viernes, 28 de octubre de 2011

Estatuas monumentales democráticas

Una forma poco honrosa de llevar a Wilson
Como saben de anteriores entregas de este modestísimo blog aperíodico, heterodoxo y domesticado, el tema de la estatuas monumentales atrae al autor de todas estas líneas.

Para establecer la par conditio necesaria, en esta entrega trataré -a raíz de una coincidencia cronológica- dos estatuas recientemente levantadas en dos países democráticos, no se vayan ustedes a pensar que eso de gigantismo+estatuas es algo exclusivo de la dictaduras.Por cierto, ¿han visto ustedes alguna estatua de Gadafi en las gloriosas imágenes de la liberación de Libia? Pues eso mismo.

Praga es una ciudad maravillosa. Lo era antes de la II G.M y, tras la gran contienda, quedó maravillosamente intacta al no haber sido nunca línea de frente. Destino ineludible para cualquier aficionado a la arquitectura (sólo por la Villa Müller de Loos merece la pena la visita) y el urbanismo (Opatov, el gran desarrollo de Praga IV en los setenta, es el mejor ejemplo de la concepción comunista de esta disciplina), la ciudad alberga altas cumbres de casi cualquiera de las artes humanas.

Eso incluye la Historia. Praga fue siempre la capital de la República Checo-Eslovaca (escrito así), el país que surgió de la rapiña y el reparto del Imperio Austrohúngaro tras la I G.M, en parte propiciada por los famosos puntos de Woodrow Wilson, el idealista presidente de EE.UU. En su honor se erigió en 1928 una estatua de cuerpo entero mirando de frente a la principal estación de trenes de la ciudad dorada.

En 1941 los nazis la quitaron de su lugar según la historia oficial, que siempre tiene sus matices, puesto que fue realmente un checo. La resistencia checa (si no han ído nunca hablar de ella no se preocupen, a Heynrich tuvo que ir a matarlo un comando de paracaidistas) hizo a partir de que se fueran los nazis -que nunca tuvieron apoyos locales, ya saben- un pequeño homenaje en lo que quedaba del pedestal, pero un año después y en pleno clima de Guerra Fría, y con los comunistas checos estaban a punto de dar el golpe de estado institucional que les daría el poder en el auténtico estado centroeuropeo, se borró hasta el más mínimo vestigio.

Con el tiempo, el urbanismo comunista pasaría una autopista por delante mismo de la estación, que también perdió su condición de central a favor de la de Holesovice, construida en un barrio industrial en un meandro del Moldava. La antigua estación no podía ampliarse más, y la bellísima arquitectura art-noveau (obra de Josef Fanta, otro más de la larga lista de checos geniales) adquirió un tono decrépito, mientras por debajo se hacía una renovación a base plástico y kitch, también muy estimable.

En el año 1989 los checos recuperaron la democracia, y la autopista se rebautizó como Wilsonova, así como la estación, que sin embargo siguió decrépita. En el 2008 se empezó a barruntar la idea de volver a poner una estatua de Wilson en el mismo emplazamiento, con una génesis y un desarrollo que pueden leer en detalle aquí. Lástima la fecha prevista de finalización: se ha adelantado en nueve meses.

Si comparan la foto de época, verán que el pedestal está francamente rebajado: son otros tiempos. La estatua es prácticamente un calco de la original, obra de Polasek (en el exilio llegó nada menos que a director del Art Institute de Chicago, y durante 30 años). Si ya son harto infrecuentes las estatuas a un presidente de EE.UU fuera de este pais, el hecho de que se vuelva a poner una adquiere la categoría de evento, algo a lo que han sido sensibles los medios de este país, acostumbrados a ese antiamericanismo primitivo que impera por todo el mundo.

No en los países ex-comunistas, desde luego. Ellos saben perfectamente lo que significan los EE.UU y su apuesta decidida por la libertad: ahí son prácticamente fans del país de las barras y las estrellas, aunque también se pueden ver este tipo de adhesiones en Holanda (constreñida entre Francia, Alemania y Reino Unido) o los países escandinavos, con la excepción de Suecia.

Eso sí, no hasta el punto de erigir una estatua a un presidente de un país extranjero. Quizás si debiesen su independencia al idealismo singular de un gran hombre la historia sería diferente. En todo caso, los checos son un pueblo especial para estos temas: en Praga pueden asimismo disfrutar de la mayor estatua ecuestre del mundo -dedicada a un caudillo medieval, recuperado por los comunistas para su adoctrinamiento-, el pedestal en recio mármol pulido de la mayor estatua de Stalin -ahora lugar de skaters y con una escultura de un metrónomo encima-  y, apenas a 100 metros del reinstaurado Wilson, de una estatua a la amistad checo-soviética que es un conocido icono del movimiento homosexual, por razones obvias.

