Mientras no haya vacuna esta debería ser la imagen |
Ahora, a día de hoy, los comentarios son de este tipo "se ha tirado 14 días en la UCI y con un nivel de saturación en sangre que casi no lo cuenta, y somos amigos, nos vemos cada semana en el pádel" o "se ha muerto la Conchi, la que tenía el kiosko donde sisabas gominolas de pequeño". Aunque la teoría de los seis grados de separación es de escasa utilidad en una infección viral pandémica -uno podría pensar que está cerca de Irene Montero porque también trabajó en un Saturn, pero ella vive ahora en una dacha de 2200 metros cuadrados de propiedad y tu en Canillejas- se puede decir que el Covid-19 ya ha entrado en la familia en Madrid.
Ya no hace falta ir a siniestros vericuetos de proximidad con el virus -como esos mensajes fachas que inundan la red y que siempre empiezan con un "trabaja en un hospital"- para encontrar ejemplos de familias o conocidos golpeados con el virus que "era como una gripe", y dolorosos testimonios sobre lo feliz que estaba el afectado hace un par de semanas.
Es tan de la familia que las dramaqueens que se envalentonan estos días en grupos de Whatsapp y demás montañas de mierda no tienen que recurrir a invents, y se nota porque están callados. La posibilidad de morirse o pasar una buena temporada en la UCI no está en un desierto lejano o en montañas remotas, sino en el futuro inmediato y próximo.
Por eso mismo sigue sorprendiendo la sordidez con la que la propaganda oficial sigue tratando el tema, silenciando a las víctimas y auténticos escándalos como que la residencia Monte Hermoso, ya tratada en este serial, cuente ya con 46 fiambres en el mes de marzo. 46 personas muertas en un mismo recinto (forty-six, quarantasei), pero no hay culpables ni siquiera de que no hayan sido derivados a un hospital. Y hoy se ha conocido que la residencia Isabel la Católica del miserable barrio de Ventilla cuenta en su haber con 30 cadáveres.
La propaganda atrona con el muy publicitado "mayor hospital de España" montado en IFEMA, donde han ido trasladando a los enfermos que estaban en el pabellón 5 -los de las imágenes donde ni siquiera había mámparas de separación- a otro mejor con pantallas y montado supuestamente -cómo no- con la ayuda del Ejército, el mismo que despliega "hospitales de campaña" y que no son más que carpas de color oliva, sin nada dentro.
Al parecer, concentrar a los enfermos en un megarecinto -"1500 camas", chúpate esa, Europa- no ha sido tan buena idea y llueven las críticas por lo pésimo de la gestión, que ha consistido en hacer miles de contratos a estudiantes y gente que no ha aprobado el MIR para pasar a ser internistas -en una UCI tienes que estar mirando los monitores constantemente- , que es como se hacen las cosas en Madrid. ¿Quieres un torneo de tenis? Lo compramos ¿Un Mobile World Congress? Lo robamos. Mañana ya será nuestro.
Y no solo eso. Un hospital es mucho más que un recinto y unas camas esparcidas por el suelo. El resto de personal médico lo han conseguido desmantelando la atención primaria ambulatoria, seguramente usando esa metáfora tan querida de la guerra y la palabra "saqueo". Las críticas a este gestión tan típica de la capital de España han provenido de los propios médicos y su asociación, y no de un sindicato de esos de rojos. También las fotos humillantes de las enfermeras cambiándose con equipos indecedentes en habitaciones enormes hacinadas.
Querían vender el tenderete montado en IFEMA como un icono de esta crisis del Covid-19 y les está saliendo muy mal. Horriblemente mal, como supone concentrar en un mismo recinto a pacientes, médicos, suministros e incluso el Rey de España, que se fue a dar un paseo un día, tal debe ser el sainete montado ahí. De manera nada casual, España es el país el mundo donde los sanitarios tienen un porcentaje más alto de infectados sobre el total, en torno al 13%.
A pesar de haber sido señalado por Fernando Simón al inicio de la crisis -con el foco del País Vasco dijo "que preocupaba el alto número de contagios entre sanitarios"- el porcentaje no ha bajado en absoluto, y da que pensar hasta que punto se han mantenido las precauciones debidas en un contexto de escasez de material y de gente muy bisoña enviada a lo que la propaganda llama "la primera línea del frente", cuando debería ser la última porque la primera es la prevención.
Hay una duda razonable. Cuando uno ve los orgánicos de los hospitales en Madrid está lleno de gente con apellidos compuestos o con apellidos rarunos, y no escasean los que lucen uno o dos apellidos franceses o ingleses. También se ven dinastías, cómo no, con un jefe, una subalterna y otro por ahí que tiene los apellidos combinados de ambos. Me cuesta imaginar que este tipo de endogamías permitidas por la función pública -igual que hace la vista gorda a la actividad privada de muchos facultativos- hayan ido a paliar el Covid-19 de buena gana.
