jueves, 15 de diciembre de 2011

Madrid se londoniza

Típica high street británica, todavía con Woolworths abierto
Con su habitual arrogancia de siempre, Esperanza Aguirre ha anunciado lo que venía planeando desde hace tiempo: la libre apertura comercial los 365 días y las 24 horas de todos los negocios establecidos en la región que domina, Madrid.

Ha sido una escalada paso a paso. Primero se declararon centros comerciales como "de interés turístico" (caso de la pista de nieve artificial situada en Arroyomolinos, Móstoles, a 30 kms. de la Puerta del Sol, o el centro comercial situado en la antigua estación de Príncipe Pío), después se amplió esa medida al entorno de la Calle Preciados, Sol y Gran Vía, no hace ni un año se extendió la libertad de abrir en domingo a otros distritos y, por último, se empezó a barruntar en octubre la total libertad de apertura (incluyendo la nocturna, hasta el momento semi-tabú) "para locales de más de 300 metros cuadrados".

Esta bien explicar esta evolución porque la arrogante y chabacana Esperanza Aguirre fundamenta la medida que quiere aprobar en que "nosotros estamos con la Libertad". Tal cual. Yo también, pero tengo mis serias dudas de que la reptilesca presidenta de la Comunidad de Madrid lo esté: como todos los autobautizados liberales que hay en España, son liberales porque la etiqueta les parece prestigiosa, pero a la hora del libre comercio asoma la pata del lobo. O de la lagarta.

Esperanza Aguirre está a favor del libre comercio. Muy bien. Esta medida está en la base de la prosperidad y el progreso. El problema es que los adalides de esta medida tan sana suelen poner trabas a su libre desenvolvimiento. Ahí está el reciente ejemplo de los comerciantes chinos (toda una institución en Madrid) manifestándose porque no les dejasen vender cervezas ni otras bebidas alcohólicas a partir de determinadas horas.

Un ciudadano incauto pensará que eso está muy bien, porque por ahí se cuela el botellón, la inseguridad ciudadana y Corea del Norte, y probablemente no le falte razón. El problema es que mientras a los comerciantes chinos se les prohíbe vender alcohol a partir de las 22:00, cualquier consumidor puede comprar esos productos de esa hora en adelante en gasolineras (al principio no era así, pero Gallardón lo cambió) y en el VIPS (lo más parecido a un drugstore que hay en España, no en vano el 30% de su capital es de Goldman Sachs), por no hablar de los establecimientos de come&corre que han proliferado por la capital en los últimos dos años, que venden pizzas y, si quieres, también cerveza.

Espe también quiere la libertad para la visión
Pero los chinos no pueden vender alcohol. ¿Ese es el libre comercio que propugna Aguirre? Sí, y que nadie se lleve a engaño. Libre comercio, pero no para todos, lo que de facto -y dada la arbitrariedad del poder político que administra los horarios y las normas- se convierte en un abuso aún más flagrante que cuando no había esa supuesta "Libertad" (¡cómo se les llena la boca!), porque es directamente una discriminación.

La propuesta de octubre, decíamos, de dejar libertad de apertura a comercios de "más de 300 metros cuadrados" era una propuesta antichinos, dado que los establecimientos de este colectivo (que paga sus impuestos y está más controlado que el tendero "de toda la vida", ese que jamás te dará un recibo o un albarán con número de serie) son de un tamaño muy inferior. Es más: era una medida para favorecer la implantación de grandes cadenas (como Opencor, de El Corte Inglés), las únicas que pueden resistir el tirón  y la barrera al libre mercado que supone la traba administrativa de una superficie mínima.

De hecho, los comercios de más de 750 metros cuadrados ya disponían de libertad horaria de lunes a sábado, pero locales de ese tipo son aún más infrecuentes. Con este nuevo giro de tuerca Esperanza Aguirre nos vende más libertad, pero es dudoso que se llegue a palpar. En la operación de propaganda con la que se lanza esta medida no falta el mantra que se repite una y otra vez en estos tiempos: "se crearán 20.500 puestos de trabajo".

