Y nos bañamos en el mar la mar de bien Mas allá hasta donde no alcanza la vista Llegaban mis expectativas |
La polémica es antigua. El mismo autor, a su vez poeta, ya había publicado en 2008 un artículo sobre el mismo tema en La Clave de Jose Luis Balbín, una revista efímera de esas que proliferaron por esos años, incapaces de darse cuenta de que Internet era para siempre. Revista pequeña equivale a polémica contenida en sus propios márgenes, aunque Bunbury emitió un comunicado donde se comparaba a gente como Dylan o Cohen, y decía que más o menos a ellos también se les habían caído estrofas de otra autoría en sus canciones.
Muy bien, ¿pero 550? ¿En 37 canciones diferentes? No es casualidad. Es todo un método de trabajo, aunque el autor y los medios que van por ahí reproduciendo el asunto se cuidan muy mucho de usar la palabra en mente de todos. Miedo a llevarse mal con un artísta influyente, y miedo a levantar el avispero de un método de trabajo no exclusivo del narcicista, ahogante y patético artista aragonés. Y se compara con Dylan o Cohen, y si le dejan con Horacio o con Boecio.
Me marcho y no pienso en la vuelta Tampoco me apena lo que dejo atrás Sólo sé que lo que me queda En un solo bolsillo lo puedo llevar |
Eso hace que se sepan de memoria cientos de versos, y los puedan recitar al albur. Además, en Fernando del Val se une la condición de ex-fan de Héroes del Silencio, la banda de rock que en los noventa consiguió merecida fama y está en un altar de la música patria -coleccionable para grandes masas en El País incluído- y donde Bunbury ejercía de cantante y letrista, que no compositor.
Ya ven, dos aficiones que se entrecruzan. Que al principio -allá por 1995- le pareció una coincidencia en plan "¡Oye, parece que a mi ídolo también le gusta Pedro Muchahambre, el poeta zamorano!", pero que después empezó a ver la pauta, se desengañó con el aragonés rufián, y al final se decidió a publicar el libro, todo, todo, todo de memoria.
Y me lo creo. Me creo la historia, me creo el método de trabajo -este sí, genuino- y me creo el desengaño con el personaje que es Bunbury, un payaso de sí mismo, ahostiable en el 100% de las ocasiones que aparece en público. El problema es que no hacía falta recurrir a esos mecanimos cerebrales -dicen los neurólogos que los poetas tienen una capacidad cerebral especial para conectar diferentes campos semánticos, y después está Luna Miguel- para demostrar esas cosas.
Me explico. Como saben perfectamente, desde hace unas décadas vivimos un proceso de digitalización y almacenamiento masivo de información, a escalas crecientes, y cuya complicada gestión para hacer accesible o utilizable se ha visto facilitada en gran medida por la introducción de la Inteligencia Artificial. Se forma así una triada magnífica para que, cosas que antes servían para hacer una Tesis Doctoral ("El uso del término maño asociado a terco en la prensa de la época", a base de peinarse hemerotecas enteras a base de microfilms) se puedan hacer con un simple clic.
Quiero que seas feliz Aunque no sea conmigo |
El problema en este caso es que es poesía, ya de por sí minoritaria, y poco susceptible a la digitalización, muchas veces publicadas por editoriales minúsculas en ediciones para amigos, pero tampoco se crean que Bunbury ha ido a buscar a ese seminal poeta de Talavera de la Reina que publicó en 1993 un opúsculo en "Cuadernos del Río Tajo": entre los poetas a los que ha sustraído su obra se encuentran Benedetti, Rulfo -poquísima obra publicada, poco mérito ahí- y Parra, y también un buen puñado de malditos, que es a la poesía como pertinaz es a sequía.
La poesía siempre ha sido un oficio de pobres, salvo que seas un carota como Luis García Montero -el candidato del Partido Comunista a la alcaldía de Madrid en 2015, obtuvo cero escaños- o Benjamín Prado, que hoy he escuchado en la SER que estaba en el Carrefour de Alcobendas haciendo promoción de algo. Pobres y vapuleados, porque carecen de los conocimientos, o están viejos y fiambres, para demandar a Bunbury y al resto de plagiadores.
Dentro de poco, ni eso. La misma inteligencia artificial parece capaz de hacer todas las combinaciones posibles en los lenguajes conocidos de poesías, imágenes, metáforas y sinestesias, de la misma forma que un suelto publicado recientemente por aquí sobre todas las melodías posibles. Ahí será el paraíso de los amantes de lo ajeno antes de poder crear algo que poder tener como propio, una tradición que en España tiene grandes adeptos.
