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martes, 1 de diciembre de 2020

Hay Zendal para rato (y no será por epidemias)

Muy de Victor Klemperer

Su medio de comunicación favorito ya le habrá hecho llegar la información sobre la inauguración hoy mismo del hospital de propaganda Isabel Zendal, una instalación típicamente del régimen que se vive en Madrid, el Estado de Obras de Licinio de la Fuente. Sin saber muy bien cual será su contenido (eso de "hospital de pandemias" no se lo creen ni sus autores intelectuales), al acabar este post quizás sepan realmente para qué se ha construido. 

No tiene finalidad, pero tiene nombre. Algo es algo. Y dice mucho que se llame oficialmente "Hospital de Emergencias Enfermera Isabel Zendal", igual que dice mucho esas calles andaluzas que se llaman "Poeta García Lorca" o "Arquitecto Gaudí". Es todo tan berlanguiano que hay que empezar por el nombre, un nombre que tiene que explicar lo que era la desconocida Isabel Zendal, otra aupada al catálogo de deidades hispanas ahora que ya no se lleva poner el santoral a hospitales. 

Yo no voy a entrar en los datos, típicamente franquistas, sobre camas, tiempo en realizar la obra, sobre sus dotaciones de personal -para eso están los sindicatos de clase-, y sobre el triste espectáculo del líder nacional del PP apareciendo por sorpresa. Está todo muy claro para cualquiera, así como la idea copiada del régimen comunista chino, cuando en febrero también alzó otro tenderete para ganar la batalla de la propaganda. Recuerden esto: en el mismo día en que se inauguraba este pseudohospital (¿puede haber un colegio sin profesores? ¿puede haber una comisaría sin policías?) morían en España 442 personas por Covid-19. 

Mente superior domina mente inferior

La cosa es mucho más compleja que el trumpismo mediático en que ha convertido la imagen de la región Miguel Ángel Rodríguez -el jefe de comunicación de Aznar, ahora de Ayuso-, basado en decir siempre cosas tontas adrede ("un hospital al lado de un aeropuerto, para servir a los turistas"), para que así el populacho esté todo el  día alimentado, y reproduzca continuamente en bucle -a modo de chismorreo- esos artificios ideados (como los menús escolares de pizza y sandwiches), mientras lo auténticamente importante pasa de soslayo. 

De momento, el hospital -que lo llamemos así ya indica cómo ha calado la propaganda- ha costado 100 millones de euros, sin contar personal, la partida más costosa a la hora de inaugurar nuevas dotaciones públicas. Es un sobrecoste (ahora llamado "desviación presupuestaria") del 100%, en la más pura tradición de la región donde campó a sus anchas una red clientelar basada precisamente en esos sobrecostes y conocida policialmente como Gürtel. 

Como aquí da todo absolutamente igual -estoy convencido que si el Partido Podrido presentase un trapo usado como candidado ganaría igualmente-y  se pueden repetir esquemas y mentiras porque el electorado no va a cambiar su voto, lo importante es centrarse en lo que realmente hay. Si no hay doctores, si no hay quirófanos, si solo hay un techo cubierto y unas instalaciones tendidas en tres meses -ya verán cómo va a estar eso a corto plazo-, ¿qué hay realmente en el Isabel Zendal?.

Lo de siempre. Aprovechando el clima de emergencia nacional y acoso imaginado a Madrid, se ha tramitado de urgencia -sáltandose legalmente todos los procolos para control y auditoría de las cuentas-una instalación presentada como hospital, pero que ya va a tener un edificio anexo con techos de 12 metros, el standard internacional para almacenenes robotizados. Dicen que es para hacer de depósito de suministros para emergencias sanitarias, pero la cercanía al aeropuerto probablemente le de otro uso. 

