jueves, 6 de mayo de 2021

Sobre los globos-sonda de los peajes

Estadísticas

 ¡No hay otro tema en cualquier tertulia que se precie! El Gobierno de España está lanzando globos-sonda sobre la posibilidad de implantar peajes directos en las autovías y autopistas de su competencia. Al parecer, así se lo ha hecho saber a las autoridades europeas, siempre preocupadas por la mejorable capacidad recaudatoria de nuestro país. 

Noten que no hay nada concreto, igual que no hay nada firme sobre la documentación enviada a Bruselas, y que el Gobierno se empeña en mantener bajo siete llaves, más o menos igual que el plan ese con el que se van a gastar los 70.000 millones de euros a fondo perdido, y del que solo se conocen generalidades y propaganda. En el fondo, todo forma parte del mismo plan. 

Un plan consistente en meter en un batiburrillo ecología, cambio climático, impuestos, a la loca de Teresa Ribera y, de soslayo, otro respaldo al coche eléctrico, que seguro que no tendría que pagar en este nuevo plan. Ya sabe, "para dar respaldo", y camuflar todo con mensajes cruzados, buenas intenciones, tontería a nivel muy intenso, y lo que nos ha tocado vivir con esta izquierda posmoderna que camina con paso firme hacia la irrelevancia. Lean:

 Con una red estatal que supera los 26.466 km de extensión, de los que unos 12.000 son de carreteras de alta capacidad, lo que hace que tengamos la más extensa de Europa, los costes de conservación son crecientes y no es posible que sean asumidos de manera directa por los recursos presupuestarios. Esto está generando un déficit acumulado de mantenimiento de la red, con una pérdida de su valor, así como con el consiguiente deterioro de la calidad del servicio y consecuencias en la seguridad vial.

Noten el lenguaje criptofranquista, consiste en decir cúanto tenemos -como cuando en plena epidemia Pdr Snchz decía que teníamos miles de kilómetros de fibra óptica- y el remache habitual de "los primeros de Europa" (o del mundo), como con lo de la Sanidad pública. No se a ustedes, pero a mí eso me parece lo peor en todos estos casos, porque son tan tontos que inmediatamente surge la pregunta adecuada. 

¿Por qué tantos km? Primero, porque somos un país muy extenso para lo que es la escala europea. Esto es así, y es incontrovertible. También que gran parte de la población vive cerca de la costa, mientras el interior está vacio desde hace siglos, con la excepción del gran agujero negro que es Madrid, donde no por casualidad se han centrado gran parte de las infraestructuras -o las que se han hecho con mayor celeridad-, y ese modelo de "las radiales", que estamos pagando todos vía Presupuestos Generales del Estado.

Adivinen la región de España
Jamás reconocerán que ha habido una mala planificación de infraestructuras también en las carreteras, igual que lo que ha pasado con el AVE. A la vista esta: carreteras nacionales desdobladas con gran esfuerzo presupuestario en los años ochenta y que, con los fastos de los noventa, se vieron arrinconadas por una autopista de nuevo cuño apenas una década después. A veces vas viajando por Españita y de repente ves la nacional paralela a la autopista, perfectamente desdoblada para camiones, y que ahora no la usa nadie, pero tiene que estar en perfecto estado de revista. 

¡Y que decir de esas vías logradas por acuerdo políticos inconfensables, como la "Autovía del Mudéjar" (sic), o esa otra que une Valladolid con Segovia, y que tiene un tráfico digno de Laponia, precisamente la zona por la que discurre! Ahora, de sopetón, descubrimos que tenemos muchas carreteras, que son caras, y que hay que pagarlas de manera directa. Y todo en plan ideológico del que no se concreta nada, solo un año (2024, veremos), y ni siquiera la forma en la que se va a recaudar ese dinero. 

Un dinero que, en otro globo-sonda de libro, se estima en un céntimo por kilómetro, con los típicos cálculos para anormales que hacen los medios de propaganda: "ir de Madrid a Barcelona saldría por 6´21€", como si fuese un trayecto de lo más común,  y no uno de los más estúpidos que se pueden hacer en este país. ¿Van a pagar por usar las circunvalaciones de grandes ciudades? ¿Por usar la inconclusa SE-30? ¿O la estúpida VA-30, que solo sirve para ver promociones inacabadas? Si finalmente se aplica la medida anunciada con globo-sonda, seguramente ese tipo de vías queden excluidas, porque en muchos casos son ya vías urbanas. 

Si realmente ese es el plan, es imposible saber qué tipo de aparato de medida usarán. Descartado por completo las cabinas de cobro como en las autopistas de pago, está el método portugués, consistente en instalar pórticos por todas las entradas y salidas, para así poder cobrar por vía telemática a cualquier vehículo que use las vías de alta capacidad. El país vecino instaló el sistema tras la crisis del 2008 y, aunque parecía que iba a ser imposible de llevar a cabo -por el despliegue, por la falta de costumbre- se ha consolidado y ya no lo van a quitar jamás, y eso que se anunció como una medida temporal. 

Con las tecnologías actuales sería fácil de implementar, otra cosa es si realmente sería efectivo. Estamos hablando de España, un país donde se reconoce abiertamente que un 8% del parque de vehículos circula sin el seguro obligatorio, causando al año más de 20.000 accidentes. ¿Esos van a pagar el peaje obligatorio? No se lo cree nadie; ni esos, ni los de la etnia. Eso ya lo damos todos por descontado con el Gobierno de "no dejaremos a nadie atrás", incluyendo transportistas y cadena de logística, porque dispararía el IPC y hay algunas cadenas de suministro que ya miran el céntimo de euro en la gasolina para ser rentables, como las macrogranjas de porcino en Aragón y Lleida. 