Estas son mis credenciales No hay males que duren más que yo Y prefiero bailar charlestón No me conviene estar parado |
Menos conocido es el caso de Vázquez Montalbán, seguramente por ser de izquierdas, también condenado por plagio, y que sigue teniendo reediciones periódicas de toda su obra, porque sus fans llevan el concepto de acérrimo a otra frontera. ¡Y qué decir del culto y amanerado a lo Bunbury que es Luis Alberto de Cuenca, que ante el desafío de escribir un prólogo para un libro de piratas sableó un libro del género! ¡Eso sí que es meterse dentro del papel de pirata!.
Y estos son autores que publican en tapa gruesa y con sus nombres bien grandes. Si entramos en la piara del periodismo, el plagio es diaria. De temas y contenidos de otros medios extranjeros -total, nadie lee lo de fuera-, de modismos y giros del vecino de al lado, y todo así para siempre, porque sus jefes antes han hecho lo mismo. Da absolutamente igual que Internet haya hecho más fácil seguir la traza de la autoría de los textos o los temas: jamás les va a pasar nada, salvo un ascenso.
Por tanto lo que ahora se conoce de Bunbury, un artista "total", tiene su marco propio, y no es precisamente el de Dylan o Cohen. Un idiota de su mismo pueblo lo intenta justificar con unos constructos verbales propios de Ribbentrop, y el consabido "es un gran lector", como dando a entender que se le han traspapelado versos ajenos en sus canciones de opereta y vodevil, mezcla mala de Weill (poco) y Liberace (mucho). De Sabina dicen los mismo -al parecer, tiene una de las mejores colecciones de poesía de España, otra cosa es que los haya leído alguien capaz de escribir "en la sucursal/del Banco Hispanoamericano"-, y ya ven que compositor de ripios está hecho.
A raíz de que en 2008 Fernando del Val publicase el apropiamiento de los versos de Pedro Casariego por parte de Bunbury, el por entonces en boga Muchachada Nui dedicó al transformista aragonés uno de sus famosos Celebrities, donde ponían en boca del ladrón de ideas y versos esta certera conclusión, que funciona como una entrada de un diccionario:
Mucha gente dice que yo plagio. Coger cosas de otra gente y hacerlas pasar por tuyas sin citar las fuentes no es plagio. Plagio es cuando le pillas manía a la gente que no es de tu país
Y quizás así entiendan el origen del grueso de los poetas a los que roba Bunbury, que Fangoria viese lo que estaban haciendo los Pet Shop Boys con Liza Minelli y lo intentasen aplicar a Sara Montiel (ya en 1989, después relanzado en 2009), y lo de los periodistas todos los días. El método Bunbury es el método español.
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Ah, que el Plan Waansee tiene hasta vídeo y todo. Y que ese vídeo ya circulaba desde el día justo en que se grabó, pero los periodistas no lo han podido sacar hasta ahora porque estaban "comprobando su veracidad", esto es: ayudando a que el Plan Waansee se consumase. Vamos a ir dejando claras las responsabilidades de cada uno, ¿de acuerdo?
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Extremadura en verano y sin piscina....Auguro un incremento de los embarazos no deseados. Y otro tipo de prácticas propias del aburrimiento intrínseco de no poder salir a la calle entre las 12:00 y las 21:00.
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De manera nada sorprendente, se conoce que el neofranquista intoso, vulgar y agreste que es Santiago Abascal es de origen gallego, y no vasco como le gusta decir: "Abascal se amparó en que tenía el "salvoconducto de su abueliña" materna, María Jesús Álvarez, de 91 y natural de Canaval, municipio lucense de Sober, a la que va a utilizar para ganarse la simpatía de los gallegos". Explica tantas cosas...incluyendo lo de haber montado un bar.
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Ramón Luis Valcárcel, ese gran estadista arrumbado en el Parlamento Europeo, dice desconocer la claúsula que daba en mano 600 millones de euros a Florentino Pérez por la desaladora no-nata de Escombreras. Si quiere puede hablar con la Ministra Ribera, que firmó la declaración de impacto ambiental de la Plataforma Castor, la misma por la que el Estado deberá pagar al mismo empresario 1300 millones de euros.
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¡Buscando la paguita bien rápido! ¡Qué maravilla de cadena trófica! ¡El orgullo de la tradición!
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Encuentran 145 kilos de cocaína flotando entre Ibiza y Formentera, en estas fechas tan señaladas.
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Así titula Lo País, el diario independiente de la mañana. Lamiendo el culo a las empresas desde hace 45 años. Tal y como escribe De Barrón -que hizo un libro sobre la crisis que produce vergüenza- parece que PWC está haciendo un favor al juez....