Magníficamente integrado en su entorno: color y estructura |
La pequeña ciudad, capital de Asturias, contaba con un campo de fútbol municipal donde jugaba el equipo local, situado en pleno casco urbano. A finales de los noventa se derribó y el equipo se trasladó a un flamante nuevo estadio en el extrarradio, a las faldas del Monte Naranco.
Tan sabia decisión coincidió con el descenso de categoría de la entidad deportiva, que en un año pasó de jugar en Primera División a hacerlo en Tercera, merced a méritos deportivos y económicos: desde luego, era el estadio más flamante de su categoría, con 30.000 asientos para rivalizar con equipos de aldeas. Por ahí sigue, quince años después, en 2ª B. También el estadio, claro.
En el solar del antiguo estadio, que permaneció bajo titularidad municipal, se desarrolló una operación urbanística consistente en hacer un edificio desmesurado, escasamente pensado y muy de presumir, llamado Palacio de Exposiciones y Congresos Ciudad de Oviedo. Era de iniciativa privada, porque el Ayuntamiento ya tenía un edificio propio con esas mismas finalidades, inaugurado pocos años antes y bastante adecuado al volumen de la ciudad, qué solo en épocas muy recientes ha conseguido pasar de los 200.000 habitantes.
Sin embargo, estamos hablando de Asturias, una región donde impera el grandonismo, hasta el punto que en el habla local se pone el sufijo -on para ese tipo de cosas. Sumen a esta característica racial de los asturianos los tiempos de despilfarro, la desenfrenada pasión por construir, un alcalde impresentable bajo todos los conceptos, la firma de un arquitecto estrella y tendrán el resultado final.
El Calatravo. Con un nombre tan pomposo que empieza por "Palacio" y acaba varias palabras después, esa otra afición local a rebautizar de manera francamente ingeniosa a las cosas no tardó en encontrar otro nombre para el engendro surgido en el solar del antiguo estadio. No es el nombre más ingenioso, pero al menos transmite parte del horror.
El edificio se compone de una parte central ovoide, rodeado por columnas en 45º que sostienen un edificio en forma de U de tres plantas, que se eleva sobre rasante sin medida alguna con el entorno o el urbanismo existente. Además, es totalmente blanco, como en toda la obra de Santiago Calatrava, autor de este engendro, ya esté el edificio en Valencia, Milwakee -como la galería de arte que hizo ahí- o Barcelona. No, en Zürich no le han dejado, pero ahí tienen criterio.
Ahí van las dimensiones de la obra: auditorio de 2150 personas con cúpula de 45 metros de alto, hall de 2300 m2, 12 salas de reuniones, y eso sólo en el ovoide principal; centro comercial de 65.000 m2 ; y en el edificio de tres plantas hay ¡11.200 m2! de espacio para oficinas, un hotel de 150 habitaciones y 17.400 m2 (habitaciones bien grandes, pues), además de 1800 plazas de aparcamiento para el conjunto.
La obra fue un desastre desde su concepción, su ejecución y su legado. Como en gran parte de las obras de Calatrava, tenía una parte móvil, que nunca se ha podido mover y por la que están en juicios y pleitos entre constructora, arquitecto y promotor; además, el arquitecto había ideado, con total desconocimiento del lugar, una lámina de agua que caía desde gran altura, pero que fue suprimida de la obra final por sus altos costes de mantenimiento, aunque hubiese quedado más justo espetarle un ¡esto no es el Mediterráneo!.
La construcción se inició en 2003 y con una concesión durante 50 años, insisto que bajo iniciativa privada, pero con consentimiento y aquiescencia del Ayuntamiento y la autoridad regional: ahí dieron los permisos de construcción y, peor aún, adquirieron los 11.200 m2 de oficinas para instalar dependencias públicas, como si no hubiese otros edificios disponibles. Fue una subvención encubierta a un complejo que ya nacía mal y renqueante.
El promotor se llama Jovellanos XXI, y es una sociedad inmobiliaria participada por la familia Cosmen, los de la empresa de transporte ALSA, conocida también como El Monopolio y auténtico poder fáctico de la región. Esta misma promotora también intentó hacer de las suyas en otro solar municipal de Oviedo (de hecho, las dos operaciones se conocía como las "de los Palacios"), con su propia y triste historia.
En cualquier otro país se hubiese conservado |
En Oviedo se hizo lamentablemente mal: la ciudad se quedó sin conexión ferroviaria directa con las cuencas mineras, donde antes se podía llegar en 25 minutos, y el solar quedó vacío hasta la actualidad, con feos asuntos políticos. Jovellanos XXI intentó hacer caja, pero no coló: nada menos que tres rascacielos de 133 metros -para la escala de España lo son, imaginense en Oviedo- diseñados también por Calatrava ("edificio escultura"), inclinados y al lado del muy cuidado casco antiguo de la ciudad.
Afortunadamente, cuando se presentó esa astracanada ya era 2007 y la cosa comenzaba a desinflarse: da miedo pensar si el pelotazo se hubiese propuesto cinco años antes. ¿Miedo? No tanto: basta asomarse al Calatravo finalmente construido y ver una imagen fideligna de lo ideado. Un paisaje apocalíptico, como poco.
Ahora resulta que Jovellanos XXI ha presentado concurso de acreedores (la antigua quiebra, vamos) por 90 millones de euros, con un comunicado que da risa y asco leer, aun cuando viene extractado. El Palacio de Congresos del que alardean que ha traído a "50.000 personas" en año y medio de actividad -como si fuese una cifra para admirar- y no tiene programación ni actividades programadas en el futuro cercano ni lejano, como es evidente cuando existen ese tipo de instalaciones en todas partes.