Así con todo. Gente que ha trabajado en la obra indica que la calidad de la obra es paupérrima, a juego con su adyacente Instituto de Medicina Legal, esa instalación abandonada de la Ciudad de la Justicia corrupta, y puesta a punto a marchas forzadas (¿les suena?) en marzo pasado para hacer de morgue improvisada. Fue en 2008 cuando su autor renunció a su autoría, pero nunca hay que olvidarlo.  Por cierto, jamás ha vuelto a construir en Madrid, y eso que es madrileño. 

¿El Zendal o el final de El Arca Perdida?

Una calidad paupérrima, pero fácilmente adaptable. Ya pueden ver las imágenes. El Zendal parece un hangar o un reciento ferial. No hay ningún tipo de detalle arquitectónico que lo diferencie. Está hecho a propósito así, para que después pueda ser alguna otra cosa, porque nadie se cree lo de las "pandemias". Entonces, ¿cual es ese propósito? 

Muchos apuntan a la expansión del recinto ferial de IFEMA, largamente aplazada, quizás esperando a que Sheldon Adelson vuelve a pasar por aquí y ofrezca un Eurovegas a cambio de cerrar la institución ferial. Es un opción nada descabellada, porque está a apenas medio kilómetro de los pabellones existentes y, aunque en medio hay una autopista, en otros países se solucionan esos incovenientes con un monorrail, una infraestructura de la que carece Madrid y que, como ya describieron los Simpson, trae el progreso y el futuro a la ciudad que la encarga. Como el Metro Ligero (llamado tranvía en el resto del mundo).

Yo sin embargo auguro un futuro inmediato como centro hospitalario. No por un repunte inminente de la epidemia existente y que ha permitido la construcción por el trámite de urgencia, sino por las corrientes del subsuelo (la longue duree según alguien de los Annales) con las que hay que ver Madrid en su conjunto. 

En Madrid gobierna el mismo partido desde hace 30 años, y va a seguir más tiempo. El partido hace y deshace, y gobierna la ciudad-región -que es un distrito federal- como un cortijo de su propiedad, que hace extensiva a todos los españoles porque Madrid es España y España es Madrid, o algo así. Es esa prolongada permanencia el poder, y de una manera tan corrupta, lo que permite interpretar el auténtico significado del Isabel Zendal. 

Uno de mis géneros fotográficos favoritos

Antes de caer en desgracia -el Máster, y las cremas caídas en el bolso- la anterior Ayuso conocida como Cristina Cifuentes había presentado lo que iba a ser el proyecto estrella de su hégira, lamentablemente interrumpida antes de tiempo. Ya nadie se acuerda, pero en fecha tan reciente como 2018 la chabacana heredera de Esperanza Aguirre -la longue duree de la que hablabamos- dejó para la posteridad esa imagen que me gusta tanto del político posando frente a maquetas arquitectónicas. 

Fue apoteósico. Nada menos que un plan para expandir el Hospital de La Paz -se llama así por los XXV años de Paz del franquismo, esa fenomenal campaña de propaganda de 1964, y que todavía hoy tiene eco: volvemos a lo de los nombres, y todo lo que nos dicen- en una obra faraónica que iba a durar ¡once años! y costar de entrada 550 millones, lo que se traduce en al menos 1100 millones finales, siguiendo el esquema Zendal-Gürtel. 

Ya solo este proyecto merecería una serie de post en este espacio, pero noten que en sus medios de propaganda no sale nada de este asunto. Ojo al montante, y ojo a quien presentó el proyecto. A pesar de la pérdida para la vida política de Cifuentes -bien engarzada ahora en el show business, porque cuando se es chabacana todo es monte-, el proyecto ha seguido adelante. Se hizo un concurso de ideas que fue en sí mismo un primor, y ganó la opción de unos arquitectos españoles. Cómo no.

