jueves, 9 de diciembre de 2010

Fenomenal cortina de humo

¿Cúal fue la noticia del viernes para la inmensa mayoría de la población? Seguramente contestarían, sin dudarlo, que la huelga no convocada realizada por los controladores aéreos, que dio pie a que los periodistas tuviesen carnaza en pleno puente -momento bajo de noticias-, con ese tratamiento informático de refugiados kosovares otorgado a los viajeros retenidos.

¡Qué digo retenidos! Se llegó a leer secuestro o extorsión, e incluso en La Sexta  sacaban páginas de Facebook tan originales como Me cago en la puta madre de los controladores, de gran calado informativo. No hay otro colectivo que agrupe tanto los odios interpartidistas como el de los controladores aéreos: nunca la derecha y la izquierda estuvieron tan unidos. Son el perfecto chivo expiatorio para todo, por si alguien tenía alguna duda después de la persecución de típico corte estalinista que empezó hace seis meses Pepiño Blanco, deleitándose en explicar los sueldos de los más favorecidos y señalando con el dedo.

Reparen en que en junio, durante la huelga del Metro de Madrid, estos huelguistas eran buenos para la izquierda, porque se oponían a Esperanza Aguirre. Es el mismo tipo de huelguista, el que tiene acceso a un sector clave que puede paralizar con su no asistencia al trabajo: unos van en raíles y otros van en motores a reacción, pero uno y otro obtienen diferente tratamiento. Por ejemplo: a unos los militarizan (¡con que regodeo se deleitaban en explicar las sanciones y la medida! ¡Qué miedo!) y a otros no. Unos dejan paralizados a 600.000 usuarios en los cálculos más desorbitados y otros a 3.000.000.000, pero parece que es más importante las alas que los vagones de metro. Distinta tabla de medir, que lo llaman.

Sin embargo, no es el tema de hoy. Como recordarán, el presidente del Gobierno no acudió a la Cumbre Iberoamericana porque el quería asistir al Consejo de Ministros del viernes, dadas las importantes medidas a tomar. Atención: la cumbre que se saltó Zapatero es de las más importantes citas internacionales anuales, y la primera vez que faltaba el Presidente del Gobierno español. En teoría, no se supo lo de la huelga secreta de los controladores hasta las cinco de la tarde, pero ZP ya había anunciado tres o cuatro días antes que no iría a la cumbre. Y todo por el Consejo de Ministros de marras y "las medidas de economía sostenible" que se iban a aprobar, no por la huelga.

Aquí llegamos al primer asunto clave. ¿Hay alguien que se crea que el Gobierno no sabía lo de la huelga? ¿Que no lo sabía Rubalcaba Sitel? Venga ya: es imposible coordinar a los 2.500 controladores aéreos que hay en España sin que nadie se entere, y más cuando estamos hablando de un colectivo especializado en montarla en momentos clave como el puente de cinco días de Diciembre. Ofende al sentido común que no los tuviesen vigilados, máxime cuando ya habían anunciado posibles medidas de este tipo desde el centro de control de Santiago de Compostela, o sencillamente viendo la condiciones leoninas que les ha impuesto el Ministerio de Fomento y la camino-de-ser privatizada AENA.

Esta claro que el Gobierno lo sabía. ¿Por qué no se informó? A saber. A mí lo que me preocupa es que nadie más se haga la pregunta o vea la concatenación de los hechos. La medida huelguista, en todo caso, le ha venido de perlas al Gobierno. Aquí llegamos al segundo punto clave: ¿qué pasó en el Consejo de Ministros del viernes? Pues pasó algo que hubiese sido la noticia del día, del puente y de las Navidades, el tema de conversación preferente en bares, medios de transporte y hogares familiares. Un tema que, aportunamente sepultado bajo toneladas de información-basura ("Ahora vamos a entrevista a esta familia que se ha quedado sin viaje a EuroDisney", "Vemos como la UME reparte mantas y bebidas calientes") y un Rubalcaba de nuevo superstar (hasta conferencia de prensa a las dos de la mañana: Rubalcaba kaiser, Rubalcaba El Eficiente, Rubalcaba ra-ra-ra) ha pasado completamente desapercibido.

Para mí esta es la noticia del viernes. El Consejo de Ministros dejó establecido que el próximo 28 de enero habrá reforma de las pensiones con acuerdo o sin el. Lean bien la frase: sin Pacto de Toledo ni otras zarandajas, porque este pacto tenía previsto pronunciarse avanzada la primavera. El Gobierno no puede esperar: manu militari -una vez más: una vez que se abre la puerta y se crea un precedente es difícil volver a cerrarla- en un tema clave de esta sociedad del bienestar creada en los últimos 50 años en el contexto europeo y que muchos daban por eterna y, peor aún, como si hubiese existido siempre.

Afortunadamente para Rubalcaba Sitel, su imagen anunciando esta impopular medida -es lo que tiene ser Portavoz del Gobierno: no siempre vas a dar noticias buenas y favorecedoras para tu imagen personal- no apareció en ninguno de los informativos que la gente consumió masivamente durante las 24 horas de huelga, y cuando ya pasó el revuelo todo estuvo olvidado. Perfecta cortina de humo, una más.
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La España muy profunda. Cavernosa. Por cierto, en aquella película de los noventa titulada Airbag salía una escena muy parecida: gallegos, Guardia Civil y putas. No son términos que ponga yo al tuntún: están en la noticia titulada "Uniformes en el burdel". Algunas líneas son fantásticas: "un guardia civil jubilado que era propietario de un burdel", "red de tráfico de mujeres, drogas, armas y explosivos, quizás con dos muertes a sus espaldas", "Pero lo más llamativo es que ni siquiera la oposición aprovecha la ocasión para echar leña al fuego" y "Nadie en Lugo veía extraño que estos burdeles patrocinasen eventos deportivos y hasta fiestas patronales en la ciudad y la provincia". ¡Y todavía hay gente que lo flipa con The Wire y quiere ir a Baltimore!
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Un partido nuevo, joven y democrático.
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Todo vale en el PP catalán para captar reductos de voto ya explotados por gente como Anglada en su momento. A tenor de que han quedado como la tercera fuerza política en un tradicional territorio hostil, la jugada ha salido perfecta. Lástima el pelo de la dehesa. O del
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Everybody talks about Rubalcaba
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Atentos al toque milagrero de todo el asunto. Después del carbón, el petróleo. Lo dice el Dr. Kurata. Hasta el nombre es de chiste.

domingo, 28 de noviembre de 2010

Wikicotilleo

Ya está aquí la nueva hornada de cotilleos filtrados por Wikileaks. Como a estas alturas todo el mundo sabe en que consiste el portal de información libre de Julian Assange no merece mucho la pena explicar el procedimiento de la filtración, la veracidad de la fuente ni su efecto. Habrá que detenerse, pues, en el contenido.

Si hace unos meses el contenido era sobre las redes militares estadounidenses y las acciones de guerra empleadas en Afganistán e Irak, ahora el protagonismo son las comunicaciones de las delegaciones diplomáticas estadounidenses repartidas por todo el mundo. A mí me parece muy bien que todo esto se pueda saber -al menos una vez en la vida, no creo que vuelva a pasar- y también sirve, como esa maravillosa película de los Cohen Burn after reading, para desmitificar el valor de la información, el de la diplomacia y el de las instituciones establecidas.

Convenientemente, para que así pudiesen tener preparados sus especiales antes de la publicación oficial en wikileaks, una serie de publicaciones de importancia mundial y tendencia progresista (NYT, Guardian, Le Monde, Repubblica, Der Spiegel y El País) recibieron los 250.000 documentos con una anticipación no precisada, pero que ha permitido al semanario alemán tener toda su tirada impresa para estar mañana en los kioskos -las primeras noticia salieron esta tarde por un periodista que ya había visto un ejemplar para la venta en Basel, Suiza- y al resto de medios empezar a bombardear a eso de las siete y media de la tarde.

¿Y bien? Pues poca cosa. Cotilleos de diplomáticos, algo en lo que son especialistas. Por favor, no caigan en el recurso rápido de que esto es una provocación contracorriente y que lo escribo con tal de no postrarme ante el Dios revelado de los documentos: me parece bien que se publiquen, pero no dicen nada relevante. Son cotilleos dignos del ¡Hola!. Evidentemente, en tal volumen de información y para analistas avezados, habrá alguna cosa para sonsacar, pero los primeros titulares son tristísimos.

Les pongo varios ejemplos: Gaddafi usa botox, Berlusconi organiza orgías con mujeres al borde la edad legal, Sarkozy se cree un reyezuelo, "la política rusa está en manos de Vladimir Putin, a quien se juzga como un político de corte autoritario" y, en definitiva, "los lectores descubrirán al acceder a las sucesivas crónicas detalles insospechados sobre la personalidad de algunos destacados dirigentes y comprobarán el papel que desempeñan las más íntimas facetas humanas en las relaciones políticas". Cotilleo puro, o sencillas tonterías ya sabidas ("la apuesta de la diplomacia norteamericana por el derrocamiento del general panameño Manuel Antonio Noriega" o el glorioso titular "Espías en la Embajada de Berlín". ¿Espías en Berlín? ¿Seguro? Pues será la primera vez). Y por entregas sucesivas.

"Mañana EL PAÍS ofrecerá detalles, por ejemplo, sobre las sospechas que la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, despierta en Washington, hasta el punto de que la Secretaría de Estado llega a solicitar información sobre su estado de salud mental". Pues eso, para el que lo quiera leer. Aprecio mucho la labor de filtrado, contextualización y marco que ofrece el periodismo para no tener que arrojarse al proceloso y trabajoso oficio de leer 250.000 documentos legales, pero insisto en lo del cotilleo. Si eso es lo mejor que pueden sacar, a mí me interesa bien poco.

Una de las mayores víctimas de todo este asunto es la Diplomacia. Con esta filtración masiva quizás acabe calando en el gran público una realidad rara vez manifestada, que no es otra que las delegaciones diplomáticas trabajan para y por el espionaje, en sus más variadas modalidades. Por eso cada vez que hay un rifirrafe de altura expulsan a oscuros agregados culturales (espías), porque todos y cada uno saben la función que ejercen las embajadas en suelo extranjero, cada una con sus propios medios y responsabilidades.