Seguro que en su momento no recibieron tantos honores como Wilson, porque hasta incluso la de Stalin estuvo muy breve tiempo en pie -ya corrían tiempos de la desestalinización- y, en un pueblo dado a fabular e inventar leyendas, se dice que la estatua del bigotudo de Georgia yace en el fondo del Moldava. Los honores incluyen la presencia del presidente Klaus, del expresidente Havel (no es fácil verlos juntos, salvo para estas cosas) y de Madeleine Albright, la antigua secretaria de Estado, de origen checo. Pueden ver los discursos y las fotos aquí.

Es ya una tradición en Praga. Por una parte, las estatuas embarazosas por su tamaño; por otra parte, las estatuas a líderes democráticos. No hace mucho también se inauguró, y nada menos que en la entrada más noble al complejo del castillo -en sí mismo, una ciudad dentro de la ciudad- una estatua a Masaryk, el presidente de la independencia, formado en EE.UU.

Y ahí precisamente nos vamos en este último repaso a las estatuas. En Washington, una ciudad ideada para este tipo de monumentos (y también para la simbología masónica) y que es goce para cualquier persona interesada en estos aspectos y en los de la Humanidad en general (ver el Smithsonian), se acaba de inaugurar una estatua dedicada a Marthin Luther King, el activista de los derechos de las minorías que murió asesinado en los turbulentos años sesenta.

Bautizado con el nombre del último gran hereje de la Iglesia Católica, es bastante dudoso que al homenajeado le hubiese gustado verse ennoblecido en un gran estatua de mármol blanco, pero ha acabado así tras nada menos que ¡veinte años! de proyecto. Todo se puede leer en la maravillosa entrada de la Wikipedia, donde explican que entre los donantes al proyecto se incluyen el matrimonio Gates, la Walt Disney, Tommy Hilfiger y George Lucas, que para algo desgravan impuestos por acciones de este tipo.

En el discurso inaugural, el presidente Barak Obama (encarnación viva de parte del sueño de King) dijo estas bellas palabras: "And so, as we think about all the work that we must do –- rebuilding an economy that can compete on a global stage, and fixing our schools so that every child -- not just some, but every child -- gets a world-class education, and making sure that our health care system is affordable and accessible to all, and that our economic system is one in which everybody gets a fair shake and everybody does their fair share, let us not be trapped by what is. We can’t be discouraged by what is. We’ve got to keep pushing for what ought to be, the America we ought to leave to our children, mindful that the hardships we face are nothing compared to those Dr. King and his fellow marchers faced 50 years ago, and that if we maintain our faith, in ourselves and in the possibilities of this nation, there is no challenge we cannot surmount."

Obama, reciente rebautizado por Thomas L. Friedman como Barak Kissinger Obama -ver la guerra de Libia- acabará teniendo su propio memorial en Washington, y seguramente antes de que pasen 50 años. Para entonces, es muy probable que las estatuas monumentales siguen surtiendo el mismo servicio que hasta ahora: propaganda. Y diversión, claro.
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El reproche es increíble. El artículo está muy bien escrito: en estilo, forma y retranca. Lástima que toda la historia sea para llorar.
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¡Qué mal encajan las críticas -cinematográficas- algunos!  El cine español es intocable.
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España cañí. Que los ponga a hacer tortillas. Sí, sí de esa de patatas, las que vulgarmente se llaman "tortillas españolas".
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Jo, siempre me ha gustado la parafernalia electoral -y tengo una pequeña colección-, pero esto es demasiado.   Me parecen más fáciles de conseguir -y más en línea con mi colección- esta otra iniciativa.
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Teodorín Obiang, el hijo del amigo de José Bono, se ha gastado tres millones de dólares en cachivaches de Michael Jackson. Nosotros también tutelamos la transición ecuatoguineana, como hacemos también en Cuba o en el Sáhara. Cada día que pasa están más cerca de la democracia.


martes, 25 de octubre de 2011

Duran i Lleida enloquece

Con la Wii, recibiendo descargas eléctricas
Los portavoces parlamentarios de las minorías nacionalistas que cuentan (la catalana democristiana y la vasca democristiana) siempre han tenido una relevancia especial en su acción parlamentaria en lo que ellos mismos llaman despectivamente "Madrid", lugar donde sufren mucho y están confinados por sus particularidades, o eso les gusta representar de cara a su electorado.

Suelen durar varias legislaturas en el cargo, haciéndose relativamente populares más allá de su desempeño parlamentario y, a renglón seguido, escribir un libro de memorias de su azarosa experiencia, que muchas veces resulta muy agradable por arrojar una luz no centralista sobre aspectos que damos por descontados. Si además lo trufas con la habilidad para el insulto de gente como el venezolano Anasagasti, esas memorias son horas de diversión asegurada.

Lo digo por su libro Agur, Aznar, y también por otro que hizo a dos manos con un debutante Josu Erkoreka -que le sustituyó en funciones, y mejoró muchísimo- para contar chismes y cotilleos sobre Jose María de Areilza -esta era su parte- y sobre Manuel Aznar, el pariente cercanísimo del más popular de los Aznar, aunque este no se quedó lejos.