Puede ser. Lo que no calcula es los puestos de trabajo que se perderán en el pequeño comercio, que no va a poder aguantar el tirón de las grandes cadenas. Y no sólo el situado en el centro, porque muchos de la periferia se resentirán, dado que los días festivos y de fin de semana en Madrid existe la cansina costumbre -también por falta de otra alternativa- de acudir en masa al centro, dado que es lo único presentable de una ciudad que se vende como próspera y que compite de tú a tú con otras grandes metrópolis, y que todo el mundo sabe que no es así.

De hecho, en el panegírico a sí misma de Esperanza Aguirre no ha faltado esa argumentación: que Madrid quiere competir con Londres o con Tokio (donde también hay libertad de apertura comercial) como destino de compras. De hacerse realidad esto, y desde luego la medida de la libre apertura a mansalva lo va a propiciar, Madrid perderá sus señas de identidad.

En francés existe un término muy divertido para definir a esas ciudades donde las principales vías comerciales están llenas de franquicias, que como es sabido estandarizan el consumo y te puedes comprar el mismo jersey en el H&M de Roma que en el de Berlín. Los franceses, muy amantes de lo suyo y de la petit boutique, califican el fenómeno de "londonización".

Así es: la capital británica tiene todas sus high streets (las calles comerciales con espacios destinados a este uso, el resto están desiertas) copadas por las mismas grandes cadenas, en una monotonía y atonía desesperante. Da igual en qué parte de Londres estes, que ahí estará tu HMV, el Boots, Subway o la cadena de librerías esa que siempre tenía la oferta de 3x2 en paperbacks, que acaba de quitar porque se hunde. Y lo mismo en Manchester, Bristol, Leeds, Glasgow o donde quieran.

Linwood, periferia de Glasgow
El fenómeno es tal que existen hasta clasificaciones sobre las ciudades más londonizadas y las que menos, algo que se suele vender ¡cómo atractivo turístico!, porque tienen sus pequeñas tiendas o, sencillamente, porque vas a encontrar algo diferente a las manidas high street y sus franquicias repetitivas. En Escocia, por  meter un ámbito geográfico concreto se puede encontrar Dumfries (la ciudad más londonizada) y al mismo tiempo Edimburgo, la gran ciudad que conserva más comercio local...y más actividad y encanto, pero lo que más abunda son sitios como Linwood, con el comercio de todo tipo arrasado y nombrada este año la ciudad más fea.

Nada de esto ha servido como ejemplo. Esperanza Aguirre se fija en Londres y Tokio, nada menos. En Tokio son limitados los distritos abiertos 24 horas: Shibuya y alguno más. En Madrid va a ser toda la Comunidad. En Reino Unido abren las 24 horas algunos comercios de indios -los equivalentes a los chinos- y el Wall-Mart, la mayor empresa del mundo de distribución y que opera en Europa con otro nombre.

La libre apertura comercial aplicada como café para todos (algo que al final no será así, ni mucho menos: ya verán como hay trabas al libre comercio) agravará los problemas que pretende solucionar, cuando podría ser una política muy útil de ser aplicada en determinados distritos desfavorecidos, que así conseguirían atraer  actividad comercial y movimiento. Sin embargo, Madrid ha preferido Guateque para todos.

Madrid tardará muy poco tiempo en londonizarse. De hecho, ya huele permanentemente a comida de comer&correr, y calles como Fuencarral ya son todo un muestrario de franquicias repetidas y donde sólo sobrevive el comercio tradicional en manera de tres bares y una empresa de placas grabadas en metal. Las grandes ciudades cada vez se parecen más entre ellas, y aquellas que sepan escapar a esta ola de supuestas ventajas para el consumidor conseguirán atraer un mejor turismo, radicar mejor su población y ser, en definitiva, ellas mismas. No será el caso de Madrid, ciudad históricamente maltratada por su clase dirigente.
***
Una retroexcavadora en un yacimiento neolítico. Tras el susto inicial, todo se comprende viendo la responsabilidad de Vitorino Alonso, al que todavía se califica como empresario minero cuando, si es empresario, es de cazar la subvención pública. 

