No me apetece hacer una búsqueda exhaustiva, pero a todo lector habitual de El País le sonará la continua campaña de desprestigio sobre Ryanair que realiza el periódico más prestigioso de España. Recuerdo un artículo memorable de hace un par de años donde se asociaban los bajos precios con las bajas condiciones laborales y demás canalladas, continuas referencias a su política de precios, el calendario y todo lo que se les pueda ocurrir.
Ahora Ryanair ha conseguido por fin poner pie en la terminal de El Prat, que le había estado vetada durante mucho tiempo. Eso se traduce en un servicio impagable para todos los residentes y la inmensa masa de turistas que acuden a la ciudad-marca de Barcelona, un destino mundial indudable. Lo que debería ser una noticia de alegria y solaz de cualquier persona de bien se convierte en el enésimo tañido de amargura sobre una empresa que es una bendición.
Antes de la irrupción de las compañías de vuelos baratos propiciada por la política de cielos abiertos implantada por la UE las llamadas compañías de bandera (los piratas también tenían una bandera) cobraban el precio que querían en sus pasajes. Hasta el año 2002 era imposible salir de España por algo que no fuese menos de 200€ i/v a cualquier destino europeo. A cambio, te ofrecían el periódico, una comida de plástico, una bebida y llevar maletas llenas de cosas que no sabes si utilizarías. Por esas cosas que uno no entiende, aunque no quisieses usar ninguno de esos servicios -esto es: si sólo querías volar en avión desde tu origen a tu destino- te cobraban igualmente esas cosas. No aparecía desglosado en el precio, pero repercutía en el precio de venta final: le estabas pagando la ginebra a tu compañero de fila, la maleta llena de apuntes que no leerá al estudiante de la parte de atrás y la mantita que se llevará a casa la señora de gafas.
Ryanair y Easyjet implantaron unas innovaciones que nos vendieron desde el principio que eran una pérdida de nuestros derechos como consumidores, lo cual es una soberana mentira. El mayor derecho del consumidor es poder tener una panoplia de compañías que ofrezcan el mismo servicio, y después que cada uno escoja lo que quiera: la libre competencia. ¿Se acuerda alguien cuando había que ir a una agencia de viajes a que te hiciesen el billete multicopiado en tinta roja? Ahora todas las compañías lo hacen por Internet, otra innovación de estas compañías cuya una política es ofrecer a sus clientes el precio más bajo reduciendo ese tipo de costes imbéciles que había que pagar cuando era ya tecnológicamente posible ofrecer una alternativa más económica.
Y mejor no les hablo de los privilegios que tenían los empleados funcionarios de las antiguas compañías de bandera. Minibuses para llevar y recoger a un único empleado a la puerta de su casa, hoteles de cinco estrellas, billetes gratis para familiares de lejana ascendencia y demás. Seguro que saben ustedes muchos más ejemplos. Y todo subvencionado, porque eran compañías públicas. Todo eso lo pagabamos nosotros en el precio del billete y con nuestros impuestos.
Ahora se incide mucho en que los pequeños aeropuertos que han sido bendecidos por la llegada de Ryanair pagan una subvención indirecta a la compañía, subvención que retorna con creces en forma de flujo de turistas y empleos indirectos. Es más: hay ciudades que han sido puestas en el mapa gracias a Ryanair, porque Easyjet siempre ha volado a los aeropuertos tradicionales. Dando por hecho que la mejor subvención es la que no existe, habrá que conceder que hasta que eso no se produzca, al menos que las subvenciones estén bien dadas, y no me parece que las concedidas en forma de promoción turística a la compañía irlandesa sean de las peores con las que nos tenemos que enfrentar en este país de las 100 películas españolas al año.
Mucha gente en este país sigue manteniendo recelo, basado en la ignorancia, hacia el modelo de negocio de las compañías aéreas de bajo coste. No pasa lo mismo en otros países como Alemania o Reino Unido, a los que en teoría nos queremos parecer y que, paradójicamente, tienen mejores condiciones laborales que aquí, empezando por no tener un 20% de paro. A los habituales tópicos de si tienen esos precios es porque ahorrarán en seguridad -esto daría para un post entero-, lo que es una soberana memez porque cualquier desliz en ese sentido acabaría con su negocio, se añaden fantasías depravadas sobre unos trabajadores esclavizados o aviones que funcionan pedaleando.
