La metáfora de la niña de Rajoy no ha funcionado. En su propio partido, donde no abunda precisamente la autocrítica (la gestión del 11-M sigue siendo impecable), lo reconocen sin ningún tipo de reparo. Fue una payasada, más si se contrasta con el discurso durísimo ejercido por el político de 53 años. Se pone a mirar a la cámara, cambia la voz y se pone a desgranar un discurso que no encaja nada con la tradición política española.
Claro, cuando te buscas un asesor de campaña en un sitio tan exótico como México, te pasan estas cosas. Ahí funciona ese discurso de la niñita, de los padres "con casa y trabajo" (como si en España tuviesemos grandes bolsas de pobreza rodeando las grandes ciudades, y cuando digo pobreza entiendan pobreza, que no es precisamente no poder comprar la PSP) y eso de "con cabeza y corazón", como si el rival no tuviese corazón. Rajoy lo leyó a pies juntillas, como un opositor. No daba la impresión de que se lo estuviese creyendo. Cabe preguntarse cuanta gente de la que le rodea conocía el contenido. Y por qué nadie le advirtió de que algunos discursos no son extrapolables, por mucho que nos digan que los que están al otro lado del Atlántico son nuestros hermanos y esas cosas.
Existe el español peninsular y el español que hablan por allá. Es mucho más que el vocabulario, decir chela y está madre o ¿cúal es la onda, güei?. En España, a diferencia de las antiguas colonias o Italia, impera el realismo descarnado. Fíjense en la literatura: El Lazarillo, El Quijote, La Regenta o Tiempo de Silencio, por no hablar de Pérez Galdós. Los ejemplos son miles, también en el cine. Realismo puro y duro, descarnado. Es lo que gusta en España, también en el cine, donde los ejemplos de fantasía son una rara excepción. En las otras latitudes reseñadas más arriba, es justo lo contrario. Hagan su propio análisis.
Siempre están con sueños, metas que alcanzar, el futuro que será mejor y esas cositas que endulzan un vida. En este sentido, el brillante discurso final de ZP ("no puedo prometer que todos triunfen en su vida...") es mucho más creíble, porque nos habla de una realidad más nuestra, y de una tradición que es la española. Y que nadie se espante: se puede hablar de "tradición" y de "España" en la misma frase, porque al fin y al cabo es algo que nos viene heredado, que no hemos podido escoger. Por lo que a mí respecta, siempre preferiré un hidalgo enloquecido que arriba a una fonda con personajes de mala monta que una fábrica de hielo en Macondo, para que me entiendan.
Toda la narración de Rajoy y su famosa niña es de una pasmosidad increíble. De tradición impostada, como implantar la democracia en Afganistán. Y muy poco creíble. La niña ya sabrá "lenguas", porque en España hablan otra lengua 11 millones de habitantes: son bilingües, una palabra que le cuesta mucho conjugar a la derecha. Hablan castellano, no lo escriben muy bien porque cada vez se dedican menos horas a su estudio, pero también hablan otra lengua, que es igual de natal que la otra. Les cuesta mucho entenderlo. ¿Ustedes han visto alguna vez a Rajoy hablando en gallego, a pesar de ser de Pontevedra? Pues no.
"Tendrá un título reconocido internacionalmente". Burdo torpedo a las instituciones académicas españolas. Hay españoles en todas las organizaciones internacionales. Van con su título académico español, no con uno sacado en Internet en las Islas Caimán. Y mejor no hablar de lo de "casa y trabajo" o "orgullosa de pertenecer a esta vieja nación". A mí me dan miedo todos los que utilizan la palabra "orgullo". Más que nada porque lleva implícito que estás por encima de alguien. Por no hablar que suena mejor "joven nación" que "vieja nación", y hay bastantes partes de España que buscan forman una "joven nación".
En fin, la derecha que tenemos que padecer en España y que se articula contranatura en un único partido con ansias hegemónicas. Por cierto, ¿que tal le sentaría a Rajoy que esa niña saliese ácrata y antisistema? Bah, error 404, eso es imposible. La niña saldrá alta, fuerte y del PP. Que orejeras de burro y que poco entender de la compleja realidad de España, ni siquiera que es diferente de México. Ni mejor, ni peor: diferente.
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¿Tan poco entretenimiento ofrece una ciudad grande como Talavera? ¿Tan poco de verdad? El polo rosa manchado de sangre. El bigotillo. La pulserita. El relojito con mucho metal y poco estilo. Las sonrisas. El posado de grupo, como si fuese una cacería. Y los gatos. Hace falta ser un desgraciado, y mira que se perfectamente que es la típica noticia-cebo para decir "es que son todos así". Si y no, porque entre 9,7 millones de votantes cabe de todo, pero qué desgraciado. Por encima de los colores. Del rosa y del azul.
3 comentarios:
Solo dos cosas:
En nuestra tradición al realismo más crudo y total se le llama "esperpento".
En Cataluña no hay 7 mill. de ciudadanos bilingües. Eso es lo que sueñan 400000 miembros de supuestas élites de buena familia (i.e. banqueros, políticos, empresarios subvencionados, comisarios lingüísticos) y los que no se creen, en la capital de la patria, que CiU ganará las elecciones que vienen. Para mal de todos y consuelo de esos 400000.
Baltasar Gracian
Y no te falta razón, no. Entonces, ¿hay que renunciar a que esos ciudadanos sepan otra lengua?
Los ciudadanos tienen derecho e iniciativa para hablar cuantas lenguas puedan. Se enriqueceran como personas y etc. Lo que no está bien es que los comisarios lingüísticos se nutran de los impuestos de todos, y luego, a la vez, se den situaciones como listas de espera de 40 días para iniciar una quimioterapia, etc.
B.G.
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