21 comentarios:

tirkha/MAP/Miguel Angel dijo...

solo por matizar: en carrefour no te pueden vender alcohol a partir de las 22h... como en los chinos. No sé si en el vips o las gasolineras podrán.

Sergio dijo...

Ok, lo cambio ahora.

Anónimo dijo...

Sergio,

"...se convierte en un abuso aún más flagrante", no *fragante*

Anónimo dijo...

tampoco en el VIPS ni en ningún otro centro comercial llámese opencort o badulaque

jefe dijo...

Muy buen post, te felicito. Especialmente el último párrafo me parece una reflexión muy lúcida. Por otr lado, creo que donde dices "fragante" querías decir "flagrante".

krompowsky dijo...

en el caso de Madrid, londonización+peatonización. Algo que daría que hablar para otro post: el nuevo diseño urbano de Madrid.

libertad a los chinos ya!

Anónimo dijo...

En este documental:
http://en.wikipedia.org/wiki/What_Would_Jesus_Buy%3F

Hay una escena en la entrevistan a un tendero de USA.¡Que es escalofriante!

Edu

libertino dijo...

Por favor, aclaren lo del alcohol porque todo el artículo se fundamenta en eso. Si ningún establecimiento puede vender alcohol a partir de las 22:00 horas el post no tiene base. Otro asunto es la londonización o no de Madrid. El comercio tradicional se muere porque lo tradicional no vende, no porque se permita abrir 24 horas.
Sergio, ¿porqué ahora defiendes a estos autónomos, chinos o capuchinos, que no hacen factura? A mi no me dan pena, de hecho los menús del día siguen a precios de burbuja y eso que han echado al camarero latino.

Anónimo dijo...

Tiene guasa lo de los franceses poniendo motes de "londonización", como si no conociéramos la existencia de los suburbios de París. Y digo suburbios en su sentido estricto español, con connotación negativa, y no como los 'suburbs' residenciales de clase media y alta que hay en Los Ángeles o Nueva Jersey.

Anónimo dijo...

"Madrid perderá sus señas de identidad"

¿Y qué señas son esas?

Sergio dijo...

Gracias por vuestros comentarios. Libertino: no, no, el tema central es la londonización de Madrid, y me apetecía resaltar que siempre que se vende libertad de comercio absoluta suele haber trabas, puestas por los mismos que preconizan lo de "yo estoy con la libertad".

Sin salir de Madrid, hace unos pocos años Gallardón prohibió abrir a una tienda de artículos eróticos en la Gran Vía, que llevaba funcionando bastante más años que otros negocios que están fomentando. Y antes de que salgas con el argumento moralista: los artículos eróticos tienen la misma libertad de comercio que los cirios y las alcachofas.

Yo defiendo a los autónomos que hacen factura y que pagan sus impuestos. Los chinos lo hacen; de hecho, hasta tienen caja registradora, algo que todavía es bastante escaso en el comercio de barrio tradicional. Al autónomo que defrauda y después pide subvenciones, no.

Anónimo: "londonización" se refiere a la proliferación de franquicias y la estandarización del comercio urbano, no a cuestiones relativas a seguridad, como parece que apuntas con esa referencia a las "banllieu". Y si te apetece comparar, la periferia de Glasgow puede competir de tu a tu con cualquier banllieu. Eso sí, ahí no son musulmanes, simplemente white trash de antigua clase obrera, ahora con los benefits.

Anónimo: hombre, una ciudad que tiene en su plaza principal un neón de un vino fino de Jerez...pues es lo que es. Casualmente, en el mismo edificio se va a instalar una macrotienda de Apple. No se si me explico.

Anónimo dijo...

Mi referencia a las "banlieus" no iba tanto en el plano de la seguridad o de la procedencia de sus habitantes, como tú dices, sino en lo relativo al tema del post: el comercio urbano (titular) y la degradación urbanística (foto de Linwood).

