1 de septiembre, tradicional día de vuelta al trabajo en los países del sur de Europa. Las ciudades de interior se vuelven a llenar, las de costa exhalan un suspiro y comienza la rutina. Uno de los paisajes de estos días es ver a la gente que va por la calle luciendo su look carbonizado, fruto de haber aprovechado su semana de vacaciones en el mar -el resto en el pueblo, en la casa familiar que no está el clima para alegrías- para pasar ocho o diez horas bajo el sol.
En una conocida explicación sociológica, se apunta a que en el S. XIX y antes, lo que se exhibía con orgullo era la blanca palidez de estar todo el día holgando en un palacio -el que podía-, en contraste con las labores agrícolas que cambiaban el color de la piel. Sin embargo, ahora el símbolo de que te van las cosas bien -aunque eso signifique que puedes estar una semana en Torrevieja o Sanxenxo- es lucir el bronceado pirómano que tanto se ve en las revistas de cotilleo y, ay, en cualquier calle.
Esa gusto por la tez carbonizada tiene la denominación de tanorexia, y es una patología como otra cualquiera. Un poco de sol es saludable, un mucho es una locura. Y se estila el mucho, para que se vea cuanto has disfrutado de tus vacaciones -¿se goza con ocho horas en la playa?-, a pesar de que después te caiga la piel a tiras, parezca que tienes ocho años más o te confundan de etnia, porque el español con exceso de sol cruza el Estrecho en el otro sentido.
A mí me dan pena todas esas señoras entradas en carnes y con algún hijo a la espalda que confunden su edad con el de alguna moza más joven por el simple hecho de ir carbonizadas: el contraste con los horrorosos estampados o el blanco de "vestir Ibiza" acentúan la aberración, extraordinariamente desagradable por lo que tiene de impostado y no saber su lugar. Sin embargo, es lo que venden los roles establecidos y bien que se amoldan a ellos.
Vivimos en una sociedad que continuamente nos advierte y nos hace sentir mal con los peligros que nos acechan (no fumes, no forniques sin protección, ponte el cinturón, cierra la puerta con cuatro giros de cerradura, hazte un plan de pensiones desde los veinte años) reales o imaginarios, y uno de los primeros es el del riesgo de la excesiva exposición al sol. El cáncer de piel es uno de los que más han crecido en estos últimos años y, aunque rara vez se apunte a que es sobre todo en la población mayor de 65 años, todo el mundo debería estar al tanto.
La piel, que se forma con las mismas células del cerebro, tiene "memoria". Una quemadura de la adolescencia queda grabada en el tiempo particular de esta parte tan sensible del cuerpo, la que nos pone en contacto con el medio que nos rodea. Una continua exposición a esas interminables sesiones de playa, solarium o chorradas para carbonizarse -¿han olido alguna vez carne quemada? no se olvida fácilmente- acaba pasando factura, y también la gente que, aprovechando su semanita de ver el mar, se mete un empacho de sol.
En estos días que nos quedan de ver a los carbonizados a conciencia paseándose orgullosos como si hubiese algo que envidiar -¿qué mérito tiene estar al sol?- yo simplemente veo lo que costará al sistema de sanidad universal y gratuito, y me hace desear un sistema sanitario donde cada uno pague en función de su gasto. Si el sistema de asistencia sanitario no fuese tan indiscriminado y de libre disposición, la gente se cuidaría mucho más de tostarse al sol. O de fumar. O de beber. O de conducir borracho. Seré que soy yo el rarito, pero no le veo sentido a este sistema obligatorio -yo no puedo escoger dejar de pagar mi parte correspondiente a la Seguridad Social- mientras veo por la calle a estos irresponsables. O a lo mejor es que estoy demasiado concienciado sobre los peligros del sol y me iría mejor si fuese más a la playa.
uf! hasta el ultimo parrafo, puedo suscribirlo todo. a partir de ahi, cero. hay cosas que nunca deben de ser un negocio y la sanidad esta entre ellas.