Nada de eso. Resulta que las low-cost, por su reciente irrupción en el mercado, tienen la flota de aviones más moderna, como habrá podido comprobar cualquiera al que le hayan metido en una mierda de MD-80 con los que todavía funciona Alitalia o Spanair (ese fue el que se estrelló en Barajas el año pasado), aparatos de 30 años que son una esponja de queroseno y una vuvuzela a reacción. Resulta que los trabajadores no ganan la pasta gansa de los que tuvieron la suerte de emplearse vitaliciamente en las antiguas compañías aéreas, pero ganan honradamente, porque así funciona el mercado: si no lo hiciesen, estarían en un puesto de fruta o conduciendo un camión, profesiones ambas muy honradas pero sin idiomas. No olviden que un azafato de vuelo no deja de ser un camarero a 10.000 metros de altura.
De las leyendas urbanas que más risa me han hecho sobre este tema, y no me resisto a no contarlo, está la que dice que los aviones siempre operan con el mínimo de combustible, y que eso cualquier día les dará un susto. Habrá que verlo, porque ya llevamos diez años y nada de nada, pero no hay que perder la fe. Si operan con el mínimo de combustible es porque este también pesa, y es una carga menos que llevar y por tanto un ahorro de combustible y un mejor precio al pasajero. Además, el combustible no se ofrece en los aeropuertos de manera gratuita como en una gasolinera: se paga, y se paga muy caro. Mejor esperar a acabar la jornada y que el avión repose en su base para ese tipo de operaciones. Lo mismo con el finger -otro servicio aeroportuario cuyas tarifas por hora dan vergüenza- y tantas otras cosas.
Por supuesto que hay cosas que no me gustan de Ryanair. No me gusta su histriónico presidente, aunque le reconozco su mérito; no me gusta la tómbola de sorteos y promociones en los que se convierte el vuelo; no me gustan los pasajeros que debutan, que se quejan de todo y siempre están comparando con las líneas tradicionales, esas que le cobran cinco veces más por el mismo viaje; y no me gustan sus horarios, fruto de haber llegado las últimas y no disponer de los mejores slots de vuelo.
Sin embargo, todo eso se ve compensando por su bajo precio. Se puede volar con poca antelación a una miriada de destinos europeos por precios más bajos que viajar en tren por España entre provincias con tren o bus, ambos también subvencionados. No es una exageración: es así y cualquiera lo puede comprobar. Es algo increíble y maravilloso que ha ampliado nuestros horizontes y en lo que hace diez años apenas podíamos pensar.
Pero ya ven que no a todos les gusta, a pesar de su refrendo popular en forma de uso y disfrute, y de su refrendo empresarial porque el resto de compañías, y no sólo de vuelos, copia su modelo de negocio y gestión. Es gente, y no estoy pensando sólo en El País, que no cree en la libre competencia. O que envidia que otros hayan tenido la idea y la resolución de llevarla a cabo. Muy típico de estos pagos.
Al que no le guste Ryanair, que no use sus servicios. Tiene bastantes alternativas para pagar más por tener su asiento asignado, poder llevar su equipaje "gratis" (esbozo de sonrisa), comer un tentempié carcelario o llegar directamente a su destino sin tener que coger un bus que lo acerque a la gran población. Que lo haga porque puede, pero que piense que antes de la irrupción de este modelo de negocio aéreo sólo había monopolio y tenías que coger lo que te ofrecían sí o sí. Ryanair, sencillamente, amplía la oferta. Y, si me permiten concluir así, la mejora.
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Hombre, pero es que ahí está la clave: poder arañar más dinerillo de aquí y de allá, aunque las infraestructuras no tengan justificación alguna. También hay algo del legendario grandonismo asturiano, mejor ejemplificado en esta noticia y sobre todo la imagen. Esta es la reacción de los vecinos, bastante previsible.
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Del artículo lo importante no son las mezquindades propias del ámbito que se trata, sino la foto que revela la envidiable edad del Doctor.
