lunes, 11 de abril de 2011

El combustible de la basura, basura de combustible

En una reacción en cadena perfectamente lógica, el desastre de Fukushima ha empezado una serie de reflexiones e informaciones relacionadas con la energía nuclear. En Japón, mientras tanto, ya se habla que van a ampliar el área de exclusión en torno a la central, y que TEPCO va a construir "un muro de acero" para impedir los vertidos radioactivos al mar.

Todo suena muy Biomán o Power Rangers, pero parece que, acostumbrados al horror cotidiano de una catastrófe natural agravada por la codicia de la empresa electrica que explotaba la central -y que intentó salvar a pesar de lo irremediable de la situación- y que dista de solucionarse. Ese muro de acero, ¿no serán unas placas dejadas caer por un helicóptero? Si no es así, no me imagino como lo van a poder hacer, supongo que con la misma técnica con la que anunciaban en los felices setenta las bondades de la nueva central, en un video que provoca escalofríos.

El Independent -es un poquitito mejor que The Guardian, y no publican tantas mongoladas de ingleses- publica hoy un interesante reportaje sobre el problema de los residuos nucleares británicos. Al parecer, en la planta de Sellafield -"el mayor almacén de plutonio del mundo"- pretendían dar un nuevo uso a esa basura nuclear fabricando el combustible MOX, el mismo que la francesa Areva había conseguido colocar de manera experimental en el reactor 2 de Fukushima, y que ya ha salido al exterior en una cuantía y dispersión no precisada.

No se preocupen: sería la propia empresa francesa, que emplea a 60.000 personas, la responsable del combustible, y no la tecnología británica. El problema de los residuos nucleares es que se siguen acumulando y bueno, de momento no se conoce mucha salida. La propia planta de Sellafield se inició hace 20 años y, en el mejor de los casos, conseguirá vender su primer MOX a finales de esta década. Para el tiempo nuclear quizás no sea tanto, pero si para una empresa y una viabilidad de negocio.

¿Negocio? Ah, que en todos estos asuntos de lo nuclear y su duradero legado se obvia comentar que la basura nuclear se trata con fondos públicos, aunque las plantas las operan empresas privadas con pingües beneficios. Sólo en la planta de Sellafield se habrán gastado 6.000 millones de libras, que en lo dilatado del tiempo se podría calcular en más de 9.000 millones de euros. De momento, ya se han fundido 1.300 millones de libras. Recuerden que estamos hablando de dinero público, siempre ajeno a la lógica empresarial.

Según un wikileaks, los americanos consideran la planta uno de los mayores fracasos en la historia de la industria británica, con unos costes anuales de mantenimiento en torno a 90 millones de libras e, insisto, sin poder colocar nada de su supuesta producción de MOX, ese combustible reciclado que iba a acabar con el problema de los residuos y también con el del combustible nuclear, cuyas reservas sólo están garantizadas para los próximos 60 años.

Vamos, que una planta nuclear funciona 40 años dando rentabilidad a una empresa privada, mientras que el Estado tendrá que asumir con el coste de los residuos durante bastante más tiempo que esas cuatro décadas, siempre susceptibles de prórroga. ¿Y con que paga el Estado? Con nuestros impuestos, claro. Y en España, por partida doble.

Mientras Sellafield actua de almacén de todos los residuos nucleares británicos (una pequeña parte también está en el aisladísimo reactor de Dounreay, cuyo desmantelamiento da de comer al encantador pueblo de Thurso, y lo hará durante ¡treinta! años) en España tenemos nuestros residuos radioactivos en las piscinas de las centrales nucleares, esperando que algún día se aborde lo del Almacén Temporal de Residuos (ATC).

¿Todos? Nooooooooooooo. En España ya se desmanteló Vandellós I tras el incendio de 1989 -el segundo mayor accidente nuclear en Europa tras Chernobyl- y ¿dónde se envió la basura nuclear, una vez cerrada la piscina, que es a su vez también basura nuclear? Pues a Francia, a que lo gestionase Areva, que nos cobra la cantidad de 64.900 euros ¡al día! por esas toneladas radioactivas.