Lllegados a este punto, y para que vean hasta que punto es bastante hipócrita toda la misión diplomática, recordar esta noticia de 1998. En los bombardeos de la OTAN en Belgrado un misil "inteligente" -¡toma pedazo de oximoron!-, que se guían por satélite y no tiene posiblidad de fallo en su objetivo, fue a impactar directamente contra la Embajada China en Serbia. No contra la embajada de Polonia o la de Egipto, sino contra la de China.  La explicación oficial fue tan absurda que recordó a la de un deportista cazado con un positivo: habían utilizado para codificar el objetivo un mapa de los años ochenta, cuando el edificio no era una delegación diplomática y si un edificio oficial del Ministerio de Interior serbio. Me imagino a un soldado escaneando un plano en papel y metiendo un diskette en el misil...los chinos, evidentemente, no tragaron con la explicación, pero tampoco fueron muy allá: estaban espiando los vuelos y las tácticas de los aviones stealth, que al final no lo eran tanto.

De este tipo de cosas, como en la primera oleada de filtraciones sobre la guerra de Irak y Afganistán, si que me hubiese gustado leer y conocer. De este cotilleo diplomático bien poco. Eso sí, estoy seguro que se consiguirán más titulares con lo del botox de Gadaffi y la enfermedad mental de la nueva Evita que con el deficiente uso de los suministros y artillería en los dos primeros años de la ocupación en Mesopotamia. Eso no interesa a nadie. El periodismo, como suele pasar en estos casos, se traga un nuevo gol con los wikileaks.
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Este es el cambio del modelo productivo español. Dentro de la economía integrada que es la Unión Europea somos, por clima y vocación, la Florida turística. Y claro, hay que ofrecer todo tipo de servicios. Cada vez más industrializados y eficientes.
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La contaminación atmosférica en las grandes ciudades es una de las noticias más habituales en Europa. En Madrid no, porque hasta hace poco el Ayuntamiento ocultaba los datos, o los daba con retraso, además de colocar las estaciones de medición dentro de parques o cualquier otra treta. Hace una semana presentó un página web donde se podía seguir en tiempo real los índices de contaminación. Este es el resultado. A partir de ahora será habitual la información y un nuevo caballo de batalla político. En España ninguna gran ciudad hace restricciones de tráfico por contaminación, porque este es un país maravilloso donde, a pesar de tener un parque automovilístico viejo y con diesels de hace 30 años circulando -contaminan como seis coches-, el aire es puro y la cañita, bien tirada y fresquita.
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Estamos hablando del mayor empresario minero de España. Bueno, el mayor empresario minero es el Estado, que mantiene por vía de subvenciones algo que se tuvo que cerrar en los ochenta. Es todo un teatrillo. Por eso paga. Con dinero público. Y para el 2014, que es cuando se agota la última prórroga lograda para la minería del carbón, de nuevo a sacar la tramoya y el escenario a la calle: los mineros haciendo una marcha y reclamando su salario al Estado y no al empresario. Un famoso sindicalista del sector dice, en una noticia relacionada con la anterior y del mismo día, "que no entiende nada". Pues es muy fácil: la mejor mina de carbón es la que no existe, y estas dos noticias validan esta afirmación de puro sentido común. En todo caso, aquí tienen unos datos.
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Quejas y lamentos varios. Lo mejor es no admitirles de entrada, después se crea una masa incapaz de asumir que la investigación es una pirámide: todo el mundo se cree el mejor. Y todavía ven emigrar como una tragedia, a pesar de ser de donde son.
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Viajes de autor. ¿Habría alguien interesado en aguantar nueve días a este subproducto de España?
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Andrew Marr, uno de los periodistas más famosos de la BBC y autor de varios bestsellers, opina esto de la gente que tiene un blog.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Crisis de Gobierno para afrontar el final de legislatura

Tras sacar adelante los Presupuestos - el momento más relevante de los años políticos en los que no hay elecciones- y firmar un acuerdo de legislatura con el PNV y Coalición Canaria, el Presidente del Gobierno ha anunciado su reforma gubernamental. Un gobierno para un año y medio, que es lo que queda para las próximas elecciones en la primavera de 2012.

Atrás quedó la geometría variable (un término sacado de la aeronáutica militar y utilizado para las alas móviles de los F-111 y, con posterioridad, el F-14 y el B-1), según la cual el Gobierno surgido de las elecciones del 2008 no firmaría un pacto de legislatura con ninguna formación, sino que se iría amoldando según fuese la iniciativa a sacar adelante.

La idea, una idiotez que hizo llevarse las manos a la cabeza a Javier Pérez Royo y al que esto escribe, surgió de una aritmética mezquina: como se quedaron a menos escaños de la mayoría absoluta que en 2004, no creyeron en la necesidad de dar una imagen de fortaleza que supone un pacto con otros grupos, y el PSOE ha afrontado la crisis económica en solitario. Ahora, los que han pactado con ellos son unos traidores a los ojos del Partido Aspirante, que ya ha roto su coalición de Gobierno con C.C en Canarias -las elecciones las ganó López Aguilar para el PSOE-,  y que dice que a ver qué pasa con el Gobierno Patxi López en el País Vasco, sostenido por los votos del PP del lacayo Basagoiti. No llegarán muy lejos, porque una cosa es poner en inestabilidad el Gobierno de Canarias y otra el del País Vasco.

La crisis de Gobierno afecta a seis carteras que cambian de manos, y dos que desaparecen: Vivienda e Igualdad, muy reclamadas desde la oposición. Sus competencias se repartirán entre Fomento y Sanidad, respectivamente. Entre las seis que cambian están dos que habían estado ocupadas por el mismo Ministro desde 2004:  la de Exteriores de Moratinos, la de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente de Espinosa, y Maria Teresa Fernández de la Vega, que había pasado por varios Ministerios pero con la misma continuidad en el poder. Los únicos que agotarán las dos legislaturas son el Presidente del Gobierno y Elena Salgado, pásmense. Parecía que Zapatero iba a repetir el acierto de González de haber dejado a Narcís Serra durante el tiempo necesario -hasta que se democratizó el Ejército- al frente de un Ministerio que, como Defensa, es algo más que un Ministerio, pero ha zanjado la impecable trayectoria de Moratinos, el primer diplomático de carrera que ocupaba el cargo desde Carlos Westendorp en 1995. Después vinieron los inenarrables empresarios turísticos mallorquines, el de Fertiberia y el lacayismo con Gibraltar -quieren creer que en las recientes memorias de Blair el británico no cita ni una vez el Peñón, y eso que nos intentaron vender que lo iban a recuperar-, la hermana de Loyola y Manolo el del Bombo (¡pum!, ¡pum!, ¡pum!), porque así fue la política exterior de España durante los ocho años del PP.

Ahora ZP coloca al frente de Exteriores a su amiga Trinidad Jiménez, supuesta experta internacional que ya fue durante un breve tiempo Secretaria de Estado para Iberoamérica. Derrotada en las primarias de Madrid sin dejar la cartera de Sanidad, cambia un Ministerio por otro, igual que parecía que iba a cambiar un Ministerio para ser oposición en la Comunidad de Madrid durante cuatro años. Su cartera pasa a manos de Leire Pajín, arrinconada como portavoz del PSOE, y agraciada con un año y medio de Ministerio romo y con la mayor parte de las competencias transferidas a las CC.AA. La portavocía del PSOE pasa al válido y moderado Marcelino Iglesias, que ha hecho una gran labor con el PSOE en Aragón,  en lo que parece una medida para alejar a Pajín de la política de primer orden y dejarla en lo que le gusta: las políticas de igualdad desministerializadas. Una medida muy necesaria, por otra parte.

Dentro de estas carteras otorgadas a mujeres dentro de la apreciable política de paridad en las listas practicada por Zapatero -y que ha obligado al resto de partidos a seguir las mismas directrices- otra agraciada por los servicios prestados dentro y fuera del partido es nada menos que Rosa Aguilar. Poca gente me produce tanta repugnancia que la política cordobesa, una anguitista de toda la vida -con lo que eso tiene de sectario, dogmático y fanatismo-, que hace dos años y medio dejó su partido único -el Comunista- para aceptar una consejería en la Junta de Andalucía. Eso sí, como independiente.

La capacidad de corrupción que tiene el comunismo no hace falta ir a buscarla a Corea del Norte -una dictadura hereditaria vertical- o Cuba -una dictadura hereditaria horizontal-, sino en la afanosa búsqueda de perpetuarse en el poder que vemos en los políticos locales que practican esa religión del siglo XX. Cuando ven que su barco va a naufragar, a veces incluso cuando intuyen que la periódica purga se va a cobrar sus cabezas, emigran a otro caladero: como Diego López Garrido, Cristina Almeida y el personaje que nos ocupa, nueva Ministra de Medio Ambiente, que vuelve a tener cartera independiente después de la depuración de Narbona ordenada por las grandes constructoras. Me pregunto si ZP habrá reparado en que su paridad  está convirtiendo a determinados Ministerios en femeninos (la primera Ministra del ramo fue Isabel Tocino), pero no creo que le importe: lo importante es sacar la estadística de la paridad.

Corbacho, del que ya se había anunciado que iría en las listas del PSC en las elecciones de noviembre a la Generalitat -fue durante muchos años alcalde de Hospitalet, el segundo municipio más populoso de Cataluña-, vuelve a la política local en la que siempre demostró ser un buen gestor, al contrario que en la cartera de trabajo ocupada en los últimos dos años. A pesar de que una locutora de rancia derecha se dedicaba desde su posición de interina a preguntarle todos los días ¿Que ha hecho usted hoy para solucionar el problema del paro, Sr. Corbacho?, en una idea copiada de la política americana -y cuando lo trajo al programa no atinó a encajarle una pregunta con fundamento-, este ex-Ministro de Trabajo le ha tocado lidiar con las peculiaridades del mercado laboral español.

