La semana pasada el suplemento cultural de El País dedicó el tema central a la Expo 2008. La excusa era la arquitectura, y para la ocasión encargaron una crítica a un experto inglés de reconocido prestigio. Fue demoledor, como no se puede ser de otra manera. Para compensar, la crítica de cabecera Zabalescoa ponía el resultado final un poco mejor, pero también con severas críticas.
Honra a El País haber publicado algo así. Aunque hace poco Fernández-Galiano y su brillante pluma también contrarrestasen el demoledor veredictor de Curtis. Y clama al cielo que entre tanta propaganda, tanto éxito vendido antes de ser realizado y tanta bazofia todavía quede un resquicio a la esperanza y al sentido común. Esta Expo nunca tenía que haberse celebrado. Como todas.
Ingentes cantidades de dinero público han sido volcadas a una "fiesta del agua" de dudoso gusto y benefecio. Zaragoza se quedó con el honor tras batir en la final a Trieste, ya ven que contendientes tan poderosos. Este tipo de eventos solo dejan deudas, amargor y una serie de edificios que nadie quiere ocupar. También los JJ.OO de Turín 2006 se vendieron como que tenían el uso de sus equipamientos garantizados para los años venideros, y ahora languidecen entre el óxido y la ruina.
La Expo se ha edificado en terreno inundable; el edificio estrella a priori, el pabellón-puente de Zaha Hadid tiene serios problemas estructurales, y ya nos están vendiendo la Torre del Agua como el nuevo icono; tiene telecabinas, el típico invento de transporte -como el monorrail- de un solo uso, el de los tres meses que durará la farra a costa del erario público; y está edificada al otro lado del río, con la barrera psicológica que eso supone. Y si no, que pregunten en Sevilla que es lo que hay al otro lado del Guadalquivir.
La Expo será un fracaso. Ya inundan los telediarios las noticias de que están todos los hoteles reservados, y se habla de ¡7´5 millones de visitantes! ¿De dónde? ¿De dónde van a salir en este contexto de crisis económica? ¿Para ir a ver a Fluvi? El siniestro alcalde de Zaragoza, Ojeras Belloch, un hombre tan repulsivo que cuando era Ministro de Interior y Justicia en la última legislatura de González hablaba en secreto con Jota Pedro y contaba secretos de Estado, dice que es la oportunidad para engancharse a la modernidad...
Pues será en otra ocasión. De las infraestructuras planeadas, la Estación de Delicias sobresale por su mastodóntica presencia y su horror de concepción. Una caja descomunal para el tamaño de la ciudad, con hoteles -sin inaugurar, por supuesto- que miran a los andenes. Una pesadilla digna de Bratislava, donde sólo se salva la ingeniosa cubierta. Resulta curioso ver los flamantes AVE aparcados junto a las locomotoras-vagón diesel que todavía cubren recorridos a los depauperados pueblos de Aragón. Los que tienen gente. Los que tienen tren. Del resto de infraestructuras, pues poca cosa. Nadie irá en avión, por supuesto. Por carretera, que para eso Zaragoza es "cruce de caminos". Lo es porque no tiene una rima tan fácil como Albacete, sino ya les diría yo lo que es.
En fin. La Expo se inaugura hoy. Lujo y boato al lado de un río de color ocre, que seguro que será evitado en las panorámicas para vender por ahí. Fuegos artificiales y las más altas autoridades. Y ahí seguirá pendiente la guillotina. La de una ciudad que depende de la macrofábrica de Figueruelas, especializada en un sector sometido a ciertas tensiones estructurales, esto es, que no se irán: se agravarán. Ya verán que panorama se quedará después del fracaso de la Expo. Y, como es natural en los aragoneses, la culpa de todo la tendrán los "madrileños, catalanes y vascos". Esa es la gran pena de una gran ciudad -por tamaño- perdida en medio del páramo. Si hasta el Ebro se va...
Blog personal sobre cuestiones sociopolíticas. No es un blog de antipolítica. El autor tiene sus opiniones, que casi nunca coinciden con las de ningún partido ni ningún medio de comunicación.
jueves, 12 de junio de 2008
martes, 3 de junio de 2008
¿Cien gaviotas donde irán?
Algún lector ocasional se ha puesto en contacto conmigo para preguntarme si la crisis del PP no merece ningún comentario. Bueno, este es un blog esporádico y lo del PP no tiene visos de solución: si me hubiese dedicado a hacer un post con cada una de las bajas que se han venido produciendo, ya habría acumulado el cupo de un año. Cien gaviotas donde irán, que cantaba Duncan Dhu.
Ahora, a dos semanas vista del Congreso de este partido, ya se ha visto clara la estrategia. Desafecciones públicas -pero ninguna dimisión, el traidor de Elorriaga sigue manteniendo sus puestos- en cadena, siguiendo un guión de goteo continuo, para dar la imagen de que Rajoy está aislado. Los que han ideado la estrategia han lanzado un órdago de altos vuelos y largo recorrido: si Rajoy no cede -y no lo hará: los gallegos se aferran al poder como el naúfrago al mástil, miren los casos de Fraga, Castro o Franco- les quedará el difícil papelón de volver a pedir el voto para el candidato que "no crea ilusión" en 2012. O no.
