Un Iran-Contra a la española

Bell 212 de la FF.AA de Sri Lanka

Como sabrán, porque los medios de izquierdas lo ponen habitualmente, España es un país exportador de armas. Uno de los principales. Es curioso que tras varios lustros de cacarear lo de "la octava economía del mundo" sean escasísimos los sectores donde realmente estamos entre los ocho primeros mundos, habida cuenta de que la premisa de partida es falsa: como mucho, como mucho rozamos entrar entre los diez primeros, o lo hacíamos antes de la crisis.

Bueno, pues uno de esos sectores es el de Defensa, que es como gusta definirse a sí mismo el poderoso lobby armamentístico radicado en nuestro país. Con hitos señeros como la venta de un portaaeronaves a Thailandia -autorización previa de EE.UU- y unas fragatas a Noruega, el sector combina alta tecnología con armas de lo más chusquero. ¿Saben que parte gana en la balanza? La segunda, claro, pero tampoco se queden con la imagen de machetes y bombas de mano.

De esto da cumplida cuenta el estupendo periodista Miguel González (ninguna ironía) de El País, especializado en el tema. Por ejemplo, que las ventas de armas han crecido constantemente desde 2001, que un porcentaje que ronda el 70% se queda entre los socios de la OTAN -por la participación en programas conjuntos de armamento, en los que cada miembro fabrica un porcentaje- y que sólo se denegaron en 2007 el 2% de las licencias. Así todos los años. Incluso en 2009 se incrementó la venta un 44%, y me atrevo a decir que fue el sector que mejor se comportó de la economía española.

Además de esto, perfectamente legal hasta que venga el político de turno y prohíba las bombas de racimo, las minas antipersona o el cascabel, en España pasan otras cosas relacionadas con la seguridad y Defensa que, disculpen la osadía, no son propias de este país. O sí, igual que la alta tasa de accidentes de aviación civil, la permisividad institucional con el consumo de drogas de todo tipo o los cinco millones de parados. Cosas propias de España, y que no se ven en otros países con los que se intenta codear, sean los ocho más ricos del mundo u ocho países ribereños del Mediterráneo, que son los que realmente se nos asemejan en estos asuntos.

Me refiero a la noticia de hoy, sin duda peculiar y que merecería una atención detallada que los medios convencionales no le van a dar, igual que el robo de fusiles de asalto en una base militar de Badajoz -¿ven como Spain is different en estos casos?- o el extravío de material fisionable en una fábrica nuclear en Salamanca -que los papeles de Wikileaks revelaron como una gran preocupación de EE.UU, y con razón-, nada menos que "Intervenidos nueve helicópteros que iban a ser vendidos a Irán".

Se trata en concreto de nueve unidades de un clásico, el helicóptero de Vietnam UH-1E, concretamente el Bell 212 que indica la noticia, probablemente el modelo de mayor fabricación en la historia. Fiable y con muy poco mantenimiento, sigue en servicio en gran parte del mundo no desarrollado por estas dos características. España lo ha tenido en sus inventarios, pero no parece que las unidades intervenidas por la Policía procediesen de nuestro país. Al contrario.

Resulta que entre los ocho detenidos hay tres iranies. "En las naves industriales, propiedad del consorcio empresarial de los españoles detenidos, preparaban su montaje y desmontaje antes de proceder a su venta y traslado a Irán y a Venezuela. Trataban de proteger la compra-venta (que podría suponerles ingresos cercanos a los 100 millones de euros) bajo la cobertura legal de actividades de reparación de aeronaves".

¿Cobertura legal? Si, claro. Ya no es tan legal cuando se utiliza a España como tercera parte en lo que es el tráfico de armas entre dos países. Recuerden que Israel facilitó piezas de repuesto a los F-4 de Jomeini durante la guerra Irán-Irak (conocida entonces como La guerra del Golfo) saltándose el embargo estadounidense, país de procedencia de la totalidad del potencial bélico de Irán, gracias a las generosas compras del depuesto Shah Reza Phalevi.

Lo tuvo que hacer con una operación-pantalla muy oscura llamada Iran-Contra, que a lo mejor les suena, aunque estas cosas no se cuentan en los libros de historia ni en las asambleas ciudadanas. Israel vendiendo armas a Irán: el mundo es así y no lo he inventado yo. También EE.UU vendía armas a Irán, utlizando al país hebreo como pantalla. Bueno, en el fondo las armas venían de EE.UU, como las que ahora nos ocupan.

Todo con cobertura paralegal, claro. Aquí en España no, todo perfectamente legal, al menos sobre el papel. ¿Por qué España? Porque lo tenemos todo para este tipo de cosas, y no hace falta referirse a Kashoghi en la Marbella de los ochenta o Marc Rich, el amigo de Bill Clinton y de Juan Carlos I indultado a última hora y que también elegía la simpática localidad malagueña para vivir y trabajar, sin duda debido a su clima y no otro tipo de facilidades. Fíjense que ahora mismo está nada menos que en Glencore, y mejor no me hagan explicarles qué tipo de empresa es esta y por qué tiene a un español como uno de  sus máximos responsables relacionado con un importante, y ahora mismo la cuarta fortuna individual del país, aunque hasta hace unas semanas no se sabía.

En fin, Spain is wonderful. Tan, tan wonderful que si leen esta noticia de 2010 verán alguna de las pistas de este caso. En los 790.000 euros en armas que se exportaron a Israel en 2009 se incluye esta interesante partida: "piezas de aeronaves que fueron devueltas tras ser enviadas por error a España".  ¿Enviadas por error? ¿Piezas de aeronaves? ¿Devueltas? ¿Y cuantas se quedaron? ¿Cuantas fueron enviadas a sabiendas? En fin, un claro caso de comercio triangular -como el esclavista, con el que comparte similitudes- que ningún periodista investigará. España, año 2011.
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Una carretera muy bien eliminada.
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Aquí se cambia una carretera por otros motivos menos ecológicos.
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El pinchazo de la burbuja académica producido por el doble efecto de la crisis demográfica y la crisis económica. Se leen interesantes reflexiones, muy realistas.