Ya se que con esta clase política ágrafa les parecerá una afrenta que alguien saque tiempo para escribir -y que incluso tenga lectores-, pero viene bien este excurso antes de adentrarse en la figura de hoy, nada menos que Josep Antoni Duran i Lleida, nacido en Huesca y autor en 2007 de esa obra miliar de las memorias parlamentarias que es Entre una España y otra: crónica de una legislatura, que aquí pueden leer en su primer capítulo por gentileza de El Corte Inglés. También lo pueden encontrar en su librería de saldo de referencia, el sitio donde suele acabar todo este tipo de publicaciones.

No se dejen engañar por los altos vuelos del prólogo, hablando de Política Mayor, porque Duran i Lleida es un político de los bregarse en la calle, de subirse a un tractor incluso (aunque goce de una fortuna personal que lo situa entre sus señorías más bien dotadas) y muy cercano y muy llano. De esos que gustan del contacto con el pueblo.

Conocido por ir siempre impecablemente vestido, con algún toque difícil de clasificar como esas gafas de montura roja, el portavoz parlamentario de CiU (¡qué tiempos aquellos en los que era Roca! ¡qué otro catalán mucho más presentable fue ese grandísimo presidente de Cortes llamado Félix Pons!), el político alopécico ha generado en las últimas semanas dos polémicas (y generar es el término adecuado, pues es el origen) que han hecho conocer al gran público algo más de su hexagónica personalidad.

Payés con gafas de lujo, mono azul y vetusto tractor
De misa y comunión diaria, eso que se dice educadamente como de "profundas convicciones religiosas" (algo muy apreciado en su partido, donde su delfín Jordi Jané tiene tropecientos hijos, y todos antes de la treintena), este político tan cercano al pueblo en su vestimenta, usos y costumbres -hasta incluso nos dijo hace años que tenía un cáncer de pulmón, felizmente superado- se desmarcó hace unas semanas con esto:

Tras afirmar que los payeses catalanes dejan pudrirse la fruta en el suelo porque no les compensa agacharse a recoger algo que no vale nada en el mercado (ay, ay, estos liberales de boquilla: ¿no será que lo hacen para que no caigan aún más los precios? cómo si fuesen ellos los que se agachan y no esas minorías étnicas que son las que realmente trabajan el agro catalán), remachó con esta soflama: "en otros sitios de España, con lo que damos nosotros de aportación conjunta al Estado, reciben un PER para pasar una mañana o toda la jornada en el bar del pueblo" (siguen sonoros aplausos de la militancia entregada).  

El "otro sitio de España" es Andalucía, comunidad donde los catalanes con denominación de origen (aunque hayan nacido en Huesca) están profundamente obsesionados, especialmente porque votan lo que votan y dónde votan. Como siempre en cualquier previa de cita electoral, se saca el espantajo del PER (y las ideas asociadas de vaguería y voto comprado) para usos partidistas, aunque ese mismo partido votase en su día a favor del Plan de Empleo Rural, prorrogado por el socialista de Aznar en 2002.

Duran i Lleida encendió la mecha y, sin entrar a fondo en las razones que sustentan su soflama, todo el mundo entró al trapo. El mejor, y utilizando las mismas armas que Duran i Lleida, el gran Alfonso Guerra (el único diputado en activo desde 1977, historia viva de nuestra democracia), que con chabacanería y populismo le espetó que es muy fácil decir eso cuando se vive en el Palace.

El político catalán, por una vez en su vida un poco aborchonado y no vehemente, dijo que le salía más barato la pernoctación en el lujoso establecimiento situado a 100 metros de su lugar de trabajo que alquilar un apartamento en Madrid. Sin embargo, no sirvió: ya todo el mundo sabía que, una vez más y para descrédito de la clase política -que es muy suya de gastarse su dinero en lo que quiera- pide cosas que después no practica.

De caganer
Al poco tiempo Duran i Lleida volvió a uno de sus temas favoritos. Ya en 2010 se puso como un basilisco porque la Generalitat, que entonces no estaba en manos de su partido, expedientó a una clínica de Barcelona donde decían curar la homosexualidad a base de calambrazos, como hacía López-Ibor (el franquismo y sus figuras médicas, ¡un saludo al Marqués de Villaverde, ese fotógrafo de su suegro entubado!) y como parece que, a raíz de sus recientes declaraciones, sigue siendo algo válido.

Duran i Lleida defiende "el derecho de cualquier persona a acudir al psicólogo para cambiar de orientación sexual", que queda así como más fino porque, hábil político, eso de "defender un derecho" parece que siempre es positivo. Desconozco como se maneja en el asunto de homosexualidad y terapias milagrosas sanatorias (¿es una enfermedad?), pero con el caso del cáncer, tan caro a su propia historia ("en los tres días de espera entre diagnóstico y quirófano, Duran llegó a pedir la extremaunción a un sacerdote amigo"), hay sentencias muy desfavorables sobre curanderos, como el famoso Biobac.