Sí, ese que cuando la economía va bien crea más empleo que ningún otro socio europeo, y que cuando va mal destruye en la misma proporción. Eso no lo va a cambiar él ni el que le sustituya, el problema del paro está radicado en España por la cultura de la subvención y el derecho a la paga "porque ya he cotizado los añitos para que me den dos de paro". Estamos hablando de un país que en la mejor coyuntura económica de su historia mantenía una masa constante de dos millones de parados -mientras importaba mano de obra extranjera a expuertas, porque mi hijo licenciado no se va a poner a servir copas- y ahora tiene cuatro, lo que puede ser visto como el doble, o como dos millones añadidos a los dos millones estructurales.

A Corbacho lo sustituye Valeriano Gómez, que ya fue Secretario General de Empleo en la época de Jesús Caldera, cuando Solbes y el salmantino se dejaron llevar por la ola de bonanza inmobiliaria sin intentar poner amortiguadores para su previsible caída. Ahora se encontrará un panorama totalmente diferente, pero hay que reconocer que ha tenido los arrestos de asumir una cartera muy difícil en una situación extremadamente preocupante: mejor no les cuento el volumen de millones que se traga cada mes el pago del paro, y lo poco viable que resulta a medio plazo. Como viene de la UGT, al menos hablará en los mismos términos que Méndez y Toxo (¿los han visto desde la ridiculez de huelga general?). Han puesto a uno de los suyos al frente de trabajo, una reivindicación histórica de los sindicatos cuando la izquierda está en el poder. A ver que sale de esto: atentos a los planes de empleo para ocupar a parados en desbrozar jardines.

A De la Vega, de la que en los últimos tiempos se habían filtrado graves desavenencias y autoritarismos desde su posición de Vicepresidenta Primera y Ministra de Presidencia, le sustituye en este ultimo Ministerio Ramón Jauregui, un socialista moderado en la tradición de Besteiro y Manuel Marín, que había sido desterrado al Parlamento Europeo. Es, de largo, el mejor nombramiento de esta macrocrisis de Gobierno. No parece haber nadie más indicado que este vasco para lidiar con el caudal de noticias negativas y la preparación de las generales de 2012.

Y el peor nombramiento, también de largo, es el de Rubalcaba como Vicepresidente Primero. El sagaz cántabro había iniciado una política obsesiva de imagen para presentarse como una alternativa válida (lo último ha sido una reunión con toreros), consistente en aparecer todos los días en las noticias, bien sea por el tráfico, por un nuevo chaleco, por la ETA, por el maltrato...Así aparecía en las encuestas como el mejor valorado. Recuerden que las encuestas era también lo que estaba detrás de lo de Tomás y Trini, y lo que más preocupa al consejero aúlico de Zapatero, ese Miguel Barroso que viene del mundo de la comunicación.

Rubalcaba ahora tendrá incluso más poder. Qué miedo.

lunes, 18 de octubre de 2010

Alemania es Europa

El pasado 3 de octubre se celebró el 20 aniversario de la reunificación alemana, una de esas fechas redondas que tanto gustan para echar la vista atrás, sacar nuevas cosas y lanzar proyecciones de futuro. A ver que queda para el 50 aniversario, o el primer centenario, pero siempre habrá algo.

Días antes la gran Angela Merkel dijo que todavía tenía tendencia a acumular cosas en su casa como rémora de haber pasado su juventud y parte de su vida adulta bajo el régimen demencial de Erick Honecker. La noticia fue recibida con mucho cariño por la mayor parte de las personas, puesto que en esta política atípica confluyen una serie de cualidades difíciles de encontrar en alguien de su rango: es sincera.

Lo que en la mayor parte de los paises hubiese sido celebrado con un sonoro Muerta de hambre se ha comprendido muy bien en un país como Alemania, donde todavía está viva la generación que sufrió la primera postguerra mundial, antes del fenomenal boom económico. Lo de acumular alimentos no es patrimonio exclusivo de los ossies, sino que es una experiencia vital que pueden atestiguar todos los que vivieron en la primera mitad del siglo XX en Europa. Sí, también Reino Unido y España, donde hubo cartillas de racionamiento hasta 1953.

Que Angela Merkel haya reconocido que todavía conserva la costumbre de comprar más que lo que necesita, no vaya a ser que cuando vuelva al mercado no queden unidades, es otro detalle más que encaja en la atípica biografía política de esta dirigente, hija de un pastor protestante que se mudó a la RDA. Sin embargo, mi preferido es cuando confesó que fue okupa en Berlín Oriental, mucho antes de que llegasen los pijos de los países europeos y los desastrados de los países del sur de Europa. En Berlín Occidental se concentraban los hippies que no querían hacer el servicio militar -estaban exentos en virtud de la peculiaridad de esta isla de libertad durante toda la Guerra Fría- y que se querían beneficiar de las suculentas subvenciones de esa olla a presión que fue la zona ocupada por franceses, ingleses y estadounidenses tras 1945.

En Berlín Oriental era diferente. Los okupas llegaron a finales de los ochenta, poco antes de la caída del régimen demencial que construyó el muro. Se había aflojado la presión policial-represiva y muchos estudiantes se mudaron a las casas abandonadas de los años 20 más próximas a la zona del muro, que habían quedado abandonas. Se trata de Prezlauer Berg, Kolwitz Platz y, en general, todo barrio preexistente a la instauración del comunismo como religión oficial, dejado de cualquier reforma y fantasmal. Más al norte, en Pankow, vivía la nomenklatura de aquel régimen enfermizo.

¿Y por qué se mudaban? Simplemente porque la kafkiana burocracia de la economía de gestión centralizada no iba acorde a los intereses de la población. Angela Merkel obtuvo su doctorado en Física en 1986 y se trasladó a Berlín a trabajar. Como no podía esperar a que el sistema le adjudicase una casa -un plattenbaum en Marzahn, en esos barrios de utopía socialista y anomia colectiva- tuvo que okupar. El régimen hacía la vista gorda ante este fenómeno. Ya ven: una canciller con un pasado okupa. Y que reconoce que acumula alimentos.

No ha sido la única noticia con la que se ha adornado el 20 aniversario de la reunificación. Unas semanas antes Alemania acabó de satisfacer los pagos a los que fue condenada en el Tratado de Versalles. 92 años después. Evidentemente, es una noticia de mucho mayor alcance que las vicisitudes personales de Angela Merkel. Como parte de la muy instalada versión oficial de los hechos alemana, las leoninas condiciones impuestas por el Tratato de Versalles se ven como el principio de todos los males posteriores.

En una sucesión determinista y maniquea, esos pagos 96.000 toneladas de oro (tal cual) fueron vistos como lo que llevó a la hiperinflacción de los años veinte -que lleva hasta la mentalidad de Merkel tamizada por el comunismo-, el ascenso del nazismo, la guerra y todo lo demás. Curiosamente, también Hitler pensaba lo mismo de Versalles, que fue una humillación y cuyo sistema de pagos cruzados hizo que las consecuencias de la crisis de 1929 se propagasen con mayor facilidad, y esto lo pensaba el tantas veces citado en estos tiempos Keynes.

Alemania cierra el pago de ese tratado abusivo -ahí está la ocupación francesa del Rurh en 1923, para cobrarse en especie parte de ese abuso- un periodo de su historia, en un proceso iniciado en 1990. Se puede hacer una historia del Siglo XX, y no sería una historia incompleta, siguiendo la trayectoria de la nación alemana en ese periodo. Y hay una novedad muy importante en esa serie que se inicia en 1914 y concluye en 2010.

Si en aquel año Alemania era una de las potencias mundiales,  y hoy lo sigue siendo en la mayor parte de los parámetros a pesar de dos guerras mundiales perdidas, la división en dos facciones enfrentadas antagónicamente -por mucho que se esforzase Willy Brandt- durante 45 años y de haber llevado el peso económico de la integración europea -lo que en el nazismo se llamaba esfera de coprosperidad- ha sido en gran parte posible a que Alemania ha renunciado a proponer su propio modelo de mundo.

Desde el fenomenal auge de la Prusia de Federico II en el Siglo XVIII hasta bien entrado el Siglo XX había un modo alemán para el mundo. Hoy por hoy está abandonado. Alemania es Europa y ese es su mayor proyecto, abandonando cualquier pretensión nacionalista, que fue precisamente lo que llevó a los dos desastres de 1914 y 1939, con una pretensión abierta de imponer un modelo de sociedad muy concreto. Fracasaron y desde 1990 no existe nada ni pretendidamente parecido, por mucho miedo justificado que tuviese Margaret Tatcher en aquella ocasión. Alemania se realiza a través del marco común europeo, y esa es la mejor noticia de este aniversario.
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A mí me ha parecido un buen análisis y diferente de la situación económica de España, aunque la solución no es viable.
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Y decían que este pobre hombre era mejor que Maleni, que la malagueña se tomaba las críticas muy a pecho y era muy temperamental...El diálogo, con tantos personalismos ("yo he traído", "yo he licitado") es digno de oirse, y me parece raro que no hubiese ningún micrófono en una inauguración pública, con lo que le gusta la propaganda y verse a sí mismo: seguramente pidieron cortésmente las grabaciones a los periodistas para hacerlas desaparecer.
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Un pelotazo: cuando no hay alternativa de transporte, ese tipo de peajes se convierten en una fuente constante de ingresos para empresas en dificultades. Un seguro de ingresos y flujo de caja. Lo que no dice la noticia es que en 2008, cuando Sacyr estaba en serias dificultades por el volumen de su deuda, vendió parte de sus activos, y entre estos estaba la autopista, que ahora reporta ingresos regulares al grupo empresarial del banco Citibank, rescatado con ayudas públicas en EE.UU.
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Orense es un sitio paranormal.

martes, 5 de octubre de 2010

Felicidades Tomás

Por segunda vez la militancia del PSOE, cuando se le da la opción de escoger, ha optado por el candidato no oficialista. Al igual que pasó en 1998 a nivel estatal, cuando Josep Borrell ganó a Joaquín Almunia en las primarias para elegir un candidato a las generales del 2000, el militante de base -y bastante dirigente- ha optado por la opción que salía con desventaja. En el proceso sale reforzado el partido y una pequeña porción de democracia, esa que hace que algún día se pueda soñar con algo que, si no llega a listas abiertas, por lo menos menos rígidas que las actuales.