Está bien recordar estas magnitudes -gracias a este magnífico artículo de Miguel Ángel Noceda- en esta época de ataque al supuesto despilfarro de la clase política en viajes o pensiones. Que no olviden que cuesta más el AVE a Huesca, que no lo cojen ni las cabras, las titulaciones universitarias zombies o este desastrosa gestión de los residuos nucleares que cualquier asunto de coches oficiales o cenas de gala. Pero bueno, ese es otro tema: el inquietante auge de la antipolítica y el antiparlamentarismo, que cabalga a lomos del populismo y la demagogia.

En total, habremos pagado a Francia -Areva es una empresa publiquísima, y brazo fuerte de la grandeur de medio pelo francesa- durante cinco años 118 millones de euros por unas residuos que, por inoperancia política, no sabemos donde meter. Aquí se mezcla el más genuino espíritu NIMBY (not in my backyard) con el oportunismo, la inoperancia del principal partido de la oposición -cuyo principal programa político es la indefinición- y la simple majadería española.

Fíjense en estas dos frases del artículo elogiado y enlazado: "Enresa cuenta con un fondo de más de 2.900 millones de euros que ha ido acopiando por el canon impuesto a las eléctricas. Tanto la multa como la inversión corren a cargo de Enresa y, por tanto, no computa en los Presupuestos del Estado, lo que puede explicar la actitud actual de mirar a otro lado del Ejecutivo". La primera frase habla directamente del dinero incautado a los ciudadanos para gestionar los residuos de una empresa privada, por no hablar de la moratoria nuclear que pagamos mes a mes en el recibo de la luz. Eso sí, el periodista no lo dice explícitamente, a saber por qué. Quizás no le parecía el tema, aunque están íntimamente relacionados.

La segunda frase incide, por su parte, en la artimaña legal española, la misma que hace que los 6.800 millones de euros que debe el ente parasitario de RTVE tampoco computen como deuda. Albricias. Después pasará lo que pasará -lo de Grecia, lo de Irlanda, lo de Portugal- y descubriremos de bruces que aquí también hay pluses para empleados que llegan a su hora, bancos muertos en vida que computan como activos lo que son ladrillos inertes, y pueblos enteros cobrando pensiones de invalidez.

Si todo eso pasase, por lo menos que tengan decidido el ATC. No será tampoco tema de campaña política, porque el PPSOE pacta previamente que haya temas que no se tocan en campaña, y es mejor hablar de cuanto robas tu, cuanto roba el otro, el precio de los tomates y fumarse un puro. Como todo es susceptible de empeorar, seguro que alguno de los candidatos aprovecha las elecciones para decir algo así "hagamos de la basura el combustible del futuro", citando el MOX sin citarlo. Ah no, que eso es la biomasa y las "energías renovables y sostenibles". Malo es el momento en que descubrimos que la basura es combustible. Acabáramos.
***
Así es El Mundo, parece que los periodistas que trabajan dentro les extraña. "Sostres escribió un artículo inicial, pero desde El Mundo se le llamo para decirle que si lo quería publicar tenía que modificarlo. El resultado es el artículo publicado hoy en el periódico". Ojo, el artículo publicado estaba modificado, y creo que se nota porque está medido y calculado, pidiendo disculpas continuamente por lo que está diciendo, y sin embargo continua en el empeño.

En todo caso, ya les digo que lo que más me sorprende de la noticia es la reacción de los trabajadores de El Mundo, como si no supiesen perfectamente donde están trabajando...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

muy divertido el modelo económico de socialización de costes y privatización de beneficios. Asi no me extraña que algunos afirmen que la energia nuclear resulta barata.
Lo del AVE en Aragón es todo un homenaje a Buñuel. Ahi tenemos esa estación en Calatayud (ciudad de 21.000 habitantes). Menudas turbas bajamos en la parada. No me quiero imaginar los que deben bajar en Tardienta (Huesca, 1000 habitantes, comarca de monegros, densidad de población 7 habitantes por kilometro cuadrado aprox.).

Sergio dijo...

Gracias por tu comentarios. La estación de Zaragoza-Delicias tiene las dimensiones de una genuina obra soviética. Lo del hotel (vacío, claro) mirando a las vías me impresionó profundamente.

Anónimo dijo...

Sergio, no sé si ya habrás cerrado los comentarios de este post, pero quisiera dejaros un artículo que hace una diferente y brillante reflexión (a mi parecer claro) a propósito de ese personaje llamado Sostres.

http://bloguionistas.wordpress.com/2011/04/14/la-edad-del-melodrama/

Un saludo, Carlos.