Como el chocolate y el queso Gruyere

Existe otra método para incrementar la recaudación menos lesivo e insultante para los votantes, que por supuesto se han llevado el globo-sonda como una cornada, porque muchas personas viven el coche como una extensión de su personalidad y de su mismísima vida. A mí me parece increíble que no se haya aplicado ya en España, un país por el que tienen que transitar obligatoriamente todos los vehículos que vayan o vengan de Portugal (un país con dos millones de emigrantes en Europa, y no vean como les gusta el coche), todos los que van al Magreb en la Operación Paso del Estrecho, y millones de turistas que vienen todos los años en su propio vehículo a nuestro país. 

Es el sistema de pago por viñeta, que se aplica en Austria o en Suiza. Es fácil, cómodo, no requiere el despligue de parafernalia añadida, es universal para todos, y no es nada complicado. Es mejor, en definitiva, para un país como España. Consiste en que a principios de año los residentes de ese país comprar un distintivo (la viñeta, del vignette francés) similar al que se pone por la ITV, y que permite el uso de la red de alta capacidad. Si te pillan circulando sin él, multón. 

Para asegurarse de que los vehículos de no residentes que entran en el país lo pagan, en todos los controles fronterizos se vigila y se pone, y también se puede comprar anticipadamente para no hacer cola. Es un sistema que favorece a los usuarios frecuentes -pagas una vez, y puedes usar las autopistas todo el año- y penaliza al usuario esporádico, como un turista o un vehículo en tránsito hacia otro país, y que en el caso de nuestro país es muy notable, como atestiguan los carteles en árabe en el País Vasco y Burgos. 

¿Y cúanto cuesta? En Austria, en 2021, para diez días consecutivos 9´5 euros, para dos meses 27´80€, y para todo el año 92´50€; en Suiza no hay tanta parcelación: un pago único de 40 CHF, vayas a usar las autopistas un día o 365 días. Actualmente en España hay 32 millones de vehículos -¡suerte en el PAU y en la unifamiliar de la periferia, con dos o tres vehículos por familia!-, lo que aplicando una viñeta de 70 euros porque nuestro país es mucho más extenso que los ejemplos alpinos, daría unos ingresos fiscales limpios de 2240 millones, en el mejor de los casos.

Eso únicamente con los vehículos de residentes, a los que habría que sumar todos los de los vehículos con matrícula extranjera. Antes de que un representante de la patronal del turismo se queje, dudo mucho que un turista que elige España por lo barato que le resulta, deje de venir por tener que pagar 70 euros -el precio de un depósito lleno-, igual que este verano van a pagar todos contentos 80 o 100 euros por ir con la PCR. En todo caso, no dudo que este sector lanzará el grito al cielo, como lo hizo con la tasa ecológica que iba a acabar con el turismo en Baleares (risas).

Como cualquiera puede ver, es una medida fácil de aplicar, y que podría servir a los objetivos de propaganda del Gobierno, porque aquel que no vaya a usar la autopista siempre puede dejar su vehiculo sin la pegatina. De hecho, creo que se debería haber implantado hace mucho tiempo, y si no se ha hecho es porque el coche es un animal totémico y el objeto de muchos intereses cruzados, incluyendo los de vertebración nacional. Entonces, ¿por qué se explica todo tan mal? ¿Por qué se ha perdido ya irremediablemente la iniciativa al hacer una comunicación tan desastrosa? Eso ya es algo fuera del alcance del conocimiento tangible.

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Atentos al nuevo caso de #MafiAsturias. Un diputado regional de Podemos -ojo a la foto y las pintas: para cambiarse de acera si te lo encuentras de noche-  denuncia un desalojo a una "persona vulnerable". La autoridad regional replica que no ha pagado jamás el alquiler de la vivienda social de la que disfruta, realquila habitaciones, vive de la paguina de 400 euros by-the-face, y está denunciada por sus vecinos por violencia. 

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Buen artículo-resumen sobre el sistema electoral que se aplica y el que se ha querido aplicar en la Comunidad de Madrid.

martes, 4 de mayo de 2021

La mayoría ha hablado

 

Los familiarizados con este espacio para minorías ya conocerán mi teoría de que si el PP presenta un estropajo a los elecciones de la comunidad o el ayuntamiento de Madrid, ganaría igualmente. La gente por aquí es conservadora, bien por herencia familiar -la gran expansión vino con el anterior régimen, donde muchos prosperaron-, bien por desconfianza de las alternativas, si las hubiere. No sirve de nada llamar a una "movilización histórica", porque los votantes de derecha también se movilizan, y los de centro cambian su voto si ven su estabilidad amenazada. 

El PP ha ganado en Madrid en un contexto de una guerra internacional donde no pintabamos nada (2003), y donde recibimos la peor de las consecuencias. El PP ha ganado en Madrid, o conseguido mayoría para gobernar, en medio de una corrupción espesa y nítida al mismo tiempo, y en sucesivos ciclos electorales (2011, 2015, 2019). El PP ha ganado en Madrid, en definitiva, con decenas de miles de muertos atribuibles a su gestión, e incluso ha doblado sus resultados (2021). 

Eso es hoy. No necesita ni presentar programa -basta un lema, "libertad", y un folio en blanco enviado a las casas de todos los electores-, porque no hace falta. La teoría del estropajo, plasmada de manera contundente. No tendría por qué hacerlo de manera diferente. Díaz Ayuso es la continuación natural de la chabacanería y el populacherismo implantados por Esperanza Aguirre y continuados por la ladrona de cremas y de títulos. Ellas ganaron, Díaz Ayuso también. A su electorado no le importa su baja formación, ni sus evidentes lagunas cognitivas, de todo tipo y amplio espectro. Gana, y arrasa. 

Ha reintegrado todo el voto perdido en Ciudagramos -un partido burbuja, como también se dijo por aquí-, y ni uno solo de esos votos cedidos durante algunos ciclos electorales ha ido a parar al PSOE, reflejo evidente de que era un partido nodriza -o marca blanca- y que ha servido para su función. Además, a la espera de lo que digan importante pholithologos con másters en la universidad Vanderbildt, ha tomado votos de la izquierda moderada, ante el frentismo caduco y estúpido con el que se ha presentado la oposición en esta campaña. 