Hace 12 años el PSOE todavía estaba groggie por la pérdida de 14 años de poder ininterrumpidos, que hubiesen podido ser 15 si no fuese por el boicot de CiU a los presupuestos de 1996, que forzó el adelanto de unas elecciones que se tenían que haber celebrado en 1997. Ese año sisado al electorado de 1993, y regalado a la derecha de una manera lastimosa, se perdió completamente: Felipe González siguió como líder de la oposición en una labor en la que ya no cabía, y acabó dimitiendo.

El Congreso del PSOE eligió a Almunia, veterano del primer Gobierno González en 1982 con la cartera de trabajo, vasco de familia judia, inteligente a un nivel poco visto en la política nacional -ahí está su posterior carrera internacional, donde ahora mismo es Comisario Europeo de Economía, que es algo más que una Comisaría cualquiera- pero con el hálito del continuismo. He olvidado de donde vino la idea de las primarias, pero el caso es que siendo Secretario General de PSOE y apoyado por toda la nomenklatura de la época perdió.

Las bases votaron por Borrell, que tuvo que dimitir al año por un escándalo de corrupción de dos colaboradores estrechos cuando tenía la cartera de Hacienda y al final el candidato acabó siendo Almunia, que obtuvo los peores resultados del PSOE desde las elecciones de 1979 y, en aquella repugnante alianza con la Izquierda Unida demediada del estalinista Francisco Frutos, el mejor resultado de la derecha: una mayoría absoluta que será difícil que pueda volver a repetir en una generación. O dos. O las que sean hasta que se olviden los excesos en los que se incurrió cuando se da todo el poder a determinada gente.

Donde si disfrutan de mayoría absoluta, y no tiene visos de cambiar, es en la Comunidad de Madrid. No tenía porque ser así: en 2003 no lograron la mayoría necesaria (un eufemismo para evitar el término absoluto, que tan malos recuerdos trae) y hubo que recurrir al transfuguismo de Tamayo y Sáez para que se proclamase presidenta Esperanza Aguirre, que después repitió las elecciones para arrasar, al igual que en 2007.

Al margen de los méritos de Esperanza Aguirre, que los tiene y no en escasa cuantía, y un electorado fiel y que la venera como una santa laica, gran parte de su rodillo electoral se debe al tristísimo espectáculo que, elección tras elección ofrece el PSOE madrileño. En 1999 presentaron como candidatos a Fernando Morán para la alcaldía y a Cristina Almeida a la Comunidad, el primero un cadáver político y virtualmente físico, y la segunda la típica pizpireta del Partido Comunista que, oliendo que por ahí no iban a crecer los laureles, se pira al PSOE, como López Garrido o Rosa Aguilar. En 2003 fue el turno de Simancas para la C.M, con el resultado conculcado por una sucia maniobra Made in Calabria, y de Trinidad Jiménez para la alcaldía, donde se enfrentaba a su primo Gallardón.

Perdió, claro. De esa campaña sólo se recuerda su chupa de cuero, su poco pulido acento andaluz -no como ahora-, que es digno de todo respeto pero casa mal con la realidad sociológica madrileña, y que la botarate sólo estuvo una temporadita en la oposición, porque en cuanto el PSOE ganó las generales de 2004 y se hubo asentado en el ejercido del poder, fue llamada a rebato por su gurú Zapatero, que la colocó en la Secretaría de Estado para Iberoamérica -su formación es en Relaciones Internacionales, aunque no se le conoce fluidez con los idiomas- donde dejó una frase para la historia: "la prioridad de España es América". 30 años para entrar en lo que entonces se llamaba el Mercado Común y viene esta a decir que lo que importa está al otro lado del Atlántico. En fin.

Quédense con el síntoma: a cada cita electoral, un candidato nuevo. En 2007 repitió Simancas para la Comunidad, y Zapatero designó a dedo para la Alcaldía a su consejero y amiguete Miguel Sebastián, sin ninguna experiencia en estas lides. Ambos empeoraron los resultados de 2003. En todo este periplo el PSOE en Madrid ha ido sin rumbo, dándose cabezazos y sin contar para nada. Para las elecciones de 2011 de nuevo el dedazo de Zapatero dispuso: al melifluo y prácticamente siciliano Lissavetzky para la Alcaldía, a pesar de que en los últimos seis años ha sido presidente del Consejo Superior de Deportes. ¿Su mérito? Que aparece mucho en la tele asociado al éxito, y eso para Miguel Barroso, el Rasputín de la Moncloa que toma las decisiones de este tipo, es más que suficiente.

¿Y para la Comunidad? Pues Zapatero pensó en su amiga Trini, la de la chupa de cuero. La que mostró su compromiso con los madrileños durando un año en la oposición para después pirarse a dar viajecitos a América, estár en la cumbre del por qué no te callas y sonreir mucho. Como es fotogénica y mujer, se podrá enfrentar a Esperanza Aguirre, pensó Barroso o cualquier otro idiota de los que aconsejan al Secretario General del Partido. ¿Qué pasaba entonces con el que había sido el líder del PSOE madrileño en la ingrata tarea de oposición al poder omnívodo de Esperanza Aguirre?

Tomás Goméz ganó las elecciones de su pueblo con el mayor refrendo entre los municipios de más de 50.000 habitantes en España. Nada menos que el 70% de Parla, una ciudad-dormitorio en la periferia sur de Madrid, votó por este político nacido en Holanda en 1968 -como tantos otros hijos de la emigración económica española, esa que no sale en Españoles por el Mundo- y que había convertido su desapacible pueblo en una pequeña ciudad con servicios entre pintorescos o sencillamente inimaginables no mucho tiempo ha: un tranvía de dudosa utilidad, pero que refuerza la autoestima; una playa de agua salada, para los que no se pueden ir de vacaciones al mar; y algo que desconocemos, pero que hizo que le votase el 70% del electorado. Un respeto, pues.

Como en el depauperado PSM no había nada -tras la dimisión de Simancas se nombró una Comisión Gestora con Cristina Narbona al frente- fue el propio Zapatero el que pidió a Tomás Gómez que se hiciese cargo del partido a nivel regional. Al principio no quería y acabó cediendo, para que, tres años después, venga el mismo que le rogó que ocupase el puesto, a dárselo a dedo a la boca llena de dientes de Trinidad Jiménez. Se rebeló.

Fue este verano y fue un teatrillo bien montado. Sirvió para llenar los anoréxicos periódicos y titulares de agosto, y así presentar al gran público a Tomás Gómez, bastante desconocido hasta entonces. Zapatero llamó hasta en dos ocasiones al parleño para convencerle de que renunciase a su pulso para optar a la presidencia de la C.M ante la candidata oficialista, y en las dos ocasiones mandó a tomar churros al de León. Pues habrá primarias, decretó. Pues muy bien, y ese es un gesto que le honra.

Al principio se mostró abiertamente a favor de Trinidad, pero después le dijeron que cabía la remota posibilidad de que perdiese y entonces se asociase la figura de la derrota a la del Presidente que la había apoyado. Intentó ser equidistinte, pero sus dos perrillos que intentan puentearle para optar a la Presidencia por si acaso pasa algo le hicieron la pelota de la mejor manera que se puede hacer la pelota a un líder mesiánico ("veo a Trini como candidata", "veo la salida de la crisis", "veo una España con pleno empleo"): acosando y zancadilleando a Tomás Gómez.

Estos dos siniestros personajes son José Blanco y Rubalcaba. El primero no ha dejado de ejercer como secretario de organización del partido (a Leire la tienen apartada, cada vez que salía era una sangría de votos: la tienen para leer comunicados al pie de la letra y que no se salga del guión, que sube el pan), que es el puesto que le mola, y más ahora que ya no tiene os cartos para gastar en maquetas de Ibertrén, algo tan freudiano como que su padre era empleado raso de Renfe en la Galicia muy, muy, muy rural, la del interior de Lugo. Imaginénse el panorama: ¿dónde va ese Tomás Gómez desafiando al Amado Líder? ¡Traidor! Con Rubalcaba lo mismo, amenazando veladamente al joven madrileño.

Peor aún ha sido la actitud de algunos medios, especialmente la Cadena SER. Este órgano de propaganda e intoxicación ya dio buenas muestras de su calaña cuando en la campaña de 2007 se cebó con el candidato Sebastián por sacar una foto de Monserrat Corulla en pleno debate electoral con Gallardón. Esta Montserrat está ahora mismo siendo juzgada por la Operación Malaya, pero por la época previa a las elecciones intimaba con Faraón Gallardón para recalificar un jugosísimo solar en pleno centro en un hotel de cinco estrellas. ¿Se creen que la SER investigó algo de eso? Qué va, se dedico a insultar a Sebastíán por "ensuciar la campaña" (¿?) y cosas que harían entumecer a un lector de La Razón.

Estamos hablando de la misma Cadena SER que se enorgullece de ser un medio de investigación, ataque y denuncia, que paradójicamente (o no tanto) jamás ha dicho nada de a qué se dedican actualmente Tamayo y Saez, si viven en un chalet o conducen un deportivo. Creo que sería francamente interesante para su audiencia, pero no lo hacen. Les gusta hablar de espías en la Comunidad de Madrid, cosas de Sanidad, lo mala-malísima que es Esperanza Aguirre, pero no de lo otro.

Con Tomás Gómez han hecho lo mismo. Se han dedicado a minusvalorarle y reírse, y al mismo tiempo entrevistar a SuperTrini que, por si no lo sabían, es supersimpática e ideal. Pues toma, ¡zas! en toda la cara: Tomás Gómez ha ganado las primarias del PSOE madrileño contra todos los medios y todo el aparato, y será el candidato a la presidencia de la Comunidad. Indudablemente no podrá ganar a Esperanza Aguirre, pero seguro que hará un papel muy digno y el elector que vote al PSOE no se sentirá estafado, porque será un tipo de aquí, que ha luchado por Madrid en estos años de hégira de derecha castellana rancia y bituminosa, y por una cosa muy esquiva en política: se lo ha ganado en las urnas. Muy pocos pueden decir eso.

jueves, 23 de septiembre de 2010

El auténtico termómetro de la huelga general

Ya se están ultimando los preparativos de la quinta huelga general de la democracia, consistentes en que los sindicatos intentan obtener más huelguistas a la fuerza mediante el viejo truco de paralizar los transportes. Así empezaron con huelgas de tranvías y ferroviarios, de siempre uno de los colectivos más sindicalizados cuando había otro mundo.