ResponderEliminarsi un dia los humanitos nos hacemos mayores, crearemos sistemas de gestion publicos eficaces, mientras tanto yo me conformo con lo que hay antes de hacer de esto una fuente de ingesos para los de siempre.
el factor de azar en la salud es demasiado importante como para responsabilizar a todo el mundo de lo que le ocurre a su salud. bastante putada es caer enfermo como para que encima suponga la ruina economica.
sinceramente crees mejor un sistema de salud como el americano que el nuestro? en que es mas eficiente? la gente toma menos el sol? fuma menos? se cuida mas?
Me da la sensación que es más acentuado en el interior que en la costa el hecho de venir bien tostado después de unos días en la playa.
ResponderEliminarO como los que se tuestan sin cremas protectoras cuando van a esquiar.
También deportistas tanto de élite como aficionados que no entiento como pueden vacilar del exceso de sol, como diciendo: ¿Yo si que entreno!
Y lo que es gracioso es que la mitad de españolitos un pelín tostados (como comentas) pueden pasar por saharianos pero eso si que no lo puedes decir ya que se ponen como motos.
Bastante de acuerdo con lo expuesto, una disgresión interesante (entiendo que se aleja un poco de la temática habitual del blog).
ResponderEliminarSupongo que el vivir junto a la playa le da otra perspectiva al tema, al tenerla al lado de casa ya no tiene "mérito" ponerse negro como un tito, y por lo tanto la gente de aquí va a la playa es porque realmente lo encuentra divertido/relajante/entretenido. ¡Si hasta yo le he cogido el gusto!
Cualquiera diría que tienes síndrome posvacional (del que invariablemente hablan los Telediarios todos los años).
ResponderEliminarPor otro lado, totalmente de acuerdo en la fiebre por el bronceado. Cuando la gente vuelve al trabajo tras las vacaciones es muy habitual oir (con tono de envidia) "uy, pero qué moreno/a estás..." como si la diversión fuera directamente proporcional al oscurecimiento de la piel.
Hombre Sergio, que yo sepa en países donde no hay un sistema sanitario público y universal no hay un menor consumo de alcohol, de tabaco o de sol que donde sí lo hay, y por lo que veo tampoco te apoyas en ningún estudio serio que respalde tu suposición. Me parece que tu argumento flojea en ese sentido.
ResponderEliminarY bueno, lo de que tú no decides pagar a la Seguridad Social... tampoco te preguntan sobre si quieres pagar a los jueces, o a los parlamentarios y gobernantes (a los que pagamos para encima acabar pagando también la factura de sus desmanes), por poner dos ejemplos. Y bueno, podríamos seguira así con cantidad de cosas, incluyendo la decisión de entrar en la UE, o los parques públicos (¿por qué los pago si nunca voy?) y tantas otras cosas.
Bueno, y supongo que el que tenga un gen que le hace tener un mayor riesgo de padecer una enfermedad también tendrá que pagar más, ¿verdad? Y la aseguradora tendrá la posibilidad de rechazar pacientes por sus antecedentes familiares, porque esto es un negocio privado y hay derecho de admisión.
ResponderEliminarFantástico, Sergio.
Yo estoy a favor de que las autopistas sean de peaje (que las paguen los que las usan), de no conceder subvenciones como norma general (me parecen discriminatorias y arbitrarias) y demás, pero la sanidad es otra historia. Y bueno, la esperanza de vida es mayor en países con sistemas de salud universales que en los que no lo tienen, incluído entre las clases altas.
Al hilo de todo esto, me encontré este artículo que me hizo pensar en este blog y su autor:
http://www.elcorreo.com/vizcaya/v/20100820/opinion/viejas-ideas-20100820.html
¿Vas a comentar los resultados de la encuesta? Lo de los temas, digo, porque el "qué crees que puede mejorar este espacio" parece claro...
ResponderEliminar¿"Llevar hábitos de vida saludable"? Sergio, que el hábito no es una vestimenta, tampoco una mera elección o estilo. La responsabilización
ResponderEliminar- culpabilización- de los individuos parece la otra cara- casi la consecuencia lógica- de las políticas de externalización de costes. Me da la sensación que el cuidado o la inquietud de sí tiene más que ver con la apertura de un espacio de libertad que con algo así como ese engendro conceptual que algunos llaman salud.
Gracias por vuestros comentarios.
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