¿Cien gaviotas donde irán? Como ustedes saben, esta legislatura debuta en el Parlamento un Partido denominado Unión, Progreso y Democracia, más conocido popularmente como "el de Rosa Díez". Esta agrupación recibió el cariño mediático de El Mundo y la COPE, precisamente los dos medios-ariete más ruines en la labor de zancadillear a Rajoy. Se ha convertido en la quinta fuerza más votada del país, y ha logrado un escaño por Madrid, circunscripción donde ha sumado 114.000 votos, la mayor parte desencantados con el PP. Voto universitario -muy expuesto a los mensajes contradictorios-, voto intelectual -el típico que lee libros y escribe "pienso de que"- y voto desencantado. Mucho.
Hay algunas gaviotas que está clarisimo que acabarán recalando en "el partido de Rosa Díez". La más significativa, la licenciada en Filología Bíblica Trilingüe María San Gil. Este partido va camino de convertirse en el azote de la Cámara Baja con su discurso monocorde en torno a la lengua -el castellano- y las víctimas del terrorismo, el ideario político de la diminuta política vasca, capaz de hacer perder al PP local 150.000 votos entre las elecciones de 2001 y las de 2004. Por supuesto, ni se le ocurrió dimitir tras ese brillante logro electoral.
A eso se refería Rajoy cuando, hace unas semanas, decía "yo quiero un partido que integre, que aspire a tener 13 millones de votos, y no un partido pequeño que aspire a tener tres millones de votos". Tal cual lo dijo. Ningún comentarista cayó en la cuenta de que se refería a UPD, un pequeño germen inoculado en la Cámara Baja y que irá creciendo. Gracias a nuestro proverbial sistema electoral, como bien sabe IU, hay una línea que separa el tener muchos votos de tener muchos representantes. La línea son los dos millones de votos, cuando la Ley D´Hondt empieza a mostrar sus beneficios. Como los comunistas solo disfrutaron de estos en 1996, y bajo las especiales circunstancias de la "pinza", ahora les parece mal.
Tiemblen, tiemblen: cien gaviotas que se irán a por los dos millones de votos.
***
Por sus libros los conocereís.
***
Acostumbrado a vivir de Primer Ministro, con todo pagado, es triste el cambio.
Ahora, a dos semanas vista del Congreso de este partido, ya se ha visto clara la estrategia. Desafecciones públicas -pero ninguna dimisión, el traidor de Elorriaga sigue manteniendo sus puestos- en cadena, siguiendo un guión de goteo continuo, para dar la imagen de que Rajoy está aislado. Los que han ideado la estrategia han lanzado un órdago de altos vuelos y largo recorrido: si Rajoy no cede -y no lo hará: los gallegos se aferran al poder como el naúfrago al mástil, miren los casos de Fraga, Castro o Franco- les quedará el difícil papelón de volver a pedir el voto para el candidato que "no crea ilusión" en 2012. O no.
¿Cien gaviotas donde irán? Como ustedes saben, esta legislatura debuta en el Parlamento un Partido denominado Unión, Progreso y Democracia, más conocido popularmente como "el de Rosa Díez". Esta agrupación recibió el cariño mediático de El Mundo y la COPE, precisamente los dos medios-ariete más ruines en la labor de zancadillear a Rajoy. Se ha convertido en la quinta fuerza más votada del país, y ha logrado un escaño por Madrid, circunscripción donde ha sumado 114.000 votos, la mayor parte desencantados con el PP. Voto universitario -muy expuesto a los mensajes contradictorios-, voto intelectual -el típico que lee libros y escribe "pienso de que"- y voto desencantado. Mucho.
Hay algunas gaviotas que está clarisimo que acabarán recalando en "el partido de Rosa Díez". La más significativa, la licenciada en Filología Bíblica Trilingüe María San Gil. Este partido va camino de convertirse en el azote de la Cámara Baja con su discurso monocorde en torno a la lengua -el castellano- y las víctimas del terrorismo, el ideario político de la diminuta política vasca, capaz de hacer perder al PP local 150.000 votos entre las elecciones de 2001 y las de 2004. Por supuesto, ni se le ocurrió dimitir tras ese brillante logro electoral.
A eso se refería Rajoy cuando, hace unas semanas, decía "yo quiero un partido que integre, que aspire a tener 13 millones de votos, y no un partido pequeño que aspire a tener tres millones de votos". Tal cual lo dijo. Ningún comentarista cayó en la cuenta de que se refería a UPD, un pequeño germen inoculado en la Cámara Baja y que irá creciendo. Gracias a nuestro proverbial sistema electoral, como bien sabe IU, hay una línea que separa el tener muchos votos de tener muchos representantes. La línea son los dos millones de votos, cuando la Ley D´Hondt empieza a mostrar sus beneficios. Como los comunistas solo disfrutaron de estos en 1996, y bajo las especiales circunstancias de la "pinza", ahora les parece mal.
Tiemblen, tiemblen: cien gaviotas que se irán a por los dos millones de votos.
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Por sus libros los conocereís.
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Acostumbrado a vivir de Primer Ministro, con todo pagado, es triste el cambio.