Hablas de la "petit boutique" francesa en el post, y quería confrontar esa "superioridad" de la que les gusta hacer gala a los galos cuando se comparan con los anglosajones (UK, USA o lo que pillen) con esa otra realidad (no solo de seguridad, también comercial), bastante menos "cool", o "chic", pero que ahí está para quien quiera verla. Que no todo es Costa Azul, el Loira, Annecy o Campos Elíseos.

Anónimo dijo...

Hombre, también dirían que se perdían las señas de identidad madrileñas (o "las esencias", si nos ponemos castizos) cuando colocaron ese neón. Se perdió el Madrid de los Austrias por el neón jerezano, y ahora se pierde el neón jerezano por los tablets californianos.

Sergio dijo...

Gracias por vuestros comentarios. Anónimo: evidentemente, no todo es la imagen de postal con los botes de mermelada con la tela ajedrezada en la tapa. La degradación urbanística viene muy aparejada a esa pérdida de comercio y arraigo, no te digo ya cuando la barriada se planifica sin comercio o locales.

Anónimo: ¿el Madrid de los Austrias? Pero si ahí nunca hay nadie...

Borf dijo...

Respecto a lo de los impuestos que pagan los chinos, algo que he oido varias veces (habitualmente de boca de autónomos o pequeños comercios, tachándolo de competencia desleal) y no he encontrado nunca una confirmación oficial (bueno, tampoco he buscado tanto) es que si que pagan sus impuestos religiosamente, pero luego el estado chino se los reintegra, como forma de fomentar la emigración y la emprendeduría china allende los mares.

¿Alguien sabe algo acerca de esto?

Sergio dijo...

Joder, como leyenda urbana tiene las características (incluida la fuente)básicas para tener éxito, pero no tiene ni pies de cabeza. Son extranjeros que realizan una actividad económica en España, por tanto pagan impuestos en España, no en China.

Anónimo dijo...

Para lagarta...Diana la de V, y no la Espe, que no deja de ser una imitadora de media escama.

Niandra dijo...

El centro de Madrid vive una alocada carrera de pérdida de identidad desde hace tiempo. Por un lado se vive este inenarrable proceso de "londonización" en el eje Carretas-Puerta del Sol-Preciados-Gran Vía-Fuencarral y en sus alrededores hay un número de procesos de gentrificación diferentes entre sí. La transformación del barrio de Chueca ya es un hecho consumado y el pequeño comercio es un éxito en la zona, apoyado por una realidad social concreta. Sin embargo, Carretas, Atocha y Lavapiés han caído en una degradación casi total, existiendo gran cantidad de inmuebles en la línea de salida de la especulación (Edificio Casablanca o varios inmuebles de Atocha) y rozando la exclusión social. Tanto en Lavapiés como en la zona rodeando a la Calle de la Ballesta se pueden ver negocios exclusivos o con aspiraciones "artie" al lado de verdaderos desastres sociales. Son ejercicios de modernización artificial e incompleta, cuyo destino final se ve fielmente ejemplificado en Malasaña, donde existen miriadas de tiendas cool, pero apenas hay tiendas de alimentación, supermercados o comercio que te permita hacer la compra diaria.

Supongo que el envejecimiento de la población en el distrito centro y la abundante cantidad de infraviviendas en zonas determinadas o los altos precios de las viviendas decentes hayan contribuido a la situación actual, pero habitar en este área de la ciudad es un verdadero milagro.

Borf dijo...

Pues sí, al final con una simple búsqueda en san Google más o menos se aclara la cosa. El siguiente enlace me ha parecido el más documentado...

http://vivenciasvarias.blogspot.com/2010/01/los-chinos-si-pagan-impuestos.html

krompowsky dijo...

Bueno, parece que que levantan la restricción a los chinos, pero se mantiene el horario de venta

http://www.lne.es/espana/2011/12/19/madrid-eliminara-licencia-especial-vender-alcohol/1173400.html?utm_source=rss

Anónimo dijo...

Lo de los chinos viene de largo... El zoning americano viene de los 'problemas de salubridad' que generaban las lavanderias chinas...