Lo digo también para explicar esas cosas terribles que se leen sobre hospitales de Madrid donde hay "300 sanitarios de baja", porque no creo que los Pocholos y Carlotas que han sido la joya de la familia luciendo titulo y profesión estén ahí exponiéndose a la muerte, porque la carga viral de un individuo es fundamental en los tickets que compras en un viaje a la muerte a bordo de un agente vírico. Más tiempo de exposición (más trabajo) son más papeletas.
En esta guerra nos hablan continuamente de héroes y parece que no haya desertores, opción en todo caso muy respetable cuando te están enviando a un matadero sin equipo suficiente (¿cuando llegan los aviones de Ayuso cargados con 23 millones de euros del contribuyente en forma de equipos médicos?) y opción muy respetable si después te expulsan de la función pública, algo tan improbable que pase que, por ejemplo, solo pasa en la Guardia Civil y en el Ejército si has participado en una violación grupal.
Dirán que solo son insinuaciones y que no se puede probar una falta de heroísmo y valentía -que en todo caso sería su trabajo-, pero prefiero tener mi pequeño espacio de duda razonable dentro de una crisis donde empezaron diciendo "es como una gripe", y lo hizo gente que son epidemiólogos. Esto me permite enlazar con otro tema sangrante dado que España es uno de los países protagonista de esta crisis mundial, frisando ya los 100.000 contagios verificados.
¿Cúantas veces ha dicho Fernando Simón que las mascarillas no son necesarias entre la población general? ¿100 o 200? La epidemia ha ido creciendo y no ha cambiado un ápice este aspecto, mientras veíamos endurecer el confinamiento, la distancia de seguridad, el papel firmado por el trabajo para que no te inoportunen los uniformados (ya es obligatorio a nivel estatal, pero algunas CC.AA lo llevaban imponiendo desde el inicio con buen tino), y otro buen puñado de ejemplos. Menos en las mascarillas. Las mascarillas, solo para sanitarios. Así fue hace un mes y así sigue siendo, con cerca de 10.000 muertos que no saben cómo se infectaron.
Son muchísimos los epidemiólogos que dicen que la mascarilla es un medio barato, eficaz y recomendando para la población general, y que hemos visto que se aplica en China, Corea y Japón, de momento los países que mejor han contenido la epidemia. En Europa las mascarillas son obligatorias en República Checa y Austria, dos de los países señalados por sus best practices y también por su bajo índice de contagios.
¿A qué se debe, pues, esta cerrazón en torno a las mascarillas, máxime cuando hemos visto al Jefe del Estado luciendo una en su visita propagandística a IFEMA? Pues simplemente a que escasean incluso para sanitarios -para las FSE no, porque siempre se quedan algo de todo tipo de mercancías que incautan-, como para decir que tenga que haber un reparto masivo a la población. Si ni siquiera las cajeras de los supermercados llevan una, salvo que se la hayan procurado por sus propios medios.
Es lo que ha pasado en Italia, el país-espejo. También muchos colectivos reclaman el uso de mascarillas, y si no han hecho un reparto masivo es porque escasean incluso para sanitarios (ya van más de treinta médicos muertos). Por supuesto, esto tampoco merecerá ni un solo comentario en los medios de propaganda, más preocupados de las llamadas a los balcones o del nuevo concierto solidario del defraduador de impuestos Alejandro Sanz, muy comprometido con la causa.
El cerco se estrecha. Mientras el "pico de la curva" ya se ha convertido en el nuevo "convergencia europea" -siempre está ahí, al doblar la esquina, pero nunca se llega-, y vamos cuatro o cinco días seguidos por encima de 750 muertos mientras "se van a empezar a notar los efectos de las medidas restrictivas", el uso obligatorio de mascarillas no se impone sencillamente porque no hay para todos. No hay para todos, igual que no hay UCIs para todos.
Lo que sí que hay, cada vez más, es conocidos o allegados a los que el Covid-19 ha llegado de manera muy cruel, y que quizás no se hubiesen infectado de haber usado una mascarilla desde el inicio. Había que dejarlas para los "colectivos más expuestos", que aún así se han contagiado masivamente. Y no les quepa ninguna duda de que para cuando el mercado esté inundado de mascarillas fabricadas en China y compradas a precio de oro dirán que ya es hora de ponerselas, porque todavía seguiremos a una cuota estable de 300 muertos al día, cada día más cercanos a nuestro círculo. Ahí la mascarilla ya pasará a ser una "buena opción", y el círculo se habrá cerrado. Perdón, el cerco de la mentira que empieza con "es como una gripe" y termina con la mascarilla "que antes no era necesaria".
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Pero, ¿de quien ha sido esta idea? ¿Es un plan secreto para rematar a los enfermos?
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Recordarán que la Ministra-Jueza Margarita Robles fue muy jaleada por los madrileñitas y centralistas por su ataque sarnoso y cochambroso a Torra cuando este pedía lo que el Gobierno Central ha terminado aplicando con dos semanas de retraso y cerca de 900 muertos al día. Le han preguntado si se arrepiente en algo, y esta ha sido su respuesta hidalga.
No se cagan encima de milagro. Y más en este caso, el de la chacalita que tenía Rubalcaba en la judicatura para entorpecer el caso Lasa y Zabala, y lo del GAL.