¿Votar al PSOE de un líder inane -que ya tenía puesto en el Defensor del Pueblo, y al que el adelanto electoral pilló de sorpresa- que iba a ser un rehén de Pablemos en caso de una fantasiosa victoria de la izquierda? ¿Uno que hace gala de ser gris, como la propaganda electoral y la foto sacada de un casting de película de Fesser? Y más cuando la campaña se ha centrado en que la candidata del PP iba a ser rehén de Vox: pues la mejor forma de que no lo sea, es dándole una mayoría holgada, o mayoría suficiente, en lenguaje pepero. 

A la espera de los resultados definitivos, el PP se va a quedar a cuatro o cinco escaños de la mayoría absoluta. No necesita ni siquiera que Vox entre en el Gobierno, por mucho que ladrase el dueño de Villa Tinaja durante su aventura de mes y medio. Basta con que Vox se abstenga en la investidura, y habrá un Gobierno monocolor, y los negocios y las comisiones seguirán siendo la moneda de cambio común en Madrid. 

La izquierda presentó estas elecciones como un plebiscito de muchas cosas que no eran Madrid. Que si la única gran ciudad europea que no es progresista, que si la ultraderecha en las instituciones -y lo dicen los que callaron con el 1-O catalán y la persecución político-judicial posterior-, que si que "hable la mayoría". Y vaya si ha hablado. Madrid, y especialmente la región, es de derechas. Punto. Ya se sabía, y hoy ha quedado demostrado de una manera muy evidente. 

Es difícil, sin embargo, que se vaya a entender la lección. En dos años habrá de nuevo elecciones, esta vez diluidas con el resto de las CC.AA que no tienen sistema de voto particular, y también las municipales. No habrá tanto de ese "Madrid, Madrid, Madrid" que tanto molesta fuera de aquí, y con razón. Ojalá para entonces no se presenten de nuevo los contendientes con el cansino ahora o nunca que ha impregnado todas estas elecciones, pero es mucho esperar en el bando perdedor. Por eso es importante dejar reflejado algunas cosas relevantes para explicar lo sucedido hoy. Dos años no son nada, pero la memoria falla incluso en plazos tan cortos. 

En el momento de escribir esto, el PSOE apenas saca un diputado por encima de Más Madrid, y ambos se quedan a más del doble del PP. Los de Errejón, que ha llevado un papel muy discreto en esta campaña, apenas suben 4 diputados. Se podría decir que se consolidan -los cuatro años al frente de la alcaldía, aunque con otras siglas, fueron muy positivos-, pero eso no basta. No basta con esa campaña estúpida de "Mola Mazo Madrid", y el culto a la figura de una pinturera que parece llamada a empresas menores. 

Al menos sacan más del doble de diputados que el Partido Comunista y su marca electoral Pablemos, que apenas pasa de siete diputados a diez, un aumento pírrico, habida cuenta de que han presentado a su mayor activo (ojo, a lo mejor no lo es) con un discurso mesiánico y un scendo in piazza ridículo. Madrid podrá ser de derechas -algo que jamás podrán entender-, pero no es tan tonto como para creerse el discurso caduco, gañán e infantil de uno que se presentaba como decisivo, y que obtiene 10 de los 136 diputados en liza. 

Quizás sea ahora el momento de pensar por qué los partidos no han sacado en campaña la gestión de las residencias durante la epidemia de Covid-19. Como en tantos otros procesos electorales de este Régimen del 78 se ha pactado dejar a un lado ciertos temas de la agenda pública, a saber en función de qué cálculos electorales. Hace poco más de un año que morían miles de ancianos en Madrid bajo un auténtico plan Wansee que empezaba por no darles atención hospitalaria -en algunos casos, ni médica ni paliativa-, y el tema ni ha salido en campaña. Un-maldito-año,y ya se ha olvidado, vía amortización.

Era mucho mejor plantear la campaña en términos de democracia o fascismo (sic), apelar a unos supuestos obreros en chándal que no son más que clases pasivas y extractivas no muy diferentes de los que odian por clase, y arrastrar detrás suyo por puro seguidismo a un PSOE incapaz de proponer ideas o siguiera algo de izquierdas ("no tocaremos la fiscalidad", fue uno de los mantras de Gabilondo), esperando un colapso de las derechas, ante tan abrumadoras ideas. Colapso ha habido, pero era el esperado. 

Ciudadanos vive los estertores de su existencia, un poco más duradera e intensa que la de UPyD. Siguen manteniendo, a nivel de España, un poder regional y municipal que desaparecerá en 2023, porque lo suyo no lo remonta ya nadie. Como dijo acertadamente Pablo Iglesias en el único debate electoral a seis, el candidato voluntarioso del partido del Ibex-35 no había renunciado a su acta de diputado nacional  porque "las encuestas dice que no sacará acta de diputado regional". 

Tampoco era una predición como para ganar un premio. Como tampoco lo será decir que Pablo Iglesias, Premio Nacional de Licenciatura, durará mucho como diputado raso en la Asamblea de Entrevías (Vallecas). Su ego no va a poder con la irrelevancia que le ha concedido el electorado, de manera abrumadora. Eso lo saben aquí, y en Lima, y quizás también lo sepa Irene en Galapagar. Ya en campaña un medio de derechas dijo que estaba planificando su salto a la televisión nacional de la mano de Roures, que es el escenario que le pega. Desde luego, mucho más que el trabajo de líder del quinto partido más votado en un parlamento autonómico. Él, que venía a asaltar los cielos, o a salvar a los madrileños de la ultraderecha. 

Queda ver que este gran Narciso se arrogue también del hecho de que Vox no vaya a entrar en el Gobierno, algo en plan "la gran movilización ha sido en gran parte por mi culpa [muchos han votado para joderte, tan cual] y, en parte, Ayuso nos debe la victoria". Peores cosas se han visto, y peores nos quedan por ver en los dos años y medio que quedan de Gobierno de coalición a nivel nacional. De hecho, lo peor está por venir. 