Al parecer, no hubo nada mejor que un proyecto que hace crecer verticalmente el Hospital de una manera soviética, porque cuando se recalificó la adyacente Ciudad deportiva del Real Madrid para hacer "las Cuatro Torres", a nadie se lo ocurrió pensar que los hospitales son estructuras vivas que siempre están creciendo, y que hubiese sido oportuno hacer una reserva de suelo para futuras expansiones.  Ganaron el concurso, que prevía en sus bases siete meses adicionales para explicar los pormenores, algo nada baladí: cómo hacer una macroampliación -la volumetría media sube hasta 22 plantas, por ejemplo- sin interrumpir demasiado la actividad normal de un Hospital que atiende a gran parte de la zona norte de Madrid capital, y gran parte de las ciudades-satélites en ese punto cardinal, como Alcobendas, Colmenar Viejo, Tres Cantos o Algete, porque el Infanta Sofía de San Sebastián de los Reyes da para lo que da (un ala entera está vacía a pesar de tener 16 UCIs de verdad porque pertenece a un fondo de inversión)

El primer render del Zendal: pabellones

¿Empiezan a entender lo de los once años de obras? ¿En una ciudad que se jacta y presume de enterrar una autopista urbana en tres años? ¿De tener el 90% de las infraestructuras -era mentira, pero síganme- para unos JJ.OO ya hechas? ¿De hacer un hospital "de emergencias" en dos meses? ¿De montar el tenderete sanitario de IFEMA en dos semanas? Once años no eran viables, y no lo van a ser. Un hospital en obras -todos lo están, salvo que se haga de nueva planta- es muy incómodo, muy sucio y se tarda en ver la foto de la propaganda electoral. 

Ahí va a venir el auxilio del Isabel Zendal. Y su uso hospitalario, paradójicamente. Para acelerar las obras en La Paz, el Zendal va a atender las urgencias hospitalarias leves -ingresos no quirúrgicos, y demás- de toda el área sanitaria que cubre el macrohospital donde Franco defecaba "heces con forma de melena", según los partes médicos de 1975, y donde su yerno el Marques de Villaverde le sacaba fotos intubado y agonizante. Es un área sanitaria enorme, que cubre más de medio millón de personas. 

Por supuesto, esto es algo que sabe la clase dirigente madrileñita, que actua en sordina pero con un plan muy trazado. De estos días consta también la reforma del conocido como Nudo Norte -distante 300 metros en línea recta de La Paz-, para intentar aplacar ese gran caos urbanístico y viario donde confluyen varias autopistas y carreteras que funcionan como autopistas, en una actuación conjunta y nada casual con lo que se está contando en este post. 

Entonces, ¿por qué no tratar al populacho ("ciudadanía") como sujetos adultos y explicarles todo junto y de una vez? Porque no se puede, y no todo es reprochable a la derecha que hace y deshace en Madrid. Imaginen que, de entrada, Ayuso o alguno de sus subalternos -el Consejero de Sanidad, por ejemplo- se dirige a los alcaldes del norte de Madrid y les dice que durante unos años sus habitantes van a ser desviados al tenderete que es y será el Zendal. En menos de 24 horas la izquierda montaría movilizaciones con sus eslóganes romos ("Sanidad Pú-bli-ca", "ba-lon-cest-to"), y la pérdida de votos en unas zonas de fuerte voto al Partido Podrido se darían por descontado. 

Cotizarás 40 años al sistema piramidal de la SS

Empezarán las obras en La Paz -y lo van a hacer inminentemente- y "ante los inconvenientes y para facilitar la estancia a los enfermos", los desviarán de manera humanitaria al Zendal.  Después, cuando todo ya haya pasado, y las jugosas comisiones por la macroobra repartidas, también se hará la ampliación del muy cercano Ramón y Cajal, otro hospital construido como el culo y separado de la Paz por la M-30, que encima en ese tramo va en trinchera. 

Hay Zendal para rato. Se ha repetido el modelo de las estaciones de trenes "provisionales" con las que ADIF infectó todas las ciudades de España mientras prometía jugosas recalificaciones para pisos en los terrenos desafectados de servidumbre ferroviaria. Esas estaciones "provisionales" ya cumplen décadas, sin que todavía se haya visto ni plantado la primera piedra de la estación "definitiva", exactamente igual que con los famosos barracones en los patios de los colegios públicos. 