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Un paso muy importante para que el Don Simón de brick obtenga una puntuación de 95 en la escala Parker. Al tiempo.
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¿Y por qué no se implanta en toda España? Parece de sentido común.
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"La mitad de ellos trabajan" ¿Y cúantos contribuyen a las cargas del hogar? Supongo que un porcentaje muy bajo, porque el auténtico totem de Galicia no es la vaca, si no el coche. Y desde los 18 años si se puede.
12 comentarios:
Un par de cosas:
1) ¿Por qué razones El País carga contra Ryanair?, entiendo que odien a los medios digitales que les quitan el monopolio de la información, pero una compañía aérea no creo que les comprometa su cuenta de resultados.
2)Un avión viejo no significa un mal diseño. Por ejemplo un DC-3 o un B-52 fueron y son máquinas increíblemente confiables. Otra cosa es el desgaste que sufre todo artilugio mecánico y los costos de mantenimiento. Muchos pilotos prefieren los viejos cacharros de toda la vida a las nuevos y electrónicamente complejos Airbus.
Saludos.
a mi ryan me ha permitido hacer viajes que mis padres ni hubieran soniado a mi edad.
aun asi,el tratamiento de ganado recibido en alguna ocasion me ha revuelto las tripas.
de todas maneras las peores experiencias en estos vuelos siempre han sido osbsequiadas por la falta de urbanidad de algun vecino del aire.
creo que lo del pais es por dos razones ademas de las que evocas: desconocimiento y clasismo absurdo.
trabajo en francia y mi jefe en cuyas cuentas mejor no mirar el numero de ceros, viaja a menudo en ryan. alguien se imagina eso de algun cuadro directivo de elpais?
offtopic: me gusta el nuevo disenio. lamento no haber visto el rojo de transicion del que se habla en ciclismo2005 para poder polemizar ;)
saludos cordiales.
En lo de Raynair tienes bastante razón xo tb es verdad q muchas veces no es tan barato como parece xq si le sumas el equipaje -dependiendo del viaje no siempre cabe tdoo en el de mano- los cargos por pagar con una determinada tarjeta y la más surrealista -y la cuento xq fui testigo- querer cobrar una tasa extra por viajar con el NIE en vez con el pasaporte en un vuelo interno, a veces no sale tan baratos. Y luego el tema de los retrasos y cancelaciones q tb tiene lo suyo...
En cualquier caso estoy contigo, lo de las areolinas tradicionales no es ningún chollo y les ha venido bien un poco de competencia.
Por cierto, a mi este blog me parece muy interesante aunq le falta periodicidad
Cuánta razón tienes. Los precios anteriores (o los de las compañías más antiguas) estaban inflados por un montón de costes indirectos consecuencia de la poca competencia. Pero se abrió el mercado y con un quito esto y quito aquello los costes se ajustaron para ofrecer un precio menor. Y el que quiera comerse el bocadillo de york plástico a precio de chapata de ibérico allá él.
Lo de las tómbolas, los perfumes y los cigarrillos sin humo un puto coñazo. Y rebaja aún más a los azafatos. De camareros de altura, quiero decir altitud, a charlatanes de feria.
De todos modos creo que el artículo vale para todas las compañías de bajo coste en general y no solo para Ryanair.
Porque eso es algo que me ha llamado la atención: hablas de “Ahora Ryanair ha conseguido pero enlazas con una noticia de El País de abril ¿?.
Te dejaste la “m” de tentempié.
¿Y cuánto empleo creen que van a traer dos aerogeneradores?
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Pinché tan rápido al enlace del doctor que no leí lo que ponía a continuación. Y precisamente lo que me impactó fue la foto con ese rosario de cincuentañero desnortado.
Por cierto que el gachó tiene página web: www.rubenfigaredo.com
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¿Qué méritos hay que tener aparte de "Queriendo dar una prueba de Mi Real aprecio" para que te concedan la susodicha cruz?
Muy interesante.
Gracias por vuestros comentarios. Darkglam: ni idea, les parecerá que captan el descontento de una parte importante de usuarios. El MD-80 es uno de los aviones más vendidos de la historia, pero ya están viejos y ajados.
Melchor: por lo general, las peores experiencias en viajes las suelen dar los compañeros.
