Inmediatamente se fue por peteneras y volvió a dar clases en la Universidad Complutense. No duró mucho allí. Ni un año. En las últimas generales ZP salió de nuevo elegido y, en una decisión francamente cuestionable, lo nombró Ministro de Industria. Su misión era arreglar algo de lo deshecho por Joan Clos, uno de los peores ministros de la democracia, simplemente porque no servía al pueblo que lo había votado, sino a los consejos de administración de varias empresas. A qué se dedica ahora el anestesista catalán es un misterio insondable, pero es probable que realice prácticas sobre sí mismo.
Sebastián no le ha ido a la zaga. De su errática gestión, además de las peleas de gallo con Cristina Garmendia por las competencias de I+D y una rídicula foto dando a un botón enorme como inauguración de la TDT en Soria, se sabe bien poco. A veces dice que baja la luz, otras lanza pellizcos de monja a las petroleras -siguiendo la línea populista de los Kirchner y su ataque a Shell-, la mayor parte de las veces pone cara de tonto, algo muy típico en alguien del que se presume inteligencia y que demuestra bien poca.
Lo de ayer es uno de los momentos de mayor vergüenza de los cinco años de Gobierno Zapateril. Es la punta del iceberg de un pensamiento débil -tísico- que demuestra que antes las adversidades le falta base ideológica, ni siquiera el armazón más básico. Si en los países de nuestro entorno el fenómeno de la inmigración es un tema de debate, el PP no quiso quedarse atrás y lo introdujo de una manera chusca y deleznable en la campaña de las generales, para olvidarse después; ahora, el PSOE no se queda atrás y defiende, en boca de Miguel Sebastián, comprar español.
Italia, Suiza, Francia, Reino Unido o Alemania son países que realizan una prolongada y asfixiante campana de "compra lo nuestro". Una de las cosas que hacían querer a este país es que aquí, salvo alguna exótica cadena de supermercados de pueblo, esa apelación al nacionalismo más primario ("compra español") no se había visto jamás. Aparte de una decisión económica estúpida, propia de un enemigo del libre comercio -nos esperan años donde prosperarán-, lo que refleja es una falta de miras propia de un bachiller. Y todo por "salvar" -que no crear- 120.000 empleos. ¿Acaso el Lidl no genera empleos en España? ¿El Carrefour lo mismo? ¿Tengo que comprar una mierda de Seat Leon y no un coche asiático? ¿En MundoMueble antes que en el Ikea? Y un dirigismo de mucha querencia para la izquierda: al consumidor hay que orientarle, es tan tonto que es capaz de pagar 1´5 euros por un producto que se encuentra en el mercado por 1 euro y con las mismas características.
Vuelve el "Made in Spain". Y no lo ha traido el PP. Recuerden este dato, por favor. Tuvo un auge en los años ochenta, al calor de la exitosa marca "Made in Italy" creada a finales de los setenta en el gran Milán de Bettino Craxi, Berlusconi, los últimos grandes diseñadores italianos y que propició el último momento de expansión del depauperado país mediterráneo, los años ochenta. Por aquella época el gran Felipe González -su figura y la de su ministro de Economía Carlos Solchaga crecen con los años- hizo lo que pudo para acabar con el paternalismo laboral franquista, el ineficiente sistema público industrial heredado de una dictadura antiliberal y los bancos-palafito, de los que Rumasa solo era la punta. Se apuntó a la moda del "Made in" pero sin un discurso como el de Sebastián, de "compra español", que hubiese tenido su sentido -como en Suiza o en Reino Unido- si no estuviesemos ¡en una unión económica y monetaria!
Conviene recordar, llegados a la conclusión, una de las manifestaciones más visibles de aquella época. En Eurovisión 1988 España participó con la canción "Made in Spain", interpretada por La Década Prodigiosa. Era el típico grupo-pandilla de la época -como Tennesse o Los Inhumanos, más componentes que instrumentos- y la canción una cursilada sobre la que deberían reflexionar los críticos con Chikilicuatre. A cada época su canción. Lo que me interesa es la letra:
Dónde está? - Al sur del paralelo cuatro-tres
La chica más loca y más fría
¿Qué tendrá, que lleva de cabeza al que la ve? (la gorra de chulapo madrileño)
Cambiándole con su filosofía
'Made in Spain' tatuado en su piel
Cien mil watios de sol alumbrándome cada día (¿Endesa?)
Made in Spain, pasaporte especial
Ella es Made in Spain, la mejor garantía
Pero yo, las horas de abstinencia estoy fatal
Todas resultan tan frías
Que al final me gana con su vena natural
Si yo estoy mal me da energía
Su melena femenina, su corazón confidencial
Sus ojos mirando en estéreo
¿Quién será? - Nadie sabe quién
La chica que yo quiero, quiero Made in Spain
'Made in Spain' tatuado en su piel
Cien mil watios de sol alumbrándome cada día
Made in Spain, pasaporte especial
Ella es Made in Spain, la mejor garantía
(Made in Spain, ah...)
¿Quién será? - Nadie sabe quién
La chica que yo quiero, quiero Made in Spain
'Made in Spain' tatuado en su piel
Cien mil watios de sol alumbrándome cada día
Made in Spain, pasaporte especial
Ella es Made in Spain, la mejor garantía
Made in Spain, Made in Spain, Made in Spain
Pues eso, compre español, diga no al liberalismo económico -el único sistema que ha creado prosperidad duradera-, al sentido común y a la razón, pague más por llevarse la satisfacción de "la mejor garantía". Por mi parte, seguiré comprando rigiéndome por mis criterios de consumidor, que no son otros que la inmensa libertad de elegir, y no que me dirijan. Y sin mirar dónde está fabricado tal o cúal producto. Por cierto, ¿donde puedo consumir petróleo español? ¿Y gas natural? ¿Y mango? Made in Spain, Made in Spain, Made in Spain, a tu laaaaaaaaaaaado estaré..............