Como habrán podido intuir, el horrible edificio desproporcionado acabará en manos municipales, pero no es que los promotores hayan quebrado. Como indican desde Izquierda Unida, Jovellanos XXI vendió el espacio comercial por 121 millones de euros, y las oficinas del Gobierno Regional por 61 millones de euros -esto en sí sólo ya sería un escándalo, además de la subvención encubierta apuntada antes-, por lo que el negocio ya estaba hecho y ahora sólo quedaba deshacerse de lo inservible.
Es más, el Ayuntamiento de Oviedo ni siquiera será parte en el proceso concursal, ya que autorizó en 2010 a Jovellanos XXI a hipotecarse sobre una parcela que era pública, algo que me parece legalmente dudoso. Es la historia de un pelotazo, por la que nadie pasará por la cárcel y mediante la cual una pequeña ciudad de provincias se queda con un armatrostre sin utilidad, con elevados costes de mantenimiento, feo y con problemas de construcción. No es para estar muy orgullosos.
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(Relacionado con el tema principal) Un resumen de la prensa local sobre el Calatravo. Está lleno de chismes, destacando especialmente que el complejo se pretendió llamar "Francisco Álvarez Cascos".Y aquí se dice que tiene 125 usuarios al día, resultado de dividir los usuarios de los días que tiene actividad entre los 365 días del año, una fórmula tramposa pero que da una cierta idea de su función: tremendo lo de que fue inaugurado con la bendición del arzobispo. Parece una escena de La Regenta.
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(10 días después del tema principal del post) Se muere el arquitecto municipal que dio validez con su firma a la operación "de los Palacios". Casualidades de la vida: la quiebra de "El Palacio" vino un poco antes de su quiebra vital. Parece mentira que le dediquen elogios, aunque todo es posible en Vetusta.
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Crear un macrocomplejo de supuestos usos culturales para acabar presentando la Feria del Cocido: la realidad de España y de una de sus provincias más eso: provincia y España.
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Es que Valencia es muy pequeña y hay muy pocos hoteles, normal que haya coincidencias. En cuanto se supo que sería un juicio con jurado -y las presiones que hubo para su conformación- se intuyó el desastre.
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La clase política reacciona ante el futuro éxito de plataformas como Actualizable.
En este país la cultura popular siempre ha aceptado de buen grado este tipo de proyectos, muy crédula ante las bonitas promesas políticas de renombre, visitantes, modernidad y dinero. Sólo ahora, y en contadas excepciones, aparece el espíritu crítico ante nuevas chaladuras de este tipo... ahí están los que creen positivos proyectos como Eurovegas y BCN World porque traerán trabajo.
ResponderEliminarLa mejor manera de comprobar ex situ la barbaridad que suponen estas obras es la fotografía aérea: destrozo fulminante de la ciudad.
"muy cuidado casco antiguo de la ciudad"
ResponderEliminarEsto... ¿y lo que se hizo con la plaza del Fontán, derribándola y volviéndola a construir en plan imitación de Las Vegas? Para más inri la barbaridad parece que gustó y ahora ya hablan hasta de "modelo Fontán" para nuevas actuaciones en el casco antiguo.
Que habiendo en la ciudad el Auditorio (cuyo diseño exterior me parece por cierto adecuado y acertado, no sé qué le parece a Sergio) se pusieran a hacer un Palacio de Congresos o lo que quiera que sea ese monstruo dice bastante de la "capacidad de gestión" de los representantes municipales salidos de las urnas.
ResponderEliminarAsturias parece tener querencia por este tipo de cosas "grandes o de excesivo tamaño": el puerto soviético de Gijón, el Niemeyer de Avilés, el estadio de fútbol, el Palacio de Congresos, los expresidentes Areces y Cascos...
ResponderEliminarSupongo que estarás al tanto de que en Santander quieren levantar un mamotreto similar en el paseo marítimo frente a la bahía, en este caso patrocinado por don Emilione. Ya han empezado y parece que poco a poco, nos la van a acabar metiendo doblada...
ResponderEliminarGracias por vuestros comentarios. PyP: el espíritu crítico colectivo, azuzado por los medios antes complacientes y propagandísticos de esos proyectos, sin crítica alguna: baste ver el apoyo tácito a Madrid 2020, donde ningún medio critica nada.
ResponderEliminarAnónimo: lo del Fontán fue un atropello, y lo peor es que se hizo a finales de los noventa, cuando en teoría ya había algo de sensibilidad a esos temas. En todo caso, me refiero a "cuidado casco antiguo" en el contexto español. A poco que hayas viajado no podrás estar más de acuerdo.
Anónimo: el primer auditorio de Oviedo está bien, sin más, medio boffiliano, medio edificio de oficinas de periferia, lo mejor es su ubicación.
Anónimo: en cuanto pueda hablaré del puerto soviético de Gijón.
Borf: la supersede de la Fundación Botín habrá que ver si termina haciéndose, supongo que sí por el lugar, el tema y el la idiosincrasia local. En todo caso, me parece más espeluznante el Museo de Cantabria al lado del mercado, o el Auditorio de Saez de Oiza ya gagá y sus colores chirriantes.
Sergio, en Vitoria se han pagado más de 15 millones de euros para el proyecto "Business and Arts International Center", otro mamotreto del mismo pelo que el de Oviedo, durante varias legislaturas con apoyo de diferentes grupos políticos absolutamente al margen de la realidad e infames alcaldes, y al final afortunadamente no se va a hacer. Nos habría costado más de 150 millones de euros!!! Gracias a ls crisis que ha impedido esta infamia.
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