Forma parte del grupo Almuzara, la editorial que tiene Manuel Pimentel, aquel wannabe del aznarato que se piró al final de la Primera Legislatura de la Reconquista de España, y que también dejó preñada a Alicia Sánchez-Camacho cuando ambos tenían compromisos matrimoniales con otras personas ajenas a su intercambio de fluidos. Pimentel, el mismo que no pagaba a sus autores por premios como el Hotel Monasterio San Miguel Puerto de Santa María, y si no creen que haya podido existir un premio así, compruébenlo aquí.
Almuzara y Guadalmazán forman parte de la industria cultural andaluza, en la que no hace falta abundar mucho. Viven de la compra pública de ejemplares, y compran manuscritos de autores que jamás podrían publicar en ninguna otra editorial, porque estas buscan el rédito económico. El resultado se nota, y solo así se explica un libro como el que es objeto de este post.
De entrada, un tomo de más de 800 páginas y que se titula Historia General de la Agricultura. De los pueblos nómadas a la biotecnología demuestra ambición y un bastante buen reclamo para el lector, a pesar del disparatado precio de 44 euros de vellón, tan típico de la edición española. El autor es Jose Ignacio Cubero que, adivinen qué, es profesor de Genética y Mejora de plantas en la Universidad de Córdoba, la misma ciudad que la editorial.
A pesar de su pantagruélico título, el primer chaparrón de realidad llega con el índice, donde los 26 capítulos tienen abundantes subíndices, algunos realmente rebuscados, cuando no todos. Y, como era de temer en un producto de la universidad española y afrontado a la edad de 80 años, la parte de la prehistoria prevalece ante todo -más de la mitad del libro- y al siglo XX dedica únicamente ¡las últimas 50 páginas!
Es como volver a esas clases de Historia contemporánea donde el profesor dejaba la lección, a final del curso, al borde de la Guerra Civil o con la fundación de la ONU, y se excusaba diciendo que no había tiempo para más, después de haber perdido el año académico en explicar batallas de Mambrú o, en este caso, controversias bizantinas sobre la fundación de las ciudades o las lenguas arawak.
El libro es un disparate de principio a fin, y cuelga sobre toda la lectura la impresión de que son apuntes de clase empaquetados, porque la seguridad de que va a acabar siendo el libro de cabecera en las facultades agrarias de Andalucía no me la quita nadie: al final de cada capítulo hay un resumen (llamado "visión de conjunto" por prurito editorial) y hasta tablas de fechas presentadas educadamente como "algunas fechas", que no son más que apelotonamientos cronológicos de hechos históricos de dudosa relación con el tema del libro.
Pero bueno, ¿no cuenta nada relevante en 800 páginas? Depende lo que se considere relevante. A la síntesis del amoniaco de Faber le dedica apenas una línea, pero los descacharrantes pies de página abundan en cosas como que "Plinio adjudica a Apicio" la descripción primigenia del foie-gras, o que "San Juan Bautista se alimentaba de langostas y miel silvestre (...) Le faltaba algo de fibra para una dieta equilibrada". ¡Caray para una Historia General de la Agricultura! ¡Que descenso al detalle intranscendente, y qué desprecio por los momentos copernicanos!
El libro, a estas alturas, ya es una chirigota. Carece de índice onomástico -si intentan buscar la mención a Faber lo tendrán que hacer a ojo-, pero tiene un capítulo final titulado "Plantas" que no es más que una relación alfabética de nombres comunes y su correspondiente en latín según Linneo y una bibliografía de seis páginas -para un libro de 800- dividida en tres apartados: "Obras de carácter general", "Obras de autores antiguos" y "Obras de referencia", que escasamente se citan en las páginas del libro.
Será para el alumno que quiera aumentar conocimientos. Confirmando su carácter de manual y para que no se haga bola a los catetos que lo tengan que leen por obligación para pasar el trámite académico, jalonan el volumen grabados y fotos de temas agropecuarios, muchos de ellos a ¡doble página! y sin relación alguna con el capítulo o el periódico histórico en donde se encuentra en ese momento el volumen.