Cuando en enero de 2020 se formó el primer Gobierno de coalición en cuarenta años del Régimen del 78 fue con un pacto con fórceps donde algunos advertimos que, si no salía bien -si no se agotaba la legislatura, si no hacían auténticas políticas de izquierda, si se perdía el tiempo y las energías en estupideces posmodernas-, en las siguientes elecciones podría empezar un largo ciclo de hegemonía de la derecha. Muchos van a extrapolar a nivel nacional el extraordinario resultado del PP en Madrid, cuando no siempre tiene traducción directa. 

El PP, por ejemplo, es un partido irrelevante en Cataluña, Navarra y País Vasco, y parece que el cambio de tendencia logrado en Valencia tiene visos de permanencia. Y sin eso, no se pueden ganar unas elecciones generales, salvo que la izquierda en el poder las pierda por dedicar el tiempo a políticas de género, transgénero, pobreza energética, Agenda 2030 .y tantas y tantas estupideces que han jalonado, además del Covid-19, su primer año y medio en el Gobierno. Quedan dos años y medio para invertir esa tendencia, porque si no, lo de Madrid llegará a toda España, incluso la más irredenta. 

Que las políticas de izquierda no sean dar dinero a fondo perdido, y presumir de ello (Renta mínima, ERTE). Que se pueden hacer otras cosas. Que la mayoría nunca van a ser esas minorías para las que hacen las políticas más visibles, y que no representan nunca más que a ellos mismos. Que la mayoría ha hablado en Madrid, y lo ha hecho de manera contundente. Que en dos años no se puede volver a ir con el mismo discurso. Que hay temas que se quitan de la opinión pública y se sustituyen por esa perniciosa política de sentimientos que nada aporta. No es tan difícil darse cuenta. La mayoría lo ha hecho.

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Un año con las bibliotecas cerradas, siempre con la excusa del Covid-19. No podía ser en otros sitio que en #MafiAsturias. 

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Diez años de cárcel para el antiguo presidente de Asaja Valladolid, que se pulió dos millones de euros para la formación de jóvenes agricultores en vicios varios. Siempre hay que seguir el rastro del dinero para la formación, en gran parte de origen europeo, para descubrir casos como estos. Y para explicar por qué en España siguen pasando cosas de generación a generación. 

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Un día habría que estudiar cómo El Escorial, junto con Aranjuez el único pueblo de Madrid que no es espantosamente horrible, se ha convertido en una gran ciudad, perdiendo todo su carácter. Probablemente ya será demasiado tarde. Relacionado con esto, este buen artículo donde se mezclan política, urbanismo y demografía, como si pudiesen presentarse de otra manera que no fuese esta.

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Interesante actualización sobre las locas de Astorga que asesinaron a Isabel Carrasco. 

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Un Guardia Civil condenado por traficar con tres toneladas de hachís pide reincorporarse a la Benemérita porque antes y después de su detención, su conducta había sido "irreprochable". Merece la pena entrar en el enlace, donde explican que la sentencia de este caso de tráfico de drogas se retrasó nada menos que 15 años, quien sabe para favorecer a quien, o a quienes. 

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Murcia, qué bonita y hermosa eres, hará que en su Universidad pública sea aún mejor premiando a los que tengan "méritos docentes" -años chupados como profesor asociado por sueldo inferior a un camarero- sobre los que tengan "méritos de investigación", que la cosa se estaba poniendo chunga con tanto índice internacional donde no vale haber publicado en "Annals of Totana" o "Journal of Alcantarilla Review". Vamos a más.

viernes, 23 de abril de 2021

El incidente que estaban buscando

Guitarte de Teruel Existe nunca lo publicó

 ¿Dónde quedó el veto de Vox al grupo Prisa? No se sabe, pero hoy la candidata del partido de ultraderecha a la Comunidad de Madrid participó en el debate a cinco organizado por la cadena de radio más escuchada de España. Un re-debate dentro de lo que se anunció por aquí como la campaña más abyecta en 40 años de Régimen del 78, al fin y al cabo la región de Madrid administra 20.000 millones de euros de manera directa, y muchos más de manera indirecta. Es más que muchos Ministerios juntos. 

Un debate a cinco, porque la candidata del PP ha decidido que solo participaría en el televisivo. Una decisión asumible, dada su preparación y los sabios consejos de sus spin-doctors, perfectamente conocedores del material que tienen entre manos. Ante la ausencia de la actual presidenta, que también es la única otra candidata identificable claramente con la derecha, Vox encaró con ánimo resuelto lo que era claramente una oportunidad única para presentarse como el voto de su espectro ideológico.

A esto sumamos lo del candidato Pablo Iglesias, al que las encuestas dan un 5% raspado. Fracasado su plan de movilizar el gelatinoso voto oculto en las barriadas de Madrid capital -noten que en campaña no ha ido a Alcorcón o Leganés, ni Móstoles ni Fuenlabrada: mucho Vallecas, mucho Moratalaz, mucho Carabanchel, porque también existe la barrera de la M-40, y la barrera de la M-50- encaraba a su vez la recta final de la campaña electoral con ánimo decidido de buscar otro golpe de efecto similar al de cuando presentó su candidatura

Le ha llegado por dos vías. La primera, un sobre anónimo conteniendo munición de arma de guerra, acto publicitado por él mismo por su cuenta de Twitter, y después refrendado por el Ministerio de Interior, que investiga el asunto. Está bien tomarse esta amenazas en serio, lo que no está tan bien es publicitarlas, y menos en campaña electoral, pero qué vamos a pedir a un comunista educado en las tácticas políticas del chavismo. Está cumpliendo punto por punto el programa: gira de medios mostrando las amenazas, y órdago anunciado esta misma mañana en la tele, justo antes de irse a la radio: quería una condena de la ultraderecha franquista a las amenazas en forma de balas no disparadas.La candidata de Vox ya había dicho previamente que no se creía la veracidad de las amenazas.