La impresión previa es que no va a haber huelga masiva. La reforma laboral por la que se convoca la movilización obrera es asumida tácitamente por la mayoría de la población, y aseguraría que si la reforma no se hubiese quedado en el actual espantajo y hubiese apostado por un mercado de trabajo flexible y móvil, hubiese obtenido aún más respaldo tácito. Lo veremos el 29 de septiembre, la fecha en la que nos han convocado, estemos afiliados o no, nos interesen los sindicatos y sus posiciones organicistas o no.

Escuchando el penoso panorama de las tertulias radiofónicas se ha convertido en un lugar común hablar de la huelga de 1988, la que montaron a Felipe Gónzalez una panda de resentidos encabezados por Nicolás Redondo. Este siniestro personaje, cuyo legado heredó su aún más siniestro hijo (el del pacto con Mayor Oreja, el de la reunión con Damborenea en Colindres), nunca llevó muy bien que le ganase la pugna por el PSOE un joven abogado laborista sevillano que, cuando llegó al poder aupado por el mayor refrendo popular de la historia -en muchos sentidos irrepetible- se encontró con el desastroso panorama de una economía estatalista y paternalista.

La política económica aplicada por Boyer y después por Solchaga fue un éxito rotundo, y si algo hay que reprocharles es no haber ido más lejos, como estaba haciendo en esos momentos Margaret Thatcher en el Reino Unido. Algo debió parecer mal a los sindicatos en 1988 que ahí que convocaron a una huelga general, a ver si alguien se acuerda del motivo. Yo me acuerdo de la de unos años después, contra los contratos temporales y las ETT, tiene cojones. Ahora protestan porque la indemnización por despido, inasumible por la mayor parte de los empresarios -por eso hacen contratos temporales y apenas fijos- intente tener algo de racionalidad y no ser otra rémora más del franquismo.

En fin. Según los tertulianos, uno de los mejores momentos de ese 1988 fue que RTVE cortó la señal. Si, el ente público que vive de las subvenciones públicas y que en aquel momento estaba compuesto al 100% por funcionarios (incluyendo los fontaneros, electricistas y conductores) fue a la huelga. "Ahí fue cuando se vio que la huelga iba en serio", opina el Sr. Facha en MierdaRadio.es, mientras que Doña Enriqueta apostilla en la Radio de Luis del Olmo que "Zapatero es tan malo que deja a Felipe a la altura de un buen gobernante, ¡ponme otro gin-tonic!". Lo escucharán estos días en mayor o menor medida.

A mí lo que haga RTVE y su basura de programación y profesionales, o si Pepa Sastre va a la huelga o no, o si Fran Llorente logrará hacer un telediario entero con noticias de alumbramientos de animales en el zoo me trae sin cuidado. Es simplemente vergonzoso que un trabajador público vaya a la huelga contra una reforma laboral que ni le va ni le viene, y si le interesasen algo los derechos de los trabajadores no se habría procurado un asiento en El Ente. Son simplemente unos caraduras.

En una huelga general cuando en el poder está un partido que no es derechas suelen salir extraños compañeros de viaje. Obispos; reputados empresarios que odian el sindicalismo y lo que significa, pero si con permitir la huelga ese día hacen daño, pues se suman; policías aquejados de súbitas toses compulsivas y, en general, toda la ralea que se suma al llamamiento a la holganza para una loable misión pública: joder, y cúanto más mejor. No son sindicalistas los únicos piquetes en liza en un llamamiento a huelga general.

Sin embargo, el auténtico termómetro de la huelga general no está en estos o aquellos, sino en la institución que mejor representa España y su cultura empresarial: El Corte Inglés. La empresa familiar, la mayor cadena de grandes almacenes de Europa y caracterizada de siempre por su extrema opacidad (¿herederá Isidoro en Dimas? ¿no lo hará?) fue y será el auténtico medidor de la huelga general de dentro de una semana, como lo fue en 1988 y en sucesivas ocasiones.

Aquel año la huelga fue de las buenas, y el propio Felipe González reconoció que fue una cosa que le hizo mucha mella. Cerró todo, todo menos El Corte Inglés. El único centro de toda España que consiguieron cerrar los piquetes informativos fue el de Bilbao, y sólo a partir de las tres de la tarde y por las especiales características que tenía la ciudad del Nervión a finales de los ochenta. También sus sindicatos, justo es decirlo.

En El Corte Inglés no existe la huelga. El fundador César Rodríguez ya inculcó a su sobrino Ramón Areces lo que significaba ese mal de que los trabajadores se organizasen colectivamente para reclamar sus derechos o mejoras en las condiciones de trabajo, y así ha quedado fijado de por vida en la empresa astur-cubana. La representación sindical en el conjunto de las empresas de El Corte Inglés, que tiene una cifra de empleados de cinco dígitos y es el mayor empleador privado del país, está a cargo de dos sindicatos amarillos, esto es: directamente relacionados con los intereses de la empresa.

Los sindicatos mayoritarios en el resto del mundo laboral en España, conocidos como CC.OO y UGT, no llegan al 10% de los trabajadores, por lo general gente que con su afiliación ya ha tirado por la borda sus posibilidades de ascender en la estructura empresarial medieval de la empresa. Eso sí, las cifras de afiliación a sindicatos en El Corte Inglés están entre las más altas del país, excepción hecha de las regiones hegemónicas de la izquierda, donde la gente se afilia al sindicato por las mismas razones por las que se afilian en El Corte Inglés.

CC.OO y UGT, que como buenas organizaciones aspiran a ser hegemónicas (interlocutores válidos en el lenguaje políticamente correcto), saben perfectamente que la piedra de toque en una huelga está en El Corte Inglés. También la Policía, que desde primeras horas de la mañana -muy primeras en este caso, para evitar la clásica silicona en la cerradura y métodos más contemporáneos- vigila los centros de la empresa que jamás se pone en huelga. Esta, alérgica a aparecer en los medios por cualquier noticia, será tratada por "unos grandes almacenes": no les hará falta buscar el triángulo verde en la imagen que unos periodistas que no irán a la huelga distribuirán, porque ya sabrán que se tratará de la empresa gestionada por la Fundación Ramón Areces. En cuanto a lo que diga la noticia, no tengan ninguna duda: El Corte Inglés abrirá, como ha hecho siempre desde 1934, y seguirá siendo el termómetro de las huelgas en España.

lunes, 13 de septiembre de 2010

La envidiable salud de las estatuas monumentales

Parecía que con el cacareado fin de la historia (poner al autor es como decir el caballo blanco de Santiago) iba a dejar atrás uno de los símbolos más reveledores de un país y su sistema político, especialmente en aquellos países donde todo es sistema político y los individuos son un decorado ideado para aplaudir.

Al del fin de la historia le llovieron palos desde la izquierda, que se sentía identificada en eso de los macrorelatos que ya no podían aspirar a ser hegemónicos (¡ay!) y el pobre autor estadounidense ha tenido una existencia un poco anónima, cuando clavó las grandes líneas de su análisis.

Descendamos a lo práctico: las estatuas políticas se realizan desde hace milenios para ensalzar la figura, valores e imagen del honrado, sea persona física o constructo abstracto. Con nuestra sensibilidad occidental y postmaterial nos da un poco de repelús eso de ver una estatua de diez metros A la gloria de la nación española o a Don Francisco Álvarez-Cascos, mejor Ministro de Fomento de la historia, pero es porque tenemos el gusto atrofiado.

En el siglo XIX, con la construcción de los estados-nación, y hasta mediados del  siglo XX, con el intento de hacerlos creíbles, la escultura política monumental vivió sus momentos de gloria. A nadie extrañaba que se emprendiesen colosales obras figurativas como el Monte Rushmore, el Altar de la Patria de Roma o un retrato ecuestre de Wellington. Con el devenir del tiempo, ese tipo de monumento-fetiche acabó identificándose con las dictaduras del peor pelaje (las del partido único y las otras, las del general único) y como muestra de las locuras del poder. Aquí se lleva más la plaquita en la inauguración.

Ahí queda el recuerdo de los monumentales Mazinger-Z comunistas desalojados de sus pedestales entre 1989-1992, y eso que algunos representaban cosas tan bonitas como El Pueblo en Armas o el IV Plan Quinquenal. O la icónica imagen de Sadam Hussein todo bronce rompiéndose por los tobillos mientras unos irakies pagados para aplaudir hacian de comparsas, allá por 2003. Parecía que el fin de la estatua monumental política iba asociada al fin de la historia y resulta que no, que cuenta con una envidiable salud en los balbuceos del s. XXI.

La noticia es de The Economist, y nos dice que en Macedonia, país europeo y en algún momento futuro socio comunitario, están erigiendo un fenomenal conjunto monumental a mayor gloria de los héroes de la patria. Evidentemente, el conjunto será rematado por una descomunal estatua ecuestre de Alejandro Magno. Conviene recordar que Macedonia es un país que vive exclusivamente de las ayudas internacionales y las remesas de sus emigrantes, además de su muy floreciente industria de tráfico de bienes y productos no regulados.

El semanario le da un sesgo político que no nos interesa en absoluto, aquí sólo cabe aplaudir a ese visionario político que ha tenido el arrojo de emplear el dinero de la comunidad internacional en algo duradero y que atraiga a los turistas. ¡Que bien nos vendría alguien con esa firme decisión política de plasmar en bronce u otros materiales nobles y resistentes a los que nos ayudaron a hacernos grandes! ¡España, tus hijos no honran a sus padres!.

Lo de Macedonia, lejos de ser un caso aislado, es uno más de los ejemplos que florecen de escultura monumental por el mundo. Es más, hasta les diría que es un poco rídicula por sus dimensiones sólo cinco veces mayor que el normal ser humano. La foto de hoy ilustra el simpátiquismo monumento que han construido en Senegal -durante muchos años presentado como un país modélico de África- para conmemorar sus cincuenta años de independencia. Ha costado 23 millones de euros y tiene un marcado gusto soviético, o de socialismo real.

