
Ahora, a dos semanas vista del Congreso de este partido, ya se ha visto clara la estrategia. Desafecciones públicas -pero ninguna dimisión, el traidor de Elorriaga sigue manteniendo sus puestos- en cadena, siguiendo un guión de goteo continuo, para dar la imagen de que Rajoy está aislado. Los que han ideado la estrategia han lanzado un órdago de altos vuelos y largo recorrido: si Rajoy no cede -y no lo hará: los gallegos se aferran al poder como el naúfrago al mástil, miren los casos de Fraga, Castro o Franco- les quedará el difícil papelón de volver a pedir el voto para el candidato que "no crea ilusión" en 2012. O no.
¿Cien gaviotas donde irán? Como ustedes saben, esta legislatura debuta en el Parlamento un Partido denominado Unión, Progreso y Democracia, más conocido popularmente como "el de Rosa Díez". Esta agrupación recibió el cariño mediático de El Mundo y la COPE, precisamente los dos medios-ariete más ruines en la labor de zancadillear a Rajoy. Se ha convertido en la quinta fuerza más votada del país, y ha logrado un escaño por Madrid, circunscripción donde ha sumado 114.000 votos, la mayor parte desencantados con el PP. Voto universitario -muy expuesto a los mensajes contradictorios-, voto intelectual -el típico que lee libros y escribe "pienso de que"- y voto desencantado. Mucho.
Hay algunas gaviotas que está clarisimo que acabarán recalando en "el partido de Rosa Díez". La más significativa, la licenciada en Filología Bíblica Trilingüe María San Gil. Este partido va camino de convertirse en el azote de la Cámara Baja con su discurso monocorde en torno a la lengua -el castellano- y las víctimas del terrorismo, el ideario político de la diminuta política vasca, capaz de hacer perder al PP local 150.000 votos entre las elecciones de 2001 y las de 2004. Por supuesto, ni se le ocurrió dimitir tras ese brillante logro electoral.
A eso se refería Rajoy cuando, hace unas semanas, decía "yo quiero un partido que integre, que aspire a tener 13 millones de votos, y no un partido pequeño que aspire a tener tres millones de votos". Tal cual lo dijo. Ningún comentarista cayó en la cuenta de que se refería a UPD, un pequeño germen inoculado en la Cámara Baja y que irá creciendo. Gracias a nuestro proverbial sistema electoral, como bien sabe IU, hay una línea que separa el tener muchos votos de tener muchos representantes. La línea son los dos millones de votos, cuando la Ley D´Hondt empieza a mostrar sus beneficios. Como los comunistas solo disfrutaron de estos en 1996, y bajo las especiales circunstancias de la "pinza", ahora les parece mal.
Tiemblen, tiemblen: cien gaviotas que se irán a por los dos millones de votos.
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Por sus libros los conocereís.
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Acostumbrado a vivir de Primer Ministro, con todo pagado, es triste el cambio.