Como siempre en estos casos, lo más divertido va a ser ver cómo todos esos medios que hoy se están mofando -y con razón- del Hospital de propaganda Isabel Zendal modularán su discurso a medida que uso como Hospital satélite de otros grandes hospitales -prácticamente todos tienen planes de ampliación- se normalice, todo dentro del teatrillo informativo que es Madrid. Y lo modularán porque volverá el Acto de Fe consistente en decir "la mejor sanidad pública del mundo", "líderes mundiales en transplantes", y toda la mierda goebbelsiana que rodea la Sanidad en este país. Si no fuese así, hoy estarían diciendo que es indigno llamar hospital a lo presentado hoy, pero nadie lo hace. 

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(Relacionado con lo anterior) Esta línea regular de pasajeros va a durar menos que el AVE Toledo-Cuenca, suprimido a los diez meses de su lanzamiento porque iba vacío siempre.

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Con la obra soviética del Túnel ferroviario de Pajares inservible más de una década después de ser horarada, y en gran parte por las tremendas filtraciones de agua, el Estado se pone a hacer más túneles en la zona, esta vez para mejorar la seguridad de los túneles para tráfico por carretera. Lean con detalle la declaración de impacto ambiental positiva, que es una vergüenza cómo está redactada y lo que dice. 

Ya verán cuando caiga el agua a chorretones y por encima de cualquier caudalímetro, y los sobrecostes de una carretera de explotación privada.

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Hay que reírse sin ningún tipo de moderación ante las sucesivos intentos de La Montaña por intentar ser algo más de lo que es. La única región del norte de España que ha considerado necesario hacer un "Museo de Nosotros" (Museo de Cantabria) no ha tenido suficiente, y quiere más. Mucho ojo a los próximos descubrimientos de puertos fenicios, e incluso íberos.

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Maravilloso: la línea 9 del metro de Barcelona acumula ya 5000 millones en sobrecostes. Por supuesto, está sin acabar, y se antoja que todo el tramo por Sarriá también será complicado. Me imagino las grietas en edificios, y los habitantes poniendo querellas millonarias. Si ya ha pasado en el Carmel....

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Lacrimógena historia de whitetrash de la periferia madrileña. Lo más normal de casa, normalizado: divorciada con tres hijos, otro de comportamiento obsesivo-compulsivo manifestado en grafitear, dos adolescentes que queman cosas (y son exculpados por el periodista, al que le parece normal), y un tío de 26 años con un dogo argentino y que mata a golpes a otro. 

Un pueblo como otro cualquiera. Como otro cualquiera de Madrid, quiero decir. 

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En el noroeste de Murcia pueden estar siete meses sin ver ni una gota de lluvia, y eso ya ni es noticia. 

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Es increíble la cara dura que algunos le ponen a la vida: este buscavidas busca la paguita por un recurso emparentable a esos que aducen "contaminación electromágnetica" y similares. Es como de tebeo Bruguera, de Vázquez. 

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Urbanizar, construir, cementar. No importa donde, siempre se presentará como "inversión". 



lunes, 20 de mayo de 2013

Un submarino que no flota como metáfora

Isaac Peral, aladroque
Dentro de los 15 años de Despilfarro los militares, siempre en la vanguardia de la Historia de España, no se arredraron y, dando muestras de su inveterada valentía, se sumaron a la fiesta general. Compras y compras de material bélico por encima de las necesidades de nuestro país, envío de miles de tropas al exterior para ganar una soldada de 3.000 euros por cabeza y bueno, los típicos chanchullos de lo que ha sido siempre una casta privilegiada en cuanto a los mandos.