Al margen de las polémicas propias de esas latitudes que han envuelto el estreno de tan magna obra -por la que el presidente del país cobra derechos de autor en cada entrada, por su autoría intelectual. Parece una broma pero no lo es- lo que destaca es la bella factura de Renacimiento Africano, más de lo segundo que de lo primero. Por cierto, Senegal también recibe ayuda al desarrollo y esas cosas que se envían desde el primer mundo para mejorar las condiciones de vida por ahí.

¿Habrán contratado a Juan de Ávalos? ¡Qué va! La escultura se hizo en Corea del Norte, país donde sobrevive la auténtica esencia de la revolución, y después transportada a su exótico emplazamiento. Algunos cronistas comentaron el día de la inauguración que estaba rodeada de chabolas y miseria, por lo que se intuye que no conocían mucho África, en vez de recrearse en los detalles de la escultura.

Esos detalles de Inauguración de Koljos o Apertura del canal del Mar Blanco sólo han podido ser posibles gracias al insustituible concurso de Mansudae Art Studio, la empresa de capital social unipersonal que tiene la dictadura comunista hereditaria de Corea del Norte. Al parecer, en la injustamente vilipendiada república de trabajadores trabajan unos ¡10.000! artistas en proyectos de esculturas monumentales, y muchos de ellos son para la exportación.

No les faltan clientes. Namibia, que accedió a la independencia en 1989 gracias al concurso de Pescanova, tiene prisa por formar su propio ajuar de esculturas y ya cuenta con Palacio Presidencial, el Cementerio para los Héroes Nacionales, el Museo del Ejército y el Independence Hall, todos de bellísima factura. Angola no se queda atrás y, mientras Luanda es la ciudad más cara del mundo -es lo que tiene el chute de petróleo-, también puede lucir centro cultural António Agostinho Neto y el Monumento a la Paz. De todos ellos pueden encontrar información en Internet, por lo general asombrados turistas que no saben comprender la esencia de virtudes que condensan.

Evidentemente, Mansudae Art Studio no tiene las herramientas necesarias para luchar en el encarnizado mundo de los marchantes de arte, y para eso tienen un representante italiano que nos explica un poco la peculiar organización del trabajo de lo que es sin duda el mayor estudio artístico del mundo. No compiten en precios, compiten en calidad, como puede comprobar cualquiera que dedique el tiempo suficiente a navegar por su página web.

Evidentemente, si estos países africanos han decidido gastarse su dinero, y a veces el que no es suyo, en este tipo de monumentos, es su responsabilidad. Ese no es el problema, el problema es que cuando se hace ese gasto y en este concepto es porque quieres transcender a la historia. Supongo que la gloriosa historia nacional de Namibia no se considera dentro del gran relato, pero no deja de ser significativo en estos tiempos de fin de la historia. Y no parece que a los de Mansudae les falte carga de trabajo: ahora mismo más de un reyezuelo democrático y francófono de África estará preguntando precios para su propio conjunto monumental. Desde luego, ya sólo me faltaría ver que se están montando ahora mismo fábricas de máquinas de escribir. Y con envidiable salud.
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Mientras dure la concesión hay que aguantarse. Y lo mismo con las autopistas de peaje. Salvo que lo que se esté planteando en el artículo, además de la típica agitación pseudoecolojeta contra una gran empresa, sea una nacionalización o una expropiación...nah, eso es de otros países...
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jajajajajajajaj, ¿y que se sepa ya lo de Orange Market en la Copa América? jajajajjajaaj, menos mal que eso nunca saldrá, porque van a hacer otra edición de la exhibición -de mierda- en Valencia...
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Increíble: un rector que reconoce que tiene una Universidad demasiado grande para la región en la que está asentada. Por algo ya no es rector: esa no es la manera de pensar. Que el número de parados con titulo de licenciado no te haga pensar lo contrario.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

¿Universitarios rentables?

La OCDE acaba de publicar uno de sus interesantes informes donde compara país por país en algunas magnitudes básicas de desarrollo, en este caso educación. Education at a glance hace honor a su nombre y se puede consultar libremente aquí, muy bien expuesto. Los datos son del curso 2007/2008.

Una de las conclusiones más claras que se extraen es que España forma a universitarios que su mercado laboral no puede acoger. Entre los titulados superiores españoles en la franja de 25 a 29 años un 44% está con un trabajo inferior a su formación, frente a un 24% de media en los países de la OCDE, que tampoco es para tirar cohetes.

El dato muestra muchos relieves. Por ejemplo, que entre que se acaban los estudios y se encuentra una posición adecuada hay un vacío laboral del que es muy difícil salir, porque se alarga hasta bien entrada la treintena. Es la famosa generación de los teleoperadores con licenciatura. Este fenómeno indica un problema estructural de la educación en España, un sumidero de fondos públicos y un despropósito como país.

El licenciado -ahora, Bolonia mediante, graduado- sale al mercado laboral pensando que tiene un puesto de trabajo esperándole, pero el mercado laboral no es así. En un país que vivía del boom de la construcción lo que se necesitaba eran técnicos con formación de FP, pero esta enseñanza siempre ha estado desprestigiada en España. Y eso que mucha gente va a la Universidad pensando en elevados sueldos, cuando estos son mucho más comunes entre técnicos bien formados.

La creacción del Estado autonómico propició la proliferación de Universidades por todas partes. Cada Comunidad Autonóma quería tener la propia, y así fue. Que después esos licenciados tuviesen que emigrar a la ciudad dinámica más cercana con su título de universidad de provincias bajo el brazo no interesaba a los políticos locales, que pensaban que iban a retener la juventud creando la institución. Y cuando todas las CC.AA tuvieron su Universidad, cada ciudad en torno a los 100.000 habitantes quiso tener su campus. O una Universidad.

Se ha producido así fenómenos tan curiosos como que en un radio de 100 kms entre Alicante y Murcia se pueda estudiar Derecho en hasta seis centros diferentes entre públicos y privados. O que, como recordaba hace poco el muy inteligente Ministro de Educación Angel Gabilondo, en Madrid haya más estudiantes de Derecho que en todo el Reino Unido. Madrid, 6´6 millones de habitantes. Reino Unido, 60 millones. Y así con muchas otras titulaciones, aunque merecería un tratamiento aparte esta obsesión con el "Derecho".

Evidentemente, aquí no influye nuestro modelo productivo, es sencillamente un problema de oferta y demanda. España fabrica muchos licenciados y muy pocos técnicos. Y es difícil la reconversión de los primeros en los segundos, aunque cada vez se da más frecuentemente el fenómeno de un licenciado que se matricula en FP para tener un oficio. Estaría bien conocer la estadística, pero no se si existe, aunque la conclusión es evidente: una dilapidación del dinero público por una mala planificación.

Considerando que la mayor parte de los licenciados lo son por universidades públicas, donde el interesado paga únicamente el 20% del coste total de su formación (y esa también es otra pata del problema), el problema se atajaría en la oferta, cancelando titulaciones. El problema es que se han creado Universidades, y sus departamentos inherentes, con su buena cantidad de funcionarios en categorías que van desde Catedrático de Derecho Internacional Público en la Universidad de Huelva con Profesor Asociado. Evidentemente, no se pueden despedir, por esas cosas del Derecho Administrativo.

La solución sería a largo plazo: no convocar más plazas y dejar que se vayan extinguiendo, pero ninguna CC.AA querrá que le cierren su preciosa Universidad, a pesar del sumidero de recursos que supone. Las Universidades han llegado y ahí se van a quedar: ahora con la caída de la natalidad algunas lo están pasando francamente mal para lograr una matrícula digna, pero les da igual. Como no se rigen por criterios de mercado, sino por la pura y dura subvención pública que no rinde cuentas, seguirán pidiendo fondos para compensar la caída de matrículas, en vez de hacer un ERE como sería lo lógico.

Y si no se puede actuar desde la oferta, y la demanda es difícil que se active (¡cambio de modelo productivo! ¿Cúantas generaciones lleva eso? ¿Ese cambio hará que se asuman todos los licenciados en Derecho?) esto tiene una solución muy difícil. Al Estado, al parecer, le salen las cuentas: por cada euro invertido en Educación a lo largo de todas las etapas formativas -tengan en cuenta que la educación es obligatoria hasta los 16 años, y lo paga el Estado- dicen que vuelven tres al erario público.

Cada titulado superior acaba pagando al fisco, a lo largo de su vida laboral, una media de 141.000 euros en impuestos, el doble de lo que ha costado su formación. En el resto de la OCDE es el triple, pero aquí se cotiza menos. El dato tiene trampa, porque muchos de esos titulados superiores, como se ha explicado más arriba, se acaban colocando -y el proceso va a seguir así mucho tiempo- en puestos de categoría inferior y, consecuentemente, con bases de cotización inferiores. Pero bueno, no le quitemos la ilusión a algunos, que se atreven a afirmar muy alegremente que "los universitarios son rentables".

Así, en general, es mentira. Menos universitarios y más formados son más rentables. Más técnicos y con cualificaciones más acordes al mercado laboral son también más rentables. No parece que sea la situación de España. De hecho, en el Doctorado el panorama es desolador. En España mucha gente se engancha al Doctorado como continuación a su licenciatura porque, como no aprende una profesión y su única profesión es estudiante a tiempo completo -la media de españoles que compatibilizan estudios y trabajo es muy baja, al revés de otros países con una cultura de trabajo más asentada-, parece la opción más lógica. También por su bajo precio.

Bueno, que cada uno haga con su tiempo lo que quiera. El problema es cuando son estudiantes de doctorado becados, bien sea con las becas FPI o FPU, de formación de personal investigador o de formación de personal universitario. Únicamente un 45% del total de los agraciados con una FPI (cuatro años a una media de 1.350 euros mensuales, matrícula gratis: una pasta para el Estado) acaba presentando la tesis. Y en FPU, sólo el 38%. Lo pueden leer aquí. 2.000 becas al año.