Infierno: gracias. Hombre, todos esos gastos extras al menos vienen desglosados.
Dardo: gracias, ya está corregido. En general el lowcost es una ventaja para el consumidor, se podría hablar lo mismo de las compañías de alquiler de vehículos, una cosa que también antes se asociaba al lujo.
En cuanto a lo de Parker: ser famoso y tener influencia.
Qué manía con vulgarizar las profesiones para restarles importancia: ni los controladores aéreos son agentes de movilidad de los cielos ni los TCPs (Tripulantes de Cabina de Pasajeros) son camareros del aire. Además de ofrecer un servicio de cattering, los TCPs están para atender al pasajero en cualquier circunstancia que les pueda hacer más cómodo el viaje (como cualquier profesional del sector del turismo), pero también para gestionar cualquier tipo de complicación que pueda darse a bordo con el pasaje o con el avión.No sé en Ryanair, pero en Iberia (y otras cías.) hay que realizar cursos periódicos de salvamento y se enseñan técnicas de gestión de emergencias. No estoy diciendo que no pueda acceder todo el mundo, pero que no es una profesión a la que accedas con sólo saber coger las pinzas de los hielos y memorizar pedidos.
Estoy de acuerdo con el primer comentario en que muchos pilotos prefieren los Douglas a los modernos Airbus, pero tb es cierto que la flota hay que renovarla. Una historia cierta: Boing 747 cruzando el charco se queda sin motores y mientras planea los pilotos tratan de arrancarlo como C. Sainz. Lo logran y el pasaje ni se ha enterado. De ahí su desaparición.
No critico el modelo de negocio de Ryanair (bienvenido el low-cost), pero sí algo las condiciones laborales: los cursos obligatorios para ser TCPs de la compañía sólo pueden realizarse en una subcontrata de la misma, cuyo título no es, además, homologable para otras. Y lo tienen que pagar de su bolsillo los aspirantes. Hacer negocio con los propios empleados no me parece ético, aunque esté a la orden del día.
Respecto a los billetes, como antiguo beneficiario de los mismos, decir que la mayoría de los billetes son sin plaza, en lista de espera (a veces se sufría un poco). Aquellos empleados (no todos pueden) que saquen billetes con reserva, se tiene como retribución en especie (con las consecuencias para la declaración). A la compañía le interesa, porque los empleados deben pagar, como mínimo, las tasas (o un 10% o un 50% del billete).Para un vuelo que no ha cubierto todas las plazas pagar al menos las tasas (los costes) interesa mucho a la compañía.Los empleados no quitan el sitio a nadie, sólo cubren los que nadie ha querido.
Respecto a los hoteles, es cierto que la mayoría son de 5 estrellas, pero la compañía tiene la capacidad de negociar precios con ellos.A los hoteles les interesa cubrir plazas lo máximo posible... es el mercado, no?
Y antiguamente, date cuenta que se quiso dar cierta aura de exclusividad a quienes pagaban un billete de avión por motivos puramente económicos y de mercado. Antes, quien se permitía realizar un vuelo, además de realizar el viaje, obtenía cierto prestigio social por la exclusividad de acceso.No digo que fuera bueno, pero la mentalidad de la sociedad valoraba esas cosas.Ahora valora el acceso universal y de ahí el éxito de las low-cost. El mercado nuevamente se adapta a las preferencias.
Y si las condiciones laborales con las que accedieron mis padres fueran las mismas ahora, seguramente sería conductor de avión o camarero del aire...
Por fin un buen artículo en defensa de Ryanair. Solo se suelen leer chorradas (seguramente campañas dirigidas) diciendo que el precio es engañoso y cosas así.
Ryanair está haciendo más por la unidad europea que todos los políticos juntos, al permitir viajar a precios baratos a todos los jóvenes europeos, y a los que no somos tan jóvenes...
A ver, la gente para qué factura maletas? si te tiras un mes fuera vale, pero para estar una semana con una maleta de cabina tienes de sobra. La gente se queja de vicio.
Me interesan las diferentes noticias sociopolíticas. Me gustaría pode conseguir pasajes baratos para viajar a otros países a ver como se vive en dichos lugares
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