El muy buen periodista de El País Miguel González ha ido dejando buena muestra de esta trayectoria, todo lo contrario de balística: más bien de derrota. Comparen sino este artículo de nausebunda propaganda a cargo del supuesto experto en terrorismo Barbería con cualquiera que puedan encontrar bajo la rúbrica del elogiado periodista, otro de esos baluartes silenciosos del único periódico de referencia en España, y en las antípodas de los Yoldi, Maruja Torres o Miguel Mora, que ojalá siga el mismo camino de los dos anteriores.

Con Bono al frente de Defensa, España se comprometió a comprar misiles de crucero Tomahawk a EE.UU, quizás para abatir una lluvia de fuego y destrucción a cargo de ¿24 misiles? (más no se iban a comprar, y ya costaban 72 millones de euros) sobre cuatro chozas de negritos con Kalashnikov en el Sahel. Y ya en 2009, quizás porque le sonaban a feo (igual que hizo con las bombas de racimo) Carme Chacón anuló su compra.

Era el inicio de una espiral de renuncias, aplazamiento, empréstitos, créditos y compromisos en torno al tema de la compra de material bélico: como gran parte viene dentro de un consorcio internacional, nos hemos quedado en que el único Ministerio que no ha sufrido los "recortes" es el de Defensa: con la cifra del déficit apuntando al 100% del PIB en tres años, con seis millones de parados, el ministerio de los verde caqui sigue con el mismo presupuesto.

Y para pagar sus juguetitos.

Aquí, y en fecha de 2011, se explica muy bien: España se comprometió en contratos de compra de armamentos  por valor de 31.000 millones de euros cuando acabase el pago, dentro de unas décadas. Igual que la unidad de medida héctarea ha desaparecido en favor de campo de fútbol, para estas grandes cifras también hay que buscar unidades de medida comparables. En este caso, utilizará la T-4 de Barajas: costó 6.000 millones. Se podrían construir cinco iguales con ese dinero de Hazañas Bélicas. Pero mejor no demos ideas.

El 85% de esa descomunal partida ya estaba apalancado con el Partido Popular, igual que pasó con el Ministerio de Fomento. Está muy bien gobernar y presentarse como el mejor Gobierno del mundo -incluso chuleando a Alemania sobre el déficit, cuando se ponía la mano para fondos de cohesión- cuando todo se compra a crédito y comprometiendo la gestión de los futuros gobiernos.

Como se acabó la época de la ilusión del crédito a gogo, ahora toca redimensionar el gasto, lo que en lenguaje llano significa reducir la comprar, anular programas y pedir créditos para pagar créditos. En estas están las FF.AA de España desde hace tres años, afrontando intereses de demora y el precipicio de las increíbles penalizaciones por anulación que hay en el mundo militar.  Es lógico: un tanque o un submarino no es un bien fácilmente intercambiable.

El actual ministro de Defensa, un empresario del ramo, ofrece la zanahoria de "perdonarnos ahora y después os compraremos", difícilmente creíble dadas las oscuras perspectivas económicas de España para los próximos lustros, pero finalmente se ha recurrido a la ya comentada partida presupuestaria extraordinaria,  justificada por el que dirán en caso de darse de baja en los programas multilaterales de armamento.

El panorama, hasta ahora, no difiere mucho del de todos los sectores españoles. Tampoco lo va a hacer con lo que voy a exponer: es simplemente la historia de la chapuza y la incompetencia habitual en este país, muy dado a compararse con Francia o Alemania cuando el dinero corre, pero que cuando el flujo artificial se detiene, se queda como lo que viene siendo desde hace un par de siglos: un extraño híbrido entre África y Europa, que para eso conservamos dos plazas fuertes al sur del Estrecho.

En medio de un casi total silencio, hace un par de meses se decomisionó el buque insignia de la Armada Española, el portaaeronaves Príncipe de Asturias.  No es un buque viejo, al contrario: tenía 30 años, y este tipo de navíos pueden tirar otros diez años. La razón no es otra que la falta de presupuesto: su mantenimiento costaba 30 millones de euros al año, y necesitaba una reforma de 60 millones. ¿Solución? A la chatarrería. E incluso esto da problemas.