Tantos años aguantando lo de "condenar la violencia" por parte de los demás, y resulta que Pablo Iglesias ("vengo a renovar la política") se aferra a ese discurso infantil y cursi, y lo hace por un motivo muy claro. A falta de tener muertos sobre la mesa, vamos a poner la posibilidad de que haya muertos. Y que sea yo mismo, el Líder Supremo que en su primer discurso se presentó como o yo, o el fascismo. Así es como han ido ambos líderes de los partidos minoritarios al encuentro de hoy en la SER. La segunda vía era precisamente eso, externalizar y visibilizar todo. En la primera ocasión que hubiese.

Y así, tras unos preliminares muy duros -mucho más que en el debate televisado-, el del chalet en Galapagar con 2200 metros cuadrados de propiedad, ha sacado el tema donde es víctima y, por esas paradojas de la política, también beneficiado. Como la respuesta de la candidata de la ultraderecha no le ha parecido suficientemente rotunda -habría que ver donde esta el listón, pero como llevamos 30 años viendo lo mismo en el tema vasco, pues ya saben que es un listón nunca lo suficientemente alto-, el candidato Iglesias se ha levantado y ha ejecutado su espectáculo. 

Si aceptas debatir con la ultraderecha, es debatir hasta el final, no largarse de esa manera folclórica. Venía a argumentar y ganar por las ideas, y acaba recurriendo a la política de sentimientos esa que está tan de moda, con los perniciosos efectos sobre la vida pública bien conocidos por todos. Lo peor vino después, cuando tras la pausa del mediodía, la candidata de la ultraderecha moderó su lenguaje, que estaba siendo especialmente viperino y ofensivo, sin duda asesorada por sus consejeros de marketing político. 

Este mismo tipo de profesionales también están detrás de el momento más bochornoso, con mucho, de la mañana. Una hora después de que Pablo Iglesias se pirase porque piensa que el fascismo se combate mejor desde casa, hizo lo propio la candidata de Mas Madrid, y después también el candidato del PSOE. Seguidismo de la peor especie, y que demuestra que no tienen ninguna autonomía: lo hicieron cuando sus asesores les dijeron lo malo que era para la imagen de sus respectivas candidaturas que se quedasen en una mesa de debate donde todo el protagonismo ya se lo había arrogado el de las recomendaciones de teleseries.

Se quedó unicamente el candidato del partido a extinguir, llamándo al diálogo como un Pablo Azcárate viajando en el tiempo, mientras todos ya estaban en otra cosa, y se quedó la candidata de Vox Rocío Monasterio, enfangada en disputas personales con una Àngels Barceló completamente desbordada y superada por el show chavista premeditado. Como el debate no es obligatorio y se acude por invitación, si uno se va, que se vaya con todas las consecuencias:la primera de ellas, no poder confrontar las ideas, esas de las que tanto presume; la segunda, quedarse fuera del juego político. 

En la SER llevan todo el día lanzando durísimas soflamas contra Vox, porque el discurso ya estaba hecho desde los tiempos de Herri Batasuna. El que no condena la violencia es culpable, y el que se mete con los periodistas, es directamente Barrabás. A la vez, salen constantes llamadas a acudir a las urnas y frenar la ultraderecha, la misma que según las encuestas se iba a quedar como un globo pinchado precisamente en su mayor feudo.

Y así queda planteado el frentismo a diez días de las elecciones, precisamente en los mismos términos que quería el dueño de Villa Tinaja: o nosotros (y al abandonar los demás el debate queda claro el seguidismo) o ellos, el bien o el mal, el negro o el blanco, en ese dualismo estúpido que delata tan bien al consumidor compulsivo de relatos audivisuales y su simplista concepción de la realidad. 

¿Votar a la candidatura fantasma de Pablo Iglesias es combatir el fascismo? ¿En serio? ¿Uno que se levanta de la mesa y se va al Aventino, como los liberales tras el asesinato de Matteoti? ¿O más bien es ayudar a pagar la hipoteca de su chalet en la sierra y a reflotar a su partido hundido, al menos en Madrid? El ardid chavista con el que plantearon la campaña -polarizar, polarizar y polarizar- estaba buscando algo así, y lo están explotando al máximo en estas primeras horas.

Queda, por tanto, llamar a la calma. No hace falta explicar lo que es la ultraderecha española -ahí están los 40 años de franquismo- y la corruptocracia madrileña del PP, apoyada en los últimos años por su marca blanca Ciudadanos. Hay que recordar únicamente que existen otras alternativas de voto para que a partir del 5 de mayo no haya pin parental -veto ideológico a actividades docentes- ni reparto de comida gratis en colas del hambre solventadas gracias a escudos sociales consistentes en dilapidar el dinero público, y personalizando en una gallega sindicalista. El que tenga derecho al voto en Madrid, que vote para que no haya que depender de los extremos que representan tanto el de Vallecas-Galapagar como la pija asturcubana.Que ya están otra puta vez con lo de "los demócratas" y los que no condenan la violencia, joder. 

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(Amplición) Viene a cuento con el tema del post poner que Iglesias se negó a posar en la foto oficial antes del debate. Antes del debate, atención. Iba con toda la intención de montar el pollo. Si no quería dar cancha a la ultraderecha, pues que no hubiese ido, o que hubiese hecho como el siempre elegante Aitor Esteban: negarse a posar después.

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Eldiario.es, supuesto diario de izquierdas, publica este artículo sonrojante cuya única finalidad es blanquear Guantánamo, pero que la realidad no nuble una bonita historia sentimentaloide. Hay que vender.  

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Estas cosas inciden en el carácter estructural del fenómeno #MafiAsturias. Un pequeño pueblo costero de 10.000 habitantes proyecta un aparcamiento en altura para cuatrocientas plazas. Cuatro plantas de altura, ojo, en una época en la que ya solo se construyen aparcamientos en altura en China y Mozambique. Tras intentar varias ubicaciones, acaba decidiendo que lo mejor es ponerlo al lado de un colegio.Preguntan a la directora del colegio que qué le parece, y dice que bien. A cambio, les cubrirán un patio y dejarán para uso y disfrute unas salas en la planta baja. 