El fin, sirvan estos dos recientes ejemplos para ver el pelo de la dehesa, que no de la cabeza, de este político que, en pleno delirio de la caverna mediática de hace no tanto tiempo, se llegó a proponer como presidente del Gobierno en un hipotético gobierno de concentración nacional PP-PSOE. Lo más curioso es que mucha gente lo ve como un moderado.
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Pues no parece el edificio ni la actividad más austera en un país en quiebra. El autor de la noticia, invitado a gastos pagados a la inauguración, deja entrever ciertas dudas, pero cae rendido ante esta nueva Ópera de Manaos, esta vez sin caucho pero con bastante bacalao.

jueves, 20 de octubre de 2011

Muere Gadafi, la democracia llega a Libia

Eso dice el pie de foto. ¿Los grafittis son recientes?
Al final la caída de Gadafi se ha parecido -en su resolución final- a la de Ceacescu: unas imágenes en primer plano de su cara hinchada, muerta y pálida. Siete meses ha costado obtener el trofeo visual, que ahorra engorrosos juicios públicos, marca un rompeaguas claro y viene preñado de heraldos de prosperidad, cambio, pluralidad y esperanza.

Después de siete meses de propaganda, la caída del líder africano no se iba a quedar atrás. Las primeras informaciones dijeron que un ataque con aviones de la OTAN le había dejado herido en las piernas cuando estaba saliendo en un convoy desde Sirte; después que había muerto en una furgoneta que lo trasladaba a un hospital (¿hospital?), más tarde que estaba refugiado en una cañería muy grande de esas que le gustaban, lo último a la hora de escribir esto es que ha caído combatiendo, y al parecer hay un vídeo.

A saber. Esta muerto, que era lo que se pretendía desde el principio. La ocasión es muy propicia para, una vez establecido el insoportable nivel de propaganda que siguió los primeros momentos del conflicto, repasar algunos de los momentos más vergonzosos de estos últimos meses, sin ánimo de ser exhaustivo, y simplemente para apuntar y dejar constancia de cómo se parece la propaganda entre sí independientemente de la geografía, la época, el conflicto y los protagonistas.

¿Alguien se acuerda de las cuevas de Tora Bora? Pues fue allá por el 2002, al poco del comienzo del ataque a Afganistán (ya van diez años de guerra en esta país indomable), cuando nos dijeron que el malvado Bin Laden se había refugiado en una serie de túneles e instalaciones militares excavadas nada menos que a cota 5.000 metros en un área inhóspita -todavía más- del país centroasiático.

La imagen, que evocaba las fantasías lúbricas de los aficionados a los temas militares (parecía una base de Spectra, la organización enemiga de James Bond) caló mucho, incluso por encima del paradisiaco nombre del paraje, más propio de una isla de la Polinesia francesa. Y ahí que nos dijeron que estuvieron bombardeando los B-52 días y noches enteras, aunque nadie fue a comprobar los cráteres que siempre dejan.

Este tipo de obras civiles son muy frecuentes en África
En teoría, ahí se quedó Bin Laden hasta que este mismo año nos dijeron que no, que había sobrevivido, que vivía en una casa de "un millón de dólares" -siempre hay que indicar que el enemigo es millonario, aunque la casucha esa no valiese ni un tercio de la mitad de una cuarta parte de esa cifra- y que lo habían matado y enterrado "según el rito islámico" en mitad del Índico, se supone que sin sufrir vejación alguna.

Pues con Gadafi ha pasado lo mismo. No faltó ese clásico de la propaganda del malvado oculto en una cueva, en este caso en los fabulosos túneles subterráneos ideados para irrigar el desierto. No faltaron tampoco las entrevistas a ingenieros alemanes (este binomio como sinónimo de calidad empieza a ser tan cansino como pertinaz+sequía) que afirmaban muy seguros que por esos túneles se podía viajar en tanque (sin duda, muy útil con su torreta giratoria) y demás cosas.

Otro clásico de la propaganda al que hemos podido asistir en la caída de Gadafi es la del agua contaminada, un clásico de todas las guerras. ¿Alguien se acuerda de nuestros soldados patrullando por los pantanos poco después del 11-M? El agua envenenada por el enemigo es un clásico desde la antigüedad y, por no irse muy lejos, ahí está el agua fluorada por los comunistas que ridiculizaba Kubrick en Teléfono Rojo ¿volamos a Moscú?.

En fin, hay cientos de ejemplos de la propaganda más abyecta durante todo este tiempo, pero el mejor ejemplo lo tuvimos hace bien poco, cuando el día antes de la ejecución de Gadafi esa demócrata llamada Hillary Clinton estuvo por Libia repartiendo limosna a los rebeldes (como si no fuesen a disponer de los fondos soberanos libios que hay por el mundo) y, especialmente, con una misión muy particular: recomprar parte de las armas que les había suministrado para que no caigan en manos equivocadas.

De hecho, en la noticia de arriba se dice claramente que, de los 135 millones de ayuda proporcionada por EE.UU a los insurgentes (ahora ya, liberadores), que nunca ha sido para armas (esa nunca deja factura), nada menos que ¡40 millones! son para recomprar los MANPADS de los que modestamente hablaba aquí, en un post premonitorio.

