Ya se sabe que en España, el que es millonario es culpable. A mí me da igual que Pizarro cobrase casi el triple que todo el Gobierno, noticia que hoy publica El País. Me da igual porque lo hizo al frente de una empresa privada (con un 3% todavía público, en manos de la SEPI) que respondía a sus accionistas, esos mismos a los que untó en plena refriega por el troceo de Endesa.
Esperen, que esto es un blog de política. Quizás convendría recordar que Manuel Pizarro ha sido presentado como número dos del PP en la lista de Madrid. ¿Sus méritos? Por demostrar. Es un fichaje mediático. Atrás quedaron los tiempos de hacer vida, desde veinteañero, en un partido para ir subiendo en las listas. Que se lo digan a Gallardón. También hay que recordar que el pionero en esta dudosa práctica de poner de número dos en la lista más simbólica para unas generales a una persona de otros ámbitos la inició el PSOE, como tantas otras cosas. Fue en 1993 cuando Felipe González anunció que Baltasar El SuperJuez Garzón sería su segundo de a bordo. Después pasó lo que pasó.
Bueno, pues eso, que ahora mismo Pizarro es un político con carnet y todo, realizado poco después de su primera rueda de prensa. Avalistas: Rajoy y Aznar. Como dijo muy atinadamente Fernández de la Vega, "ya venía haciendo política desde mucho tiempo antes". En teoría, sería el nuevo Ministro de Economía de ganar el PP. En teoría, claro. Habiendo sido parte interesada en Endesa y Telefónica (aunque sólo fuese por un mes) en tiempos recientes, no podría pronunciarse sobre algo que afectase a estas compañías en los dos próximos años. Eso de las incompatibilidades, ya saben. Vamos, que tendríamos un ministro de Economía con las piernas y las manos atadas, visto el peso que tienen ambas empresas en el país.
Después se nos ha vendido que es un hombre de empresa. Es mentira. Es un opositor. Además, dos veces opositor, como no se cansa de repetir cuando desgrana su palmarés-currículum. Se convirtió en hombre de empresa cuando Aznar le puso, a dedazo (igual que a Villalonga y a otros más) al frente de la empresas pública Endesa, la joya de la corona del INI. Ahora dirá eso de "la mejor empresa pública es la que no existe", sobre todo si te la has cargado. Durante su gestión, las acciones de la eléctrica estuvieron a 17-18 euros. Invariablemente. Bastó una OPA para que se disparasen. Y el se vende como buen gestor. Que lo diga en Cataluña, donde la red de Fecsa-Endesa es una basura que salta a la más mínima.
El 1 de septiembre de 2005 Manuel Pizarro compró 50.000 acciones de Endesa por 900.000 euros. Cuatro días después se conocía la OPA de Gas Natural ("yo nunca seré un empleado de La Caixa"), y el patrimonio de este "brillante gestor" (sobre todo de su cartera) se multiplicaba. Ya tenía otras 50.000 acciones, o sea que su apuesta fue arriesgada. O simplemente fue un chivatazo de lo que iba a pasar. La CNMV no investigó. Ya saben lo que pasó después con Manuel Conthe. Insisto en que a mí me da igual que sea millonario, pero si que me interesa como consiguió su fortuna. Por lo visto, debo ser el único en este país.
Pero si por algo destaca Pizarro es por su locuacidad. Turolense, con todos los complejos de inferioridad que eso supone, su comportamiento público oscila entre Ruiz-Mateos y el simpático presidente cántabro, Miguel Ángel Revilla. Chabacano ("¿me han visto dar alguna vez un paso atrás?"), servil ("a las órdenes de Don Mariano", y fíjense bien en el "Don") y populista (eso de sacar la Constitución a pasear...), no dudo que Pizarro conecte con parte del electorado. Habrá que estar atentos al porcentaje de voto que saca el PP en Teruel, provincia que perdió -en cuanto a votos populares- en las pasadas generales. Y en el resto de España, además de la divertidísima campaña electoral de una persona que entronca directamente con la política de la Restauración, habrá que estar atentos al porcentaje de voto que moviliza Pizarro. A favor y, sobre todo, en contra.
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