Y qué bonito va a ser el trasiego continuo de coches entrando y saliendo, porque el pueblo ejerce de capital comarcal, con todo lo que lleva ser el núcleo de servicios para toda una zona. Hipotenusas con brum-brum, diptongos con olor a gasolina. Por supuesto, el parking va a quedar a 5 metros de una playa infrautilizada, por si no está clara la operación final.

lunes, 15 de marzo de 2021

La polarización acabará con Pablo Iglesias


Apenas un año ha durado la presencia de Pablo Iglesias en el Gobierno de España. Con nulo olfato político, propio de alguien que ha sentado en el Consejo de Ministros a su concubina y al mismo tiempo se queja de "la poca calidad democrática", el personalísimo líder único de su propio partido político deja la Vicepresidencia "social" para irse directamente a competir por la presidencia de la Comunidad de Madrid. 

Son muchas las razones que explican este enésimo giro en su carrera política, marcada por el oportunismo sectario del que siempre hace gala. Recuerden que empezó como Eurodiputado, puesto donde duró dos años de los cinco para los que fue elegido, pero jamás creyó que tenía que explicar a los electores de Podeis esa ruptura del mandato representativo. ¿Para qué? Su misión siempre ha sido otra, la de ser algo o alguien, más allá de ese 15% de electores que lo votan. 

Como saben, esa moda de hace unos años de "el bipartidismo ha muerto" está en cuestión. El partido insuflado desde El Poder llamado Ciudadanos ha dejado de recibir aliento de los órganos de propaganda, y le está pasando lo mismo que aquel embrión que fue UPyD: en Cataluña han pasado, en dos años y medio, de ganar las elecciones con 37 escaños -recuerden esto cuando les pregunten sobre la influencia de la propaganda- a 7 escaños, sin variar en nada sus planteamientos, o lo ralo de sus élites políticas. 

Ahora mismo se encuentra en pleno proceso de descomposición, de tal calibre que apenas van a quedar unas raspas autonómicas hasta las elecciones de 2023, donde desaparecerá completamente. Su masa de electores, más o menos cifrada en 3 millones, está desplazándose en un 90% al PP, de donde venían. De sus cargos electos poco más se puede decir, con tránsfugas y auténticos vampiros como Fran Hervías sacándose el carnet del partido condenado por corrupción. Y eso que venían a regenerar la vida política y ser implacables con la corrupción. 

Las cosas no son mucho mejores en el antiguo partido Pablemos, descompuesto en una miriada de siglas, con el único denominador común del rechazo al liderazgo personalista, destructivo y de tierra quemada de su Único Líder. Por eso hicieron bien los de Compromís en no unirse en 2015, y por eso les han seguido con posterioridad en Galicia y otros sitios. Mejor no hablamos de cómo han despachado en Andalucía a la otrora elogiada Teresa Rodríguez. Mucha gente que los votó en las municipales y autonómicas de 2015 jamás lo volverá a hacer, y volverán a su abstención de siempre durante muchos procesos electorales venideros. 

En todo caso, el mejor ejemplo es Madrid. Si el efímero Gobierno municipal de Carmena y su equipo fue un ejemplo de eficacia y hacer las cosas bien , en gran parte se debió a haber rechazado desde el principio las injerencias de Pablo Iglesias, con el que acabaron tarifando, hasta el punto de formar otro partido político y presentarse a las nacionales con un resultado de 600.000 votos (solo dos escaños) que siempre han sido una estaca clavada en el corazón de vampiro del dueño de Villa Tinaja. 

Recientemente, a pesar de ser el partido con más representación en el Ayuntamiento de Madrid, el Más Madrid fruto de esa escisión se ha quedado en minoría, porque cuatro cargos electos se ha pirado a no se sabe muy bien donde, pero sin entregar su acta de diputado. Se habla mucho de la descomposición de Ciudadanos, un partido que tenía los mimbres de su propia destrucción, pero muy poco de la descomposición de Podemos y sus escisiones, solo camuflada por su presencia en el Gobierno de España. 

Por otros motivos se ha iniciado un ciclo electoral en la Comunidad de Madrid, uno que ha pillado de sorpresa a todos los actores políticos. Tanto que ni siquiera tenían presentada esa moción de censura de la que tanto han hablado. Tanto que ni siquiera el PSOE tenía buscado alternativa a Ángel Gabilondo, el inexistente líder de la oposición, a pesar de haber lanzado globos-sonda constantes. Mejor así, porque ya sabemos que la alternativa hubiese sido un Pepu, o cualquier otro producto de mercadotecnia. 

Por cuestiones complejas que empiezan en el artículo V de la Constitución Española, Madrid es mucho más que una autonomía. Con el País Vasco pacificado y Cataluña desactivada a base de porrazos y exilio, Madrid ha pasado a ocupar el espacio mediático que antes se repartían ambas regiones de España, y que más o menos es el 40% de la información política del país. No olviden nunca que ninguna de esas zonas llega al 20% de la población, pero así funciona el asunto: parece que son más, y luchan por seguir siendo más, aunque no lo sean. 

Así es como Madrid se ha autoerigido en supuesto baluarte de la libertad y no se qué otras cosas más, como si en el resto de España viviesen con alguna otra opresión que no fuese otra que la de sus mafias locales, en todo caso meras aprendices de la que se enseñorea de la capital y su región federal desde hace décadas. Es un discurso maniqueo (socialismo/comunismo vs. libertad) de graves consecuencias, pero que los irresponsables medios compran con placer, porque les encanta el salseo, y porque todos están radicados en Madrid. 

Si ya la situación estaba mal, la decisión de Pablo Iglesias -decisión personalista, apenas comunicada a su socio de Gobierno una hora antes- viene a añadir más keroseno al ambiente existente, precisamente la misma estrategia que ha perseguido siempre su enferma ideología de base. No olviden nunca que, sabiendo la entrada del delincuente Pablo Hasel en prisión, días antes Pablemos caldeó el ambiente con lo de la supuesta "baja calidad democrática española", aunque aparentemente hubiese dicho el exabrupto refiriéndose a otras cosas. Aparentemente, porque no dice nada de casualidad. De Valtonyc, exiliado político y mucho menos delincuente que Hasel, no ha dicho nada. Casualidad, eh. 