Todas las guerras se parecen entre sí. Su propaganda también. El desempeño de sus contendientes también. Ahora, muerto Gadafi, seguro que ven algún titular de esos por ahí. Quizás no ahora, pero más adelante. Pondrá algo así: "2011. El régimen de Gadafi muere y la libertad llega a Libia". Yo lo he visto escrito -y nada menos que el diccionario Oxford de Historia- sobre 1975 y la entrada de "España". Al tiempo.
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Mientras acabo de escribir esto, Rubalcaba obtiene su supuesta gran baza electoral. No bastará. Todo demasiado burdo y telegrafiado, como últimamente le sale todo a este gran intrigador.
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Maravilloso titular. Firma un tal Pío. Será periodista: pio, pio, pio.

domingo, 9 de octubre de 2011

Qué bello es el comunismo

Campesina en bicicleta (1935), Deneika
Uno de los síntomas visibles de los Quince Años de Despilfarro fue el aumento en cuanto a número y calidad de exposiciones más o menos artísticas en la capital del Reino de España, Madrid. También en otras partes, pero especialmente en el escaparate donde cada vez se concentran más y más museos o "contenedores culturales", muchas veces contraprogramándose unos a otros y, signo de los tiempos, con una calidad cada vez peor.

De aquellos años se podrían destacar muchísimas cosas, pero a título meramente indicativo basta recordar la exposición de Picasso en el MNCARS en 2009, donde literalmente se trajo todo el Museo de París dedicado a este artista francés (si el Greco es de Toledo, Picasso es francés), aprovechando que estaba cerrado por remodelación. El precio no fue barato, no, pero eso es de lo menos: aquí a presumir mucho, que de eso se trata.

Al menos el criterio artístico estaba justificado. Poco después hubo cambios en este museo de arte, que es malo y feo,  y cuya ampliación de 2004 daría para una buena serie de post sobre el despropósito, la envidia y la megalomanía. El cambio más significativo fue el fichaje de Manuel Borja-Villel, un experto en arte que pasó a encabezar el MNCARS, y a darle una impronta personal-política.

Lo primero, tras anunciar las típicas chorradas de abrir el museo a la ciudad -si ya es gratis los domingos...-, consistentes básicamente en cerrarlo a las nueve de la noche en días de diario y seguir con el gratis total, llevar a músicos a tocar en las dependencias pedidas como necesarias y vacías de solemnidad, y otras actividades crematísticas, fue remodelar la exposición permanente.

Una sala específica para la escultura Trípoli-Bengasi. Equal Parallel (¿qué pasa? Si en el Guggenheim de Bilbao Gehry diseñó una sala específicamente para otra escultura de Richard Serra, aquí no vamos a ser menos), cuatro gilipolleces varias y, especialmente, un nuevo recorrido por los fondos propios del MNCARS, de natural pobres.

En este nuevo recorrido algo sorprendía sobremanera, pero tampoco especialmente. Copiando una sala de la Tate Modern, se dedicaba un lugar destacado a los artistas de la primera época de la Revolución Soviética, así como también a la II República y, en general, una propaganda nada disimulada de todo lo "obrero" o, directamente, comunista.

La mayor parte de esos artistas que desarrollaron su obra entre 1917-1925 se dedicaban a la propaganda del nuevo régimen bolchevique. Entusiastas, geniales -no puede caber ninguna duda-, pero terriblemente equivocados. Muchos lo pagaron con su vida, o el exilio. De todo eso no se aprende nada en ese recorrido expositivo, que se presenta en bruto, con su función primigenia de propaganda. Y desde hace tres años se suceden las exposiciones del género en Madrid, como una plaga.

En la sala de exposiciones del Canal Isabel II ha habido una de Rodchenko y Popova, todo el verano ha habido una en el CaixaForum del Paseo del Prado sobre arquitectura utópica revolucionaria, pero interesa especialmente una de 2010en el MNCARS sobre la fotografía "obrera". Aquí pueden ver una de las actividades paralelas para oler el sabor de la exposición.

El evento, fascinante y lleno de documentos (venía montada de la Tate, por eso) causa perplejidad después de un recorrido que, sin ser un visitante exhaustivo, duraba un mínimo de dos horas. Primero, por una novedad que nunca había visto en el Museo de arte contemporáneo más importante de España: los textos de las publicaciones originales estaban traducidos.

Leyéndolos -propaganda comunista pura y salvaje- se recuperaba todo ese vocabulario caduco propio de esa ideología, pero que ahí tenía una finalidad muy concreta: si era una exposición de fotografía obrera, ¿por qué estaban traducidos los textos en las cartelas? ¿Qué finalidad cumplía? Pues setenta y ochenta años después, exactamente la misma.

Asimismo, y como segundo punto sorprendente de la exposición, también había un ánimo completista y universalizador: no faltaban ejemplos de "fotografía obrera" de sitios tan pintorescos como los paises escandinavos, Grecia o la mismísima Galicia, con unas fotos impresionantes de pescadores. Ya saben la cantinela: el internacionalismo obrero, y eso de "uníos".

