue inesperado. Solbes estuvo muy, muy brillante. No entró jamás a la provocación populista-turolense de un hombre que todavía pone alcanfor a sus trajes. Especialmente patético fue cuando, ante la cruda realidad de que las medidas económicas del PP costarían 30.000 millones de euros a las arcas del Estado ("todos los ministerios gastan 70.000, ¿de donde van a detraer ese dinero?"), el hombre del labio torcido elencó al tuerto:

*Suprimiendo el Ministerio de Vivienda
*Los 200.000 euros de la vivienda de Bermejo
*Somos los únicos que financiamos a los terroristas
*Una cuarta medida de la que no me acuerdo

De auténtico bar. Solbes le respondió como responde un viejo profesor a un alumno que entra en el despacho y le propone hacer una tesis sobre los 125 años de corrupción socialista. Con pena. Y con argumentos: diferenció muy bien entre Ministerio de Vivienda y "políticas de vivienda, que creo que es a lo que usted se refiere", y le reprimió por el populismo de sacar lo de Bermejo (que no es su vivienda particular, es del Estado y es de todos, que permitimos que la ocupe un cargo público en el ejercicio de sus funciones) y lo de los terroristas, que tiene cojones. Volvería a las andadas al final del debate, cuando interpelaba al alicantino de barba sobre "que medidas tiene el PSOE para defender a la familia, sustento en las crisis económicas". Fue realmente patético. Un debate bueno de economía, llevado por un advenedizo a los grandes temas de campaña del PP.

No se si alguien se fijo en la cantidad de veces que Pizarro repitió "mire usted". Estuvo muy mal asesorado. Las pocas tablas y datos que mostró eran imposibles de ver. Las de Solbes eran muy telegénicas (color rojo en las columnas de crecimiento, a veces con banderas nacionales), en ningún plano de escucha se le vió en otra posición que no fuese tomando notas y, en general, no pareció que estuviese hablando un político, sino un técnico solvente. Yo creo que Solbes -ahí está su trayectoria y la cantidad de amigos que tiene en todas partes, incluyendo el respeto que ayer le mostró Pizarro- es uno de los mejores ministros de la democracia. Gran parte del éxito económico español de los últimos 15 años (crecimiento ininterrumpido desde 1993) se debe a haber tenido en el Ministerio a sólo dos personas: el propio Solbes y Rato, que beben de las mismas fuentes.

Hoy los medios de la derecha dicen que "Solbes estuvo a la defensiva". Pues viva la defensiva. Y viva Solbes, que demonios, que hace falta tenerlos cuadrados para salir con el ojo medio chulo, en campo enemigo y sin ser político del PSOE a enzarzarse con un arribista. Y salir ganando en seriedad.