Y eso que el estudio contempla hasta 5 años desde que inician el proceso, esto es: un año suplementario a lo normal. La medida más normal sería que estos caraduras devolviesen el dinero con el que el Estado les ha pagado sus vacaciones en la gran ciudad, sus viajecitos de ejecutivo a congresos y todo eso, pero no parece que vaya a ser así. Esto es consecuencia de la subvención pública: en España hay un acendrada tradición de atacar el sistema de estudiar por créditos bancarios de los países anglosajones, pero precisamente el saber que te estás jugando tus futuros ingresos hace que seas más responsable con lo que te estás jugando. Evidentemente, cuando el dinero no es tuyo, se logran esos porcentajes de fracaso del 55% y del 62%, que tienen cojones.

No siempre se puede llegar a una conclusión académica, pero cuando ya vas becado tienes el camino expedito para presentar la tesis. Casi siempre, cum laude por unanimidad. No parece que sea así, o que al doctorando le interesa acabar. Y el que acaba, a mendigar hasta la cuarentena un puesto fijo. O emigrar, con lo que estaríamos formando a gente que después aplicará esos conocimientos, y cotizará, fuera de nuestro país. Como ven, un sistema brillante y magníficamente planificado.

Como esto es una vergüenza y un despropósito, una de las medidas que quiere tomar el Ministerio es reducir el periodo de Doctorado a tres años. Eso acortaría la agonía, lo que no está nada mal, pero de nuevo se sigue sin abordar que si se sigue con 2.000 becas al año el mercado no va a poder asumirlos. También dejar la calificación en "apto" o "cum laude", porque ya era un cachondeo. Sólo son parches, porque la única solución es reducir la oferta: que sólo hagan el Doctorado los más brillantes, cosa que ahora no pasa, dado que a todo el mundo le asusta que le ponga la etiqueta de elitista, cuando lo único que se quiere es ser más eficiente.

Al final hay que ir a la cuestión de fondo. ¿Para que quiere España tantos licenciados? ¿Los necesita? ¿Para que quiere formar científicos? El sistema es ruinoso en sus objetivos y resultados, y ni siquiera queda el consuelo de que esté formando mejores ciudadanos, porque no creo que pueda ser mejor ciudadano alguien que considera que le tiene que estar esperando una plaza de trabajo en propiedad, aspiración final no confesada de todos los que se meten en estos berenjenales.

lunes, 6 de septiembre de 2010

¿Sabes que tus defensas están siendo continuamente atacadas?

La noticia ya es de hace un tiempo, pero merece la pena detenerse en ella. Si hace poco explicabamos que vivimos en un mundo donde nos advierten continuamente del peligro en cualquiera de nuestras acciones, parece la ocasión propicia para hablar de esos agentes infecciosos que esperan cualquier oportunidad para, agazapados bajo cualquier actividad cotidiana (salir a la calle, llevar a los hijos al colegio, jugar al mus) ¡zas!, ponernos con una patita en el otro mundo.

Menos mal que la publicidad y la maravillosa capacidad de nuestro sistema de producción y acumulación para proponernos nuevos productos y aparatuquis obra en consecuencia y, al mismo tiempo que nos advierten de esos indudables peligros, nos ofrece su remedio. Salvarte está en tus manos, pero no llevando unos hábitos de vida saludables, comportándote virtuosamente y no haciendo tonterías con tu frágil cuerpo, sino tomando nuevas cosas.

Hace unos años el Tribunal de Justicia de la Unión Europea obligó a que se retirase la partícula "Bio" de la infinidad de productos que la habían incorporado a su promoción, dando una falsa imagen de salud, cuando no de medicamento. La cosa ha funcionado bastante bien y, aunque hay algunos subterfugios utilizados por las empresas productoras para colocar su estafa de pseudomedicamento, es otro logro para computar en el amplio abanico de méritos de la legislación comunitaria.

Sin embargo, sigue habiendo productos que venden supuestas propiedades mágicas asociadas a su ingesta. Uno de los más famosos es el descarado Actimel, que inunda la publicidad en cualquier soporte y con cualquier treta. En una famosa campaña presentada por la periodista colagenada y hecha una caricatura de sí misma Susana Griso, se veía como el mundo exterior era netamente hobbesiano -radicales libres ¡habrase visto!- y ella tenía el remedio que mejoraba nuestras defensas. De hecho, llegó a presentar una campaña con "testimonios" de gente que veía su vida mejorada gracias a esta pócima de alquimista y también aparecía en un anuncio resfriada, en una estrategia publicitaria que no acabé de comprender en su totalidad.

El producto, fabricado por la multinacional francesa Danone, venía rodeado de la habitual retahíla de datos pseudocientíficos, recomendaciones de sociedades y colectivos médicos y, sobre todo, un boca a oreja fenomenal. Ha llegado a convertirse, merced a su disparatado precio (el pack de seis botes de tamaño de donación semental pasa de los tres euros) en una parte muy importante de los beneficios, porque su éxito ha sido fenomenal: madres que se lo dan a sus hijos, hijos que se lo piden a sus madres porque ven en el anuncio que al tomarlo te iluminas y obtienes superpoderes, "a mí me va fenomenal" -¿es que antes estabas lisiada y quejumbrosa?-, lectores de Esquire y, por no caricaturizar mucho, todo el mundo, porque hasta hay marcas blancas imitando.

Hace un año la Autoridad Publicitaria Británica prohibió un anuncio de Actimel porque no podía demostrar científicamente todo lo que propugnaba, principalmente que ayuda a las defensas infantiles. El anuncio no era muy diferente del que llevaba años bombardeando en todos los países europeos que se pueden permitir el lujo de gastar tres euros en 100 ml de liquido blanco correoso, esto es: la mayoría. ¿Por qué en Reino Unido y no en otro lugar? A saber. Quizás porque Danone no está muy implantado en el país, por su acerada tradición de control o porque en temas de productos milagrosos siempre han sido maravillosamente británicos y escépticos, perdonen por la redundancia.

El asunto no se quedó ahí y el mismísimo Parlamento Británico se puso a investigar. También la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria. Ante lo que se podía montar, o ante lo que no podían demostrar, Danone dio marcha atrás en su cuidada y machacona campaña de años, y dejó de anunciar su producto estrella como "saludable". El último párrafo de la noticia es especialmente significativo de la gran estafa y vergüenza de todo esto. Sin embargo, seguro que sus ventas siguen boyantes dado el nivel de tontería existente al respecto, y eso de que una madre da lo mejor a su hijo, o lo que le dicen que es mejor aunque no lo pueda demostrar más que como efecto placebo para quedarse más tranquila.

En su completa página web sigue el rollo medio-sanitario, que supongo que funcionará en mucha gente pero que a mí particularmente me repugna. Que si apoyan al Instituto Pasteur (¡oh! ¡ah!), desmentidos sobre un famoso bulo que circuló por la peligrosa Internet y del que jamás me haré eco,  entradas con sugerentes títulos como "La batalla intestinal" (¡Espartanos! ¡A por ellos!), y consejos como "Preocúpate por la dieta de tus hijos por igual y ten en cuenta sus edades", muy útiles y atinados.

Defiendo la libre decisión de cada uno en el momento de la compra, un acto sencillo pero que entraña tener detrás todo un sistema de libertades en el que rara vez reparamos. Es más: defiendo que si uno quiere gastarse tres euros por un producto rijoso y que, ante la prueba del algodón, ha dado marcha atrás, lo haga. Cada uno se gasta su dinero como quiere y sin dar explicaciones a nadie. Eso sí, en el momento de la compra que reconozcan a Danone el gran mérito de haber conseguido vender el suero del yogurt como un producto de lujo: hacer de un excedente de producción una nueva línea comercial es para quitarse el sombrero.
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Parece un suelto de humor de "El Jueves". Sin embargo, es tan cierto como que Finlandia existe, Marte tambien y por desgracia los politicos locales.
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"Las ayudas al carbón deben ser indefinidas", esto es: sin tener en cuenta la oferta y la demanda, el mercado, el cambio de modelo energético o el sentido común.

jueves, 2 de septiembre de 2010

Esta sano, esta bronceado

1 de septiembre, tradicional día de vuelta al trabajo en los países del sur de Europa. Las ciudades de interior se vuelven a llenar, las de costa exhalan un suspiro y comienza la rutina. Uno de los paisajes de estos días es ver a la gente que va por la calle luciendo su look carbonizado, fruto de haber aprovechado su semana de vacaciones en el mar -el resto en el pueblo, en la casa familiar que no está el clima para alegrías- para pasar ocho o diez horas bajo el sol.

En una conocida explicación sociológica, se apunta a que en el S. XIX y antes, lo que se exhibía con orgullo era la blanca palidez de estar todo el día holgando en un palacio -el que podía-, en contraste con las labores agrícolas que cambiaban el color de la piel. Sin embargo, ahora el símbolo de que te van las cosas bien -aunque eso signifique que puedes estar una semana en Torrevieja o Sanxenxo- es lucir el bronceado pirómano que tanto se ve en las revistas de cotilleo y, ay, en cualquier calle.

Esa gusto por la tez carbonizada tiene la denominación de tanorexia, y es una patología como otra cualquiera. Un poco de sol es saludable, un mucho es una locura. Y se estila el mucho, para que se vea cuanto has disfrutado de tus vacaciones -¿se goza con ocho horas en la playa?-, a pesar de que después te caiga la piel a tiras, parezca que tienes ocho años más o te confundan de etnia, porque el español con exceso de sol cruza el Estrecho en el otro sentido.

A mí me dan pena todas esas señoras entradas en carnes y con algún hijo a la espalda que confunden su edad con el de alguna moza más joven por el simple hecho de ir carbonizadas: el contraste con los horrorosos estampados o el blanco de "vestir Ibiza" acentúan la aberración, extraordinariamente desagradable por lo que tiene de impostado y no saber su lugar. Sin embargo, es lo que venden los roles establecidos y bien que se amoldan a ellos.

Vivimos en una sociedad que continuamente nos advierte y nos hace sentir mal con los peligros que nos acechan (no fumes, no forniques sin protección, ponte el cinturón, cierra la puerta con cuatro giros de cerradura, hazte un plan de pensiones desde los veinte años) reales o imaginarios, y uno de los primeros es el del riesgo de la excesiva exposición al sol. El cáncer de piel es uno de los que más han crecido en estos últimos años y, aunque rara vez se apunte a que es sobre todo en la población mayor de 65 años, todo el mundo debería estar al tanto.