Y tercero y último, y por mucho que lo busqué, no había absolutamente ninguna referencia al gulag o los campos de internamiento de obreros en aquel paraíso del proletariado que fue la Unión Soviética. ¿No tienen valor artístico las fotos de época de las poblaciones-modelo en Siberia? Antes de que lo pregunten, existen y cómo: eran motivo de orgullo. Y el que quiere más información, se puede leer el gran libro de Anne Aplebaum sobre el tema, ameno y muy buen escrito, que para eso le dieron el Pulitzer.

Conclusión: uno salía de las dos horas de propaganda comunista -si se es un poco incauto y pardillo- clamando contra las injusticias del mundo, porque aparentemente en la propia exposición no había nada que te hiciese plantearte que a lo mejor el problema estaba en su propia concepción sectaria y ajena a cualquier criterio artístico.

Pero bueno, aquí lo importante es que vean que, de unos años a esta parte, en Madrid hay una corriente especializada en exposiciones y artistas de este periodo concreto. En la mayoría de los casos se llega a la exaltación pura y dura, porque si una obra que se concibió como propaganda la presentas sin ninguna contextualización, sigue surtiendo sus efectos.

En este otoño recién empezado de exposiciones, se añade una nueva y maravillosa a la notable lista de exposiciones soviéticas, en la nada sospechosa de veleidades Fundación Juan March. Esta vez el honorado es el gran Alexander Deneika , un poco posterior al periodo revolucionario y, para el que esto escribe, un absoluto genio en lo suyo: la propaganda del socialismo realmente existente. Les aseguro que si van a ver la exposición con ánimo crítico se lo pasarán en grande, con esos seres humanos robotizados, esos operarios deshumanizados y maquinizados, ese socialismo real.

En Público, ese diario que rivaliza con La Razón y El Mundo en cuanto a patetismo y sectarismo, han saludado el evento como se merece. Firma el comisario Peio H. Riaño, que es capaz de poner de subtítulo una auténtica soflama, y quedarse tan ancho: " una exposición sobre el artista ruso que iluminó la propaganda idílica que exigía Stalin para la dictadura del proletariado". Ejem.

Pero lo realmente interesante de su teletipo de la agencia ITAR-TASS son las declaraciones del comisario (esta vez sí, comisario al cubo) de la exposición, un tal Manuel Fontán del Junco ("Hemos evitado que las obras se vean solo como un mero ejercicio de kitsch academicista", advierte el comisario, que es como decir que han logrado venderlo como lo que es, pura propaganda), que ha llamado a su monstruito Una Vanguardia para el Proletariado, otra soflama digna de aparecer con letras doradas bajo cualquier estatua monumental de esas que había por el Imperio Soviético hace la barbaridad de veinte años.

"El marxismo no es sin más una ideología, sino que es mucho más justo considerar que es una ideología estética. Es muy frecuente hablar de la vanguardia en términos políticos. La tesis de Marx es un lema artístico: Transformar no es entender, transformar es cambiar las cosas'. La mirada formalista nos hace ver tratamientos políticos de cuestiones formales y tratamientos formales de cuestiones políticas", dice Fontán.

Fascinante, ¿verdad? El marxismo es una idelogía estética: tanto El Capital, tanto ¿Qué hacer?, y resulta que sólo querían hablar de estética. Será por eso de que Lenin estuvo en Zürich cuando lo del Dadá, o que este auténtico iluminado nos quiere alumbrar una nueva criaturita de invención suya: hombre, lo que hicieron estaba mal (tampoco lo dice, y no creo que lo diga), pero aquí estamos por lo bello de las cosas.

El periodista-comisario no se queda atrás y endosa este párrafo: "Cuando uno observa la obra de Deineka la indulgencia puebla el juicio del rol del artista en un momento como aquel. Debió ser muy difícil escapar del rol de ilustrador cuando Stalin exigía la transformación de la realidad. A fin de cuentas, era mucho más radical tratar de establecer la dictadura del proletariado y abolir el derecho a la propiedad, que sustituir la figuración por las abstracciones de cuadrados blancos y negros. Vamos, que a la vanguardia le salió un competidor muy complicado y no le quedó más remedio que aplicar sus métodos a sus intenciones".

¡Lo dice claramente! ¡Hay que ser "indulgentes"! No voy a caer en la trampa fácil de decir que una exposición equivalente de los grandes artistas que desarrollaron su obra bajo la ocupación nazi (entre ellos el comunista Picasso, que no tuvo ningún problema para continuar en París durante toda la ocupación de cuatro años, pintando y viviendo tranquilamente) sería imposible, porque cada uno es muy listo de ver la "indulgencia" con la que se ve una cosa y otra, pero ahí tienen el párrafo: el auténtico artista, el radical, el de vanguardia, fue Stalin.

Y si queda alguna duda, aquí está el último párrafo: "Y a pesar de todo, no son cuadros que hagan una mímesis de la realidad, son cuadros que hacen una mímesis del sueño soviético. Y "frente a la gran experimentación social de Stalin, el experimento artístico de Rodchenko se quedó en gaseosa". Pero Fontán tiene más burbujas en la recámara: "La situación de los artistas del realismo socialista no es tan diferente a la de los artistas contemporáneos, unos están sometidos a criterios del mercado y los otros a los puramente artísticos o políticos".