¡Y qué decir de la redacción! Caótica es poco. El autor va adelante y atrás, hace chistes de gracejo dudoso y frases que desatan la carcajada en mitad de la noche, lo que no es poco: "No sabemos cúal fue la primera parcela sembrada, si es que alguna vez hubo una "primera"" (pág 227), o un excurso sobre la mujer y la cocina que me produce vergüenza reproducirlo aquí (pág 446). Por supuesto, abundan los modismos como "Muchos dirán" (¿Quienes? Qué vergüenza en un autor universitario), palabras de moda como globalización (mundialización, que sería más adecuada en gran parte de la obra, apenas se usa) y los pruritos típicamente españoles, como demostrar que las Hawaii fueron descubiertas por un compatriota, y no por Cook. Pena que no haya ninguna referencia a Gibraltar.
A ver, editorial cordobesa, autor cordobés, tema agricóla. ¡Sí! ¡No podía faltar el olivo! El libro está salpimentado con paratextos que interrumpen el esquema para entrar más en detalle -es un decir- en plantas en concreto o temas, llamados "recuadros". Bien, el olivo lo hace ¡cinco ocasiones!, en vez de unificarse en una sola, y en el último de ellos (epígrafe 24.5.4.1.1, ojo al dato) empieza así:
No podía faltar en un libro de Historia de la Agricultura escrito en España un pequeño recuadro dedicado al aceite de oliva. Hoy lo superan en volumen y en conocimiento universal otros muchos aceites (...) pero ninguno es un zumo de fruta como lo es el aceite de oliva de primera extracción¡Ea! Va siendo hora de acabar esto. Alguno recordará que en el subtítulo del libro se citaba la palabra biotecnología, que aparece en la portada del libro. Bien, le dedica dos páginas que podrían haber sido redactadas por un iletrado, básicamente el improbable consumidor final de este libro. Y recuerden el cargo académico que ocupa el autor.
Desde hace algunos años, como fruto del avance de la sociedad española y la pérdida de complejos que tan bien nos podría explicar Pimentel, el mundo editorial español propone obras con las que contaban desde hacía décadas las otras grandes culturas nacionales del mundo: desde atlas históricos sobre la industrialización hasta compendios generales de cualquier rama del saber. ¿Si fuera lo hacen, porque aquí no? Bueno, porque lo hacen mejor y no estafan al lector con un título falso y un desafío intelectual formidable afrontado por alguien de 80 años. Lo que era un viaje a través de la historia de la humanidad por medio de uno de los saberes que la definen termina siendo un retrato de un país, una época y una región.
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Fantástica entrevista a la creadora de Quilette.
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Muy interesante a lo que ha llevado la búsqueda de petróleo: un campo de explotación a 260 km de tierra firme y a 2000 metros de profundidad. Y funciona.
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El primer Ministro de Japón visita Darwin en el 75º aniversario del bombardeo nipón sobre la ciudad australiana. En aquella ocasión reventaron los depósitos de combustible, obligando a construir unos subterráneos que nunca se llegaron a usar. El expansionismo chino hará de este lugar del mundo un sitio clave a medio plazo.
6 comentarios:
Felicidades por el post.
¿Cuánto lees al día? Parece difícil seguirte el ritmo.
Un saludo.
Va por temporadas. Ultimamente he estado pachucho y siempre es beneficioso para los libros en espera. Siempre se lee menos de lo que se quiere.
Un libro bueno han publicado:the wee free men decterry pratchett
¿De qué va?
ahh,y solo editaron esa novela,las demas estan en plaza janes,fanctasy(escribo de memoria)
no se debe haber publicado la respuesta,pertenece a mundodisco,de terry pratchett,ami parecer una saga de 40 libros extraordinaria(hay algun bajon) en la que te ries y te hace pensar a partes iguales.Prueba a leer alguno(mi recomendacion es empezar por el color de la magia,que es el primero y llegar hasta hombres de armas,sui ahi no te ha enganchado,olvidate)
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