Ni que decir tiene que Iglesias, en su vídeo de 8 minutos donde se autopresenta -esta vez sin consultar a las "bases", que en todo caso refrendarían al 98% búlgaro, como cuando preguntó por Villa Tinaja-, aprovecha para hacer un llamamiento a la "unidad" frente a la ultraderecha, porque quiere presentar la cita electoral como un todo o nada, como un yo o el caos, como una choque entre dos, cuando hay muchas otras opciones políticas en el tablero. Muchas, porque hasta hace solo dos citas electorales, únicamente había dos partidos con opciones de gobernar.

Lo que busca Pablemos es unificar de nuevo el voto de su izquierda, por supuesto en torno suyo. No hay que olvidar nunca que su partido es un partido visceralmente madrileño, fundado como una secta en un departamento universitario -perdón por la redundancia-,e Iglesias es un madrileño que ejerce de tal en todos los aspectos de su vida, incluyendo irse a vivir a la sierra. Al parecer, la desgraciada que ejerce de líder de Más Madrid en la región -la que amenazó en la Asamblea con el gesto de una pistola- ya ha puesto ojitos a la propuesta del líder estalinista, porque se le veía la patita desde hace tiempo. El que está amancebado con una compañera de partido, a la que aupado a un Ministerio para el que carece de la más mínima formación o decoro. 

Por eso mismo le interesa polarizar la campaña. Yo, o la ultraderecha. Votadme a mí, que si no va a gobernar Vox. Es urgentísimo salir de ese marco mental totalmente artificial. Ni Vox va a gobernar más allá de una coalición -ni el más drogado de sus acólitos se imagina haciendo un sorpasso al PP, en cambio Pablemos soñó con el sorpasso a nivel nacional del PSOE-, ni el liderazgo cesarista y despótico de Pablo Iglesias es la única alternativa. Eso sí, de la campaña política más asquerosa desde la Euskadi en 2001 no nos libra nadie, y después dirá que él no ha contribuido nada al asunto. Que han sido los demás. 

Con la irrupción sorpresiva de Pablo Iglesias, de repente el candidato del PSOE ha ganado enteros. Es  muy plausible que una parte importante de los votantes de Ciudadanos que hubiesen votado sin tapujos al PP se lo piensen dos veces ante el ninguneo al que los están sometiendo, y ante la posibilidad real del acuerdo con Vox. Esos votantes podrían recalar en el PSOE, que necesita más que nunca quedar  por delante de Pablemos, como ya ha hecho en la última cita electoral, donde Gabilondo fue el candidato más votado. De largo.

De ser así, el nada humilde Pablo Iglesias jamás presidiría la Comunidad de Madrid -que maneja un presupuesto ingente, que dilapidaría en políticas públicas de corte chavista para aumentar su reducida base de votantes-, y como mucho tendría una consejería, si es que eso puede satisfacer su descomunal ego, el mismo que llevó a poner su careto en el anagrama de la papeleta electoral de su partido al Parlamento Europeo en 2014. Debería ser el fin de su carrera política, algo que no se si ha calculado hasta sus últimas consecuencias. 

Todos damos por descontado que, aún apartandose del Gobierno central, seguirá dando instrucciones y mandatos a los que deja detrás suyo, porque así opera el comunismo, pero ¿hasta donde podrá seguir manteniendo su liderazgo si se da un batacazo en Madrid? Yo confío en que solo los más subnormales y retrasados que han dado su voto a Mas Madrid caigan en la falacia de agrupar el voto en torno al mismo Stalin que los purgó, y que permanezcan más fieles que los de Ciudadanos a su partido. Quizás es demasiado confiar.

Si así es, y si el PSOE se beneficia de la polarización tercermundista que nos espera en esta campaña, habremos jubilado de la primera línea de la política a este desgraciado que vino a regenerar la política, y ha acabado haciendo leyes para trans (una minoría de una minoría), repartiendo dinero que no es suyo en forma de EREs, ultima una Ley de Vivienda que se salta la propiedad privada y beneficia a las mafias de vagos y maleantes, y que anunciaba seriales mientras se morían 100.000 personas en España (imaginen lo que hubiese montado de haber estado en la oposición). 

¿Quería una campaña polarizada? Pues la va a tener. Y va a perder.

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Podría ser increíble, pero no lo es. Un sector económico que no tuvo restricción alguna durante el confinamiento y el posterior periodo de pandemia solicita ayudas públicas por su pérdida de negocio. Ese sector, además, pertenece a una actividad que se ha visto incrementada durante todo este periodo, dado el mayor tiempo de asueto y para reflexionar: los índices de lectura han crecido de forma generalizada. 

Entonces, ¿dónde está la picaresca? ¿Dónde está la mamandurría? Como casi siempre, en #MafiAsturias, la región de las subvenciones, el pedir, el llorar. La del maná del dinero público. 

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(Relacionado con lo anterior) Esto lo explicaba mucho mejor Roberto Saviano en sus libros, pero nunca viene de más dejarlo indicado

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Extenso reportaje-resumen sobre Ponferrada, esa agujero social y moral que ahora vuelve por una serie. No hay gilipollas que no haya hecho su contribución a lo que fue entonces una campaña orquestada desde Madrid para poder poner una muesca más de satanismo al Gobierno del PP de entonces. Ponferrada sigue siendo un agujero inmundo. No ha cambiado en nada.

lunes, 11 de enero de 2021

Retrato de un país después de una borrasca

Una imagen cada vez más rara: un profesor en un aula llena

Uno de los lugares comunes con los que se le llena la boca a los políticos y a la plebe es que la educación es el futuro, que hay que cuidar la enseñanza desde los primeros balbuceos (¡gratuidad y obligatoriedad del tramo 0-3! ¡libros gratis! ¡becas!), la generación mejor formada y demás gilipolleces que conocen perfectamente. 