¿Les suena de algo? Vamos, que un artista bajo la dictadura de Stalin "no es tan diferente" que un artista contemporáneo, "sometido a los criterios del mercado". Me parece que aquí estamos ante el enésimo caso de biógrafo que empatiza con el biografiado, o en este caso, de comisario y periodista que, tratando un tema de propaganda, acaban haciendo propaganda de la propaganda. Y ya son varias exposiciones en el mismo sentido.

Tanto, tanto, que hasta coinciden en el tiempo. Para este otoño cultural-soviético en Madrid también tenemos otra exposición del mismo jaíz, titulada La caballería roja. Creación y poder en la Rusia soviética de 1917 a 1945, aunque el ínclito Riaño titula su crónica con un ¡Que vienen los rojos! para captar al lector de su pasquín. El lugar es la Casa Encendida, el equivalente al CaixaForum por parte de CajaMadrid, o como se llame ahora. El resultado es más o menos el mismo: propaganda comunista disfrazada de arte.
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[Textos en negrita en el original]
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Propaganda abyecta. Un emisario que penetra 1´5 kms. en el mar no es "alta mar"; el "sanbenito" no desaparece con ese truco, porque el pestilente olor de ENCE -una empresa papelera- no se puede meter en un tubo y enviarlo a "alta mar"; y bueno, si tienen la paciencia de leer la noticia, verán que las aguas negras de la villa de 10.000 habitantes se vierten a la ría íntegramente.
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Ya está comprada.
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Enésimo ataque de El País a Ryanair. Es sólo una foto, pero es la que escojen para ilustrar la noticia. Cualquier subvención, y no sólo las que realizan a las aerolíneas, distorsiona el mercado, insisto: cualquier subvención. Lo demás es pura demagogía y caza de brujas contra una compañía que ha inventado un nuevo modelo de negocio -copiado e imitado por doquier- y que -¡qué quieren que les diga!-, deja en retornos de esa subvención (personal de aeropuerto, consumo, turismo, etc.) mucho más que la cuantía de esa ayuda (p.e, 8´5 millones al año en Asturias, en León llegan a 45 euros de media por pasajero), o al menos mucho más que otras actividades ultrasubvencionadas como el teatro, la ópera, gran parte de las titulaciones de universidades públicas, la propaganda institucional y...sigan la cuenta, porque en este país esta subvencionado hasta el papel de vater. Por cierto, en Ryanair todavía no se paga este último detalle, pero si algún día se establece así, habremos avanzado en esa noble causa de que cada uno pague lo que consuma.
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Un buen análisis de los claroscuros en los trenes de alta velocidad.
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El Pocero si pudo hacer dación en pago. El si, porque se cumple de nuevo la máxima de que si debes 150.000 euros, tienes un problema con el banco; si debes 1.000 millones, es el banco el que tiene problemas.

jueves, 6 de octubre de 2011

1953 again

Un día cualquiera en Rota
Era el año 1953 y España era un paria internacional, repudiado en la ONU, aislado en sí mismo, con una economía de subsistencia y con las cartillas de racionamiento muy frescas, casi lo único en el país. Ese año llegó el primo americano y la dictadura franquista encontró su lugar en el mundo, alargó su vida unos lustros e incluso llegó a prever su perpetuación a la muerte del dictador, todo gracias al abrigo de la protección americana.

Los EE.UU firmaron el acuerdo militar con España (magníficamente descrito por Ángel Viñas) por unas razones muy pragmáticas, que poco tenían que ver con el anticomunismo del régimen: estaba bien que fuese tan patente, pero tampoco era condición inexcusable. Aquí lo que contaba era la geografía pura y dura, como tantas veces en la historia militar, una que mueve el mundo en mayor medida que (por ejemplo) la lucha del proletariado o el precio del pan por sí solo.

Al final la rancia propaganda nacionalista española -bastante anterior a la del franquismo- tenía razón en una cosa: España tenía y tiene una posición privilegiada en el mundo, al menos mientras el eje de la tierra gire en torno a los EE.UU de América. Penúltimo país de Europa en la vía hacia el Nuevo Continente, gozne del Estrecho de Gibraltar, puente con África, retaguarda de Europa si la línea del frente estaba en Alemania.

Esos fueron los factores que llevaron a los yankis a instalar su fuerte contigente militar en España en 1953, con el beneplácito de un Franco que, cuando era guionista de cine (Raza, si no la han visto no pierdan la ocasión) no dudó en atacar a su amigo que, con el tiempo, se convertiría en el fiel apoyo del régimen. Alas aéreas en Zaragoza y Torrejón, facilidades en Morón, estación de seguimiento de submarinos en La Costa de la Muerte,  pero especialmente la gran base naval de Rota.