La piel, que se forma con las mismas células del cerebro, tiene "memoria". Una quemadura de la adolescencia queda grabada en el tiempo particular de esta parte tan sensible del cuerpo, la que nos pone en contacto con el medio que nos rodea. Una continua exposición a esas interminables sesiones de playa, solarium o chorradas para carbonizarse -¿han olido alguna vez carne quemada? no se olvida fácilmente- acaba pasando factura, y también la gente que, aprovechando su semanita de ver el mar, se mete un empacho de sol.

En estos días que nos quedan de ver a los carbonizados a conciencia paseándose orgullosos como si hubiese algo que envidiar -¿qué mérito tiene estar al sol?- yo simplemente veo lo que costará al sistema de sanidad universal y gratuito, y me hace desear un sistema sanitario donde cada uno pague en función de su gasto. Si el sistema de asistencia sanitario no fuese tan indiscriminado y de libre disposición, la gente se cuidaría mucho más de tostarse al sol. O de fumar. O de beber. O de conducir borracho. Seré que soy yo el rarito, pero no le veo sentido a este sistema obligatorio -yo no puedo escoger dejar de pagar mi parte correspondiente a la Seguridad Social- mientras veo por la calle a estos irresponsables. O a lo mejor es que estoy demasiado concienciado sobre los peligros del sol y me iría mejor si fuese más a la playa.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

En defensa de Ryanair

No me apetece hacer una búsqueda exhaustiva, pero a todo lector habitual de El País le sonará la continua campaña de desprestigio sobre Ryanair que realiza el periódico más prestigioso de España. Recuerdo un artículo memorable de hace un par de años donde se asociaban los bajos precios con las bajas condiciones laborales y demás canalladas, continuas referencias a su política de precios, el calendario y todo lo que se les pueda ocurrir.

Ahora Ryanair ha conseguido por fin poner pie en la terminal de El Prat, que le había estado vetada durante mucho tiempo. Eso se traduce en un servicio impagable para todos los residentes y la inmensa masa de turistas que acuden a la ciudad-marca de Barcelona, un destino mundial indudable. Lo que debería ser una noticia de alegria y solaz de cualquier persona de bien se convierte en el enésimo tañido de amargura sobre una empresa que es una bendición.

Antes de la irrupción de las compañías de vuelos baratos propiciada por la política de cielos abiertos implantada por la UE las llamadas compañías de bandera (los piratas también tenían una bandera) cobraban el precio que querían en sus pasajes. Hasta el año 2002 era imposible salir de España por algo que no fuese menos de 200€ i/v a cualquier destino europeo. A cambio, te ofrecían el periódico, una comida de plástico, una bebida y llevar maletas llenas de cosas que no sabes si utilizarías. Por esas cosas que uno no entiende, aunque no quisieses usar ninguno de esos servicios -esto es: si sólo querías volar en avión desde tu origen a tu destino- te cobraban igualmente esas cosas. No aparecía desglosado en el precio, pero repercutía en el precio de venta final: le estabas pagando la ginebra a tu compañero de fila, la maleta llena de apuntes que no leerá al estudiante de la parte de atrás y la mantita que se llevará a casa la señora de gafas.

Ryanair y Easyjet implantaron unas innovaciones que nos vendieron desde el principio que eran una pérdida de nuestros derechos como consumidores, lo cual es una soberana mentira. El mayor derecho del consumidor es poder tener una panoplia de compañías que ofrezcan el mismo servicio, y después que cada uno escoja lo que quiera: la libre competencia. ¿Se acuerda alguien cuando había que ir a una agencia de viajes a que te hiciesen el billete multicopiado en tinta roja? Ahora todas las compañías lo hacen por Internet, otra innovación de estas compañías cuya una política es ofrecer a sus clientes el precio más bajo reduciendo ese tipo de costes imbéciles que había que pagar cuando era ya tecnológicamente posible ofrecer una alternativa más económica.

Y mejor no les hablo de los privilegios que tenían los empleados funcionarios de las antiguas compañías de bandera. Minibuses para llevar y recoger a un único empleado a la puerta de su casa, hoteles de cinco estrellas, billetes gratis para familiares de lejana ascendencia y demás. Seguro que saben ustedes muchos más ejemplos. Y todo subvencionado, porque eran compañías públicas. Todo eso lo pagabamos nosotros en el precio del billete y con nuestros impuestos.

Ahora se incide mucho en que los pequeños aeropuertos que han sido bendecidos por la llegada de Ryanair pagan una subvención indirecta a la compañía, subvención que retorna con creces en forma de flujo de turistas y empleos indirectos. Es más: hay ciudades que han sido puestas en el mapa gracias a Ryanair, porque Easyjet siempre ha volado a los aeropuertos tradicionales. Dando por hecho que la mejor subvención es la que no existe, habrá que conceder que hasta que eso no se produzca, al menos que las subvenciones estén bien dadas, y no me parece que las concedidas en forma de promoción turística a la compañía irlandesa sean de las peores con las que nos tenemos que enfrentar en este país de las 100 películas españolas al año.

Mucha gente en este país sigue manteniendo recelo, basado en la ignorancia, hacia el modelo de negocio de las compañías aéreas de bajo coste. No pasa lo mismo en otros países como Alemania o Reino Unido, a los que en teoría nos queremos parecer y que, paradójicamente, tienen mejores condiciones laborales que aquí, empezando por no tener un 20% de paro. A los habituales tópicos de si tienen esos precios es porque ahorrarán en seguridad -esto daría para un post entero-, lo que es una soberana memez porque cualquier desliz en ese sentido acabaría con su negocio, se añaden fantasías depravadas sobre unos trabajadores esclavizados o aviones que funcionan pedaleando.

Nada de eso. Resulta que las low-cost, por su reciente irrupción en el mercado, tienen la flota de aviones más moderna, como habrá podido comprobar cualquiera al que le hayan metido en una mierda de MD-80 con los que todavía funciona Alitalia o Spanair (ese fue el que se estrelló en Barajas el año pasado), aparatos de 30 años que son una esponja de queroseno y una vuvuzela a reacción. Resulta que los trabajadores no ganan la pasta gansa de los que tuvieron la suerte de emplearse vitaliciamente en las antiguas compañías aéreas, pero ganan honradamente, porque así funciona el mercado: si no lo hiciesen, estarían en un puesto de fruta o conduciendo un camión, profesiones ambas muy honradas pero sin idiomas. No olviden que un azafato de vuelo no deja de ser un camarero a 10.000 metros de altura.

De las leyendas urbanas que más risa me han hecho sobre este tema, y no me resisto a no contarlo, está la que dice que los aviones siempre operan con el mínimo de combustible, y que eso cualquier día les dará un susto. Habrá que verlo, porque ya llevamos diez años y nada de nada, pero no hay que perder la fe. Si operan con el mínimo de combustible es porque este también pesa, y es una carga menos que llevar y por tanto un ahorro de combustible y un mejor precio al pasajero. Además, el combustible no se ofrece en los aeropuertos de manera gratuita como en una gasolinera: se paga, y se paga muy caro. Mejor esperar a acabar la jornada y que el avión repose en su base para ese tipo de operaciones. Lo mismo con el finger -otro servicio aeroportuario cuyas tarifas por hora dan vergüenza- y tantas otras cosas.

Por supuesto que hay cosas que no me gustan de Ryanair. No me gusta su histriónico presidente, aunque le reconozco su mérito; no me gusta la tómbola de sorteos y promociones en los que se convierte el vuelo; no me gustan los pasajeros que debutan, que se quejan de todo y siempre están comparando con las líneas tradicionales, esas que le cobran cinco veces más por el mismo viaje; y no me gustan sus horarios, fruto de haber llegado las últimas y no disponer de los mejores slots de vuelo.

Sin embargo, todo eso se ve compensando por su bajo precio. Se puede volar con poca antelación a una miriada de destinos europeos por precios más bajos que viajar en tren por España entre provincias con tren o bus, ambos también subvencionados. No es una exageración: es así y cualquiera lo puede comprobar. Es algo increíble y maravilloso que ha ampliado nuestros horizontes y en lo que hace diez años apenas podíamos pensar.

Pero ya ven que no a todos les gusta, a pesar de su refrendo popular en forma de uso y disfrute, y de su refrendo empresarial porque el resto de compañías, y no sólo de vuelos, copia su modelo de negocio y gestión. Es gente, y no estoy pensando sólo en El País, que no cree en la libre competencia. O que envidia que otros hayan tenido la idea  y la resolución de llevarla a cabo. Muy típico de estos pagos.

Al que no le guste Ryanair, que no use sus servicios. Tiene bastantes alternativas para pagar más por tener su asiento asignado, poder llevar su equipaje "gratis" (esbozo de sonrisa), comer un tentempié carcelario o llegar directamente a su destino sin tener que coger un bus que lo acerque a la gran población. Que lo haga porque puede, pero que piense que antes de la irrupción de este modelo de negocio aéreo sólo había monopolio y tenías que coger lo que te ofrecían sí o sí. Ryanair, sencillamente, amplía la oferta. Y, si me permiten concluir así, la mejora.
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Hombre, pero es que ahí está la clave: poder arañar más dinerillo de aquí y de allá, aunque las infraestructuras no tengan justificación alguna. También hay algo del legendario grandonismo asturiano, mejor ejemplificado en esta noticia y sobre todo la imagen. Esta es la reacción de los vecinos, bastante previsible.
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Del artículo lo importante no son las mezquindades propias del ámbito que se trata, sino la foto que revela la envidiable edad del Doctor.
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Un paso muy importante para que el Don Simón de brick obtenga una puntuación de 95 en la escala Parker. Al tiempo.
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¿Y por qué no se implanta en toda España? Parece de sentido común.
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"La mitad de ellos trabajan" ¿Y cúantos contribuyen a las cargas del hogar? Supongo que un porcentaje muy bajo, porque el auténtico totem de Galicia no es la vaca, si no el coche. Y desde los 18 años si se puede.