Después viene la realidad con toda su crudeza, la de un país ultramontano y en gran parte cavernícola en todos estos aspectos. Y en los demás, si me fuerzan. El temporal Filomena ha sido el vector necesario para mostrar este carácter indómito y racial del país que nos ha tocado vivir, porque cualquier excusa es buena para aplicar el auténtico lugar común de nuestro país: no dar un palo al agua. 

El temporal ha venido fuerte, y no es el motivo de este post. Fuerte, pero no deja de ser un asunto de nieve y hielo, frío en una sociedad aclimatada al veraneo 24/7/365, al laissez-faire entendido como no toques los cojones, a la erosión total de la autoridad no sustentada por una pistola, y al "total, a mí que más me da". 

La Comunidad de Madrid, la región que quiere ser España y que quepa toda España dentro suyo, acaba de anunciar la suspensión de las clases hasta el próximo dia 18 de enero, nueve días después del temporal de nieve totalmente extraordinario que se ha abatido sobre la zona. Nueve días, con sus días y sus noches heladoras. Las razones esgrimidas, más allá de los dos días -hoy uno, mañana el siguiente- anunciado cuando la región amaneció completamente blanca, son de los más variopintas y vagas. 

  • Necesidad de revisar "daños estructurales" -la nevada ha sido de 30 centímetros, no de un metro- en los colegios, como si lo sufrido no hubiese sido una cosa esperable, y sí un terremoto de esos que deja centros educativos tambaleándose, una inundación con todo lleno de barro, o un incendio pavoroso con olor a humo. 
  • "Arreglar desperfectos": ramas caídas y demás, porque dentro de los recintos no ha pasado nada, salvo que hubiesen dejado las ventanas abiertas durante todo el cierre vacacional de Navidad. Se da la circunstancia de que muchos colegios publicos tienen la figura del conserje -a veces con vivienda dentro del recinto-, que a estas horas estará quejándose de la "falta de medios" -un clásico perenne- y viendo la tele, porque entre sus funciones estatutarias no está apalear montones de nieve. 
  • "Garantizar una vuelta segura a las aulas" ¡Cómo no! ¡La seguridad! Pavorosas imágenes de niños resbalando entre el hielo perpetuo propio de una banquisa ártica adornan los pensamientos de los políticos al mando y de los nidos de víboras y frustaciones vitales que son las AMPAs

En la forma y en el fondo, les valdría cualquier excusa. La actual generación escolarizada ya ha perdido cuatro meses de educación presencial por culpa del Covid-19, y fue ayer mismo. Ahora mismo, con esta decisión, volverá a pasar un mes entero sin pisar un colegio. En el arco de un año, habrá pasado en educación presencial únicamente 15 semanas de 52 posibles, una indecencia para un país que sigue vendiendo eso de la educación es el futuro, y bla-bla-bla. 

La decisión se veía venir, no obstante. Como todas las que incidan en la vagancia y desidia general de la sociedad, de la generación de padres que va en chándal de lunes a domingo -y se queda de chismorreo en la puerta después de dejar o recoger a sus vástagos-, y del esfuerzo individual de cada uno. 

En otros países, una vez que se han despejado las carreteras, lo primero que se despeja es los accesos al colegio. En Madrid, tres días después de la Gran Nevada, las entradas a los colegios siguen blancas: nadie ha considerado que sea una infraestructura crítica. Nadie ha organizado quedadas ciudadanas para limpiar colectivamente los accesos, porque eso lo debería hacer el Estado, a pesar de que los medios de propaganda dicen sottovoce que está desbordado y no tiene medios. Nadie considera que pasar un mes entero sin escolarizar -y la semana de la vuelta será "de repaso", porque nadie se puede quedar atrás- es igual de grave que un hospital sin plena viabilidad, o una carretera importante impracticable. 

Por supuesto, quienes opinamos así somos minoría. En contra están los que se escudan en las bajas temperaturas, en el Covid-19 (ya ven que incidencia mínima ha tenido en el primer trimestre en los centros educativos) y, especialmente, en la laxitud con la que se toman todos estos asuntos. "El niño mejor en casa", "a esta edad lo mejor es divertirse", "aprenden mucho con la tablet" y "lo importante es la seguridad".  Lo fácil es cerrar los colegios. Lo fácil, y lo vulgar.

Es el mundo que nos ha tocado vivir. Con circunstancias sobrevenidas y de las que no existe recuerdo reciente -una pandemia, un temporal de época-, pero siempre con las mismas soluciones: los niños en casa, el ya se verá -apuesto lo que quieran que hasta el viernes no despejan las entradas a los colegios, y hará más el deshielo natural que las palas de operarios- y a quejarnos de seguir a la cola de Europa en tantas cosas. Han pasado 12 años desde el reparto gratuito de ordenadores en algunas comunidades autónomas, una medida electoralista que teóricamente iba a sacar, aunque solo fuese por efecto probabilistico, un Bill Gates, y lo que han salido son youtubers. Esperen a ver lo que sale dentro de 12 años de la generación que se ha tirado un año escasamente escolarizada. Es fácil de adivinar. También los hayes y quejas de los que estén en el Poder, mientras piden "pizarras inteligentes" y "más recursos", cuando sencillamente falta lo más básico: voluntad de enseñar, y voluntad de aprender.

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"La pensión media de jubilación en #MafiAsturias es de 1408 euros".  Cobran más los jubilados que los trabajadores, los jóvenes y bastante autónomos. Un sistema perfectamente sostenible. 

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¡Hombre! ¡La cerveza! No podía faltar en un proyecto de este estilo. Tanto quieren cambiar el mundo, que siguen con los mismos vicios de siempre. 

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Así funciona España, y Galicia en particular. 13 años después de la entrada en funcionamiento de la inútil planta de LNG de Reganosa hacen la declaración de impacto ambiental. Por supuesto, sale positiva. Como para no.