Ya tiene narices que Rota -un auténtico Guantánamo, o un Gibraltar-bis- lleve allí camino de los setenta años y jamás haya sido presentado como esos dos ejemplos que, azarosamente, tienen que venir a la mente de cualquiera. Por mucho que se presente como "base conjunta", la realidad es que EE.UU tiene un pedazo de su soberanía -con lo que eso conlleva- en suelo español. Y no es precisamente su Embajada.

Se trata de una base clave en el esquema global de la única superpotencia militar del mundo, donde hace y deshace a su antojo. En los últimos años ha ampliado el dique exterior, han renovado el "contrato" por otra centuria o milenio y, noticia de hoy mismo, han decidido que Rota sea una parte fundamental de su escudo antimisiles. España de acuerdo, aunque ponga el país como objetivo militar número uno en caso de que ese sistema antimisiles se llegue a usar en algún momento.

La noticia ha sido presentada propagandísticamente como una oportunidad de empleo, cuando es una noticia de ámbito militar -y no menor- y no laboral. Signo de los tiempos: Franco presentó el acuerdo de 1953 como un espaldarazo a su política de anticomunismo visceral, Zapatero como una pequeña alegría en um mar de parados. A la cita no ha faltado ni el fogoso secretario general de la OTAN ni el secretario de EE.UU para Defensa, todo ello en Bruselas: el canto de cisne internacional de Zapatero.

Wikileaks, esa referencia ineludible para todos estos asuntos, ya nos dijo que Zapatero había ofrecido a EE.UU la posibilidad de ampliar y mejorar sus instalaciones militares en España, todo con tal de ganarse el cariño perdido en Washington al no levantarse ante la bandera en el 12 de octubre de 2003 y, especialmente, por cumplir su promesa electoral con la retirada de tropas de Irak en 2004.

Aquel entonces la excusa oficial fue el peligrosísimo terrorismo del norte de África, ahora son los fantasmagóricos misiles de "Irán y Corea del Norte". Evidentemente, estos dos Estados no tienen ni tendrán jamás la capacidad militar para ni siquiera desarrollar un misil capaz de cruzar continentes, que es para lo que está diseñado el escudo antimisiles.

El escudo antimisiles, desde el inicio de su concepción en plena administración Bush II -con la violación del tratado ABM- está diseñado para intentar conjurar la amenaza de los misiles intercontinentales rusos, como si la Guerra Fría siguiese su curso. En términos militares de estrategia balística es así: el desmoronamiento del Imperio Soviético arrojó una situación inédita en la historia, la de un archienemigo derrotado hasta la implosión interna, pero que sin embargo conservó íntegramente todo su arsenal estratégico.

Sin meterse mucho en el tema, basta indicar que cuando un misil está en el aire es muy difícil de interceptar, por lo que la mayor parte de las medidas contra este tipo de arma son básicamente de detección y después rezar. Un único dato: en la Guerra de Irak de 1991 los publicitados Patriot (misil interceptor antimisil) sólo lograron un ridículo porcentaje de éxito del 50% ante los Scud irakis lanzados contra Israel, y eso que era un misil con tecnología de los años 50.

A falta de las medidas interceptoras adecuadas (¿misil estrotesférico lanzado desde caza al máximo de altura? ¿nueva Guerra de las Galaxias?: no parece que los S-3 a desplegar en Polonia tengan mejor efectividad), EE. UU está tejiendo una malla global de detección contra los antiguos misiles soviéticos, basada fundamentalmente en el AEGIS.

Este es un equipo de combate que permite seguir cientos de objetivos al mismo tiempo a la unidad de combate naval que la tenga instalada, y en eso se basa el contingente americano anunciado ayer en Bruselas. Rota pasará a ser la base permanente de cuatro destructores de la clase Arleigh Burke, que operarán por el el Atlántico Norte y la costa africana hasta el Golfo de Guinea. La base de Rota no es para el Mediterráneo, para eso ya tienen las bases de Italia.

Estos radares móviles se ubicarán en España por la posición geoestratégica de nuestro país, pero al mismo tiempo lo convertirán en un objetivo claro si algún día la finalidad por la que están ideados y desplegados se materializa más allá de los juegos de guerra. Con la excepción de las Azores -donde, por su aislamiento, nunca podrá haber un grupo de combate efectivo, aunque están llenas de radares fijos-, la base de Rota es la última de EE.UU antes de su territorio soberano, y ahora un objetivo estratégico neto.

Basta ver la reacción de Rusia (que nunca ha dejado de ser una autocracía, y donde Putin va camino de quedarse tres décadas en el poder) para entender las implaciones de este asunto, que van más allá de los 1.100 puestos de trabajo que nos ha vendido el Gobierno. En secreto, de sorpresa, acaban de volver a meter a España en el juego de la Gran Guerra. Y, como en 1953, tenemos que ir dando las gracias por convertirnos en objetivo estratégico.
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Como en tantas otras ocasiones, aunque no tan gráficas como en esta, el texto acompaña a la brutal fotografía.  Abandono y despropósito. Seguro que en su momento se pidió -con fondos públicos, claro- como una instalación vital y de uso asegurado.