No tiene sustituto, porque el contenedor flotante Juan Carlos I, definido pomposamente como Buque de Proyección Estratégica, puede llevar los famosos Harrier del Príncipe de Asturias, pero realmente esta diseñado para nuestro papel en la sociedad internacional: llevar galletitas maría, mantas y deja tus aviones en Rota, que nos interfieren en nuestros sistemas con su software sin actualizar.

Peor aún que perder el buque insignia, y es muy probable que España -teniendo la soberanía sobre dos archipiélagos, por citar una única razón de peso- nunca vuelva a tener un portaaeronaves, es el caso de que, a día de hoy, sólo tiene dos submarinos operativos. Sus sustitutos, que ya tenían que haber entrado en activo, acarrean serios problemas, al margen de los presupuestarios.

Se da de baja al Marsopa, se intenta prolongar la vida del Tramontana, pero la verdad es que el primero de los S-80 padece graves problemas de diseño: es un submarino con sobrepeso. Puede parecer un chiste, pero es un problema gravísimo dadas las características del buque. Si un barco no flota, se puede mantener a flote; si un submarino no flota porque pesa demasiado, se va al fondo en cuanto haga la operación de inmersión. Y un submarino que no puede ir bajo el agua (sub-marine) es una broma pesada.

Los ingenieros que han diseñado el primer submarino contemporáneo español se han equivocado en sus cálculos entre 75 y 100 toneladas, una exageración sin paliativos, aunque sea el 4% del peso del navío. Nadie ofrece explicaciones, no se conocen responsabilidades. En la base del desastre está, cómo no, el orgullo nacional.

En el programa AVE Álvarez-Cascos se empeñó en que fuese un consorcio nacional el que se llevase el contrato de las unidades móviles, adjudicando a dedo a una empresa sin experiencia en la alta velocidad ferroviaria como Talgo el diseño de cabezas tractoras a 350 km/h, cuando en ningún lugar del mundo a finales de los noventa existían.

La exigencia nunca se ha cumplido: los AVE van a 300 km/h en algunos tramos, pero esa velocidad de adjudicación a 350 km/h la han alcanzado simplemente para decir que se puede alcanzar y cumplir el contrato. En Francia sí van a 350 km/h, y se nota en las distancias y el tiempo, los factores clave de la competitivad de ese invento del siglo XIX llamado tren.

El submarino es de la misma época, más reciente, pero se ha hecho lo mismo: adjudicar el contrato en exclusiva a un consorcio español, que ha demostrado su valía y capacidad entregando un buque con sobrepeso: un submarino que se hunde. Y pensaban que lo íbamos a poder exportar. Como el AVE, que se ha vendido a Arabia Saudí gracias a Corinna y bueno, esperemos a ver que tal funciona en el desierto.

Álvarez Junco, en su elogiado libro Mater Dolorosa,  dedica un capítulo metido a calzador a Isaac Peral y las dificultades insalvables que encontró en su época para su invento, llegando a afirmar que quizás hubiesemos ganado la Guerra de Cuba (y Filipinas) de haber hecho caso al murciano y haberse dotado la Armada de entonces con el submarino.

Es una exageración, esta claro, pero el libro trata sobre el relativo fracaso colectivo que fue el siglo XIX español y el ejemplo de Isaac Peral sigue siendo válido. También su invento para explicar este extraño país donde los submarinos se hunden por su propio peso. Por lo menos, los comunistas -y Llamazares es un diputado elogiable en toda su acción política, incluyendo esto- se lo toman a guasa.
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El horrible edificio de Calatrava en Oviedo, del que me ocupé en su momento, esta ahora entre togas y litigios. De momento, ha salido que tuvo un sobrecoste brutal. Nada menos que cinco veces más de lo presupuestado.